No podría vivir sin ti, compartir para vivir mañana.
Ambos desafiaban la gravedad, la química y los sentidos. En su sano juicio nadie podía entender como podrían compartir tantas cosas, ella como mercancía estaba siendo abaratada ya no solo en la facultad, sino en otros ámbitos y él también se ofertaba con maduras con grandes cifras en sus cuentas.
Un conocido los presento a los dos, hasta ese momento ellos eran mito y solo rumores. Un lonche nos acerco a la dichosa mujer, cuando la vimos fue una mas, pero cuando la volvimos a ver en un lugar mas privado, con lo maquillada, promocionada, vestuario y joyas, era otra personalidad.
En el medio de la historia, un docente frustado, un directivo encarcelado y otro de grandes trotes que los salvaba, todos tenían su ángel de la guardia, sus perros de presa y sus sustitutos. Dichosas casas de estudios, sino tienes guita te sumerges en el lumpen, en el submundo, en la cloaca y si no eres inteligente no sales mas. El vicio se apoderó de ellos, de mi y de todos. Casi en el limbo de deambulamos, meditamos, nos prodigamos, en clases, nos ayudamos a pasar, a mejorar y hacer verdaderos grupos de trabajo, al finalizar, al practicar, egresar o encontrar trabajo, por esa hermandad, varios se dieron la mano, mientras que nadie soltara la bomba, se negociaba y se repartía. Ya cuando entras en razón, tienes carga familiar, te da la conciencia, un paso al mas allá, algo que te de un portazo, vive tu realidad, de sol a sol, y no jodas mas.
Recuerdo que nos contaron de un gran profesor, supuestamente intachable que también entró a "Canadá" y para salir o amenguar la cosa, tuvo que pedirle un favor a Bonnie y Clyde. Una visita de ambos, le aseguro una mejor estadía, ellos no necesitaban de tarjeta, de carta o verdes, ellos sabían como montar el show, los preferían todos, los adoraban otros y en esa cúspide, eran los mejores protagonistas, el producto se pagaba por si solo, ya cuando la noche se escondía, cuando el mar no llegaba, ellos tuvieron que vivir de otros, sin sombra, sin poderío ni alucinaciones, se fueron amoldando a la nada, a expresar en silencio que querían. Las cosas dan vueltas y ellos aprendieron a correr sin antes caminar.
Evocar sus sensual andar, sus trajes de lentejuelas y como opacaba fácilmente a la mejor veddette, con su silueta irreal, de rojo y dorado, era una castillo de naipes. Mordiendo sus miedos, sus ansias, de un solo caderaso con ese diminuto hilo y corset, se dispuso a devorar a su víctima que por primera vez era menor que ella, fue enseñando con garbo y elegancia, y aunque pensó que no gozaría, que él fulanito se iría rápido, no aprendería, tuvo que callar y admitir que quizás en mucho tiempo, las manos del inocente e ingenuo tenían pecado escondido y fueron una vorágine de explosiones, sabores, olores y dulces coloridos, donde murieron varias veces con el éxtasis final.................
