Hace tiempo que no posteo en esta sección, pero me pasó un suceso que creo que es digno que lo comente para deleite de los cofrades.
Un familiar, ya anciano o de la tercera edad, requiere que le pasen su tratamiento para la diabetes en ciertos momentos del día y por eso es que se dió la contratación de alguna enfermera que pudiera hacer dicha labor. Mi familiar tiene movilidad reducida y su cuarto se encuentra un poco separado de las demás habitaciones. Las enfermeras que llegaron, algunas simpáticas y otras no tanto, pero no faltaba nunca alguna media coqueta. Un día de estos fue que llegó una enfermera más o menos alto, que tenía cintura no tan gruesa y tremendo culo que se delineaba en su traje de enfermera. De más está decir que apenas la ví se me paró el pancho al toque, y tuve que contenerme para no mandarme una jalada de tripa a su nombre la primera vez que la ví.
En la cuarta visita que vino la culoncita esta fue que decidí meterle más labia, ya antes habíamos conversado un poco sobre varias cosas; me dijo que no tenía enamorado, que había terminado hace poco y que bueno la clásica de los problemas económicos que siempre hay; por acá fué donde decidí atacar.
Llegada la tarde y, aprovechando que mis primos habían salido, le pregunté a la enfermera si podía quedarse un poco más a lo cual ella accedió. Nos sentamos en un sillón y allí empecé como a bromear con ella, acariciarle su cabello o sus manos y a hacer avances. En una de esas fue que aproveché y le mandé su beso con lengua a lo cual ella accedió con bastante agrado. Así seguimos chapando, mientras le acariaba un poco sus senos y mis manos iban hacia su culo redondo y turgente, de más está decir que la erección que tenía estaba a punto de romperme el short de verano que llevaba. Discretamente, le puse su mano encima de mi short para que sintiese mi miembro, a lo cual ella lo empezó a acariciar por encima mientras seguíamos besándonos.
En una de esas, hice que su mano se metiera debajo de mi short a lo cual ella respondió tímidamente que mejor no seguíamos, pero igual seguía acariciando mi miembro y masturbándolo con una mano. Con tanto beso fue que lo tenía el miembro a mil, así que me bajé el short y le dije si me lo podía chupar, al principio no quería y luego me dijo que tan sólo un ratito. Fue allí que bajó y con su boquita caliente me dió una chupada muy buena mientras me lo masturbaba con su mano, ya sentía que no iba a aguantar mucho así que le dije si podía terminar en su boca a lo que ella me dijo que nunca lo había hecho. En ese instante, le dije que le pasara la lengua a mi glande sabiendo que ya se me venía, ella lo hizo y un chorro grande y largo salió que le mojó hasta su cabello, se soprendió un poco y le dije que me lo chupara; lo hizo rápido y terminé de vacearme en su boca. Acá una foto de su culote que me enloqueció:
Luego hubieron otros polvos, pero eso es parte de otra historia.
Un familiar, ya anciano o de la tercera edad, requiere que le pasen su tratamiento para la diabetes en ciertos momentos del día y por eso es que se dió la contratación de alguna enfermera que pudiera hacer dicha labor. Mi familiar tiene movilidad reducida y su cuarto se encuentra un poco separado de las demás habitaciones. Las enfermeras que llegaron, algunas simpáticas y otras no tanto, pero no faltaba nunca alguna media coqueta. Un día de estos fue que llegó una enfermera más o menos alto, que tenía cintura no tan gruesa y tremendo culo que se delineaba en su traje de enfermera. De más está decir que apenas la ví se me paró el pancho al toque, y tuve que contenerme para no mandarme una jalada de tripa a su nombre la primera vez que la ví.
En la cuarta visita que vino la culoncita esta fue que decidí meterle más labia, ya antes habíamos conversado un poco sobre varias cosas; me dijo que no tenía enamorado, que había terminado hace poco y que bueno la clásica de los problemas económicos que siempre hay; por acá fué donde decidí atacar.
Llegada la tarde y, aprovechando que mis primos habían salido, le pregunté a la enfermera si podía quedarse un poco más a lo cual ella accedió. Nos sentamos en un sillón y allí empecé como a bromear con ella, acariciarle su cabello o sus manos y a hacer avances. En una de esas fue que aproveché y le mandé su beso con lengua a lo cual ella accedió con bastante agrado. Así seguimos chapando, mientras le acariaba un poco sus senos y mis manos iban hacia su culo redondo y turgente, de más está decir que la erección que tenía estaba a punto de romperme el short de verano que llevaba. Discretamente, le puse su mano encima de mi short para que sintiese mi miembro, a lo cual ella lo empezó a acariciar por encima mientras seguíamos besándonos.
En una de esas, hice que su mano se metiera debajo de mi short a lo cual ella respondió tímidamente que mejor no seguíamos, pero igual seguía acariciando mi miembro y masturbándolo con una mano. Con tanto beso fue que lo tenía el miembro a mil, así que me bajé el short y le dije si me lo podía chupar, al principio no quería y luego me dijo que tan sólo un ratito. Fue allí que bajó y con su boquita caliente me dió una chupada muy buena mientras me lo masturbaba con su mano, ya sentía que no iba a aguantar mucho así que le dije si podía terminar en su boca a lo que ella me dijo que nunca lo había hecho. En ese instante, le dije que le pasara la lengua a mi glande sabiendo que ya se me venía, ella lo hizo y un chorro grande y largo salió que le mojó hasta su cabello, se soprendió un poco y le dije que me lo chupara; lo hizo rápido y terminé de vacearme en su boca. Acá una foto de su culote que me enloqueció:
Luego hubieron otros polvos, pero eso es parte de otra historia.
