Hola a todos, a pedido de algunos cofrades este relato es dedicado a un encuentro de mi madre con cofrade, espero sea de su agrado y como ya he repetido una y otra vez este relato es ficticio, si no les gusta mi estilo simplemente no lo lean. bendiciones:
Es un nuevo día, hace menos de una semana que le hice sexo oral a Cofrade y me trague gustosa todo su semen, ya había terminado con mi novio y sin querer estaba enganchada por el hombre de mi madre, ese trato rudo me volvía loca y aunque me excitaba la idea de ser su zorrita la verdad es que aún no habíamos hecho el amor, eso me tenía un tanto celosa porque a mi madre la tenía muy bien atendida.
Espero que me entiendan no soy una cualquiera, pero sentirse poseída por tu hombre es un placer que cofrade me había negado y no entendía porque, para colmo de males cofrade me enviaba fotos o videos de sus encuentros con mi madre, al verla en esas situaciones llegaba a conclusión de que realmente no conocía a esa mujer.
Era viernes las clases habían concluido, bajaba a desayunar y mi madre no estaba, solo había dejado una nota en la que me decía que había salido con sus amigas y demoraría en volver; aproveché para llamar a cofrade para quedar pero no me respondió, al contrario empezó a mandarme mensajes por whattsapp, eran fotos de una protagonista a la cual ya conocía; en la primera foto se podía ver a mi madre con una lencería negra, un liguero sujetando a unas medias negras a medio muslo, un tanga diminuta y unos tacones de aguja. El pelo suelto le caía sobre los hombros y posaba sonriente a la cámara, era obvio que estaba orgullosa de su exuberante cuerpo pese a su edad.
En la siguiente foto, se veía a mi madre de rodillas acariciando la bragueta de cofrade y con una sonrisa mezclada con un insano deseo que no conocía.
Ya había visto a mi madre con cofrade antes, pero aun así no dejaba de sorprenderme. Sabía perfectamente lo que iba a pasar; el siguiente mensaje era un video, en este se podía ver a mi madre como bajaba suavemente los pantalones, luego hizo lo mismo con la ropa interior de cofrade, su herramienta saltaba como un resorte por la tensión y eso provocó en mi madre una risita para luego coger ese enorme pene entre sus delicadas manos. Me sentía rara... Era una mezcla de vergüenza ajena, excitación y... celos... si eran celos, celos de mi madre. Me imaginaba en el lugar de ella, siendo yo quien despojaba de esas prendas a cofrade, descubrir ese enorme miembro, verlo como se hinchaba y latía ante mis caricias para luego aspirar ese olor que me volvía loca, cerré los ojos imaginando esa textura, ese olor y sabor y sin evitarlo mis dedos empezaron a jugar con mi sexo.
Mi madre estaba reclinada sobre el regazo de Cofrade, comenzando a masturbarle lentamente mientras con la lengua recorría su pene. La vista desde el móvil era espectacular, mirando fijamente a cofrade lamia y chupaba suavemente su morada cabeza, se oía el ronco suspiro de cofrade.
- ¿Te gusta mi verga? - preguntaba cofrade a mi madre.
- Sabes que sí, tu verga me vuelve loca. - respondió mi madre para seguidamente ponerse a chuparla con más deseo, odio decirlo, pero ella era realmente una chupa vergas.
- ¿Es mejor que la de tu exmarido? dime quien la tiene más grande - preguntó nuevamente cofrade mientras en mí se producía un doloroso silencio.
- La tuya es mucho más grande, más gruesa y más rica, me llena toda y me hace sentir como si fuera una, una, una zorra - respondió súper excitada para pasarse esa barra de carne por la cara y chuparla con más ahínco.
Esta respuesta agrado a cofrade que atrajo cerca suyo el cuerpo de mi madre sin impedir que continúe con su labor, con una mano sujetaba el móvil y con la otra agarraba sus nalgas con ansia, las masajeaba y sobaba, de vez en cuando soltaba algún azote en su trasero y ella reaccionaba moviendo las caderas suavemente mientras continuaba su mamada, manteniendo el ritmo, al parecer de su parte este trato no produce ningún rechazo de su parte, todo lo contrario:
Poco a poco, sin prisa, pero sin pausa, comenzó a introducir el enorme pene en su boca hasta que la tuvo completamente dentro. Aguantó unos segundos y comenzó un movimiento de vaivén, arriba y abajo. La sacaba entera, lamía y volvía a tragársela hasta el fondo, pase unos interminables minutos viendo a mi madre tratada como una zorra hasta que cofrade ordenó pararse terminando el video.
Espere 10, 15, 20 minutos y la siguiente parte nunca llegó, me moría por saber qué estaba pasando, mis dedos jugaban con mi entre pierna imaginando a cofrade y a mi madre teniendo sexo, ella saltando sobre cofrade o tal vez en 4 mientras cofrade la cogía de las caderas…
Frotaba mi entrepierna con una mano y con la otra estrujaba mis senos, tiraba de mis pezones imaginando esas escenas, cuando estaba por llegar al orgasmo nuevamente llegó otro video.
Deje lo que estaba haciendo y cogí el móvil, los nervios se apoderaban de mí, era cofrade y un nuevo video, le di play mientras me acomodaba nuevamente en mi cama para disfrutar de la nueva escena.
Mi madre apoyada en el piso boca abajo mostraba su duro trasero en pompa producto de las horas del gym y una dieta saludable, ofreciéndose a cofrade y a la cámara de su móvil, mostrando sus vergüenzas mientras él con su mano libre acariciaba y untaba sus dedos con algo que debía ser vaselina para untar suavemente por fuera el ano de mi madre, lo hacía lentamente, dueño completamente del cuerpo de mi madre. ver esas escenas como hija fueron bastante chocantes, veía como mi madre aceptaba gustosa ese tipo de tratamiento la situación era tan depravada tan obscena que tiré el móvil a un lado de mi cama y me puse a llorar abrazando mi almohada. ¿Cómo mi madre era capaz de ofrecerse a ese hombre de una manera tan obscena?, ¿dónde quedaba el amor?.
a pesar de haber tirado a un lado el móvil no había atinado a detener el video y mientras lloraba escuchaba a cofrade y mi madre hablando.
- cállense por favor - dije con un grito ahogado mientras el video se seguía reproduciendo:
- Dímelo una vez más - decía cofrade.
- Tu verga me vuelve loca, la tienes mejor que la de mi ex marido, nunca me había sentido así con nadie. - respondía mi madre toda mimosa.
- Así menea más tus nalgas, ofrecerlas a tu macho, de lo contrario me buscare a otra zorra, tal vez a una más joven jajaja, ¿eso te gustaría? podrías vivir sin mi verga???? - las palabras de cofrade retumbaban en mi cabeza y no lo pude evitar, ya estaba con el móvil entre las manos y un morbo me llenaba toda… Estaba excitadísima...
Mi madre se había separado ella misma las nalgas, mostrándole a su macho el camino que debía seguir, mostrando un rosado y cerrado hoyito, preparándose para que ese enorme pene la reventara.
Cofrade se embadurnó el pene con el lubricante y después metió un par de dedos dentro del trasero de mi madre el cual ya había sido estimulado con la vaselina. Vi perfectamente como cofrade apoyaba la punta de su pene en medio de sus cachetes, a la entrada de su ano y, lentamente, muy lentamente, comenzaba a introducirla. Mi madre se tensó, pero no se movió, Cofrade se detuvo unos segundos, le acarició la espalda para tranquilizarla y después continuó.
Centímetro a centímetro desaparecía en las entrañas de mi madre, yo me decía a mí misma:
- es muy grande, no le va caber, la va romper, por dios, está entrando, la va matar…- a pesar del ángulo se podía apreciar el rostro de mi madre, los ojos fuertemente cerrados y mordiendo la tela de la almohada, pero no se quejaba, aguantaba la invasión en su trasero. Cuando la pelvis de Cofrade chocó contra mi madre, ella soltó un gemido mezcla de dolor y alivio: ya la tenía entera.
Cofrade sacó lentamente su verga y la volvió a introducir. Cada repetición aumentaba el ritmo ligeramente, se podían oír los gemidos de dolor de mi madre, no era dolor, era placer, un degenerado placer; ver así a mi madre siendo penetrada, dejando escapar pequeños gemidos y suspiros, sus senos moviéndose de un lado a otro acompañando ahora en el placer a su macho, no lo podía evitar me puse en la misma posición y me empecé a masturbar imaginándome ser yo la que recibía esa enorme verga en mi interior. los gemidos no eran gemidos eran aullidos de placer de mi madre llenaban mi habitación y mi mente mientras me hundía mis dedos en mi sexo buscando mi orgasmo.
Cuando mi madre alcanzaba su orgasmo y gemía del placer cofrade empezó a gritar, debía estar derramándose en el interior de mi madre, seguidamente giro el móvil a su rostro y me dijo:
- Tu culo también será mío - finalizando el video. Ese mensaje llegó a lo más profundo de mi ser y estalle en mi orgasmo, lo quería, en verdad quería ser la zorrita de cofrade y ahora sabía que la próxima vez sería yo la que ocuparía ese lugar.
Esperaría ansiosa…
continuara...