Al despertar, pedí dos calditos de gallina con huevito y le hice una ensaladita de frutas y le dije. Señorita, quiere desayunar? - Si, gracias mi amor, me dijo. No, no, no, nada de gracias, usted tiene que pagar su desayuno, mi vida. Ay pero yo no tengo plata, me dijo, medio asustada. Y...