luis luna
BANEADO
El miércoles pasado, en una incursión nocturna, la volví a ver en el cuarto 113, en el pasillo izquierdo, junto al pasaje que une los dos pasillos.
Su rostro llama la atención, por sus ojos, su sonrisa que muestra una hermosa dentadura, y su cabellera, que se nota bien cuidada. Le pregunte por sus servicios y me dio su speack, casi sin tomar aire, y al final sonrió.
Recordé incursiones anteriores, su cálido trato y su sedosa piel, pero con la puerta escondía la mitad de su cuerpo y le vi el abdomen ligeramente pronunciado, "panza", y me bajoneo.
No hay ningún rating, reciente, en el que se note alguna nueva fortaleza o que permita sopesar con su inicial gordura para decidirse a entrar.
Su rostro llama la atención, por sus ojos, su sonrisa que muestra una hermosa dentadura, y su cabellera, que se nota bien cuidada. Le pregunte por sus servicios y me dio su speack, casi sin tomar aire, y al final sonrió.
Recordé incursiones anteriores, su cálido trato y su sedosa piel, pero con la puerta escondía la mitad de su cuerpo y le vi el abdomen ligeramente pronunciado, "panza", y me bajoneo.
No hay ningún rating, reciente, en el que se note alguna nueva fortaleza o que permita sopesar con su inicial gordura para decidirse a entrar.