Mi Sobrina - Amante

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por ConejoLocop, 9 May 2025 a las 15:49.

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    Aprovechando que tengo un par de días libres, les contaré esta historia de amor y sexo.

    Lo que voy a contar es una historia que ya está por cumplir 20 años, aunque con algunas largas intermitencias, aun continua vigente y sigue sucediendo. Comprenderán que en 20 años han sucedido muchísimas cosas, por lo que tranquilamente podría escribir un libro, por eso esta historia tendrá muchas partes, será larga y la seguiré publicando en la medida que vea interés en la cofradía. Si esperas historias rápidas, de mucho sexo desde el principio y te aburre leer, no sigas, esto no es para ti.
    Todo lo que esta narrado aquí es verdad, sucedió tal como lo relato. Claro que después de tantos años, algunas cosas ya se perdieron en la nebulosa de los recuerdos, pero algunas, por lo intenso o importante, se quedaron grabados a fuego. Además, muchos de estos relatos los recordamos y rememoramos con mi sobrina -amante hasta ahora. Seguramente que los diálogos he tenido que completarlos para que la historia tenga coherencia, pues después de los años transcurridos, algunas palabras ya se olvidaron, pero la sustancia de lo que queríamos decir, está en este relato.

    Nuestra historia comenzó a fines del 2005.

    Me separé de mi exesposa a principios de ese año. En ese momento acordamos con ella que le dejaría en departamento que habíamos comprado y casi todas las cosas que había en él. Fue una separación y posterior divorcio que me dolió mucho. Yo sentía que la amaba, pero desde el segundo año de casados intentamos tener un hijo sin éxito. Buscamos ayuda médica y, tras muchos exámenes y gastos, iniciamos un tratamiento que no dio resultados en dos años. Las relaciones sexuales programadas por los médicos y la falta de espontaneidad nos enfriaron y nos frustraron. La distancia y las peleas aumentaron debido a la falta de resultados y al gasto continuo en tratamientos hormonales.

    Yo estaba dispuesto a adoptar, pero mi esposa no quería y eso era más peleas, hasta que la situación fue insostenible y nos separamos. Yo estaba en el dilema de ver a donde me iría, me resistía a alquilar departamento, pues eso me parece tirar el dinero, prefiero ajustarme un poco mas y comprar algo, así que acepté la sugerencia de mi madre, de regresar a su casa de donde había salido 5 años antes, mientras juntaba un poco de billete para una inicial y comprarme un depa. Esa casa, era grande, cómoda y se encontraba en una zona tranquila de San Borja.

    Desde unos meses antes, mi madre, una mujer Jubilada pero aún muy vital, vivía con una sobrina, hija de un primo de ella. La sobrina había venido a Lima a estudiar y trabajar casi una año antes de que yo llegara a esa casa. Por el momento solo trabajaba porque postularía el año siguiente. La llamaré Angie para mantener su anonimato y porque se convirtió en un Ángel en mi vida. Angie tenía 19 años, relativamente alta,1.68 aproximadamente, de piel blanca, buen cuerpo, lindo rostro, pero sobre todo muy dulce y cariñosa. Desde que me quede con ellas, Angie se mostró muy preocupada por mi estado de ánimo y por mi salud. Angie vendría a ser mi sobrina en tercer grado, pero por la diferencia de edad y la cercanía, nos tratábamos como primos. Ella a mí me decía Primix y yo usaba un diminutivo de su nombre que sonaba muy cariñoso, aquí usaré la palabra “Bella” Para reemplazar el verdadero diminutivo cariñoso que desde muchos años antes usaba para llamarla.

    Yo regresé al que había sido mi dormitorio de soltero, la habitación más grande de la casa, que tenia baño propio y espacio suficiente para mi vieja cama de soltero, una cama de dos plazas que mi madre había conservado desde que me fui y coloqué un escritorio para mi computadora y las pocas cosas que traje de mi hogar marital. Angie tenía una habitación en el segundo piso. En ese segundo piso solo había tres habitaciones y un gran patio que ocupaba casi la mitad de la extensión de la casa.

    Con Angie nos conocíamos desde niños, cuando yo iba a la tierra de mi madre o ella venia a Lima con sus padres, que casi siempre se quedaban en la casa de mis padres, pues siempre había habitaciones vacías, así que la adaptación fue inmediata. Pero a las pocas semanas de estar en mi nueva casa comencé a verla con otros ojos, en las mañanas cuando se iba a trabajar, bien arreglada y con tacos que hacía que me sobrepasara ligeramente en altura, pero sobre todo los fines de semana cuando la encontraba en la cocina, preparando el desayuno con mi madre o haciendo labores caseras, Angie usaba en casa polos viejos y holgados que le marcaban sus pechos paraditos y de vez en cuando, sobre todo en esos meses de invierno, se marcaban sus pezones. Ella no se daba cuenta de mis miradas o se hacia la que no se daba cuenta.

    Pronto Angie comenzó a tocar la puerta de mi cuarto para que le preste mi computadora, o porque quería imprimir algo, luego para ver alguna peli en mi televisor (ella no tenía uno en su cuarto) o simplemente para ver cómo estaba, acompañarme y conversar. Bajaba con sus polos holgados y yo por supuesto me deleitaba con esa vista. Por supuesto todo con la puerta bien abierta, para evitar sospechas, porque el dormitorio de mi madre estaba a unos 5 u 6 metros del mío, en medio había una pequeña habitación vacía que usábamos para planchar y guardar ropa.

    En ese momento solo me ganaba con esos pechos que no eran muy grandes, digamos medianos pero paraditos y redondeados, pero no pensaba en tirármela, pues ella finalmente era mi sobrina, aunque por la diferencia de edad, ella a punto de cumplir 20 y yo con 29, nos decíamos primos. Además, el divorcio realmente me había afectado y muchas ganas de sexo, no tenia. Ella en esos tiempos salía con un hijo de japoneses que trabajaba con ella, que a veces la recogía o dejaba en la casa, el ponja se veía súper respetuoso y cordial.

    Así pasaron los meses, cada vez ella bajaba más seguido a conversar conmigo, preocupada en como estaba afrontando el divorcio, la verdad es que si me había afectado, a veces ni me provocaba comer y ella insistía en prepararme lo que me gustaba y hacerme comer algo, sobre todo los fines de semana que estábamos todos en casa o simplemente conversar de cosas suyas o cosas mías, a veces era en la sala, otras en mi habitación donde yo había colocado dos sillones, pero siempre con puerta abierta, a pesar que muchas veces estábamos solos, pues mi madre andaba mucho con sus amigas y hasta hacia viajes cortos con ese grupo, disfrutando de su jubilación.

    Así llegó un sábado del caluroso noviembre de 2005. Lo que pasó esa tarde lo recuerdo como si fuera ayer, porque fueron momentos sublimes, un tanto inesperados, pero muy intensos, nuestra primera vez teniendo sexo.
     
    ConejoLocop, 9 May 2025 a las 15:49

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    EL PRINCIPIO
    Yo subí temprano a poner mi ropa en la lavadora que estaba en una de las habitaciones vacías del segundo piso y vi la habitación de Angie con la puerta cerrada por lo que supuse que aun dormía, dos horas más tarde subí a tender la ropa y vi que la puerta seguía cerrada y mi ropa tendida. Me dio un poco de vergüenza pues había ropa interior ahí, pero Angie era así. Como su puerta seguía cerrada, entendí que había salido. Para subir al segundo piso, había dos escaleras, una interna que subía desde la sala y otra de caracol qué daba directamente al patio y la cochera, así que ella podía entrar y salir por ahiahí y yo en mi habitación ni me enteraba. Salí al gimnasio y hacer algunas compras. Mi madre estaba en uno de sus viajes con su club de la tercera edad y como sabía que Angie había salido, comí algo en la calle. Regresé a casa como a las 3pm. Duchazo, ropa cómoda, y a ver televisión.
    Angie no tenía televisor en su cuarto, por eso veía novelas con mi madre y películas o series conmigo.
    Como a las 6pm estaba sentado en mi cama, cómodamente viendo una peli y acababa de abrir un tarro de helado de un litro, que pensaba tragarme solo. Tenía la puerta semicerrada, cuando siento unos golpecitos en la puerta y Angie la abre un poco y con su linda sonrisa me pregunta si puede ver una película conmigo, le dije que por supuesto, aunque pensé “, voy a tener que compartir mi helado” ella se sentó en uno de los sillones y yo seguí sentado en mi cama, apoyado en unos cojines en la cabecera, en esta ocasión tenía un polerón que le llegaba hasta un poco por encima de las rodillas, pero igual se marcaban sus ricos pechos, se sentó y cruzó las piernas, no llevaba el short que usaba con los polos más corto que usaba con polos más cortos. Se sentó y cruzó una pierna sobre la otra, ese sillón no tenía brazos, así que me dejaba verla toda. Yo me quedé bobo mirando su muslo descubierto que dejaba poco a la imaginación. Ella me miró muy picara y me dijo “No me vas a invitar de tu helado”. Yo Sali de mi nube y reparé en mi falta de cortesía, me iba a parar a traer un vaso o algo para invitarle helado, cuando ella se paró antes que yo y fue a la cocina, al minuto se pareció solo con una cuchara y sin mediar palabra se subió a la cama y se sentó junto a mi para comer del pote de helado. Eso nunca había sucedido, ella cuando venía a ver televisión conmigo, siempre se sentaba en ese sillón, porque desde el otro, más cómodo y con brazos, no se podía ver bien la pantalla, salvo que se jalara para acomodarlo, como algunas veces hacíamos cuando mi madre nos acompañaba a ver películas, si, mi dormitorio a veces era la sala de cine de la casa. Así yo todavía estaba medio embobado por lo que estaba pasando, pero justo acabó la peli que estaba viendo y eso me hizo recuperar la compostura.
    En ese tiempo no había Netflix ni nada parecido, por lo que tenía mi DVD y un arsenal de películas de todo tipo. Me paré a buscar una nueva película y cuando voltee a preguntarle qué tipo de película le gustaría que ponga, la vi ahí, en mi cama, semi-recostada en los cojines, con la cuchara en su boca, a modo de chupetín, con su polerón que se le había recogido un poco dejando ver sus piernas casi hasta donde debería empezar su conchita y que, al estar medio echada, medio sentada, marcaba más aun sus pechos, claramente sin sostén, me pregunté si tampoco tendría calzón…
    Angie se paró y se puso junto a mi para escoger la película, la tenia muy cerca, en la cama nos separaba la mesita donde estaba el helado, y pude sentir su perfume fresco, claramente se había bañado y perfumado sutilmente antes de bajar.
    Escogió una película romántica, puse la peli y regresamos a la cama a verla y seguir comiendo helado. A los 15 o 20 minutos, el helado se había terminado, ella se levantó y llevo la mesita a la cocina, regresó y volvió a sentarse junto a mí, no en el sillón, ahí fue cuando pensé que esto iba por otro lado, pero me resistía, pensando que finalmente éramos familia, lejana, pero familia. La cosa se complicaba porque mi muchachón no entendía de familia, ni de que yo era 10 años mayor que ella, se iba poniendo grueso y duro y como yo estaba con un short delgado de algodón, me costaba cada vez más disimularlo.
    Afortunadamente ya estaba oscureciendo y yo trataba de acomodarme para que no se notara la erección. Yo tenia casi un año sin tener sexo, con mi exesposa lo había hecho hasta 6 meses antes de separarnos, cuando la cosa se puso realmente fea y ya llevaba casi 6 meses en la casa de mi madre. No había pensado mucho en sexo, a pesar de que en el trabajo había dos buenas hembras que estaban como para torcerles el pescuezo y una de ellas era mi compañera de campo, o sea quien salía conmigo a hacer las supervisiones de calle. Al tenerla así, tan junto a mí, con la habitación solo iluminada con la pantalla del televisor, me vino toda la arrechura acumulada, pero no quería cagarla, dando un primer paso que quizá fuera equivocado, así que traté de concentrarme en la peli, pero mi muchacho seguía semierecto, como esperando su oportunidad.
     
    ConejoLocop, 9 May 2025 a las 17:44

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    Terminó la película y la miré para preguntarle si quería ver otra peli, ahí me di cuenta de que estaba sollozando y me enterneció verla así, le dije que la película era de final emotivo, pero no era para tanto y me respondió, que, si la había emocionado mucho, pero que en realidad estaba triste porque llevaba un poco más de un mes que había terminado con su enamorado ponja. Me nació abrazarla y atraerla hacia mi pecho, pero sin querer, con el brazo que le pasé por la espalda, yo quería tomarle el brazo o el hombro del otro lado y terminé rozándole el seno izquierdo, fue un roce rápido y casual, pero senti que era como me imaginaba, firme y redondeado, 100% natural. Ella levantó el rostro y me miró con esos ojos dulces pero llorosos y yo entendí que era ahora o nunca, acerqué mis labios a los suyos, muy lentamente y comenzamos a besarnos, primero muy suavemente para ir poco a poco subiendo de intensidad, pronto nuestras lenguas ya jugaban, un rato en su boca un rato en la mía, la atraje más hacia mí y sentí sus pechos firmes contra mi pecho, ella estaba solo con ese polerón y yo con un polo ligero de verano y el short, así que la sentía toda.

    Le comencé a acariciar las piernas y poco a poco mis manos iban subiendo, mientras la seguía besando, cuando mi mano llegó a sus firmes nalgas, comprobé que no llevaba nada bajo el polerón y que tenia la papita totalmente depilada, cosa rara en esos tiempos, ella abrió las piernas sutilmente, lo justo para permitirme meter la mano entre ellas y comenzar a jugar con su clítoris, comenzó a gemir suavemente, mientras su mano se metió debajo de mi short y encontró mi muchacho totalmente erecto, comenzó a acariciarlo suavemente poniéndome al 1,000%, mientras seguíamos besándonos y jugando con nuestros genitales, le saque el polerón y al verla totalmente desnuda quedé maravillado con ese cuerpo casi perfecto. Me puse de rodillas en la cama para sacarme toda la poca ropa que llevaba y ella aprovecho para acercarse a mi muñeco y después de darle un par de besos, metérselo totalmente en la boca y hacerme sexo oral que me puso más piedra aún.

    Después de varios minutos comiéndose mi falo, la empujé suavemente para que se eche boca arriba, pues quería penetrarla y sentir su caliente y húmeda vagina, pero ella me preguntó si tenia preservativos. ¡! ¡No tenía! ¡Hace tiempo que no pensaba en tener sexo y menos en mi casa! Le dije que no, entonces fue ella la que me empujó suavemente y me puso boca arriba, me comenzó a besar la boca y fue bajando lentamente hasta llegar a mi pene que estaba a reventar, comenzó a mamarlo y lamerlo, no pasaron ni dos minutos y sentía que la leche se venia a borbotones, le dije que, si no quería tomarse mi semen, parara ya, ella solo me miró pícaramente y siguió haciéndolo, hasta que exploté en su boca. Fue tanto y tan espeso, que casi se atora, pero aun así no dejó que cayera ni una gota fuera de su boca, era semen acumulado por más de tres o cuatro meses que no eyaculaba, pues, aunque no tenía sexo, a veces tenia sueños húmedos. Angie siguió lamiendo mi muchacho hasta dejarlo sin una gota de semen, cuando terminó, me dio un largo beso, con sabor a mi semen. Luego solo se echó sobre mi pecho y nos quedamos ahí varios deliciosos minutos en absoluto silencio.
     
    ConejoLocop, 9 May 2025 a las 19:13

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