La chica de la óptica

He vuelto al recinto donde hice mis pininos como narrador y qué mejor manera de certificar mi vuelta al foro con una historia como las de antaño. Aquí les va el regalito de navidad, cofrades.

La chica de la óptica​

La vi de espaldas y supe de inmediato que ese culo tenía que ser mío algún día.

Soy un ex miope. Fui operado de la vista apenas cumplí la mayoría de edad y juré, desde entonces, nunca más pisar una óptica. Sin embargo, verla agachada mientras acomodaba algunas de las monturas hizo que de inmediato cambiara de parecer. Me acerqué sigilosamente. Ella aún no se percataba de mi presencia y continuaba en ese ángulo recto matador, dejando traslucir parte de su ropa interior a través del jean.

- Hola- dije a fin de entablar conversación- estoy buscando unos lentes de sol estilo aviador.

Se incorporó de golpe. Era trigueña, tendría a lo mucho unos diecinueve años, típica chica de instituto que realiza trabajos extra para pagar sus estudios. Me enseñó un catálogo en forma de tríptico y apeló a un discurso pre fabricado que incluía descuentos y tarifas relativamente accesibles para todos los bolsillos.

- ¿Cuál de todos crees que me podría quedar mejor?- le sonreí para entrar en confianza y ella, entre sorprendida y perturbada por mi respuesta, señaló uno de los pares.

Se dirigió hacia el mostrador. Puso las gafas sobre una mesa y yo, rápido de mente, caí en cuenta de que si quería ganarme de nuevo con el material debería hacerla agacharse otra vez. Así que pregunté si tenían stocks, otros colores y en fin, la hice sudar un buen rato sacándome todo tipo de monturas habidas y por haber. Lastimosamente no se agachó ni una sola vez, así que quedamos en que apenas tendría uno de los modelos que yo quería, me pasaría la voz al celular.

Le pregunté cuál era su nombre.

- Mariella- dijo muy resuelta, sin inmutarse mucho, apresurada por vender.

Entonces di la estocada final, arriesgué el pellejo.

- Y tú crees que podrías darme tu teléfono? es que quiero tener registrado quién me llama. Tú sabes, hay mucha delincuencia ahora...

Por un segundo pensé que se tiraría para atrás. Sus ojos se achicaron como si por un momento dudara de mis intenciones reales de adquirir las gafas. Sin embargo, cayó.

En ese momento, empecé a ver mejor las cosas (sarcarsmo).

CONTINUARÁ....

 

ptm cofrade me cago el cerebro, justo q ando de insomnio bien jugado a la espera de la sgte entrega

 

jaja muy buena forma de decir "continuara"


En ese momento, empecé a ver mejor las cosas (sarcarsmo).

jajaja siga cofraa!! esperare muy atento

 

Continuando con la historia.

La llamé dos días después. Di señas explicativas sobre quién era para que se acordara de mi. Entonces, le dije que finalmente me había animado por una de las gafas que me había enseñado y que me las tuviese listas para las siete de la tarde (hora premeditadamente escogida a sabiendas de que a esas horas cierran muchos de los locales y probablemente ya se encontraría en el turno de salida).

Al llegar a la óptica ella me esperaba con el par de gafas ya listas. Sin embargo, me dijo que como las lunas eran semi transparentes era mejor que me evaluara ver si es que tenía medida. Yo me dejé, total, el diagnóstico lo conocía de antemano y sabía que no tenía problemas de visión.

Ella se dio vuelta y empezó a acomodar el cartel típico con las letras de todo tamaño. En ese momento me gané de nuevo con esa humanidad curvilínea que en realidad había sido el motivo para que regresara a la óptica. Impulsado por un efluvio de espontaneidad y arrechura, hice uso de la labia típica de todo cofrade que está "con hambre". Ella se limitaba a reír nerviosamente. Pude notar que se sonrojaba un poco y así, entre juego y juego, le propuse que al término del turno vayamos a comer. Accedió sin problemas, estábamos en una avenida bastante concurrida y tal cual lo había calculado, esta era la hora precisa en que le tocaba salir. Antes de eso, solo ratificó lo que yo ya sospechaba, que de miopía no tenía absolutamente nada. Obviamente por cordialidad me hice al sorprendido y claro (como todos los datos de la boleta eran falsos a excepción de mi número de teléfono), tuve que comprar las gafas.

Alan García tomó posesión de mi boca. Estaba imparable. Cada palabra que salía de mis labios era un dardo preciso que impactaba en el blanco. La muchacha solo sonreía, tímida ella y yo "no entiendo qué hace una chica con ojos tan lindos trabajando en una óptica, seguro que es para que llames clientes" y en otra, "pero si tu bien podrías ser miss Perú, mira que conozco contactos" y para rematar, "si quieres te hago una sesión de fotos privada, como tu quieras, te pongo como la chica del mes en mi periódico". Floro señores, floro crudo y barato.

Caímos en una pollería y pedí una sangría para amenizar el rato. Una vez que se había despachado a su anchas y que la sangría, mal que bien, la había soltado un poco más, me animé a agarrarle la mano. Acto seguido, la conduje hasta la puerta del local y la empecé a besar.

Me sorprendió que fuese ella quien me dijera para ir a "matar". La susodicha tenía cara de inocente pero bien que sabía meter las manos en lugares "impúdicos" y lenguetear sin remilgos la cavidad superior de mi boca. Nos fuimos a un hotel y ahí empezó la hazaña.

Le acaricié los senos con suavidad y luego, ya un poco más entonado, le succioné cada uno de los pezones hasta que se pusieran en total erección. Ella me besaba el cuello, luego me tocó las nalgas y así, de pronto, me bajó el pantalón y se lo puso en la boca. SIN CONDON!. Ahí me asusté y le dije que no atracaba, que primero habría que cuidarse. Para esto ella ya se había desnudado por completo. Con sus dedos empezó a tocarse mientras yo me acomodaba el "vinifan".

Cuando vio que ya estaba listo, empezó a lamer la cabeza, luego los lados y finalmente los testículos. Sabía bien lo que hacía, sabía bien que ese era solo el calentamiento para que yo penetrara ese monumento de culo que tenía. Ella, víctima de la arrechura, gemía mientras le metía los dedos. Estaba completamente mojada, en éxtasis, vibraba, podía sentir su piel de gallina. Se volteó. El culo en ángulo recto propició una amasada con ambas manos y luego, abriéndome campo, introduje mi pene y arremetí furiosamente, con todas las ganas que le tenía.

A través del espejo sus cabellos se alborotaban, le tapaban el rostro. Ella se los sacudía meneando la cabeza, en posición perrito y yo sudaba, sudaba de placer hasta que finalmente ella decidió cambiar de posición. Sus senos en mi cara otra vez, blandos, masajeables y ella cabalgando sin parar hasta que me vine. Fue sin duda uno de los polvos más memorables que he tenido. Solo fue capricho de una noche, porque bien sabrán ustedes que enchucharse es peligroso. Quedamos en llamarnos pero cambié de chip, evité cualquier contacto.

Nunca más la volví a ver (literalmente). He vuelto a usar anteojos y no se si es el karma, pero el médico me dijo que las gafas que me dieron en esa óptica me malograron la vista.

Saludos cofradía! feliz navidad y próspero año nuevo!

 

ahora ud. es jose feliciano muy buen relato cofrade, excelente testimonio

 

jaja buen relato cofrade, se agradece!

 

como siempre buen relato, aunque esta en dos tiempos... saludos

 

buena cofra con la optometrista del buen ass