canibal04
BANEADO
Que tal todos, regreso con otro relatito.
Me reservo el derecho de manifestar la veracidad de lo escrito.
Es que un enfermo en otro foro comenzó a agredirme y hasta deslizó amenazas camufladas, todo por el contenido del relato (que no tiene nada del otro mundo). Nunca se sabe de que son capaces esos locos.
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Crónicas universitarias: Yesenia
“No sabes las ganas que tengo de besarte” me decía en voz baja Yesenia mientras ponía una mano en mi pierna muy cerca a mi verga oculta bajo la mesa de un bar que compartíamos con sus amigas, acto que hizo que se me ponga super dura por lo morboso de la situación.
Me había encontrado con ella 6 meses después de mi matrimonio, éramos muy amigos y quedamos en tomar unas cervezas, ya en el lugar llegaron como 5 amigas suyas, conocía a unas 3 de antes, y en todo momento nos estuvimos riendo y pasando bien, contando experiencias de nuestras vidas. En algún punto del relato volveremos a esta parte.
“Estar en la universidad es una cosa de locos”
Yesenia era una ex compañera de la universidad, la conocí por el 4to ciclo. Vivía con Vania, otra amiga que ya conocía y la que nos presentó. El grupo era grande y la verdad era todo muy divertido, la seriedad no se asomaba casi nunca. Constantemente nos reuníamos ya sea por trabajos, estudio o simplemente para tomar cerveza al frente de la facultad o en la casa de alguno.
Justamente el departamento de Yesenia y Vania era uno de los puntos más frecuentados porque vivían solas, sin familiares que sean inoportunos.
Cuando me la presentaron nos caímos bien inmediatamente, se prestaba para la joda, seguía la broma. En esos momentos para ser sincero, no la ví con deseo a pesar de tener un muy buen cuerpo. Es morena, guapita de rostro, con lentes, tiene senos normalitos tirando para pequeños, delgada de abdomen plano, y su mejor atributo era un culito muy bien puesto, levantadito seguido de una piernas estilizadas. Además muchas veces venía en jeans apretados que la hacía ver muy bien.
El hecho como dije, yo en esos momentos no la veía más que como amiga. Pasaban los ciclos y teníamos una super confianza. Como ella vivía camino a mi casa, yo muchas veces me iba con ella y con nuestra amiga Vania. Íbamos normalmente en mi auto, y en los trayectos muchas veces nos parábamos a comer algo.
Muchas de esas veces, solo me venía con ella, ya que Vania frecuentemente se encontraba fuera de su facultad con su novia (era bi, pero en relaciones, ella prefería las mujeres), la cual también conocía y nos llevábamos muy bien.
Como ya llevábamos varios ciclos frecuentando, la confianza era total. Nos contábamos de todo, hablábamos de todo, pero yo seguía teniendo un interés amical con ella, cosa que al parecer ella no.
Fue en uno de esas vueltas en mi auto que estábamos hablando cuando de repente me dijo:
- Javi, puedo ser sincera contigo?
La verdad es que en ese momento la miré y se me reveló todo, su mirada lo dijo todo y me puse super nervioso, no sabía que hacer.
- Pues… claro, si es que no es nada malo.
Lo dije en tono de broma, pero era más por nerviosismo.
- Tú te sientes atraído por mi?.
Me soltó de repente.
- Pues…. si, me caes muy bien, no se que decirte la verdad, porque preguntas eso?
- Porque.... yo me siento atraída por ti.
En ese momento comencé a sudar, no se por que la verdad, ya no era un chiquillo, ya tenía bastante experiencia, pero lo nuevo es que nunca se me habían declarado de forma tan directa, siempre fue sutil o algo compartido.
- Ehhhh… pues, jajajajaja, yo también, si quieres podemos concretarlo jajajaja, ehhhh….
Me sentía como un imbécil.
- Te has puesto nervioso no?, disculpa, no debí decirte eso, que verguenza, no se como te voy a mirar mañana.
Se le veía muy cortada, parecía una chiquilla después de una travesura.
Hay un “pequeño” detalle que se me pasó por alto. Ambos teníamos pareja.
Ambos los conocíamos en persona, por alguna que otra salida en grupo. Su novio me caía normal, tampoco es que lo había tratado mucho. Era un musculitos guapito de cara, bien extrovertido, y según palabras de ella, la pasaban muy bien en la cama. Es por eso que no entendía bien la situación por la que estaba pasando en ese momento.
Después de esa confesión, yo la traté de tranquilizar, diciéndole que no pasaba nada, que mañana estaría todo como antes. La verdad es que la tranquilizada también me la decía a mi mismo, por que estaba de los nervios. Ambos parecíamos un par de adolecentes virgenes.
La dejé en su casa, y en camino a la mía comencé a recordar los momentos con ella, y pude darme cuenta de los detalles. Pude darme cuenta de las muchas veces que tenía actitudes conmigo que en ese momento me sentaron como de broma, pero después de esto, ya todo se aclaraba. Yo le gustaba desde hace tiempo, desde antes de ser amigos. Todas esas miradas, agarradas de brazo, empujones, subidas en la espalda, me di cuenta que solo lo hacía conmigo, y eso que teníamos muchos amigos, y yo no lo veía, o no quería verlo.
Es por eso que cuando aún no me hablaba con ella y me quería preguntar algo, mi amiga Vania me llamaba desde su carpeta y me decía: “Amigo, aquí tu fan quiere preguntarte algo” y se carcajeaba mientras yo la miraba extrañado y Yesenia que estaba a su lado la miraba con cara de furia, para luego preguntarme cualquier cosa referente a la clase.
No se porque nunca le tomé en serio ni me di cuenta de esos detalles. Quizás era porque a mi me gustaba tontear con las chicas del grupo, estas me daban bola y ellas me seguían el tonteo, pero siempre lo hacía en plan de broma, la verdad no estaba interesado en tener algo por ahí, estaba tranquilo con mi vida y mi novia.
Pero lo que pasó con Yesenia, me cambió la forma de verla, comencé a verla mejor, a admirar su figura y fantasear como sería enrollarse con ella.
Al día siguiente del episodio en mi auto, en la facultad, llegué, me junté con el grupo y estuvimos bromeando como siempre. Ella no estaba, pero no era extraño, cada uno tenía tareas y profesores diferentes donde no todos coincidían.
Estuve un rato ahí, hasta que fui a mi clase. Terminando esta, salí del salón y en el pasillo me la encontré.
- Hola, cómo estás?
Le dije.
- Ahí más o menos, estuve peleando con un profesor por una tarea, y tú?
Me le quedé mirando un momento.
- Bien, ya ves que no pasa nada?
Le decía mientras le sonreía.
Ella me miró con los ojos como platos, seguro pensando que no le iba a tocar el tema. Para luego sonreír nerviosa.
- Ya ya ya, no te estés burlando.
Me dijo.
Acto seguido le pasé el brazo por el hombro y la llevé al grupo que estaba reunido, donde todo parecía estar como siempre.
Pero eso es lo que quería creer. Lo cierto es que me había cambiado la forma de verla. Todos los jueguitos que antes teníamos tomaron otro matiz. Ya no podía tomarlos de la misma forma, y ella se daba cuenta. Cada vez que hablábamos en el grupo, le sostenía la mirada y ella aunque en un principio se intimidaba, luego me seguía el juego. Todo era frente al grupo aunque estos no se daban por enterado, excepto por Vania que nos miraba riéndose.
Cuando íbamos a su depa para un trabajo teníamos que subir unas escaleras. La hacía ir delante mio para mirarle el rico culito que tenía y como se movía entre escalón y escalón.
- No subas muy rápido que quiero recrear la vista.
Le dije sonriendo.
Ella volteaba a verme sorprendida para luego dibujar una pícara sonrisa y luego seguir su camino.
Un día que las llevé a su casa, me dijeron para subir al depa un rato y tomar un par de cervezas. Lo hice gustoso, tenía ganas de unas “cerbatanas bien elásticas” como decimos por aquí.
Luego de un rato estar hablando los 4 (me faltó decir que en el depa vivían 3), estaba también María que era del pueblo de Yesenia y que también hacía su vida en la capital. Lo de María es para recordar, hasta ahora recuerdo esas tetototas que le gustaba lucir con pocas ropas cuando estaba en su casa, y que solo conmigo se ponía así. Ellas a veces se burlaban cuando se me iban los ojos, y yo me reía bastante con ellas.
La cosa es que esa noche, Vania y María se fueron a dormir a sus cuartos mientras yo me quedé con Yesenia hablando en el balcón.
La cosa entre nosotros estaba muy prendida, cada vez eran más los roces, bromas subidas de tono y demás. Cuando nos quedamos hablando, en un momento volvimos al nerviosismo, no sabíamos cómo dar el paso final, parecíamos de nuevo dos adolescentes.
- Parecemos dos chiquillos.
Dije.
- Pues si, ambos tenemos nuestro recorrido, somos amigos, pero no se por que me pones tan nerviosa.
- Me pasa parecido…
Volteé mi cara mirando la calle, para luego volver a mirarla, cuando me di cuenta que se me pegó nariz con nariz.
Ya no hubo excusa. La besé seguido de abrazarla por la cintura. Nos besamos tímidamente primero para luego hacerlo con más pasión, nos metíamos la lengua como queriendo competir. Yo cada vez apretaba más y mi muchacho comenzó a reaccionar. Ella lo notó y se apretó aún más, comenzando a transpirar fuerte.
La excitación subió bastante y pasé a manosear ese rico culito que tiene. Lo sobé a conciencia apretándolo y abrazándolo con mi mano mientras ella ya gemía. Luego le comencé a besar el cuello al mismo tiempo que le sobaba una teta por encima de la ropa. Ella recién pasó su mano por mi verga sobándola en todo su largo.
Estuvimos así un momento hasta que escuchamos como alguien salía de su cuarto. Nos separamos inmediatamente, para luego decirle que mejor me voy yendo, que mañana nos veríamos. Ella asintió y me acompañó a la puerta para despedirme.
Pasaron los días. En la universidad no nos dijimos nada, como si todo estuviera igual, aunque ya no tan juguetones como antes, quizás para evitar delatarnos, quizás por miedos.
El novio de ella, de nombre Alan, estudiaba en la facultad, solo que era una promoción mayor que nosotros, por eso no coincidíamos en las clases. Pero no por eso comencé a tener más confianza con él ya que teníamos muchos amigos en común. Era extrovertido y gracioso, pero el trato con ella no parecía de novios, más parecían amigos, a pesar de que todos sabíamos que eran pareja, parece que se cohibían, sobre todo él.
Como dije antes, Alan era un tipo grande, hacía pesas y tenía bastante músculo. Era de mi talla pero más grueso. A veces me preguntaba si es que por alguna razón descubre algo, iba a ser difícil defenderme.
Pasaba el tiempo y los juegos con Yesenia eran como una montaña rusa, a veces eran subidos de tono y otras bajito.
Hasta que llegó un día que me venía solo con ella, y me estacioné fuera de su edificio. Antes de bajarse me miró un momento y se me tiró encima a besarme con pasión. Se subió encima a horcajadas moviéndose, se le notaba muy excitada.
Me dijo para subir un momento y yo asentí.
Al subir y entrar por la puerta volvió a besarme con pasión restregando mi paquete que ya estaba casi en su todo esplendor. Parecía que no había nadie en el piso y ella lo sabía.
Me empujó a una esquina y se sacó la polera mostrándome sus senos, adornados con una pequeña aureola oscura que me gustó mucho. Se los comencé a chupar como orate mientras ella gemía. Luego la volteé y comencé a besarle la espalda y darle mordidas a su rico culo que me volvía loco.
Luego ella volteó de nuevo y me comenzó a besar el pecho, el estómago y continuaba el descenso. Quedó arrodillada para luego abrir mi correa, botón y cierre del pantalón, todo lo hacía mirándome a los ojos. Me los bajó y dio un pequeño mordisco a mi paquete por encima de mi truza.
Luego la bajó, y mi cipote le saltó a la cara, ella sonrió, la agarró con su manita y comenzó a chupar.
Uffff que delicia, se sentía rico pero algo salvaje para mi gusto. No se si le cabía en la boca pero llegué a sentir un poco sus dientes. Igual el morbo me ganaba y disfrutaba agarrando su pelo y marcando el ritmo de la mamada. Ella a veces se lo sacaba de la boca y comenzaba a lamer mis huevos y el tronco para luego volver a chuparlo hasta la mitad que es hasta donde llegaba.
Estuvo un rato haciendo eso, parece que le gustaba porque se le veía disfrutar. No hay nada mejor que ver a una mujer disfrutar dando una mamada.
Luego de un rato haciéndolo, la levanté y comencé a besarla con fuerza mientras le desabrochaba su pantalón. la volteé contra la pared, le bajé la prenda hasta la rodilla y comencé a chuparle la concha con calma pero con fuerza. Ella ya estaba casi gritando, hasta que se corrió super rico, parecía que ya estaba a punto.
Luego de eso, me levanté y comencé a introducir mi verga en su conchita, mientras ella jadeaba a cada centímetro que entraba. Cuando la tenía totalmente ensartada, comencé a morderle la oreja y besarle el cuello, para luego comenzar el vaivén de forma continua, acelerando de momento en momento.
Apretaba rico esa conchita. Yo a veces la cogía de las caderas y otras de los hombros, y a veces de los 2. Iba acelerando mas y mas. Se sentía cada vez más fuerte el choque de nuestros cuerpos, como aplausos. Estuve un momento así hasta que ella comenzó a gemir mas fuerte y luego temblar estallando en un sonoro orgasmo, apoyándose en la pared.
Yo también estaba cerca y se lo dije. Como estábamos en el pasillo, no quiso que se manche algo, así que se salió, se volteó arrodillándose para jalarme la verga al tiempo que me la chupaba de nuevo. No tardé ni un minuto cuando comencé a descargar dentro de su boca. Ufffff pero qué delicia. Ella se lo tomó todo sin dejar nada.
Una vez terminada esa faena, nos arreglamos cuando justo llega María. nos miró con cara rara y hasta me percaté que estaba oliendo el ambiente. Yo simplemente le hice un par de bromas como para no darle pie a que pensara mas de lo que se imaginaba.
Pasó el tiempo y ya estábamos cerca de terminar la carrera. De cuando en cuando nos encamábamos en su cuarto. María y Vania ya se imaginaban que no solo iba a estudiar, pero no se hacían problemas.
Su forma de tener sexo a veces era medio tosca. Le gusta cabalgarme con furia, movía sus caderas de atrás para adelante a gran velocidad mientras se apoyaba con las manos en mi pecho, jadeando y gimiendo mientras cerraba los ojos, y cuando estaba cerca comenzaba a gritar hasta terminar en un fulminante orgasmo que la dejaba desfallecida. A mi me dejaba adolorido el vientre de tanto que se sacudía.
También le gustaba de perrito, y yo feliz por que es una de las que me gustan. Le daba a veces con furia e iba cambiando de ritmo, mientras ella jadeaba de lo lindo, hasta que enterraba la cara en la almohada gritando de placer por el orgasmo que le venía. Yo bombeaba un poco más hasta terminarle en toda la espalda.
Otro día, estábamos apurados en su depa terminando un trabajo que debíamos presentar, y justo antes de salir, se colgó de mi cuello proponiéndome un rapitido antes de irnos. Practicamente me llevó a empujones al cuarto de Vania (no había nadie en casa) y nos tiramos en la cama, se sacó el pantalón y así en misionero me metí entre sus piernas y comencé a bombearla con furia mientras nos comíamos la boca. Recuerdo que cuando estaba cerca ponía los ojos en blanco mientras jadeaba y yo sin parar. Terminó 2 veces. Siempre me encantó como terminaba.
Así como esa y otras varias, yo no terminaba. No se por que siempre me demoraba demasiado, y había veces en que teníamos que irnos sin yo terminar.
Pero vino el tiempo que se comenzó a complicar un poco la cosa. Ella parece que se había peleado con su novio, y creo que él la sufrió más. Una vez la llamó mientras estaba conmigo en su cuarto y escuchaba que ella le decía que estaba sola en el cuarto, que lo juraba.
Otra vez cuando me quedé de un día para otro, se puso muy cariñosa, y en ese plan me dijo de que ojalá estuviera yo soltero para intentarlo como pareja. Yo le decía que no iba a poder ser, que yo ya había decidido que iba a hacer mi vida con mi novia, pero que ella era una chica increíble y que seguro encontraba a alguien que la merezca. Eso solo hizo que le salgan lágrimas mientras nos abrazábamos en la cama.
Luego vinieron los celos. Yo siempre he sido amiguero, y siempre me gustaba molestar a las amigas del grupo. Eso le comenzó a fastidiar demasiado, y me comenzaba a celar y dejar de hablarme. Para luego pedirme perdón por portarse así. Yo nunca le puse mala cara. La quería como amiga, pero la quería mucho.
Ya en el último ciclo, como que ya no teníamos encontrones. Parece que ella se dio cuenta que podía salir muy dañada de ahí al no darle ningún tipo de esperanza.
Hicimos una reunión de fin de carrera en mi casa, fue casi toda la promoción. A Yesenia la veía especialmente receptiva conmigo, regalándome miradas muy pícaras y sonriéndome como antes. Parecía que quería volver a los jueguitos.
A eso de comenzar, faltó comprar unas cosas y dije que me iba a al super a traerlas. Mariana, una chica del grupo dijo que me acompañaba y salimos rápido sin que nadie pudiera decir algo.
Mariana es una chica extrovertida y quizás en conjunto, podría ser la más bella de la promo. Su padre es negro y su mamá blanca casi nórdica, lo que resultó una bonita combinación. Morena de piel con el pelo castaño, cara de gata, ojos grandes y ovalados de color azul, unos senos grandes y bien puestos, cintura pequeña con un piercing en el ombligo, buen culito y piernas. La verdad estaba para comérsela.
En el trayecto comenzó a tontear conmigo haciendo bromas, rozando mi brazo y pierna mientras manejaba. Yo la verdad, a pesar de ser muy linda, siempre la encontraba muy engreída y eso me quitaba un poco las ganas. Lo único que hacía era darle pequeños cachetasos en la frente diciéndole que se esté quieta mientras me reía.
Eso a veces le daba cólera porque sentía que no la tomaba en serio y todo era broma conmigo.
El ida y vuelta del super se demoró porque nos agarró tráfico pesado, y cuando llegamos a mi casa, la gente nos reclamaba en broma que donde nos habíamos ido, yo siendo como soy les seguí la broma y Mariana dándome puñetes en el brazo escuchando lo que decía.
La que sí estaba con cara de perro pitbull era Yesenia. Me miraba super seria, y en un momento que me acerqué a hablarle, ella ni me contestó, sólo volteó la cara.
Yo simplemente miré hacia arriba resignado y no quise molestarla.
Terminó la noche donde la pasamos muy bien, era nuestra despedida, era lo mínimo.
Después de eso con Yesenia nos encontramos de nuevo en la facultad recogiendo unos papeles, pero ella seguía sin hablarme. Eso me enojó y la encaré.
- Yesenia, se puede saber que te pasa?, no creo que sea para tanto lo del otro día.
- Te crees que soy estúpida?, tú tienes algo con Mariana, siempre has coqueteado con ella, solo me has estado mintiendo.
- No se de que me hablas, yo siempre me he hablado así con todas mis amigas, no es por que les estuviera coqueteando.
- Así?, y lo que me contaste de Malena? (otra chica de la facultad y otra historia)
- Eso fue hace tiempo, además solo se me declaró (mentí).
- No me lo creo, tú eres un perro que le va oliendo el trasero a todas, es seguro que has tenido algo con ella, con Mariana y con Magu (otra historia). A tu novia le has puesto los cuernos conmigo y con ellas y sabrá con quien mas.
- Que no caramba, solo contigo, además a mi no me tildes de corneador que los dos estuvimos en las mismas.
- Pero tú peor, no tienes bandera y cero escrúpulos.
Luego de eso, se alejó de mí. Me supo bastante mal ya que era mi mejor amiga y la quería mucho, aunque solo como amiga.
La verdad era cierto, era un perro. Dentro de mí me justificaba diciendo que yo nunca empecé nada, que eran ellas las que habían iniciado y que solo era temporal. Pero no tenía justificación, y agradezco que mi prometida nunca se enteró de esas perradas.
CONTINUA...
Me reservo el derecho de manifestar la veracidad de lo escrito.
Es que un enfermo en otro foro comenzó a agredirme y hasta deslizó amenazas camufladas, todo por el contenido del relato (que no tiene nada del otro mundo). Nunca se sabe de que son capaces esos locos.
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Crónicas universitarias: Yesenia
“No sabes las ganas que tengo de besarte” me decía en voz baja Yesenia mientras ponía una mano en mi pierna muy cerca a mi verga oculta bajo la mesa de un bar que compartíamos con sus amigas, acto que hizo que se me ponga super dura por lo morboso de la situación.
Me había encontrado con ella 6 meses después de mi matrimonio, éramos muy amigos y quedamos en tomar unas cervezas, ya en el lugar llegaron como 5 amigas suyas, conocía a unas 3 de antes, y en todo momento nos estuvimos riendo y pasando bien, contando experiencias de nuestras vidas. En algún punto del relato volveremos a esta parte.
“Estar en la universidad es una cosa de locos”
Yesenia era una ex compañera de la universidad, la conocí por el 4to ciclo. Vivía con Vania, otra amiga que ya conocía y la que nos presentó. El grupo era grande y la verdad era todo muy divertido, la seriedad no se asomaba casi nunca. Constantemente nos reuníamos ya sea por trabajos, estudio o simplemente para tomar cerveza al frente de la facultad o en la casa de alguno.
Justamente el departamento de Yesenia y Vania era uno de los puntos más frecuentados porque vivían solas, sin familiares que sean inoportunos.
Cuando me la presentaron nos caímos bien inmediatamente, se prestaba para la joda, seguía la broma. En esos momentos para ser sincero, no la ví con deseo a pesar de tener un muy buen cuerpo. Es morena, guapita de rostro, con lentes, tiene senos normalitos tirando para pequeños, delgada de abdomen plano, y su mejor atributo era un culito muy bien puesto, levantadito seguido de una piernas estilizadas. Además muchas veces venía en jeans apretados que la hacía ver muy bien.
El hecho como dije, yo en esos momentos no la veía más que como amiga. Pasaban los ciclos y teníamos una super confianza. Como ella vivía camino a mi casa, yo muchas veces me iba con ella y con nuestra amiga Vania. Íbamos normalmente en mi auto, y en los trayectos muchas veces nos parábamos a comer algo.
Muchas de esas veces, solo me venía con ella, ya que Vania frecuentemente se encontraba fuera de su facultad con su novia (era bi, pero en relaciones, ella prefería las mujeres), la cual también conocía y nos llevábamos muy bien.
Como ya llevábamos varios ciclos frecuentando, la confianza era total. Nos contábamos de todo, hablábamos de todo, pero yo seguía teniendo un interés amical con ella, cosa que al parecer ella no.
Fue en uno de esas vueltas en mi auto que estábamos hablando cuando de repente me dijo:
- Javi, puedo ser sincera contigo?
La verdad es que en ese momento la miré y se me reveló todo, su mirada lo dijo todo y me puse super nervioso, no sabía que hacer.
- Pues… claro, si es que no es nada malo.
Lo dije en tono de broma, pero era más por nerviosismo.
- Tú te sientes atraído por mi?.
Me soltó de repente.
- Pues…. si, me caes muy bien, no se que decirte la verdad, porque preguntas eso?
- Porque.... yo me siento atraída por ti.
En ese momento comencé a sudar, no se por que la verdad, ya no era un chiquillo, ya tenía bastante experiencia, pero lo nuevo es que nunca se me habían declarado de forma tan directa, siempre fue sutil o algo compartido.
- Ehhhh… pues, jajajajaja, yo también, si quieres podemos concretarlo jajajaja, ehhhh….
Me sentía como un imbécil.
- Te has puesto nervioso no?, disculpa, no debí decirte eso, que verguenza, no se como te voy a mirar mañana.
Se le veía muy cortada, parecía una chiquilla después de una travesura.
Hay un “pequeño” detalle que se me pasó por alto. Ambos teníamos pareja.
Ambos los conocíamos en persona, por alguna que otra salida en grupo. Su novio me caía normal, tampoco es que lo había tratado mucho. Era un musculitos guapito de cara, bien extrovertido, y según palabras de ella, la pasaban muy bien en la cama. Es por eso que no entendía bien la situación por la que estaba pasando en ese momento.
Después de esa confesión, yo la traté de tranquilizar, diciéndole que no pasaba nada, que mañana estaría todo como antes. La verdad es que la tranquilizada también me la decía a mi mismo, por que estaba de los nervios. Ambos parecíamos un par de adolecentes virgenes.
La dejé en su casa, y en camino a la mía comencé a recordar los momentos con ella, y pude darme cuenta de los detalles. Pude darme cuenta de las muchas veces que tenía actitudes conmigo que en ese momento me sentaron como de broma, pero después de esto, ya todo se aclaraba. Yo le gustaba desde hace tiempo, desde antes de ser amigos. Todas esas miradas, agarradas de brazo, empujones, subidas en la espalda, me di cuenta que solo lo hacía conmigo, y eso que teníamos muchos amigos, y yo no lo veía, o no quería verlo.
Es por eso que cuando aún no me hablaba con ella y me quería preguntar algo, mi amiga Vania me llamaba desde su carpeta y me decía: “Amigo, aquí tu fan quiere preguntarte algo” y se carcajeaba mientras yo la miraba extrañado y Yesenia que estaba a su lado la miraba con cara de furia, para luego preguntarme cualquier cosa referente a la clase.
No se porque nunca le tomé en serio ni me di cuenta de esos detalles. Quizás era porque a mi me gustaba tontear con las chicas del grupo, estas me daban bola y ellas me seguían el tonteo, pero siempre lo hacía en plan de broma, la verdad no estaba interesado en tener algo por ahí, estaba tranquilo con mi vida y mi novia.
Pero lo que pasó con Yesenia, me cambió la forma de verla, comencé a verla mejor, a admirar su figura y fantasear como sería enrollarse con ella.
Al día siguiente del episodio en mi auto, en la facultad, llegué, me junté con el grupo y estuvimos bromeando como siempre. Ella no estaba, pero no era extraño, cada uno tenía tareas y profesores diferentes donde no todos coincidían.
Estuve un rato ahí, hasta que fui a mi clase. Terminando esta, salí del salón y en el pasillo me la encontré.
- Hola, cómo estás?
Le dije.
- Ahí más o menos, estuve peleando con un profesor por una tarea, y tú?
Me le quedé mirando un momento.
- Bien, ya ves que no pasa nada?
Le decía mientras le sonreía.
Ella me miró con los ojos como platos, seguro pensando que no le iba a tocar el tema. Para luego sonreír nerviosa.
- Ya ya ya, no te estés burlando.
Me dijo.
Acto seguido le pasé el brazo por el hombro y la llevé al grupo que estaba reunido, donde todo parecía estar como siempre.
Pero eso es lo que quería creer. Lo cierto es que me había cambiado la forma de verla. Todos los jueguitos que antes teníamos tomaron otro matiz. Ya no podía tomarlos de la misma forma, y ella se daba cuenta. Cada vez que hablábamos en el grupo, le sostenía la mirada y ella aunque en un principio se intimidaba, luego me seguía el juego. Todo era frente al grupo aunque estos no se daban por enterado, excepto por Vania que nos miraba riéndose.
Cuando íbamos a su depa para un trabajo teníamos que subir unas escaleras. La hacía ir delante mio para mirarle el rico culito que tenía y como se movía entre escalón y escalón.
- No subas muy rápido que quiero recrear la vista.
Le dije sonriendo.
Ella volteaba a verme sorprendida para luego dibujar una pícara sonrisa y luego seguir su camino.
Un día que las llevé a su casa, me dijeron para subir al depa un rato y tomar un par de cervezas. Lo hice gustoso, tenía ganas de unas “cerbatanas bien elásticas” como decimos por aquí.
Luego de un rato estar hablando los 4 (me faltó decir que en el depa vivían 3), estaba también María que era del pueblo de Yesenia y que también hacía su vida en la capital. Lo de María es para recordar, hasta ahora recuerdo esas tetototas que le gustaba lucir con pocas ropas cuando estaba en su casa, y que solo conmigo se ponía así. Ellas a veces se burlaban cuando se me iban los ojos, y yo me reía bastante con ellas.
La cosa es que esa noche, Vania y María se fueron a dormir a sus cuartos mientras yo me quedé con Yesenia hablando en el balcón.
La cosa entre nosotros estaba muy prendida, cada vez eran más los roces, bromas subidas de tono y demás. Cuando nos quedamos hablando, en un momento volvimos al nerviosismo, no sabíamos cómo dar el paso final, parecíamos de nuevo dos adolescentes.
- Parecemos dos chiquillos.
Dije.
- Pues si, ambos tenemos nuestro recorrido, somos amigos, pero no se por que me pones tan nerviosa.
- Me pasa parecido…
Volteé mi cara mirando la calle, para luego volver a mirarla, cuando me di cuenta que se me pegó nariz con nariz.
Ya no hubo excusa. La besé seguido de abrazarla por la cintura. Nos besamos tímidamente primero para luego hacerlo con más pasión, nos metíamos la lengua como queriendo competir. Yo cada vez apretaba más y mi muchacho comenzó a reaccionar. Ella lo notó y se apretó aún más, comenzando a transpirar fuerte.
La excitación subió bastante y pasé a manosear ese rico culito que tiene. Lo sobé a conciencia apretándolo y abrazándolo con mi mano mientras ella ya gemía. Luego le comencé a besar el cuello al mismo tiempo que le sobaba una teta por encima de la ropa. Ella recién pasó su mano por mi verga sobándola en todo su largo.
Estuvimos así un momento hasta que escuchamos como alguien salía de su cuarto. Nos separamos inmediatamente, para luego decirle que mejor me voy yendo, que mañana nos veríamos. Ella asintió y me acompañó a la puerta para despedirme.
Pasaron los días. En la universidad no nos dijimos nada, como si todo estuviera igual, aunque ya no tan juguetones como antes, quizás para evitar delatarnos, quizás por miedos.
El novio de ella, de nombre Alan, estudiaba en la facultad, solo que era una promoción mayor que nosotros, por eso no coincidíamos en las clases. Pero no por eso comencé a tener más confianza con él ya que teníamos muchos amigos en común. Era extrovertido y gracioso, pero el trato con ella no parecía de novios, más parecían amigos, a pesar de que todos sabíamos que eran pareja, parece que se cohibían, sobre todo él.
Como dije antes, Alan era un tipo grande, hacía pesas y tenía bastante músculo. Era de mi talla pero más grueso. A veces me preguntaba si es que por alguna razón descubre algo, iba a ser difícil defenderme.
Pasaba el tiempo y los juegos con Yesenia eran como una montaña rusa, a veces eran subidos de tono y otras bajito.
Hasta que llegó un día que me venía solo con ella, y me estacioné fuera de su edificio. Antes de bajarse me miró un momento y se me tiró encima a besarme con pasión. Se subió encima a horcajadas moviéndose, se le notaba muy excitada.
Me dijo para subir un momento y yo asentí.
Al subir y entrar por la puerta volvió a besarme con pasión restregando mi paquete que ya estaba casi en su todo esplendor. Parecía que no había nadie en el piso y ella lo sabía.
Me empujó a una esquina y se sacó la polera mostrándome sus senos, adornados con una pequeña aureola oscura que me gustó mucho. Se los comencé a chupar como orate mientras ella gemía. Luego la volteé y comencé a besarle la espalda y darle mordidas a su rico culo que me volvía loco.
Luego ella volteó de nuevo y me comenzó a besar el pecho, el estómago y continuaba el descenso. Quedó arrodillada para luego abrir mi correa, botón y cierre del pantalón, todo lo hacía mirándome a los ojos. Me los bajó y dio un pequeño mordisco a mi paquete por encima de mi truza.
Luego la bajó, y mi cipote le saltó a la cara, ella sonrió, la agarró con su manita y comenzó a chupar.
Uffff que delicia, se sentía rico pero algo salvaje para mi gusto. No se si le cabía en la boca pero llegué a sentir un poco sus dientes. Igual el morbo me ganaba y disfrutaba agarrando su pelo y marcando el ritmo de la mamada. Ella a veces se lo sacaba de la boca y comenzaba a lamer mis huevos y el tronco para luego volver a chuparlo hasta la mitad que es hasta donde llegaba.
Estuvo un rato haciendo eso, parece que le gustaba porque se le veía disfrutar. No hay nada mejor que ver a una mujer disfrutar dando una mamada.
Luego de un rato haciéndolo, la levanté y comencé a besarla con fuerza mientras le desabrochaba su pantalón. la volteé contra la pared, le bajé la prenda hasta la rodilla y comencé a chuparle la concha con calma pero con fuerza. Ella ya estaba casi gritando, hasta que se corrió super rico, parecía que ya estaba a punto.
Luego de eso, me levanté y comencé a introducir mi verga en su conchita, mientras ella jadeaba a cada centímetro que entraba. Cuando la tenía totalmente ensartada, comencé a morderle la oreja y besarle el cuello, para luego comenzar el vaivén de forma continua, acelerando de momento en momento.
Apretaba rico esa conchita. Yo a veces la cogía de las caderas y otras de los hombros, y a veces de los 2. Iba acelerando mas y mas. Se sentía cada vez más fuerte el choque de nuestros cuerpos, como aplausos. Estuve un momento así hasta que ella comenzó a gemir mas fuerte y luego temblar estallando en un sonoro orgasmo, apoyándose en la pared.
Yo también estaba cerca y se lo dije. Como estábamos en el pasillo, no quiso que se manche algo, así que se salió, se volteó arrodillándose para jalarme la verga al tiempo que me la chupaba de nuevo. No tardé ni un minuto cuando comencé a descargar dentro de su boca. Ufffff pero qué delicia. Ella se lo tomó todo sin dejar nada.
Una vez terminada esa faena, nos arreglamos cuando justo llega María. nos miró con cara rara y hasta me percaté que estaba oliendo el ambiente. Yo simplemente le hice un par de bromas como para no darle pie a que pensara mas de lo que se imaginaba.
Pasó el tiempo y ya estábamos cerca de terminar la carrera. De cuando en cuando nos encamábamos en su cuarto. María y Vania ya se imaginaban que no solo iba a estudiar, pero no se hacían problemas.
Su forma de tener sexo a veces era medio tosca. Le gusta cabalgarme con furia, movía sus caderas de atrás para adelante a gran velocidad mientras se apoyaba con las manos en mi pecho, jadeando y gimiendo mientras cerraba los ojos, y cuando estaba cerca comenzaba a gritar hasta terminar en un fulminante orgasmo que la dejaba desfallecida. A mi me dejaba adolorido el vientre de tanto que se sacudía.
También le gustaba de perrito, y yo feliz por que es una de las que me gustan. Le daba a veces con furia e iba cambiando de ritmo, mientras ella jadeaba de lo lindo, hasta que enterraba la cara en la almohada gritando de placer por el orgasmo que le venía. Yo bombeaba un poco más hasta terminarle en toda la espalda.
Otro día, estábamos apurados en su depa terminando un trabajo que debíamos presentar, y justo antes de salir, se colgó de mi cuello proponiéndome un rapitido antes de irnos. Practicamente me llevó a empujones al cuarto de Vania (no había nadie en casa) y nos tiramos en la cama, se sacó el pantalón y así en misionero me metí entre sus piernas y comencé a bombearla con furia mientras nos comíamos la boca. Recuerdo que cuando estaba cerca ponía los ojos en blanco mientras jadeaba y yo sin parar. Terminó 2 veces. Siempre me encantó como terminaba.
Así como esa y otras varias, yo no terminaba. No se por que siempre me demoraba demasiado, y había veces en que teníamos que irnos sin yo terminar.
Pero vino el tiempo que se comenzó a complicar un poco la cosa. Ella parece que se había peleado con su novio, y creo que él la sufrió más. Una vez la llamó mientras estaba conmigo en su cuarto y escuchaba que ella le decía que estaba sola en el cuarto, que lo juraba.
Otra vez cuando me quedé de un día para otro, se puso muy cariñosa, y en ese plan me dijo de que ojalá estuviera yo soltero para intentarlo como pareja. Yo le decía que no iba a poder ser, que yo ya había decidido que iba a hacer mi vida con mi novia, pero que ella era una chica increíble y que seguro encontraba a alguien que la merezca. Eso solo hizo que le salgan lágrimas mientras nos abrazábamos en la cama.
Luego vinieron los celos. Yo siempre he sido amiguero, y siempre me gustaba molestar a las amigas del grupo. Eso le comenzó a fastidiar demasiado, y me comenzaba a celar y dejar de hablarme. Para luego pedirme perdón por portarse así. Yo nunca le puse mala cara. La quería como amiga, pero la quería mucho.
Ya en el último ciclo, como que ya no teníamos encontrones. Parece que ella se dio cuenta que podía salir muy dañada de ahí al no darle ningún tipo de esperanza.
Hicimos una reunión de fin de carrera en mi casa, fue casi toda la promoción. A Yesenia la veía especialmente receptiva conmigo, regalándome miradas muy pícaras y sonriéndome como antes. Parecía que quería volver a los jueguitos.
A eso de comenzar, faltó comprar unas cosas y dije que me iba a al super a traerlas. Mariana, una chica del grupo dijo que me acompañaba y salimos rápido sin que nadie pudiera decir algo.
Mariana es una chica extrovertida y quizás en conjunto, podría ser la más bella de la promo. Su padre es negro y su mamá blanca casi nórdica, lo que resultó una bonita combinación. Morena de piel con el pelo castaño, cara de gata, ojos grandes y ovalados de color azul, unos senos grandes y bien puestos, cintura pequeña con un piercing en el ombligo, buen culito y piernas. La verdad estaba para comérsela.
En el trayecto comenzó a tontear conmigo haciendo bromas, rozando mi brazo y pierna mientras manejaba. Yo la verdad, a pesar de ser muy linda, siempre la encontraba muy engreída y eso me quitaba un poco las ganas. Lo único que hacía era darle pequeños cachetasos en la frente diciéndole que se esté quieta mientras me reía.
Eso a veces le daba cólera porque sentía que no la tomaba en serio y todo era broma conmigo.
El ida y vuelta del super se demoró porque nos agarró tráfico pesado, y cuando llegamos a mi casa, la gente nos reclamaba en broma que donde nos habíamos ido, yo siendo como soy les seguí la broma y Mariana dándome puñetes en el brazo escuchando lo que decía.
La que sí estaba con cara de perro pitbull era Yesenia. Me miraba super seria, y en un momento que me acerqué a hablarle, ella ni me contestó, sólo volteó la cara.
Yo simplemente miré hacia arriba resignado y no quise molestarla.
Terminó la noche donde la pasamos muy bien, era nuestra despedida, era lo mínimo.
Después de eso con Yesenia nos encontramos de nuevo en la facultad recogiendo unos papeles, pero ella seguía sin hablarme. Eso me enojó y la encaré.
- Yesenia, se puede saber que te pasa?, no creo que sea para tanto lo del otro día.
- Te crees que soy estúpida?, tú tienes algo con Mariana, siempre has coqueteado con ella, solo me has estado mintiendo.
- No se de que me hablas, yo siempre me he hablado así con todas mis amigas, no es por que les estuviera coqueteando.
- Así?, y lo que me contaste de Malena? (otra chica de la facultad y otra historia)
- Eso fue hace tiempo, además solo se me declaró (mentí).
- No me lo creo, tú eres un perro que le va oliendo el trasero a todas, es seguro que has tenido algo con ella, con Mariana y con Magu (otra historia). A tu novia le has puesto los cuernos conmigo y con ellas y sabrá con quien mas.
- Que no caramba, solo contigo, además a mi no me tildes de corneador que los dos estuvimos en las mismas.
- Pero tú peor, no tienes bandera y cero escrúpulos.
Luego de eso, se alejó de mí. Me supo bastante mal ya que era mi mejor amiga y la quería mucho, aunque solo como amiga.
La verdad era cierto, era un perro. Dentro de mí me justificaba diciendo que yo nunca empecé nada, que eran ellas las que habían iniciado y que solo era temporal. Pero no tenía justificación, y agradezco que mi prometida nunca se enteró de esas perradas.
CONTINUA...