incubbo
Teniente
William Shakespeare (1564 – 1616) era, simplemente, todo un genio. Uno de los muchos que la raza humana ha dado. Es el mayor poeta y dramaturgo inglés.
Innovó y revolucionó el teatro de su época: ya no es el inevitable destino o la voluntad de los dioses los que mueven a sus personajes, sino las pasiones y el carácter que anidan al interior de estos.
Shakespeare es universal porque caló muy profundo en las emociones humanas y obligó a hablar con profunda verdad a las pasiones del hombre. Auscultó los sentimientos nobles o mezquinos, tiernos o ridículos, efímeros o enfermizos: la venganza, la abnegación, el amor, el odio, los celos, el engaño, la avaricia, etcétera.
Logró una maravillosa caracterización de sus personajes. Presentó una galería de ellos en donde se reflejan conductas, sentimientos y dilemas comunes a todo el género humano:
ROMEO Y JULIETA: Es el modelo del amor juvenil, pero interrumpido por la muerte.
EL REY LEAR: es el buen padre pero lleno de desdicha, debido a la mezquindad de sus hijas.
MACBETH: Es el emblema de la ambición y la mezquindad que lo convierten en asesino.
FALSTAFF: es el galanteador hipócrita y sin dinero.
SHYLOCK: es el tacaño y codicioso en “El Mercader de Venecia”.
HAMLET: es el hombre que representa la duda, el irresoluto, una víctima paralizada por las fuerzas internas en conflicto.
OTELO: es el amante atacado por el demonio de los celos.
El lenguaje de sus obras posee una fuerza y una belleza excepcionales con metáforas deslumbrantes y figuras literarias de desmesurada grandeza.
En la obra dramática (teatral) de Shakespeare se distinguen sobre todo, las tragedias; en ellas, el inigualable talento dramático de Shakespeare se eleva a su máxima expresión. Enumerar los títulos de sus tragedias es hacer un listado de obras maestras, que han suscitado la admiración de lectores y espectadores; aquí algunas cuantas: Otelo, Macbeth, Romeo y Julieta, Hamlet, El Rey Lear, Antonio y Cleopatra, Julio César, El mercader de Venecia, etc.
De sus comedias, recomendaría: Mucho ruido y pocas nueces, Las alegres comadres de Windsor, La fierecilla domada, Sueño de una noche de verano y la Tempestad.
Pero no todo en su obra es genial; a veces escribía demasiado de prisa, más preocupado por los plazos de entrega que por la posteridad; por lo que hay que reconocer que muchos de sus personajes cómicos han perdido toda su capacidad de hacernos reír y que algunos de sus juegos de palabras, a veces, nos resultan molestos.
De él se dice que fue homosexual o bisexual, pero no hay ninguna prueba que abone esa hipótesis. Este supuesto proviene de algunos sonetos de tono erótico dedicados a un joven (1 al 126); pero lo mismo hizo con otros sonetos que se los dedicó a una dama morena (127 al 154).
Sólo me resta decir que la lectura de William Shakespeare es una tarea impostergable en la vida de todo aquel que guste de la buena literatura.
Saludos.