BB-Salsero
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Cuando no hay argumentos para atacar al enemigo de Izquierda se le crea relaciones con Chavez, el estatismo, la huida de inversiones, el retroceso del pais. Les suena conocido? No es la campaña contra Humala es la campaña del 2002 contra Lula. Cualquier parecido con el Perú es pura coincidencia.
La campaña anti-Humala de estos días es muy similar a la campaña anti-Lula que se desarrolló en Brasil el 2002, cuando el ex líder sindical aparecía primero en las encuestas. Los mismos argumentos, las mismas amenazas económico-financieras, el mismo alineamiento de la prensa y sobretodo el mismo clima de miedo. Finalmente Lula ganó esas elecciones, lo que permite dudar de la eficacia de este tipo de campañas.
En Brasil, en los meses anteriores a las elecciones del 6 de octubre del 2002, hubo una gran inestabilidad financiera por la amenaza empresarial de una masiva retirada de inversiones y flujos financieros. La banca exigía al Partido de los Trabajadores “tranquilizar” al capital mundial y decía temer que Lula adopte medidas "hostiles" que perjudicaran el crecimiento económico. Todo esto ocurría luego de algunos años de aplicación de aplicación del "Plan Real", del presidente Fernando Henrique Cardoso -un ex izquierdista convertido en neoliberal, algo curiosamente muy parecido a lo que pasó con nuestro actual presidente Alan García-. Cardoso había tenido éxito en hacer crecer la economía, pero no en reducir la enorme desigualdad, lo que llevaba a la opinión pública a una sensación de insatisfacción con las políticas económicas.
Durante la campaña, los partidos más a la derecha, el empresariado y los medios de comunicación implementaron una estrategia para ligar la imagen de Lula con el miedo. Uno de los primeros argumentos utilizados fue la vinculación entre Lula y Chávez, éste último en el poder desde 1999 y con una cierta cercanía al PT -especialmente a sus sectores más a la izquierda-. Otro argumento se refería a que las políticas implementadas por Lula llevarían a un menor crecimiento económico, a la pérdida de miles de empleos y a ahuyentar las inversiones. Por supuesto, también se señaló una supuesta voluntad de controlar los medios de comunicación y de perpetuarse en el poder. Y por último, se dijo -como se dice ahora en el Perú- que Lula era contradictorio, que cambiaba su plan de gobierno de acuerdo al auditorio y que no se sabía qué era lo que realmente iba a ser; de esta manera pretendían atacar la necesidad de negociación que tuvo el PT al no tener mayoría parlamentaria y abrirse a sectores liberales y de centro.
Lula provenía de una izquierda dura y sindical, y se había hecho conocido liderando masivas huelgas metalúrgicas en el "ABC Paulista". Este origen hacía -para los sectores medios y más conservadores- poco creíble su apertura hacia una izquierda más moderna y pragmática. Algo muy parecido a lo que ocurre actualmente con el peruano Ollanta Humala, quien ha tenido que modificar muchas de sus propuestas originales e incorporar en su equipo a sectores liberales y de centro para ampliar su base política, a sabiendas de que con su postura inicial sería imposible generar el consenso necesario para realizar un gobierno exitoso.
Todas estas acusaciones contra Lula estaban teñidas de un mismo color: el miedo. El objetivo era generar miedo para que los brasileros voten por la estabilidad y rechacen los cambios. Para muestra, un botón:
Este video en el que la popular actriz Regina Duarte afirma tener "miedo" de Lula:
[ame]http://www.youtube.com/watch?v=DEeNSkXn5mY[/ame]
Finalmente Lula logró vencer la campaña del miedo, ganando las elecciones por un margen de 61% contra 38% del centroderechista José Serra. Por eso, el lema del día de las elecciones, tras conocerse los resultados, fue "la esperanza venció al miedo".
¿Qué pasó después? Lula desarrolló un gobierno de centroizquierda, implementó políticas sociales capaces de reducir la brecha de la desigualdad (durante su gobierno unos 30 millones de brasileros pasaron de la pobreza a la clase media), tuvo una relación pragmática con Chávez, tuvo políticas internacionales autónomas de EEUU, y ni una sola inversión abandonó el país a causa de la política económica. (PM)
La campaña anti-Humala de estos días es muy similar a la campaña anti-Lula que se desarrolló en Brasil el 2002, cuando el ex líder sindical aparecía primero en las encuestas. Los mismos argumentos, las mismas amenazas económico-financieras, el mismo alineamiento de la prensa y sobretodo el mismo clima de miedo. Finalmente Lula ganó esas elecciones, lo que permite dudar de la eficacia de este tipo de campañas.
En Brasil, en los meses anteriores a las elecciones del 6 de octubre del 2002, hubo una gran inestabilidad financiera por la amenaza empresarial de una masiva retirada de inversiones y flujos financieros. La banca exigía al Partido de los Trabajadores “tranquilizar” al capital mundial y decía temer que Lula adopte medidas "hostiles" que perjudicaran el crecimiento económico. Todo esto ocurría luego de algunos años de aplicación de aplicación del "Plan Real", del presidente Fernando Henrique Cardoso -un ex izquierdista convertido en neoliberal, algo curiosamente muy parecido a lo que pasó con nuestro actual presidente Alan García-. Cardoso había tenido éxito en hacer crecer la economía, pero no en reducir la enorme desigualdad, lo que llevaba a la opinión pública a una sensación de insatisfacción con las políticas económicas.
Durante la campaña, los partidos más a la derecha, el empresariado y los medios de comunicación implementaron una estrategia para ligar la imagen de Lula con el miedo. Uno de los primeros argumentos utilizados fue la vinculación entre Lula y Chávez, éste último en el poder desde 1999 y con una cierta cercanía al PT -especialmente a sus sectores más a la izquierda-. Otro argumento se refería a que las políticas implementadas por Lula llevarían a un menor crecimiento económico, a la pérdida de miles de empleos y a ahuyentar las inversiones. Por supuesto, también se señaló una supuesta voluntad de controlar los medios de comunicación y de perpetuarse en el poder. Y por último, se dijo -como se dice ahora en el Perú- que Lula era contradictorio, que cambiaba su plan de gobierno de acuerdo al auditorio y que no se sabía qué era lo que realmente iba a ser; de esta manera pretendían atacar la necesidad de negociación que tuvo el PT al no tener mayoría parlamentaria y abrirse a sectores liberales y de centro.
Lula provenía de una izquierda dura y sindical, y se había hecho conocido liderando masivas huelgas metalúrgicas en el "ABC Paulista". Este origen hacía -para los sectores medios y más conservadores- poco creíble su apertura hacia una izquierda más moderna y pragmática. Algo muy parecido a lo que ocurre actualmente con el peruano Ollanta Humala, quien ha tenido que modificar muchas de sus propuestas originales e incorporar en su equipo a sectores liberales y de centro para ampliar su base política, a sabiendas de que con su postura inicial sería imposible generar el consenso necesario para realizar un gobierno exitoso.
Todas estas acusaciones contra Lula estaban teñidas de un mismo color: el miedo. El objetivo era generar miedo para que los brasileros voten por la estabilidad y rechacen los cambios. Para muestra, un botón:
Este video en el que la popular actriz Regina Duarte afirma tener "miedo" de Lula:
[ame]http://www.youtube.com/watch?v=DEeNSkXn5mY[/ame]
Finalmente Lula logró vencer la campaña del miedo, ganando las elecciones por un margen de 61% contra 38% del centroderechista José Serra. Por eso, el lema del día de las elecciones, tras conocerse los resultados, fue "la esperanza venció al miedo".
¿Qué pasó después? Lula desarrolló un gobierno de centroizquierda, implementó políticas sociales capaces de reducir la brecha de la desigualdad (durante su gobierno unos 30 millones de brasileros pasaron de la pobreza a la clase media), tuvo una relación pragmática con Chávez, tuvo políticas internacionales autónomas de EEUU, y ni una sola inversión abandonó el país a causa de la política económica. (PM)