- 1.204
- 3.792
- 229
- Registrado
- 6 Abr 2014
- Registrado
- 6 Abr 2014
- Mensajes
- 1.204
- Puntos de reacción
- 3.792
- Puntos
- 229
11 Years of Service
ENCONTRÉ LA HORMA DE MI ZAPATO, EL SEÑOR "Z"
PRÓLOGO
Este relato lo tenía guardado bajo siete llaves ya que trataba de ver la manera de como contarlo. Como sabrán, a través de mis relatos, soy muy susceptible a mis cambios hormonales, los cuales me mantienen por temporadas extremadamente quieta, calma y hasta aburrida y por otras me vuelven una verdadera loca sexual. Pues en aquellas temporadas de locura, se me ha ocurrido cada aventura descabellada que siempre me ha dejado gratos recuerdos y anécdotas difíciles de contar a un grupo de amigos o colegas y es por eso que desde hace ya algunos años recurro a este espacio del foro para desahogarme y contar mis "memorias".
Los acontecimientos de este relato sucedieron en épocas navideñas de hace poquitos años atrás, pero sinceramente debido a esta experiencia he quedado con espacios en blanco..., pero en fin, contaré mis recuerdos, sensaciones y emociones vividas de esta nueva experiencia que sin imaginarme, cambiaría en parte, mi percepción ante el sexo y de paso (lamentablemente) jodería mis relaciones futuras ya que gracias a esto, nada se compara a lo que el destino me había preparado para mi primer día de experiencia y de los posteriores, debido a eso, la valla de ahora está demasiado alta y ya nada me satisface igual.
1ER CONTACTO
La historia empieza así; cómo sabrán, las redes sociales están de moda pero no me gusta conocer gente de manera virtual, definitivamente no me llama la atención, sin embargo un día en casa algo aburrida entré a una aplicación de conocer personas, pero no subí foto, ni detalles míos, ya que no esperaba sinceramente que nada surja de ahí. Ingresé y después de un breve tiempo me escribió un perfil masculino al que llamaré “el señor Z", - ya en historias pasadas hablé de un “cofrade X” así que sigamos con el abecedario - que tampoco tenía foto ni mayores datos.
A pesar de que me pareció algo arrogante por su forma de contestar, escribía de manera educada, clara y sin galanterías o babosadas que me hubieran aburrido en el acto, era más bien un tipo algo seco pero coherente, así que nos escribimos algunas líneas y decidimos intercambiar emails para comunicarnos por ese medio (ya que dar un teléfono me parecía algo demasiado personal para alguien que no conozco).
El tiempo transcurrió y nos escribíamos solamente de vez en cuando, podían pasar meses sin comunicación, ya que de todas maneras estábamos en ciudades distintas y para ser sincera todo esto no tenía mucho sentido. Recuerdo algo muy interesante, una vez me envió un “¿cuestionario?” donde en sus preguntas incluía mi descripción y lo hice totalmente opuesta a como realmente soy, ya que era solamente un juego y jamás estuvo en mis planes más remotos mostrarme en persona. Yo sinceramente nunca pregunté como él se veía, ni su edad, ni ningún detalle, prefería imaginarme su aspecto y ya, pero no voy a negar que pensé era mayor, bastante mayor y eso precisamente era lo que me hacía perder el interés ya que no me atraen los viejitos. Hasta ese punto era un pasatiempo muy ocasional el escribirle un mail.
Ya habiendo pasado un tiempo, en algún momento empezamos a contarnos anécdotas de vida, y sin pensar le comenté mis vivencias locas que acá también he contado, mi época de night club, de salir con chicos por dinero, de algunos descontroles y algunos temores o límites que me había auto impuesto, pero que eso era un pasado ya muy dejado atrás hace fácil 4 años. Como a todo hombre, ese punto le interesó mucho pero sin ser muy preguntón o pesado, también se sinceró en contarme anécdotas sobre salidas que había pactado con chicas pre pago (kines) o anécdotas personales, así que teníamos temas en común pero sin ser indagadores.
INTERÉS
Se acercaba diciembre y yo había decidido coincidentemente pasar unas vacaciones prolongadas en la ciudad donde "el señor Z" vivía, pero sinceramente no era mi interés conocerlo. Llegando allá, le comenté que por mail que estábamos muy cerca y se sorprendió, pero me dijo que ahora era él quien no estaba en la ciudad, sino en otra provincia por asuntos laborales y volvería previo a la Navidad, (después me di cuenta que siempre viaja y estaba fuera de su ciudad); así que yo seguí con lo mío.
Me reencontré con viejas amistades y conocí algunas nuevas. Unos días antes de las fiestas, me escribe diciendo que ya está de vuelta y me quisiera conocer para tomarnos un café, “y nada más".
Esas palabras me dejaron “what!?”, terca, soy terca y todo ese intro fue música para mis oídos y mis ojitos me brillaron, ahora si ya me interesó, ¿Cómo que solamente un “café y nada más”? le pregunté que porqué me aclara que no pasará nada más, para lo cual me responde: -“solo un café, porque no me podrás aguantar mi ritmo si llegamos a más".
Después de esa estúpida respuesta (que por cierto no fue tan estúpida) ya tenía toda mi atención y me había propuesto obviamente llevar a ese desconocido del cual no sabía nada, a la cama...
Entre mi pensaba que tal sobrado puede ser este tipo y decirme eso a mi, a mi...
No sabe con quien se había metido, yo soy quien he dejado (y dejo) sin aliento a mis amantes, yo soy la que los hago trapo y no me aguantan mi ritmo, va a ver ese fanfarrón..., cuando me vea no le va a dar ganas de tomarse su "cafecito"; en si estaba encabronada por su respuesta, tal vez a mujeres “comunes” eso les sea simple, pero yo tengo un bagaje que no pensaba perderlo y eso se volvió en un reto personal.
Acepté la invitación, fecha, hora y lugar pactado, en serio por pensar que era mayor me iba a llevar a una cafetería, que se vaya con su cafecito a la m... pensé, pero cuando llegué vi que era un bar (muy elegante por cierto) así que deduje que nos íbamos a tomar unos tragos. No le di mi teléfono, no quería que me pueda encontrar en whats app ni en redes sociales, yo tampoco quería saber quien era ni como se veía, era una cita totalmente a ciegas y 100% coordinado por mail.
Seguí pensando previo al encuentro que sería un viejito arrogante..., Qué ilusa!
ENCUENTRO
No suelo usar minifaldas o similar, ya que mis atributos son algo llamativos y no me agrada llamar la atención en la calle, pero este era un plan estratégico donde YO ya había decidido cacharme a ese desconocido, y así se iba a hacer. Camino al lugar del encuentro en mini falda y tacos altos, recibo un mail donde me dice que ya había llegado y me estaría esperando en la puerta de entrada, que lo reconoceré porque tiene una bolsa con un obsequio en la mano (era vísperas de navidad también). No tardé en llegar y desde el taxi alcancé a reconocerlo. Primera impresión a lo lejos: M I E R D A, no es viejo!!! Jajajajaja!!! es casi, casi de mi edad (aunque después me di cuenta que no ya que me lleva algunos años y no los aparenta para nada), alto, delgado, está bien... bueno, mejor para mí, ahora el reto se pone más interesante.
Me acerco, él inmediatamente sabe que soy yo (a pesar que no me veía como me había descrito, para despistar), ya que sinceramente era día de semana y no habían más personas alrededor, así que tenía que ser yo, esa mujer que se bajó del taxi y que caminó de frente a saludarlo. Me sonríe y en ese momento me doy cuenta de su sonrisa, esa sonrisa, no me la olvidaré jamás..., es lo que más me gusta de él hasta ahora. Es una sonrisa irónica, pícara y hasta podría decir media malévola o maldita, que me hace pensar que ese hombre se las sabe todas. Entramos al bar y nos sentamos, pedimos un par de tragos. Me había traído un obsequio por navidad. Desde el principio hicimos buena química, hablamos de varias cosas (personales que nunca habíamos hablado por correo), nos pedimos otro trago y piqueos, y mientras pasaba el tiempo la conversación se puso algo hot; el lugar era un poco oscuro, muy bien decorado y no había gente, por lo que se prestaba para la ocasión, empezamos a soltarnos más con nuestras historias y empecé a contar cosas más íntimas (aunque creo no debí hacerlo en un primer momento, pero ya estaba hecho) le hice hincapié sobre mis deseos recurrentes y de mis ganas de sentirme usada, maltratada, ser tomada a la fuerza y parece que eso le empezó a calentar mucho, así que pidió la cuenta y me dijo, vamos a seguirla en otro lugar....
Después de esa noche, se inició una historia con las experiencias más crudas, fuertes, reales y plenas que he tenido como mujer.
Última edición: