Ella le fue infiel a su novio conmigo

Flor y yo estuvimos juntos por 2 años, al momento de dejarnos de ver ella tenía 31 y yo 29. Ella siempre tuvo una figura muy atractiva, es pequeña (mide 1.55), cuerpo armonioso, tiene la piel color canela, cabello negro azabache largo, tan largo que le llega la mitad de la zona lumbar, ojos color café y una expresión seria pero tranquila, podría decirse que viéndola caminar se vería a una chica muy correcta e inocente.

Sin embargo, tiene dos partes de su anatomía en las que destaca muy claramente: tiene unos muslos muy torneados y fuertes y una cola que parece que fue esculpida en mármol de lo dura y grande que es; ello se debe a que desde los 18 años ha entrenado regularmente en el gym, lo único malo que cuando andaba conmigo gustaba de usar ropa demasiado suelta para que no volteen a mirarla.

Nos acostumbramos a tener relaciones varias veces por semana (regularmente 3 días a la semana) y los fines de semana eran para pasarla encerrados, debido a su naturaleza más reservada, al comienzo no le gustaba que la vea mucho, sin embargo, con el paso de los meses ella comenzó a dejarse hacer más cosas, comenzó a disfrutar del sexo oral y mucho más del anal.

También comenzó a disfrutar el ponerse disfraces y a andar sin ropa por el depa, a los 24 meses de relación le encantaba hacer el delicioso con una regularidad que sorprendía, poco a poco fue cediendo a todo tipo de innovaciones sexuales (poses, lencería, etc) volviéndose algo sumisa. Por cosas de la vida la relación se terminó y nos dejamos de ver por mucho tiempo.

Y así pasaron dos años y de la nada un buen día de junio recibí un mensaje por Whatsapp, era Flor. Comenzó con un típico “justo pensé en ti porque soñé ayer contigo, ¿cómo estás?”. Le seguí la corriente y a los días ya estábamos recuperando contacto por mensajes.

A la semana me llamó (lo que me tomó de improviso) y me sorprendió que ella quisiera que nos veamos para conversar. Estaba muy intrigado por saber que querría de mí, así que asistí a la hora pactada a recogerla de su oficina.

Estaba emocionado, no la había visto en años y al subirse al carro fue tremenda mi sorpresa: si antes le dedicaba tiempo a entrenar en el gimnasio, me pareció que ahora había duplicado las horas. De la chica que no le gustaba que la miren y que se ponía ropa ancha no quedaba nada. Flor ahora vestía un pantalón super pegado que hacía que su ahora enorme (si cabe aún más) y torneada cola destacara rápidamente sumado a los tacones altos que ahora si le gustaba usar; usaba además ahora una blusa ceñida con un escote suave pero que hacía que se notara la diferencia entre ese explosivo trasero y la delicada contextura de su parte superior.

Al saludarnos noté que su intención era que nos pongamos al día y hablemos de trivialidades, los minutos fueron pasando con una tranquilidad asfixiante y sinceramente pensé que solo quedaría en una visita de cortesía. Sin embargo, al estacionarnos en un parque, comenzó a preguntarme cositas un poco más picantes, como si la había extrañado, si me gustaba la ropa que se puso, que si le quedaba bonito el cabello con ese peinado buscando cualquier excusa para hacer contacto físico.

Al notar sus intenciones decidí hacerme el desinteresado, hasta que ella me dijo que sienta su nuevo perfume que se lo había puesto en el cuello (más en bandeja no podía ser), así que me acerque a su asiento y comencé a besarla suavemente, subiendo de a pocos el nivel de intensidad.

Al sentir de nuevo sus labios, surgió en mi la necesidad de volver a tocar su cuerpo, comenzando por poner mi mano sobre sus muslos. Al tocarlos sentí que no solo estaban más grandes de lo que los recordaba, sino que estaban durísimos, al notar que Flor no rechazaba el contacto continué desplazando mi mano hacia su entrepierna, llegando a rozarla ligeramente para tantear sus intenciones (y sentí que se arqueó al sentir el contacto cual rayo de corriente que hubiera recorrido su cuerpo), decidí jugármela e ir directo hacia su cola, primero acariciándola por encima de la ropa y luego intentando introducir mis dedos en ese ceñido pantalón.

Allí confirmé mis sospechas: no solo había entrenado muchísimo ese culo, sino que había venido pensando en que lo que estaba ocurriendo en ese instante ocurra: llevaba un mini hilo dental puesto (ya decía yo porque no se le notaba la ropa interior al verla de pie con un pantalón tan cuete).
Luego de aquella comprobación y seguro que ambos queríamos lo mismo le dije: “Vamos”? y ella sonrío y preguntó casi inocentemente: “A dónde me quieres llevar” ?; a lo que respondí raudo: “a poder estar dentro de ti”.

En el camino al hotel comencé a pensar, “ella siempre fue muy golosa, no creo que no haya saciado sus ganas con alguien antes de este momento, pero mejor no preguntaré nada y solo gozaré el momento”. Ingresamos a la habitación y ella me pidió que espere sentado en la cama mientras ella entraba al baño a arreglarse.

Esperé impaciente su salida por unos cuantos minutos y de repente Flor salió del baño vestida con una lencería negra hermosa, llevaba medias de nylon negras, el hilo dental que mis manos sintieron un sostén precioso del mismo color más el respectivo portaligas. Quedé anonadado de tanta delicia hecha cuerpo de mujer y rápidamente me aproximé a ella para besarla y poder tenerla entre mis brazos. Allí me sorprendí porque luego de un par de minutos de besos y manoseos, ella me empujó a la cama (“tomó la iniciativa” me dije) rápidamente me desabotonó el jean, liberó a mi pene y comenzó muy ansiosamente a introducirlo en su boca.

Yo recordaba con mucho placer el sexo oral que me daba antes, pero ahora había mejorado muchísimo su técnica: me miraba fijamente y sonriendo de forma muy sexy, con su lengua recorría mi pinga de arriba hacia abajo, succionando el glande por momentos mientras sostenía el tronco de mi miembro con una mano; luego hacía garganta profunda para, a continuación, meterse mis bolas en la boca (wow, dije, todo esto es nuevo). Maniobraba mi pene sacándolo ocasionalmente de su boca y golpeándose las mejillas con él o golpeándose la lengua (cuando la tenía afuera), cuando sintió que ya estaba lista me pidió que no le quite la lencería y que le haga lo que quiera.

Directamente, aparté a un lado el hilito y comencé a lamer los jugos que salían de su panochita (ella estaba depilada completamente), escuchaba unos agudos chillidos cada que pasaba la lengua por la entrada y succionaba su clítoris (nuevamente me dije: esto no se dejaba hacer antes). Le ordené que se ponga en 4 para contemplar ese culo ávido de sentir lo que nos haríamos unos instantes después, le di unas suaves palmadas y ella disfrutó cada golpe de mi mano, la acerqué al borde de la cama y, luego de dos años, la penetré de golpe y hasta el fondo: ella atinó a pegar un grito de placer y comencé a bombearla rápidamente para sentir y degustar ese enorme trasero que tenía a mi disposición. Ella también colaboraba haciendo presión hacia mí lo cual incrementaba a cada paso el placer. Flor se ponía muy caliente al ver su reflejo en el espejo y eso solo retroalimentaba las ganas que ella tenía, ver su cara y gemidos de placer hicieron que tuviese más ganas de seguir estando dentro de ella.

En ese momento, ella me dijo, quiero ir arriba, quiero ir arriba (ella siempre llega montando encima). Obedecí sin pensarlo, ella me dijo no quiero que me toques con las manos yo quiero hacer todo el trabajo. Ante la contundencia de sus argumentos acepté gustoso, pero puse la condición que apuntásemos la acción hacia el espejo (así vería todo lo que pasaba misma película porno).

Se subió y puso sus manos en la cabecera de la cama volteando a mirar hacia atrás para ver el espectáculo de la penetración, ponía todo su peso encima de mi ingle y se movía de atrás hacia adelante intentando a cada momento que la presión sea máxima, aprovechando el grosor de mi pene todo lo que podía. Estuvo así varios minutos, en tanto eso, ella no dejaba que la toque y veía como solita se tocaba los senos por debajo del sostén (que no se había quitado porque le excitaba coger con lencería puesta), se metía los dedos a la boca y la saliva obtenida se la pasaba por los pezones.

Finalmente llegó el momento de su clímax y se corrió durísimo gritando fuertemente mientras pegaba sus senos a mi pecho y me apretaba durísimo el pene atrapado dentro de su conchita. Sin embargo, allí no acabo todo, ni bien pasó el efecto de su delicioso orgasmo ella se echó boca abajo y me exigió que la clave por detrás, que quería sentir que mi leche entrara dentro de ella, pero que me venga en su culo.

Obedecí y al estar toda la zona sumamente húmeda ingresó súper fácil, sentí un profundo gemido de placer y comencé a sadiquearme con ese culazo que no había visitado en 48 meses (lo sentí en excelente forma y también volví a notar que estaba con uso), del gusto que me estaba dando no me pude contener más y expulsé toda mi leche dentro de ella.

Habían pasado 40 minutos en toda esta operación y ya echados uno al lado del otro, Flor estaba con la cara rojita pero esbozando una sonrisa y en eso me dice, te quiero decir algo pero no quiero que te enojes, y yo le dije normal no hay ningún problema: “tengo enamorado, no te lo quería decir antes porque me moría de ganas que estuvieras dentro de mí”. Yo me sospechaba esto porque, como dije, ella era muy golosa con el sexo y más bien me habría parecido una mentira si me hubiese dicho que nadie se estaba comiendo ese rabazo, pero inmediatamente surgió una pregunta ¿si se la estaban garchando regularmente, por qué quería que yo me la coja?

Tomé aire e inmediatamente le dije, no hay problema, yo no te voy a pedir nada por esto que pasó más bien que rico que aceptarás hacerlo, igual si quieres lo repetimos luego. Ella se alegró con esas palabras y comenzó a contarme que en realidad el chico suyo era el más enamorado de ella y que ella, aunque cómoda con la relación, estaba pasándola no más (quería darme a entender que no era algo serio). Yo le dije que bueno que la vida hay que pasarla lo más feliz que uno pueda y a continuación le pregunté: ¿te hace gozar rico como te acabo de hacer venir?

Ella respondió que el chico se venía muy rápido porque estaba templado de su figura (de su culo y piernas de gimnasio en realidad) y que no duraban 5 minutos en cada relación, me contó que luego que re-comenzamos a hablar le vino la idea a la cabeza de volverse a dar revolcones ricos conmigo y que ahora que lo habíamos hecho, la idea de haber estado con dos hombres en menos de 2 días (porque sí, el chico se la acababa de coger hace 48 horas), la había excitado demasiado.

Lo volvimos a hacer 4 veces más ese día, pero lo más excitante es que ella me iba contando como se la cogía el chico mientras yo la estaba penetrando (la sola imaginación de eso hacía que estuviera muy duro toda esa sesión): me decía que le había enseñado a mamar mejor (como conté hace unas líneas), que la hacía coger en la azotea de su casa, que la había acostumbrado a coger en la ducha en las mañanas y que la mayoría de las veces le acababa en la cola (ya decía yo porque me pidió eso).

Luego de terminar le dije, ¿seguro vas a ir a visitarlo ahora no?, me dijo que sí y le dije, ¿te llevó?, ante mi asombro aceptó. La dejé en la puerta de la casa del chico y me cuadré con el carro en la esquina para ver a esa pobre alma que le abrió la puerta de su casa y la recibió con un beso, sin sospechar nada de lo que le había hecho a su entonces enamorada.

 

Esperamos q siga con el relato y tenga más q contarnos.

 

Un relato real, una conducta vista en ambos sexo, a mi me pasó solo que usted tuvo el valor de hacerlo, yo decliné.
Saludos buen relato.

 

Buena historia cofrade, tenga a bien continuar.....

 

Muchas gracias por sus palabras. Espero poder contrar más cosas de las que hemos vivido en la cama

 

Cofra @alamo123 excelente relato!, continúe por favor!

 

Uhmmm buen relato espero la continuación

 

Genial el relato cofra, muy detallado siga con el relato, está buenísimo.
Al igual que otros cofras , también tuve esa opción de tener sexo con mujeres con esposos, sobre todo mujeres en gimnasios pero no he aceptado hasta ahora , es muy tentador la verdad.

 

Muy buen relato mi estimado, a ver si se anima a continuar en contar otras faenas que tuvo con ella.

 

Muy buena historia cofra, esperamos con gusto la continuación. saludos

 

no le tomaste mas fotos porque si hubo un gran cambio en 2 años.
Gracias por compartir tu historia

 

SI si hay algunas más

 

buen relato cofrade, y un buen cuero se deleito usted, aun debe continuar, esa hembra le va a dar mas sorpresas, la nenas en miniatura duritas y que saben lo que quieren son buenos bocados para el deleite masculino, choprove, saludos