Mi Sobrina - Amante

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por ConejoLocop, 9 May 2025 a las 15:49.

    ConejoLocop

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    Aprovechando que tengo un par de días libres, les contaré esta historia de amor y sexo.

    Lo que voy a contar es una historia que ya está por cumplir 20 años, aunque con algunas largas intermitencias, aun continua vigente y sigue sucediendo. Comprenderán que en 20 años han sucedido muchísimas cosas, por lo que tranquilamente podría escribir un libro, por eso esta historia tendrá muchas partes, será larga y la seguiré publicando en la medida que vea interés en la cofradía. Si esperas historias rápidas, de mucho sexo desde el principio y te aburre leer, no sigas, esto no es para ti.
    Todo lo que esta narrado aquí es verdad, sucedió tal como lo relato. Claro que después de tantos años, algunas cosas ya se perdieron en la nebulosa de los recuerdos, pero algunas, por lo intenso o importante, se quedaron grabados a fuego. Además, muchos de estos relatos los recordamos y rememoramos con mi sobrina -amante hasta ahora. Seguramente que los diálogos he tenido que completarlos para que la historia tenga coherencia, pues después de los años transcurridos, algunas palabras ya se olvidaron, pero la sustancia de lo que queríamos decir, está en este relato.

    Nuestra historia comenzó a fines del 2005.

    Me separé de mi exesposa a principios de ese año. En ese momento acordamos con ella que le dejaría en departamento que habíamos comprado y casi todas las cosas que había en él. Fue una separación y posterior divorcio que me dolió mucho. Yo sentía que la amaba, pero desde el segundo año de casados intentamos tener un hijo sin éxito. Buscamos ayuda médica y, tras muchos exámenes y gastos, iniciamos un tratamiento que no dio resultados en dos años. Las relaciones sexuales programadas por los médicos y la falta de espontaneidad nos enfriaron y nos frustraron. La distancia y las peleas aumentaron debido a la falta de resultados y al gasto continuo en tratamientos hormonales.

    Yo estaba dispuesto a adoptar, pero mi esposa no quería y eso era más peleas, hasta que la situación fue insostenible y nos separamos. Yo estaba en el dilema de ver a donde me iría, me resistía a alquilar departamento, pues eso me parece tirar el dinero, prefiero ajustarme un poco mas y comprar algo, así que acepté la sugerencia de mi madre, de regresar a su casa de donde había salido 5 años antes, mientras juntaba un poco de billete para una inicial y comprarme un depa. Esa casa, era grande, cómoda y se encontraba en una zona tranquila de San Borja.

    Desde unos meses antes, mi madre, una mujer Jubilada pero aún muy vital, vivía con una sobrina, hija de un primo de ella. La sobrina había venido a Lima a estudiar y trabajar casi una año antes de que yo llegara a esa casa. Por el momento solo trabajaba porque postularía el año siguiente. La llamaré Angie para mantener su anonimato y porque se convirtió en un Ángel en mi vida. Angie tenía 19 años, relativamente alta,1.68 aproximadamente, de piel blanca, buen cuerpo, lindo rostro, pero sobre todo muy dulce y cariñosa. Desde que me quede con ellas, Angie se mostró muy preocupada por mi estado de ánimo y por mi salud. Angie vendría a ser mi sobrina en tercer grado, pero por la diferencia de edad y la cercanía, nos tratábamos como primos. Ella a mí me decía Primix y yo usaba un diminutivo de su nombre que sonaba muy cariñoso, aquí usaré la palabra “Bella” Para reemplazar el verdadero diminutivo cariñoso que desde muchos años antes usaba para llamarla.

    Yo regresé al que había sido mi dormitorio de soltero, la habitación más grande de la casa, que tenia baño propio y espacio suficiente para mi vieja cama de soltero, una cama de dos plazas que mi madre había conservado desde que me fui y coloqué un escritorio para mi computadora y las pocas cosas que traje de mi hogar marital. Angie tenía una habitación en el segundo piso. En ese segundo piso solo había tres habitaciones y un gran patio que ocupaba casi la mitad de la extensión de la casa.

    Con Angie nos conocíamos desde niños, cuando yo iba a la tierra de mi madre o ella venia a Lima con sus padres, que casi siempre se quedaban en la casa de mis padres, pues siempre había habitaciones vacías, así que la adaptación fue inmediata. Pero a las pocas semanas de estar en mi nueva casa comencé a verla con otros ojos, en las mañanas cuando se iba a trabajar, bien arreglada y con tacos que hacía que me sobrepasara ligeramente en altura, pero sobre todo los fines de semana cuando la encontraba en la cocina, preparando el desayuno con mi madre o haciendo labores caseras, Angie usaba en casa polos viejos y holgados que le marcaban sus pechos paraditos y de vez en cuando, sobre todo en esos meses de invierno, se marcaban sus pezones. Ella no se daba cuenta de mis miradas o se hacia la que no se daba cuenta.

    Pronto Angie comenzó a tocar la puerta de mi cuarto para que le preste mi computadora, o porque quería imprimir algo, luego para ver alguna peli en mi televisor (ella no tenía uno en su cuarto) o simplemente para ver cómo estaba, acompañarme y conversar. Bajaba con sus polos holgados y yo por supuesto me deleitaba con esa vista. Por supuesto todo con la puerta bien abierta, para evitar sospechas, porque el dormitorio de mi madre estaba a unos 5 u 6 metros del mío, en medio había una pequeña habitación vacía que usábamos para planchar y guardar ropa.

    En ese momento solo me ganaba con esos pechos que no eran muy grandes, digamos medianos pero paraditos y redondeados, pero no pensaba en tirármela, pues ella finalmente era mi sobrina, aunque por la diferencia de edad, ella a punto de cumplir 20 y yo con 29, nos decíamos primos. Además, el divorcio realmente me había afectado y muchas ganas de sexo, no tenia. Ella en esos tiempos salía con un hijo de japoneses que trabajaba con ella, que a veces la recogía o dejaba en la casa, el ponja se veía súper respetuoso y cordial.

    Así pasaron los meses, cada vez ella bajaba más seguido a conversar conmigo, preocupada en como estaba afrontando el divorcio, la verdad es que si me había afectado, a veces ni me provocaba comer y ella insistía en prepararme lo que me gustaba y hacerme comer algo, sobre todo los fines de semana que estábamos todos en casa o simplemente conversar de cosas suyas o cosas mías, a veces era en la sala, otras en mi habitación donde yo había colocado dos sillones, pero siempre con puerta abierta, a pesar que muchas veces estábamos solos, pues mi madre andaba mucho con sus amigas y hasta hacia viajes cortos con ese grupo, disfrutando de su jubilación.

    Así llegó un sábado del caluroso noviembre de 2005. Lo que pasó esa tarde lo recuerdo como si fuera ayer, porque fueron momentos sublimes, un tanto inesperados, pero muy intensos, nuestra primera vez teniendo sexo.
     
    ConejoLocop, 9 May 2025 a las 15:49

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    EL PRINCIPIO
    Yo subí temprano a poner mi ropa en la lavadora que estaba en una de las habitaciones vacías del segundo piso y vi la habitación de Angie con la puerta cerrada por lo que supuse que aun dormía, dos horas más tarde subí a tender la ropa y vi que la puerta seguía cerrada y mi ropa tendida. Me dio un poco de vergüenza pues había ropa interior ahí, pero Angie era así. Como su puerta seguía cerrada, entendí que había salido. Para subir al segundo piso, había dos escaleras, una interna que subía desde la sala y otra de caracol qué daba directamente al patio y la cochera, así que ella podía entrar y salir por ahiahí y yo en mi habitación ni me enteraba. Salí al gimnasio y hacer algunas compras. Mi madre estaba en uno de sus viajes con su club de la tercera edad y como sabía que Angie había salido, comí algo en la calle. Regresé a casa como a las 3pm. Duchazo, ropa cómoda, y a ver televisión.
    Angie no tenía televisor en su cuarto, por eso veía novelas con mi madre y películas o series conmigo.
    Como a las 6pm estaba sentado en mi cama, cómodamente viendo una peli y acababa de abrir un tarro de helado de un litro, que pensaba tragarme solo. Tenía la puerta semicerrada, cuando siento unos golpecitos en la puerta y Angie la abre un poco y con su linda sonrisa me pregunta si puede ver una película conmigo, le dije que por supuesto, aunque pensé “, voy a tener que compartir mi helado” ella se sentó en uno de los sillones y yo seguí sentado en mi cama, apoyado en unos cojines en la cabecera, en esta ocasión tenía un polerón que le llegaba hasta un poco por encima de las rodillas, pero igual se marcaban sus ricos pechos, se sentó y cruzó las piernas, no llevaba el short que usaba con los polos más corto que usaba con polos más cortos. Se sentó y cruzó una pierna sobre la otra, ese sillón no tenía brazos, así que me dejaba verla toda. Yo me quedé bobo mirando su muslo descubierto que dejaba poco a la imaginación. Ella me miró muy picara y me dijo “No me vas a invitar de tu helado”. Yo Sali de mi nube y reparé en mi falta de cortesía, me iba a parar a traer un vaso o algo para invitarle helado, cuando ella se paró antes que yo y fue a la cocina, al minuto se pareció solo con una cuchara y sin mediar palabra se subió a la cama y se sentó junto a mi para comer del pote de helado. Eso nunca había sucedido, ella cuando venía a ver televisión conmigo, siempre se sentaba en ese sillón, porque desde el otro, más cómodo y con brazos, no se podía ver bien la pantalla, salvo que se jalara para acomodarlo, como algunas veces hacíamos cuando mi madre nos acompañaba a ver películas, si, mi dormitorio a veces era la sala de cine de la casa. Así yo todavía estaba medio embobado por lo que estaba pasando, pero justo acabó la peli que estaba viendo y eso me hizo recuperar la compostura.
    En ese tiempo no había Netflix ni nada parecido, por lo que tenía mi DVD y un arsenal de películas de todo tipo. Me paré a buscar una nueva película y cuando voltee a preguntarle qué tipo de película le gustaría que ponga, la vi ahí, en mi cama, semi-recostada en los cojines, con la cuchara en su boca, a modo de chupetín, con su polerón que se le había recogido un poco dejando ver sus piernas casi hasta donde debería empezar su conchita y que, al estar medio echada, medio sentada, marcaba más aun sus pechos, claramente sin sostén, me pregunté si tampoco tendría calzón…
    Angie se paró y se puso junto a mi para escoger la película, la tenia muy cerca, en la cama nos separaba la mesita donde estaba el helado, y pude sentir su perfume fresco, claramente se había bañado y perfumado sutilmente antes de bajar.
    Escogió una película romántica, puse la peli y regresamos a la cama a verla y seguir comiendo helado. A los 15 o 20 minutos, el helado se había terminado, ella se levantó y llevo la mesita a la cocina, regresó y volvió a sentarse junto a mí, no en el sillón, ahí fue cuando pensé que esto iba por otro lado, pero me resistía, pensando que finalmente éramos familia, lejana, pero familia. La cosa se complicaba porque mi muchachón no entendía de familia, ni de que yo era 10 años mayor que ella, se iba poniendo grueso y duro y como yo estaba con un short delgado de algodón, me costaba cada vez más disimularlo.
    Afortunadamente ya estaba oscureciendo y yo trataba de acomodarme para que no se notara la erección. Yo tenia casi un año sin tener sexo, con mi exesposa lo había hecho hasta 6 meses antes de separarnos, cuando la cosa se puso realmente fea y ya llevaba casi 6 meses en la casa de mi madre. No había pensado mucho en sexo, a pesar de que en el trabajo había dos buenas hembras que estaban como para torcerles el pescuezo y una de ellas era mi compañera de campo, o sea quien salía conmigo a hacer las supervisiones de calle. Al tenerla así, tan junto a mí, con la habitación solo iluminada con la pantalla del televisor, me vino toda la arrechura acumulada, pero no quería cagarla, dando un primer paso que quizá fuera equivocado, así que traté de concentrarme en la peli, pero mi muchacho seguía semierecto, como esperando su oportunidad.
     
    ConejoLocop, 9 May 2025 a las 17:44

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    Terminó la película y la miré para preguntarle si quería ver otra peli, ahí me di cuenta de que estaba sollozando y me enterneció verla así, le dije que la película era de final emotivo, pero no era para tanto y me respondió, que, si la había emocionado mucho, pero que en realidad estaba triste porque llevaba un poco más de un mes que había terminado con su enamorado ponja. Me nació abrazarla y atraerla hacia mi pecho, pero sin querer, con el brazo que le pasé por la espalda, yo quería tomarle el brazo o el hombro del otro lado y terminé rozándole el seno izquierdo, fue un roce rápido y casual, pero senti que era como me imaginaba, firme y redondeado, 100% natural. Ella levantó el rostro y me miró con esos ojos dulces pero llorosos y yo entendí que era ahora o nunca, acerqué mis labios a los suyos, muy lentamente y comenzamos a besarnos, primero muy suavemente para ir poco a poco subiendo de intensidad, pronto nuestras lenguas ya jugaban, un rato en su boca un rato en la mía, la atraje más hacia mí y sentí sus pechos firmes contra mi pecho, ella estaba solo con ese polerón y yo con un polo ligero de verano y el short, así que la sentía toda.

    Le comencé a acariciar las piernas y poco a poco mis manos iban subiendo, mientras la seguía besando, cuando mi mano llegó a sus firmes nalgas, comprobé que no llevaba nada bajo el polerón y que tenia la papita totalmente depilada, cosa rara en esos tiempos, ella abrió las piernas sutilmente, lo justo para permitirme meter la mano entre ellas y comenzar a jugar con su clítoris, comenzó a gemir suavemente, mientras su mano se metió debajo de mi short y encontró mi muchacho totalmente erecto, comenzó a acariciarlo suavemente poniéndome al 1,000%, mientras seguíamos besándonos y jugando con nuestros genitales, le saque el polerón y al verla totalmente desnuda quedé maravillado con ese cuerpo casi perfecto. Me puse de rodillas en la cama para sacarme toda la poca ropa que llevaba y ella aprovecho para acercarse a mi muñeco y después de darle un par de besos, metérselo totalmente en la boca y hacerme sexo oral que me puso más piedra aún.

    Después de varios minutos comiéndose mi falo, la empujé suavemente para que se eche boca arriba, pues quería penetrarla y sentir su caliente y húmeda vagina, pero ella me preguntó si tenia preservativos. ¡! ¡No tenía! ¡Hace tiempo que no pensaba en tener sexo y menos en mi casa! Le dije que no, entonces fue ella la que me empujó suavemente y me puso boca arriba, me comenzó a besar la boca y fue bajando lentamente hasta llegar a mi pene que estaba a reventar, comenzó a mamarlo y lamerlo, no pasaron ni dos minutos y sentía que la leche se venia a borbotones, le dije que, si no quería tomarse mi semen, parara ya, ella solo me miró pícaramente y siguió haciéndolo, hasta que exploté en su boca. Fue tanto y tan espeso, que casi se atora, pero aun así no dejó que cayera ni una gota fuera de su boca, era semen acumulado por más de tres o cuatro meses que no eyaculaba, pues, aunque no tenía sexo, a veces tenia sueños húmedos. Angie siguió lamiendo mi muchacho hasta dejarlo sin una gota de semen, cuando terminó, me dio un largo beso, con sabor a mi semen. Luego solo se echó sobre mi pecho y nos quedamos ahí varios deliciosos minutos en absoluto silencio.
     
    ConejoLocop, 9 May 2025 a las 19:13

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    Después de un largo rato, le dije que no se sentía justo que ella me haya dado tanto placer y yo no a ella (yo pensaba hacerle sexo oral hasta hacerla llegar), me dijo que quería sentirme dentro de ella, pero que tenia que ser con preservativo. Le propuse salir a comprarlos, como que cenábamos algo, pues ya era un poco más de las 9 de la noche.

    Ella aceptó de inmediato, se paró, se puso el polerón y como si nada hubiese pasado, dijo cámbiate que bajo en 5 minutos. No fueron 5, fueron como 20, yo ya me había dado una ducha rápida, me puse ropa de calle y estaba en la sala esperándola, cuando llamó mi madre a preguntar como iba todo. Mi madre todavía regresaba el miércoles por la mañana. Estaba hablando con mi madre, en el teléfono fijo, cuando Angie entró en la sala, con un polito de esos que deja el ombligo al aire y un short de denim que le marcaba muy bien. Se sentó en mis piernas para escuchar lo que decía mi madre y cuando terminé de hablar por teléfono, le pregunté en tono serio, si era consciente de lo que estábamos haciendo (me entró mi momento de lucidez). A ella le cambió la cara, y en tono también serio, me dijo que mientras nadie se enterara a ella le encantaba lo que estaba pasando, que desde siempre yo le había gustado. Le dejé claro que nunca podríamos formalizar por el parentesco pero que, hiciéramos un pacto de no estar con otras personas, por nuestra seguridad física y emocional. Me dio un largo beso y me dijo “si acepto” riéndose nuevamente. Listo, pacto firmado.

    Salimos a cenar cerca de la casa, yo comí algo ligero, porque con la barriga llena, el performance baja, al regreso pasé por una farmacia y compré 5 cajas de preservativos, la dependiente me miró raro, pero yo sabía que tenía hasta el miércoles por la mañana para tener sexo intenso con mi nueva sobrina – amante.
    Llegamos a casa cerca de las 12 de la noche, ella bajó del coche y mientras subía por la escalera de caracol, me dijo, “espérame, en tu cuarto, que bajo con muchas ganas de que me hagas tuya” ¡Puta madre! Mi primita o sobrinita, tan dulce y cariñosa, también sabia ser muy hot y provocativa. Fui a mi cuarto, y tomé otra ducha rápida, pues con el calor había sudado un poco.

    Cuando salí de la ducha ella ya estaba en mi cama totalmente desnuda. Me acerqué y la comencé a besar, ella acariciaba mi muchacho que ya estaba como fierro otra vez. Ahora si me deleite con ese par de tetitas tan deliciosas, duritas, pero suaves al tacto y con unos pezones que respondían a mis besos y succiones poniéndose muy erectos y duros. Así seguí bajando mientras ella comenzaba a gemir, primero suavemente, pero cuando introduje dos dedos en su vagina, mientras que mi dedo gordo jugaba con su clítoris, los gemidos se hicieron muy intensos, hasta que me pidió que se lo metiera, en ese momento reparé que los preservativos se habían quedado en el carro. ¡Carajo! ¡Ya vengo, los preservativos están en el carro! Debe habérseme visto muy gracioso, calato y bien al palo caminado rápido a mi carro a sacar los jebes.

    Cuando volví a entrar en la casa, le encontré en la sala caminando hacia mí, magníficamente desnuda, solo me abrazó y beso jalándome suavemente al mueble más cercano, se sentó y conmigo de pie, me dio una breve mamada, que no era necesaria, pues yo seguía duro como piedra, luego solo se recostó más y abrió las piernas invitándome a entrar en esa conchita rosada y depilada, me puse un preservativo e intenté penetrarla pero el mueble era muy bajo, así que la tomé de las manos y la puse sobre el brazo del mueble y mientras la sostenía por la espalda la penetré suavemente. Esa conchita se sentía cerradita, caliente y muy mojada a pesar del preservativo.

    Cada vez la intensidad del bombeo era mayor, mientras le daba, le chupaba las tetas y ella gemía cada vez más, así le le di duro varios minutos, el haber eyaculado previamente en su boca y el preservativo ayudaron a que durara más el bombeo, cuando sentí que ya estaba por eyacular, paré y la puse boca abajo, siempre sobre el brazo del sillón y le comencé a besar la espalda y esas nalgas deliciosas, así bajé un poco mi ritmo, quería que ella tuviese un orgasmo antes que todo acabara, la penetré nuevamente, con ella boca abajo ya no necesitaba usar mis manos para sostenerla, así que le acariciaba los senos y eso la excitaba más, hasta que sentí que entre los gemidos, lanza tres gemidos muy fuertes, casi gritos y su vagina se moja muchísimo más, casi de golpe, sentía sus líquidos en mi pelvis mientras seguía bombeándola, comprendí que había tenido un orgasmo, porque se quedó laxa sobre el sillón. Aaumenté mi ritmo y un par de minutos mas tarde, mi orgasmo llegó de forma muy intensa. Quise salirme, pero ella me pidió que me quede ahí, me quedé dentro de ella un buen rato, besándola y acariciándola, cuando me retiré ella se paró y me besó muy tiernamente. La tomé de la mano y la llevé a mi dormitorio. Nos echamos en la cama abrazados y dándonos besos hasta que nos quedamos dormidos.
     
    ConejoLocop, 10 May 2025 a las 07:28

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    excelente relato , la sobrina sabe bien y te dejo en claro todo , asi que sigue disfrutando d ela flor de su juventud brother, y que tal suerte la tuya, exitos.
     
    sam peter, 10 May 2025 a las 13:28

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    Gracias Brother, la historia tiene varios capitulos todavia, y aun continuamos disfrutandonos .
     
    ConejoLocop, 10 May 2025 a las 14:01

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    ConejoLocop

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    Antes de compartir esta historia aqui, se lo conté a Angie y ella estuvo de acuerdo. Hoy en la mañana tuvimos uno de nuestros encuentros y le conté que ya habia comenzado a contarla, quizo verlo. me dijo que ella pensaba que haria solo un resumen, pero estaba maravillada de la forma detallada en que lo estaba contando y que queria que siga haciendolo. Solo me pidio dos cosas:

    - Que lo escriba primero en word, no directamente aqui, para que ella pueda verlo, no para censurarlo, pues con ella no tenemos secretos y lo que está aqui es lo que nos pasó,sino para completarlo y enriquecerlo con sus recuerdos.

    - Que le dejen comentarios que ella leera cuando estemos juntos.

    En un rato dejaré una entrega mas que escribimos juntos esta mañana y de ahi haré un pequeño parentesis para que ella pueda completar lo que sigue.
     
    ConejoLocop, 10 May 2025 a las 17:33

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    Excelente relato amigo y que continúe la serie pero me gustaría hacer una ligera cuestión, más allá de su amante, por que se caso siendo tan joven pues como relata eso ocurrió a sus 29 años.
     
    Jose Jose H, 10 May 2025 a las 18:33

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    Me casé a los 24, enamorado, recien saliendo de la Universidad. Yo ya trabajaba desde el tercer año de la Uni. por lo que ya era independiente económicamente. No habia embarazo ni nada, solo ganas de formar una familia. Hoy eso suena a locura, pero en el 2000, cuando me casé, eso era muy coherente. gracias por preguntar, preguntas asi ayudan a aclarar y entender mejor la historia.
     
    ConejoLocop, 10 May 2025 a las 18:53

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    Esta nueva entrega, la escribí con Angie hoy en la mañana, en algun hotel de esta gran ciudad. ;) De aqui en adelante las entregas serán revisadas y enriquecidas por mi nueva editora y co-protagonista de esta historia.

    Tres – NUESTRO FIN DE SEMANA EXTENDIDO

    Como a las tres de la mañana, me desperté con ganas de orinar el par de cervezas que habíamos tomado durante la cena, Angie dormía a mi lado, se veía muy hermosa, medio destapada por el calor. Me levanté suavemente y fui al baño de mi habitación, cuando salí, ella se había despertado, media zombi me preguntó la hora, le dije es hora de hacer el amor.

    Me puse sobre ella y comencé a besarla, bajé a sus senos que respondieron rápidamente y fui bajando con mis besos hasta llegar a su vulva, la besé, metiendo mi lengua y por momentos estimulándole el clítoris, ella gemía suavemente mientras se mojaba rápidamente. Cuando sus gemidos aumentaron, me puse el preservativo y la penetré en misionero. Ese fue un polvo muy romántico, muchos besos y abrazos, ella se abrazaba de mí, con brazos y piernas, pegando nuestros cuerpos, yo trataba de sostener mi peso con mis codos, para que no sienta mis casi 75 kilos sobre ella, pero Angie me jalaba hacia si, muchas veces solo podía aliviar un poco el peso con mis piernas, ella no se quejaba de eso. Hicimos solo misionero y piernas al hombro hasta que sentí que ella alcanzaba el clímax, ya estaba identificando lo que le gustaba, cuando sentí su orgasmo, aumenté el ritmo hasta explotar dentro de su vagina, que se sentía deliciosa a pesar del preservativo. Ella me dijo, “no te salgas” y me quedé ahí varios minutos, hasta que sentí que el muchacho perdía la erección y corría el riesgo de que se salga el preservativo. así aprendí que quedarse dentro después de eyacular, le encantaba y a mí también comenzó a gustarme, era un momento mágico, besos, miradas o solo quedarse ahí sintiéndonos, era la cereza de un delicioso pastel. Luego nos dormimos abrazados nuevamente.

    Serian casi las 8 de la mañana del domingo cuando me despierto con una maravillosa sensación, Angie tenía mi pene en su boca y su mano en mis testículos.
    Buenos días le dije, ella solo contestó Hola y siguió metiendo y sacando mi pene de su boca, Angie estaba en cuatro patas sobre la cama mientras me lo ponía al palo con su boca, así que comencé a acariciarle las nalgas y a jugar con su vagina, luego de un rato cuando la sentí mojada, la jalé hacia mí, la puse encima mío, haciendo un delicioso 69. Esa conchita rosada y caliente era un deleite, ella estaba muy mojada y gemía entre chupada y chupada de mi pene. Yo alternaba meterle la lengua y los dedos, sintiendo como se estremecía de placer. Parecía no cansarse de dar y recibir placer. Yo pensaba en debería tener un espejo estratégicamente ubicado, porque vernos así debería ser alucinante.

    Luego ella me dijo que me quería dentro, me puse el preservativo como pude, pues aún la tenía encima mío y Angie se sentó sobre mi pene muy erecto, dándome la espalda, lentamente como para que viera como su vagina se comía de a pocos mi pieza. Comenzó a cabalgarme primero despacio, pero poco a poco fue ganado ritmo, mas que sube y baja era un moverse de adelante hacia atrás, comenzó a gemir cada vez más mientras yo le agarraba las caderas para hacer el ritmo más intenso, hasta que explotó de placer. Se dejó caer sobre mí, mirando boca arriba, yo le acariciaba los pechos mientras su cabello sedoso y con un sutil perfume, cubría mi cara. Mi pene erecto estaba todavía dentro de su vagina. Angie comenzó a moverse, así echada de espalda sobre mí, hasta que mi pene se salió de su vagina, como un resorte y gotas de su lubricación acabaron en la pantalla del televisor, lo vimos y nos reímos a carcajadas, entonces la puse en perrito y comencé a darle duro, ese culito se veía maravilloso, mientras ella enterraba la cabeza en la almohada gritando de placer. Su vagina tan apretada hizo que, en dos o tres minutos, terminara eyaculando deliciosamente.

    Era domingo, no había ningún apuro y los dos estábamos extasiados de placer y alucinados con lo que estaba pasando. Nos quedamos en la cama, desnudos, abrazados y besándonos, conversando y riéndonos como dos horas más, hasta que nos dio hambre. Le dije que, si quería salir a desayunar y estirándose como una gatita, me dijo que no, que ahí estaba cómoda, así que me di una ducha y salí a comprar el desayuno dominguero.

    Cuando regresé Angie ya había puesto la mesa. Estaba con un short de algodón y un polo que me dejaba ver sus pezones, pero ahora ya no tenía que imaginar lo que había debajo de ese polo, ya lo había visto, tocado y disfrutado. Tomamos un rico desayuno para recuperar energías y dejamos todo listo para hacer ceviche más tarde porque terminamos el desayuno casi al medio día.

    Me hubiese gustado regresar a la cama a seguir haciendo el amor con Angie, pero pensé que nuestra relación de buenos amigos y confidentes, previa a tener nuestra primera noche de sexo, no debía cambiar, el sexo debía ser un maravilloso complemento de lo que ya teníamos, solo enriqueciéndolo, pero no cambiándolo radicalmente. Por eso le propuse que me ayudara a lavar mi carro, ya lo había hecho otras veces, así que no era nada nuevo y como que cada uno sabía lo que tenía que hacer.

    Ella jabonaba la carrocería con un balde de agua y jabón y yo aspiraba por dentro, hasta que ella terminó y agarro la manguera para enjuagar, yo ya estaba ordenando la maletera cuando sentí el chorro de agua fría en mi espalda, “No hagas eso!”, le dije, “aquí tengo equipos del trabajo que no se pueden mojar!” Ella solo se rio y siguió echándome agua, cerré la maletera y fui donde estaba ella a quitarle la manguera y tratar de mojarla también, en ese juego los dos acabamos mojados de pies a cabeza y besándonos apasionadamente, la ropa se le pegó de tal forma que le marcaba todo. Le levanté el polo y comencé a chuparle las tetas mojadas, por supuesto yo estaba otra vez fierro, mientras bajaba mis manos y una le acariciaba las nalgas y la otra buscaba su vagina, pensaba como entraría a la casa, sin mojar todo en el camino a mi dormitorio, donde estaban los preservativos, malditos preservativos, pensé, cuando ella saca uno del bolsillo de su short y me lo da diciéndome, póntelo. Todo lo tenía planeado.

    Me lo puse, la desnudé, me desnudé, todo en menos de 30 segundos, estábamos de pie, la puse de espaldas y ella apoyó sus manos en el asiento delantero del auto, ofreciéndome sus deliciosas nalgas, la penetré y el bombeo fue muy intenso desde el principio, habrán sido 5 o 6 minutos así hasta que reventé dentro de ella. Fue muy intenso, ella gemía muy fuerte y nos quedamos ahí buen rato, yo dentro de ella, besándole el cuello y la espalda, hasta que Angie, me preguntó, ¿No nos habrán visto los vecinos no? ¡Carajo! No pensé en eso con la calentura.

    Me salí y mientras me retiraba el preservativo miraba al edificio que había al lado, la cochera era abierta, solo había un toldo que yo había hecho colocar hace un par de meses para cubrir mi carro del sol y la lluvia y había un jardín al lado que por supuesto no tenia techo. Por el ángulo y el toldo vi que era difícil que alguien nos viera, le dije, ¡pero tus gemidos si los escuchó todo el barrio! Nos reímos, nos besamos, tratamos de exprimir la ropa que había terminado sobre el techo del auto y así desnudos terminamos de secarlo, nuestros cuerpos también se secaron con el calor que hacía, entonces nos fuimos a mi dormitorio, pero cuando pasamos por la escalera interna que lleva al segundo piso, me dijo que le diera la ropa mojada para tenderla arriba y que aprovecharía de traer su ropa seca, ¿para qué? Si no voy a dejar que te vistas toda la tarde, pensé, pero igual se la di.

    Llegué a mi dormitorio y me quedé pensando en donde pondría estratégicamente el espejo que pensaba comprar, sin que mi madre haga preguntas, ya que en mi baño tenía uno muy grande.

    Me metí a la ducha y no había pasado ni un minuto, cuando Angie da tres toquecitos y corre la puerta de la ducha y entrando me dice ¿Te jabono la espalda? Con esa sonrisa picara que me vuelve loco, claro, le dije. Ambos nos jabonamos, nos enjuagamos mutuamente, muchos besos, abrazos, no hubo sexo, pero si mucho erotismo. Así desnudos y sin zapatos yo era solo unos cuatro centímetros más alto que ella, por lo que nuestros cuerpos encajaban perfectamente.

    Esa tarde fue deliciosa, nos la pasamos viendo películas, hicimos el amor tres veces más, y conversamos muchísimo de cosas que antes, por más confianza que nos teníamos, no habíamos tocado.
     
    ConejoLocop, 10 May 2025 a las 19:10

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