DR-NIGHT-MAN
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Los personajes històricos, especialmente los grandes héroes, quienes a nuestros ojos, sacrificaron a su familia, su fortuna, en general, su propia vida por una notable causa, son presentados en sus biografias casi como santos, personas perfectas, grandes personajes asexuados, perfectos, cuya vida, desde sus origenes esta decididamente marcada para la gran acciòn que la Historia harà recordar (Cristóbal Colòn, Gandhi, Einstein, Alex, etc.)
Sin embargo, los grandes personajes, los hombres, fueron en su momento como cualquiera de nosotros, especialmente en sus vidas privadas o vidas personales, sufriendo problemas de salud, personales, económicos, sociales, etc. y yendo mas allà, en sus vida sexuales. Es interesante ver como era la relación de los grandes hombres con las mujeres, esposas, amantes, kinesiòlogas (tambien habìa), etc.
Recuerdo por ejemplo, a DON RAMON CASTILLA, definitivamente el mejor presidente del Perú del Siglo XIX, quien se iba con sus generalotes y ministros a putear a los burdeles de Barrios Altos, donde también vendían el famoso "sancochado", incluso la hija de su cochero era una kinesióloga en tiempos de la República, con la que tuvo un hijo, y que lo crió la esposa de Castilla, Francisca Diez Canseco de Castilla, ante la imposibilidad de tener hijos...
JOSE DE SAN MARTIN
Las mujeres en la vida de San Martín fueron varias. Pero, evidentemente han sido dos las que él ha amado, en mayor o menor medida: María de los Remedios de Escalada, su jóven esposa (quien aparentemente lo engañó con jóvenes oficiales) y Rosa Campusano o Campuzano (su amante, cuando vino a emancipar el Perú).
Haciendo un racconto a lo largo de toda su vida, encontramos que su primera mujer no fue otra que una prostituta francesa. Su primera experiencia, según relata García Hamilton, un escritor chileno, no fue del todo placentera:
"Algunos oficiales españoles habían empezado a gozar de los favores de ciertas mujeres francesas, quienes tenían fama de buenas amantes, y el jovencito San Martín quiso también hacer sus primeras armas en estos terrenos. La torpeza de los primeros ardores lo dejó un poco frustrado..."
Otra mujer en la vida del prócer fue una manola (prostituta) de Badajoz:
"José y dos camaradas compartían una mesa con tres manolas bajo los entoldados improvisados. Lola era delgada, alta, de ojos grandes y cutis moreno. San Martín simpatizó con ella y notó que la muchacha le correspondía (...) la amistad y luego el amor los fueron envolviendo (...) la noche terminó con furtiva pasión en la banda del río y San Martín acompañó a Lola hasta su casa."
Estos amores ocasionales en la vida del General eran, y son, comunes en los militares que permanecen largos períodos alejados de su casa, pero en el tiempo de Lola, San Martín aún se encontraba soltero. Llegado al caso de que no consiguieran una pareja en las tabernas de los pueblos donde paraban, los militares siempre tenían la posibilidad de visitar lugares dedicados especialmente a ello:
"A la noche visitaron juntos el burdel..."
Mientras San Martín se encontraba en Cádiz, un tiempo antes de partir para América, conoció a una mujer con la que mantuvo una relación pasajera:
"Empezó a frecuentar una bella manola de vida alegre que se llamaba Pepa. Visitaba con ella las tabernas donde bebían vino de Oporto o de Madeira en abundancia, haciendo brindis por el amor o por cualquier otro motivo. A veces él tomaba la guitarra y entonaban juntos unas canciones, para terminar luego la noche en el lecho, dónde él la besaba y la acometía casi con furia."
Ya instalado en la ciudad de Buenos Aires, San Martín conoció a quién luego se convertiría en su esposa: María de los Remedios de Escalada. Su primer encuentro se produjo en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, cuyas tertulias eran afamadas en esa época. Remedios tenía solamente catorce años cuando conoció al General, y sus padres la habían llevado a la tertulia. Hija de personalidades importantes, Antonio de Escalada y Tomasa de la Quintana, quedó sorprendida apenas vio a San Martín:
"Cuando Remedios miró hacia la entrada, notó la presencia de un hombre alto, con llamativo uniforme militar. Su tez era morena y el cabello, negro y lacio, se prolongaba en espesas patillas que envolvían el rostro vivo (...) no era bello pero si apuesto, de porte marcial y distinguido..."
San Martín también notó a la niña y quedó impresionado de igual manera:
"San Martín estaba ajeno a todo lo que sucedía fuera de esta bella criatura y pensaba que pocas veces una mujer lo había mirado tan a los ojos, como si lo quisiera para toda la vida."
Desde ese momento en la tertulia, José se enamoró de Remedios. En su vida de soldado había conocido a muchas mujeres, pero esta criatura le resultaba especial.
Sin embargo, la misma noche en que conoció a Remedios, el General mantuvo relaciones con una servidora de los Escalada, la negra Jesusa, que al parecer también había simpatizado con él.
Poco tiempo después del sarao de Mariquita Sánchez, San Martín pidió hablar en privado con Antonio y le manifestó su deseo de casarse con Remedios. El padre estaba maravillado con él, pero su madre y el resto de la familia lo despreciaba sobremanera, llamándolo el plebeyo o el soldadote.
Pese al desacuerdo de Doña Tomasa, el 12 de Septiembre de 1812 se casa con Remedios en la Catedral de Buenos Aires.
Es posible que el casamiento fue una estrategia de San Martín para ganar prestigio y fama en la sociedad porteña, pero esto es solo una posibilidad.
Con el correr del tiempo José fue enviado a Mendoza, dónde logra ser designado gobernador. Instalándose allí, pidió a Remedios que se trasladara, ya que hacía diez meses que no se veían. El reencuentro alivió al General, que se encontraba tensionado por la situación militar que se vivía.
Fue en Mendoza dónde nació la única hija reconocida de San Martín. El 29 de Agosto de 1816 llega al mundo Mercedes Tomasa.
Debido a la situación político-militar en la que San Martín está empeñado, las mujeres se trasladaron a Buenos Aires, a la casa paterna, separándose nuevamente la familia en 1817.
Al cabo de un tiempo, San Martín regresa a Buenos Aires. Fue en esa estadía cuando pudo darse cuenta de que Remedio no estaba bien de salud:
"La vio muy bella pero también intensamente pálida y se sobresaltó con un mal presentimiento"
De hecho Remedios estaba tísica. Padecía un tipo de tuberculosis que más tarde la llevó a la muerte. Por ese tiempo, sufrió un aborto espontáneo, pero San Martín se alivió, ya que en ese estado no hubiese soportado un embarazo.
Algo presentado en Don José, muy criticado es la negación del General de viajar desde Mendoza a Buenos Aires, sabiendo que su esposa estaba a punto de morir y clamaba su presencia. San Martin se negaba a viajar debido a la situación en Chile, que lo mantenía alerta, a él y al Ejército de los Andes (1819). Por otra parte, ni bien el General se enteró de la situación de su esposa, viajó de inmediato a Buenos Aires.
Estando en Huaura (norte de Chile) y Remedios aún con vida, José asistió a una celebración aborigen, donde bailó con una mujer llamada Juanita.
Luego de la fiesta, el General se habría acostado con la dama:
"Esa noche, pocos minutos después de acostarse, sintió que Juanita se deslizaba dentro de su lecho"
Este hecho, como ya hemos expuesto antes, debe ser juzgado teniendo en cuenta el contexto en que se dio. Hacía mucho tiempo que José no veía a su esposa, y como naturalmente pasa en estos casos, se entregó a los brazos de esa mujer.
Mientras era Protector del Perú (1821), el General conoció a la otra mujer importante en su vida. En una recepción realizada en el Ayuntamiento de Lima quedó impresionado por la belleza de una dama de rostro claro y fina de cuerpo, ojos azules, manos delicadas y boca pequeña. Se trataba de Rosa Campusano una patriota limeña que había ayudado de forma secreta a la revolución.
Luego de intercambiar algunas palabras, ambos se sintieron atraídos fuertemente:
"José la amo esa noche en su habitación con vigor inusitado (...) la besó, la acarició y la poseyó..."
Aparte de Rosa, durante su estadía en Guayaquil (dónde se entrevistó con Simón Bolívar) conoció a una dama cuyos padres eran oriundos de Cádiz. Se trataba de Carmen Mirón y Alayón con quién se dice tuvo un hijo.
Luego de las entrevistas de Guayaquil, San Martín decide alejarse de Perú, y por lo tanto de su compañera Rosa Campusano. Se dirige a su querida Mendoza, dónde se entera de que el 3 de Agosto de 1823 había fallecido su esposa Remedios:
"Recibió la noticia de la muerte de Remedios y se entristeció por el destino desgraciado de esta muchacha, a quién la tisis le arrancara la vida en plena juventud."
Por esto San Martín decide viajar a Buenos Aires para hacerse cargo de Mercedes, y llevarla consigo a Europa para una mejor educación.
Estando allí, hizo colocar una lápida en la tumba de Remedios en la que se lee: "Aquí descansa Remedios de Escalada, esposa y amiga del general San Martín". El hecho de amiga afianza más la teoría de que José se había casado con ella por conveniencia y que no llegó a amarla plenamente, debido a sus constantes ausencias.
Con la muerte de Mercedes, se cierra un capítulo en la vida de San Martín, el referido a la emancipación Americana.
Ahora imaginen a nuestro Libertador mas allá del personaje de pinturas que sale con su traje de militar con la bandera y proclamando la emancipación del Perú, sino como un ser humano, un hombre como cualquiera de nosotros, pero sin condones y sin un perutops en los lejanos tiempos de la independencia...
(Jajajaja, esto no lo leyeron ni en BASADRE ni en sus libritos de PONS MUZZO, sino en PERUTOPS )
Otro tema similar, lo encuentran en:
http://perutops.com/foroweb/viewtopic.php?t=5465
Sin embargo, los grandes personajes, los hombres, fueron en su momento como cualquiera de nosotros, especialmente en sus vidas privadas o vidas personales, sufriendo problemas de salud, personales, económicos, sociales, etc. y yendo mas allà, en sus vida sexuales. Es interesante ver como era la relación de los grandes hombres con las mujeres, esposas, amantes, kinesiòlogas (tambien habìa), etc.
Recuerdo por ejemplo, a DON RAMON CASTILLA, definitivamente el mejor presidente del Perú del Siglo XIX, quien se iba con sus generalotes y ministros a putear a los burdeles de Barrios Altos, donde también vendían el famoso "sancochado", incluso la hija de su cochero era una kinesióloga en tiempos de la República, con la que tuvo un hijo, y que lo crió la esposa de Castilla, Francisca Diez Canseco de Castilla, ante la imposibilidad de tener hijos...
JOSE DE SAN MARTIN
Las mujeres en la vida de San Martín fueron varias. Pero, evidentemente han sido dos las que él ha amado, en mayor o menor medida: María de los Remedios de Escalada, su jóven esposa (quien aparentemente lo engañó con jóvenes oficiales) y Rosa Campusano o Campuzano (su amante, cuando vino a emancipar el Perú).
Haciendo un racconto a lo largo de toda su vida, encontramos que su primera mujer no fue otra que una prostituta francesa. Su primera experiencia, según relata García Hamilton, un escritor chileno, no fue del todo placentera:
"Algunos oficiales españoles habían empezado a gozar de los favores de ciertas mujeres francesas, quienes tenían fama de buenas amantes, y el jovencito San Martín quiso también hacer sus primeras armas en estos terrenos. La torpeza de los primeros ardores lo dejó un poco frustrado..."
Otra mujer en la vida del prócer fue una manola (prostituta) de Badajoz:
"José y dos camaradas compartían una mesa con tres manolas bajo los entoldados improvisados. Lola era delgada, alta, de ojos grandes y cutis moreno. San Martín simpatizó con ella y notó que la muchacha le correspondía (...) la amistad y luego el amor los fueron envolviendo (...) la noche terminó con furtiva pasión en la banda del río y San Martín acompañó a Lola hasta su casa."
Estos amores ocasionales en la vida del General eran, y son, comunes en los militares que permanecen largos períodos alejados de su casa, pero en el tiempo de Lola, San Martín aún se encontraba soltero. Llegado al caso de que no consiguieran una pareja en las tabernas de los pueblos donde paraban, los militares siempre tenían la posibilidad de visitar lugares dedicados especialmente a ello:
"A la noche visitaron juntos el burdel..."
Mientras San Martín se encontraba en Cádiz, un tiempo antes de partir para América, conoció a una mujer con la que mantuvo una relación pasajera:
"Empezó a frecuentar una bella manola de vida alegre que se llamaba Pepa. Visitaba con ella las tabernas donde bebían vino de Oporto o de Madeira en abundancia, haciendo brindis por el amor o por cualquier otro motivo. A veces él tomaba la guitarra y entonaban juntos unas canciones, para terminar luego la noche en el lecho, dónde él la besaba y la acometía casi con furia."
Ya instalado en la ciudad de Buenos Aires, San Martín conoció a quién luego se convertiría en su esposa: María de los Remedios de Escalada. Su primer encuentro se produjo en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, cuyas tertulias eran afamadas en esa época. Remedios tenía solamente catorce años cuando conoció al General, y sus padres la habían llevado a la tertulia. Hija de personalidades importantes, Antonio de Escalada y Tomasa de la Quintana, quedó sorprendida apenas vio a San Martín:
"Cuando Remedios miró hacia la entrada, notó la presencia de un hombre alto, con llamativo uniforme militar. Su tez era morena y el cabello, negro y lacio, se prolongaba en espesas patillas que envolvían el rostro vivo (...) no era bello pero si apuesto, de porte marcial y distinguido..."
San Martín también notó a la niña y quedó impresionado de igual manera:
"San Martín estaba ajeno a todo lo que sucedía fuera de esta bella criatura y pensaba que pocas veces una mujer lo había mirado tan a los ojos, como si lo quisiera para toda la vida."
Desde ese momento en la tertulia, José se enamoró de Remedios. En su vida de soldado había conocido a muchas mujeres, pero esta criatura le resultaba especial.
Sin embargo, la misma noche en que conoció a Remedios, el General mantuvo relaciones con una servidora de los Escalada, la negra Jesusa, que al parecer también había simpatizado con él.
Poco tiempo después del sarao de Mariquita Sánchez, San Martín pidió hablar en privado con Antonio y le manifestó su deseo de casarse con Remedios. El padre estaba maravillado con él, pero su madre y el resto de la familia lo despreciaba sobremanera, llamándolo el plebeyo o el soldadote.
Pese al desacuerdo de Doña Tomasa, el 12 de Septiembre de 1812 se casa con Remedios en la Catedral de Buenos Aires.
Es posible que el casamiento fue una estrategia de San Martín para ganar prestigio y fama en la sociedad porteña, pero esto es solo una posibilidad.
Con el correr del tiempo José fue enviado a Mendoza, dónde logra ser designado gobernador. Instalándose allí, pidió a Remedios que se trasladara, ya que hacía diez meses que no se veían. El reencuentro alivió al General, que se encontraba tensionado por la situación militar que se vivía.
Fue en Mendoza dónde nació la única hija reconocida de San Martín. El 29 de Agosto de 1816 llega al mundo Mercedes Tomasa.
Debido a la situación político-militar en la que San Martín está empeñado, las mujeres se trasladaron a Buenos Aires, a la casa paterna, separándose nuevamente la familia en 1817.
Al cabo de un tiempo, San Martín regresa a Buenos Aires. Fue en esa estadía cuando pudo darse cuenta de que Remedio no estaba bien de salud:
"La vio muy bella pero también intensamente pálida y se sobresaltó con un mal presentimiento"
De hecho Remedios estaba tísica. Padecía un tipo de tuberculosis que más tarde la llevó a la muerte. Por ese tiempo, sufrió un aborto espontáneo, pero San Martín se alivió, ya que en ese estado no hubiese soportado un embarazo.
Algo presentado en Don José, muy criticado es la negación del General de viajar desde Mendoza a Buenos Aires, sabiendo que su esposa estaba a punto de morir y clamaba su presencia. San Martin se negaba a viajar debido a la situación en Chile, que lo mantenía alerta, a él y al Ejército de los Andes (1819). Por otra parte, ni bien el General se enteró de la situación de su esposa, viajó de inmediato a Buenos Aires.
Estando en Huaura (norte de Chile) y Remedios aún con vida, José asistió a una celebración aborigen, donde bailó con una mujer llamada Juanita.
Luego de la fiesta, el General se habría acostado con la dama:
"Esa noche, pocos minutos después de acostarse, sintió que Juanita se deslizaba dentro de su lecho"
Este hecho, como ya hemos expuesto antes, debe ser juzgado teniendo en cuenta el contexto en que se dio. Hacía mucho tiempo que José no veía a su esposa, y como naturalmente pasa en estos casos, se entregó a los brazos de esa mujer.
Mientras era Protector del Perú (1821), el General conoció a la otra mujer importante en su vida. En una recepción realizada en el Ayuntamiento de Lima quedó impresionado por la belleza de una dama de rostro claro y fina de cuerpo, ojos azules, manos delicadas y boca pequeña. Se trataba de Rosa Campusano una patriota limeña que había ayudado de forma secreta a la revolución.
Luego de intercambiar algunas palabras, ambos se sintieron atraídos fuertemente:
"José la amo esa noche en su habitación con vigor inusitado (...) la besó, la acarició y la poseyó..."
Aparte de Rosa, durante su estadía en Guayaquil (dónde se entrevistó con Simón Bolívar) conoció a una dama cuyos padres eran oriundos de Cádiz. Se trataba de Carmen Mirón y Alayón con quién se dice tuvo un hijo.
Luego de las entrevistas de Guayaquil, San Martín decide alejarse de Perú, y por lo tanto de su compañera Rosa Campusano. Se dirige a su querida Mendoza, dónde se entera de que el 3 de Agosto de 1823 había fallecido su esposa Remedios:
"Recibió la noticia de la muerte de Remedios y se entristeció por el destino desgraciado de esta muchacha, a quién la tisis le arrancara la vida en plena juventud."
Por esto San Martín decide viajar a Buenos Aires para hacerse cargo de Mercedes, y llevarla consigo a Europa para una mejor educación.
Estando allí, hizo colocar una lápida en la tumba de Remedios en la que se lee: "Aquí descansa Remedios de Escalada, esposa y amiga del general San Martín". El hecho de amiga afianza más la teoría de que José se había casado con ella por conveniencia y que no llegó a amarla plenamente, debido a sus constantes ausencias.
Con la muerte de Mercedes, se cierra un capítulo en la vida de San Martín, el referido a la emancipación Americana.
Ahora imaginen a nuestro Libertador mas allá del personaje de pinturas que sale con su traje de militar con la bandera y proclamando la emancipación del Perú, sino como un ser humano, un hombre como cualquiera de nosotros, pero sin condones y sin un perutops en los lejanos tiempos de la independencia...
(Jajajaja, esto no lo leyeron ni en BASADRE ni en sus libritos de PONS MUZZO, sino en PERUTOPS )
Otro tema similar, lo encuentran en:
http://perutops.com/foroweb/viewtopic.php?t=5465