Hace un par de semanas me encontraba por el centro, comprando algunos libros en Quilca, y de paso visitar a unas ficheras por la zona. Cuando me disponía a ir al paradero en la Av. Wilson y volver a mi jato, recordé que la estación central estaba cerca de allí, así que me dije por qué no.
Bajé a la estación y compré mi tarjeta cargada con 5 luquitas, en una de las dispensadores que había allí abajo. El ambiente es agradable en el subterráneo, varias tiendas y baños funcionales, lo único malo es el sistema de ventilación, parece que estaba malogrado porque hacía un calor de , al menos yo no lo soportaba. Entonces me escapo y paso mi tarjeta por uno de los
gateways y chapar de una vez el bus con dirección al sur.
Me imaginaba que los buses eran amarillos, pero el que chapé era gris, entendí entonces que los buses de las troncales son más grandes (como el otrora Icaro) y de color gris, y los de las alimentadoras son mas pequeños y de color amarillo, que son las que pasan por mi jato y que estoy más acostumbrado a ver. Me imaginaba los buses llenos en hora punta, eran las 7 de la noche cuando lo abordé, pero me encontré con que estaba semi-vacio, pude ir sentado en todo el trayecto. De repente la ruta hacia el sur no es igual que la que va hacia el norte, supongo porque hay mucha más gente que utiliza el servicio en los conos norte.
El viaje fue chevere, sobre todo en la via expresa, suben flacas bien ricas, por un momento me imaginé que era alguna fichera de la zona de Miraflores y San Isidro, siempre pasa. Lo que me pareció interesante es el sistema de voz automatizado que tiene el bus, en cada paradero esta voz femenina anuncia el paradero en la que va a parar, y eso le da un aire moderno y futurista. También me sorprendió una voz robotizada que advertía "no comer", supongo que el chofer lo activó al percatarse que algún desadaptado estaba disponiéndose a tragar a bordo. Bien por ello, a mi me llega a las pelotas ver gente comiendo en las combis y en el bus, y más aún cuando agarran la comida grasosa con sus manos, por la puta mare, eso se ve mucho en los conos, es realmente desagradable el olor a comida. Me pregunto qué otras opciones tendrá el chofer aparte de ello, de repente "no fumar", "no ensuciar", y quíén sabe, la opción "no puntear", cuando el bus esta a
full.
Llegué al paradero final, Matellini, en Chorrillos, para abordar esta vez el bus alimentador que me llevaría a mi jato. Son varias rutas alimentadoras que van por Chorrillos y Surco. Esta vez fuí de pie, pero no se llenó, y además fue rápido el viaje. En mi jato saqué mis conclusiones, me costó casi igual y me demoré casi lo mismo que ir en custer. Desde ese día tomo el metropolitano para ir al centro, y eventualmente al cono norte. Deberíamos agradecer a Alberto Andrade (Q.E.P.D) por la idea de este sistema de buses, y que el mudito pendejo lo está utilizando para sus campaña.
