Sinopsis: Después de la Segunda Guerra Mundial, una misteriosa película de unos sesenta minutos etiquetada con la palabra
Ghetto aparece en un archivo de la Alemania del Este. Filmada por los nazis en Varsovia en mayo de 1942, la cinta fue utilizada rápidamente por muchos historiadores como testimonio verdadero de la vida en los guetos judíos. Más de cuarenta años después, se descubre otra cinta que incluye tomas repetidas de la primera película y en la que se ve un operador de cámara preparando la puesta en escena de cada acción. Yael Hersonski recupera este material y demuestra el engaño cinematográfico escondido detrás de unas imágenes grabadas con una única finalidad: la propaganda nazi.
Sobre la autora: Yael Hersonski trabaja como realizadora y montadora freelance desde que se graduó en la escuela de cine y televisión Sam Spiegel. Ha trabajado como directora de contenidos de un programa de documentales semanal en la cadena Channel 10 y actualmente trabaja en el montaje de documentales y programas de ficción para la televisión de Israel.
A Film Unfinished (
Gueto) es su primer largometraje documental.
¿Cómo demostrar que la aniquilación de los judíos es justificable? ¿Cómo hacer ver al pueblo alemán, y al mundo entero, que su aislamiento, su destrucción, es necesario? La respuesta es sencilla: filmando el gueto y lo que allí ocurre.
Familias adineradas viviendo en pisos lujosos, comiendo carne de oca y caballo, haciendo grandes fiestas y yendo al teatro... y paseando al lado de pobres que se mueren literalmente de hambre en la calle, sin ofrecerles ningún tipo de ayuda. Así es el judío, egoísta, que no ayuda ni a los suyos en momentos de más penuria.
Tras la Segunda Guerra Mundial, apareció en los archivos de la Alemania del Este, bajo un búnker de hormigón, la única copia de una película que sirvió a muchos historiadores para comprender el día a día en un gueto judío. En concreto, el film mostraba el gueto de Varsovia, uno de los más importantes de la época, que fue desalojado sólo tres meses después de haberse "robado" esas imágenes. La película era, por tanto, un valioso testimonio de la condición en la que vivían miles de judíos hacinados en unos pocos quilómetros: unos sobreviviendo al borde de la locura, otros viviendo casi igual, incluso mejor, que antes de ser confinados en el gueto.
Pero... ¡ah! En 1998 se descubrió otra cinta, que incluye las tomas falsas de la anterior, revelando la verdad absoluta: la película original es un montaje, un film creado exclusivamente para ser utilizado como propaganda del régimen. Se muestra al operador de cámara preparando las escenas, y cómo algunas de ellas fueron filmadas desde distintos ángulos antes de seleccionar la que realmente muestre el horror o el "puro" lujo de forma más "verídica". Se demuestra, pues, que la cinta original es, simplemente, otro instrumento nazi a utilizar en beneficio propio.
Tras encontrar la cinta, la directora decide realizar este documental, que condensa cuatro años de investigación y resuelve el misterio de hasta qué punto lo que se muestra en la película es, o no, cierto, al encontrar testimonios de los que vivieron en el gueto en la época, y mostrándoles en primicia la cinta para que ellos mismos puedan ayudarnos a distinguir realidad de ficción.
Adicionalmente, se contrasta la información con la de los diarios que se conservan del comisario Adam Czerniakov, líder del consejo judío del gueto. Un hombre que, sabiendo lo que significaba todo aquel montaje, no dudó en poner peligro su privilegiada posición y escribió todo lo que pasó durante aquellos días, incluida la verdad sobre las imágenes que recogían los alemanes: desde la búsqueda de actores que representasen las escenas menos creíbles, hasta el miedo de los que tenían que "posar" correctamente, bajo la severa mirada de los alemanes.
Pero el documental de Yael Hersonski no sólo nos revela la verdad oculta tras un film claramente manipulado, sino que también nos invita a reflexionar sobre hasta qué punto podemos fiarnos de este tipo de testimonios históricos. ¿Qué hubiese pasado si no hubiésemos encontrado la prueba de que era todo una farsa? ¿Hubiésemos dejado de lado los testimonios vivos de personas que durante años explicaban el horror de las condiciones que allí tuvieron que sobrellevar, aislándose de la visión diaria de los muertos en las calles? ¿Nos hubiésemos creído a pie juntillas aquello de que "una imagen vale más que mil palabras"? Pues, seguramente sí. Y nos hubiésemos equivocado.
Entonces... ¿qué valor podemos dar, a partir de ahora, a la "memoria histórica", a miles y miles de archivos que supuestamente tienen que ayudarnos a comprender la verdad de lo que pasó hace años, siglos? Triste pero cierto, el documental nos lo deja claro: no podemos fiarnos de nada. Así que, como siempre, nos quedaremos con la verdad sesgada... la que más nos interese, en el momento que nos interese.
El Documental del Mes de Octubre nos deja un sabor amargo, por las dos verdades que nos (de)muestra, sin compasión. La primera, que el hombre es capaz de dañar al hombre sin ningún límite. La segunda, que el hombre es, también, capaz de mentir sobre sus acciones, si de ello va a sacar un beneficio mayor al remordimiento que le va a suponer de su propia conciencia. Y lo peor de todo es que, triste pero cierto, esto ya lo sabíamos, y no hacemos nada para mejorar... por muchos años (y guerras) que pasen