Me acerco nuevamente a Mili, prosegui a besarla y acariciarla, aumentaba su respiración y deslice mis manos a sus botones para desabrocharlos y facilitar la faena
Obedientemente se ubico como una perrita ansiosa, arrodillándose en la cama y luego inclinándose hacia delante hasta que su cabeza toco el colchón, sus codos apoyados en la cama cubrían su rostro.
Lentamente fui bajando su pantalon y descubriendo el objeto del deseo de muchos. Ante mi fue apareciendo un bronceado y carnoso trasero, de solo verlo casi se me sale toda la leche, mas aun observando la diminuta tanga negra que desaparecía entre sus abultadas nalgas.
Sin dar mayor pie a que Mili dudara, tome su tanguita y la fui bajando suavemente. Al bajarlo completamente note que estaba mojada. Al escudriñar un poco en sus intimidades, su lampiña conchita lucia empapada, sus labios vaginales parecían aguardar ansiosos que los penetraran... algún día, pensé.
No quise distraerme, mis manos recorrieron sus redondas formas, ella se retraía un poco, así que continué haciéndolo hasta que la sentí menos tensa... luego separe cuidadosamente sus abultadas nalgas para ver mejor su arrugado anillo, objeto del deseo de muchos universitarios y de cuanto macho la haya conocido u observado. Nuevamente ella endureció sus nalgas, quise darle un palmazo para que las relajara pero opte por acariciarlas y nuevamente surtió efecto...
- Vamos... apúrate... la escuche susurrar, quizás hablando para sus adentros, pero en el silencio de la noche pude escuchar su ruego.
Esparcí sobre su esfínter el frío gel, que hizo que su piel se pusiera como de gallina. Aun así no se hizo para atrás, se mantuvo firme, ansiosa esperando que mis dedos hicieran todo lo que dije...
- Oye... me llamo con voz apagada..
- ¿Si?... respondí temiendo su arrepentimiento.
- Por favor... que solo... que solo sean los dedos... ya sabes no quiero...
- Entiendo...dije con cierta resignación... Sera como tu digas, te lo prometo, le dije susurrandole y robandole un beso suave
Mili se relajo con mis palabras, su esplada se relajo y su cuerpo estaba mas suelto
Mis dedos masajearon su arrugado esfínter y las zonas adyacentes, con movimientos circulares, luego a manera de espiral, de afuera hacia adentro, presionando suavemente al final, de tal forma que su ano se fuera haciendo a la idea de que mi dedo iba a penetrarla...
Cuando sentí que su estrecho anillo no oponía mayor resistencia, le unte más gel y embadurne mi dedo meñique. Luego mi dedo hizo el mismo recorrido en espiral un par de veces, solo que esta vez presionaba con más fuerza al final y note que su ano cedía fácilmente. Fue entonces que decidí profanar su pequeña cueva... lentamente fue ingresando mi dedo hasta la uña...
- Ahhhhh... la escuche exclamar, algo sorprendida pero a la vez excitada.
Mili se contrajo, apretando las nalgas y a su vez su esfínter presiono mi dedo... fue un acto reflejo que poco a poco fue calmando, dejándome proseguir... mi dedo hacia un corto trayecto de ida y vuelta, sin sacarlo, desde el comienzo hasta el final de la uña, un temblorcillo recorrió su cuerpo. Cuando su cuerpo cedió, mi dedo fue ingresando de a pocos, repitiendo la misma operación... hasta que su ano se comió gustoso todo mi dedo meñique...
Se movía algo nerviosa, separo un poco las piernas, como para que sus carnosas nalgas se abrieran y dejaran que mi dedo ingresara sin dificultad. Su espalda por momentos se arqueaba dejándome observar su esplendoroso trasero en toda su dimensión...
Mi dedo meñique hacia un recorrido más largo, desde la mitad del dedo hasta el final, hasta donde su arrugado anillo me lo permitía. Al principio las incursiones eran lentas luego, a medida que su ano se hacía mas flexible, lo fui haciendo con mayor rapidez, simulando la penetración real del acto sexual... y sentí que Mili comenzaba a disfrutarlo...
Era momento de que otro dedo hiciera su incursión. Unte el índice con gel y esparcí mas en su pequeño agujero. Mi dedo repitió las mismas maniobras... y todas fueron bien aceptadas por el cada vez más dilatado y flexible ano de Mili.
Cuando saque el índice, fue ella quien siguió su recorrido hacia atrás, para no dejarlo ir. Contuve su trasero con mi mano, así Mili entendió que era el turno de un dedo más grande: el dedo medio. Aguardo ansiosa su ingreso. Lo fui introduciendo lentamente y ella misma hizo el recorrido hacia atrás... insertándoselo mas...
- Uhmmm.... gimió nerviosa notando que el nuevo inquilino en su ano era más grande.
Podía decir que disfruto cuando mi dedo medio estuvo todo adentro, más aun cuando su recorrido simulando el acto sexual era más rápido. La veía mover su cabeza nerviosa... tal vez mordiéndose los labios, evitando que algún gemido suyo la delatara por completo.
Cuando mi dedo medio fue pan comido para su goloso ano, decidí introducir dos dedos a la vez. La vi impaciente aguardando lo que seguía. No escuche ninguna queja por mi labor (sus ahogados gemidos y su profunda respiración me lo confirmaban) pero tampoco había ninguna palabra que dejara de lado aquel acuerdo de solo usar mis dedos en su adiestramiento anal...
Fui introduciendo el índice y el anular a la vez, su voluminoso trasero fue escapando, temeroso de esta nueva incursión... sin embargo cuando los dos estuvieron dentro suyo, su huida acabo. Su cabeza se enterró nuevamente entre las
- Ayyy... uhmmm.... ahhhh... la escuchaba quejarse, gemir, suspirar.
No solo yo hacia los movimientos de ingreso y salida, ella también se unía a mí accionar, moviendo su trasero, dejando que mis dedos le entraran hasta la raíz... Se levantaba, con sus manos apoyadas sobre la cama, sus dedos estrujaban las sabanas transmitiendo su dulce dolor y todo su placer, arqueaba la espalda, abría mas sus muslos... me mostraba todos sus atributos.
Uhhh.... ohhhh.... gemía Mili ahora, sin reprimirse.
Estaba enloqueciendo, veía su tremendo trasero ir y venir, su voz disfrutando de mis caricias, su cuerpo estremeciéndose... pero no escuchaba nada que me permitiera clavármela de verdad, dejarme de esos inocentes juegos. Quise apurar la situación; saque mis dos dedos... pasaron unos segundos, ella aguardaba en silencio....
- Creo que esto seria todo... le dije.
- ¿Cómo?... exclamo sorprendida.
Volteo completamente y la observe desde atrás: Mili en cuatro patas, su imponente trasero al aire, sus bien formados muslos, su pantalón remangado hasta la rodilla, igual que su tanga, su polito a la altura de sus senos... su rostro excitado, sus cabellos mojados, sus coloradas mejillas y en sus ojos una expresión de ruego...
- Como te prometi, creo que hasta aqui sería... replique.
- No... Vamos un poquito mas... mira que falta un poco...
Llego a tomar una de mis manos, jalándola hacia su trasero, como para que reiniciara mi faena...
- Vamos... exclamo suplicante.
Al principio me contuve, luego cedí, deje que su propia mano me dirigiera hacia la raja de su trasero. Al verla así tan sumisa, dominada por mis caricias, disfrutando de aquello que hasta entonces le había negado a otros... pensé: Que diablos... no debe faltar mucho para que me pida lo que yo quiero.
Agudice la picazón en su ano, moviendo lentamente mis dedos dentro suyo, ella con desesperación comenzó a moverse hacia atrás, entonces respondí empujando hacia delante, mi mano rebotaba contra sus nalgas... ella se estremecía...
- Ay... uhmmm.... que ricoo.... no aguanto mass... uhmmm... gimoteaba.
- Yo tampoco... replique angustiado, incluso comencé a acariciar mi verga. Si no me permite penetrarla, al menos tendré una fenomenal paja con el espectáculo que me da.
Escucho mi exclamación y, sin dejar de moverse, volteo a verme, se sorprendió al ver desenvainada mi tiesa verga. Nuevamente volteo, quizás imaginaba que lo que le proporcionaba placer no eran mis dedos, sino mi pené... esta idea habrá podido mas que su conciencia o que su voluntad... fue entonces que finalmente el placer que sentía no le dejo mas remedio...
- Uhmmm... ya no puedo mass... uhmmm... no puedo mass... gemía desesperada... métemela.... vamos... métemela...
Continuara...
[Relato Ficcionado]