Primero me gustaría decir que Dios, la religión, la religiosidad y demás conceptos son complicados, con mis opiniones (definitivamente escépticas) no pretendo atacar a nadie ni a sus creencias, dicho lo anterior creo poder responder algunas de las interrogantes de Dayane.
La ley de probabilidades la contradicen mi estimada, dicha ley dice que SÍ, que en efecto, tarde o temprano las bolitas caerán agrupadas por color.
El argumento siguiente podría ser: "pero hay que intentar varias veces para lograr el resultado de las bolitas agrupadas por color", y es cierto, y por lo mismo nuestro planeta representa un caso sui generis en comparación sólo con sus vecinos de la vía láctea (por no hablar de cuerpos más lejanos).
Lo cierto es que la extraordinaria presición no es tal, hay cuerpos que están en constante choque, materia oscura aún no estudiada en su integridad, agujeros negros (obligatorio leer a Stephen Hawking), etc.
El argumento de la presición y la perfección de la creación ha sido usado hasta el hartazgo, "¿Quién pudo hacerlo?": a mi me suena sólo como una pregunta, no como una respuesta.
Imaginemos un homicidio, la policía no descubre al asesino, parece el crimen perfecto, entonces el detective a cargo del caso dice: "¿Quién pudo haber cometido crimen tan perfecto? debe haber sido Dios". No todo lo que no pueden explicar fue obra de Dios.
Sobre (el orden, nada perfecto, de) el universo hay muchas teorías científicas, quizá la de expansión es hoy la más respaldada, que intentan explicaciones racionales sobre el universo, y no aplican el razonamiento: "no sé qué pasó, tiene que haber sido Dios".
Deseo aclararle que no soy una persona religiosa ni nada parecido. Mi padre es agnóstico y me formo como tal. Mi madre no es una mujer religiosa ni nada parecido, pero siempre me hizo estudiar de todo. Así que retiremos el asunto religioso de este intercambio de ideas. Si usted no lo es, yo tampoco.
Sin embargo, tampoco acepto la “religión científica” que intenta sustentar la existencia de las cosas, por ejemplo a través de la Ley de probabilidades que usted hace referencia.
Permítame explayarme. Entender los conceptos elementales acerca de las probabilidades ayudará a apreciar la falacia de creer que el azar, la probabilidad, favorece el que la vida comenzara por accidente y evolucionara a las diversas formas que están esparcidas por toda la Tierra.
Pregúntese: Si todos los “ingredientes” químicos necesarios para formar la vida por accidente fueran mezclados en suficientes distintas formas durante un período de tiempo prolongado, ¿no se produciría, con el tiempo, la vida? Bueno, para empezar, alguien o algo tienen que efectuar la mezcla. Pero, por vía de argumento, pasemos por alto deliberadamente ese requisito necesario y consideremos lo siguiente: En una célula hay miles de pequeñas acciones moleculares y químicas que están en marcha. Y, en un hombre hay billones de células, algunas de las cuales ejecutan funciones extremadamente especializadas. La probabilidad de que estos procesos empezaran y evolucionaran por medio de una mezcla sin dirección inteligente, es fantásticamente remota.
Ilustro lo que quiero decir, empleando un paquete de naipes.
Supongamos que uno esté jugando a los naipes. ¿Cuáles son las probabilidades o el “azar” de tener todas las 13 espadas en los primeros trece naipes de un paquete de 52 cartas que se le da? Las probabilidades de que en la primera carta sacada obtendrá una espada son, obviamente, 13/52. De las 51 cartas restantes, 12 son espadas, de modo que las probabilidades son 12/51. Y así sucesivamente, 11/50, 10/49 y descendiendo hasta 1/40 para la última carta. Multiplique todas estas fracciones entre sí y hallará que el “azar,” o las probabilidades de que se le den todas las 13 espadas es de una en más de 635.000.000.000.
Recuerde, estamos tratando con un simple paquete de 52 cartas.
Además, no le estamos pidiendo al paquete de cartas que nos dé las espadas en un orden numérico correcto. Ese requisito complicaría las probabilidades inmensamente. Sí, las probabilidades se vuelven entonces
1/52 para empezar y no
13/52. Si se da la primera vez la carta acertada, las probabilidades se vuelven entonces, no
12/51 sino
1/51; después
1/50 (no
11/50), y así sucesivamente. La probabilidad total de sacar todas las espadas en orden sería el resultado de multiplicar todas estas cifras entre sí: 1/52 x 1/51 x 1/50 x 1/49 x 1/48 x 1/47 x 1/46 x 1/45 x 1/44 x 1/43 x 1/42 x 1/41 x 1/40. ¿Qué clase de probabilidades da esto?
Una en cada aproximadamente 4.000.000.000.000.000.000.000.
Eso es solo para trece “ingredientes” alineados en orden correcto. No olvide que, según este argumento, cada ingrediente ya existe y, de algún modo, precisamente en la cantidad correcta. En otras palabras, estamos diciendo que el paquete de cartas existe antes de empezar.
Algo más: se requerirían dos sexos para que la vida adelantada continuara. De modo que tiene que suceder el mismo proceso, no solo una vez, sino dos veces. ¿Cuáles son las posibilidades de que se pueda sacar trece espadas en orden numérico apropiado del mazo de cartas dos veces seguidas? Para averiguarlo sería necesario no solo sumar dos veces la cifra anterior, sino elevarla al cuadrado, es decir multiplicarla por sí misma. Eso sería uno entre 16 seguidos por más de cuarenta ceros.
Hay, por supuesto, muchísimas más operaciones envueltas en una pareja de criaturas humanas vivas que en sencillamente revolver trece ingredientes. Pero, ¿no ilustra esto vívidamente cuán remotas son las “probabilidades” de que la vida empezara por accidente y luego siguiera una senda evolucionista?
En realidad, las “probabilidades” son tan mínimas que hasta las personas que admiten ser evolucionistas reconocen que todo este asunto es prácticamente imposible de creer.
Citando a Julián Huxley: “Un pequeño cálculo demuestra cuán increíblemente improbables pueden ser los resultados de la selección natural cuando se tiene suficiente tiempo a disposición.”
Pregunta él: ¿Cuáles son las probabilidades de que un caballo pudiera ser producido solo por el azar? En su respuesta Huxley se refiere a “las fantásticas probabilidades en contra de obtener un número de mutaciones favorables en un linaje por medio del puro azar solamente,” y luego agrega: “Mil elevado a la millonésima potencia [1.000
1.000.000], cuando se escribe llega a ser la cifra de un 1 seguido de trece millones de ceros; y tan solo para imprimir eso se necesitarían tres grandes volúmenes de unas quinientas páginas cada uno! En realidad esta es una cifra insensatamente grande, pero muestra hasta qué grado de improbabilidad tiene que elevarse la selección natural . . . Un uno seguido de trece millones de ceros es la medida de la improbabilidad de un caballo... las probabilidades en contra de que verdaderamente haya sucedido en absoluto. Nadie apuesta a un hecho tan improbable.”
No obstante, Huxley lo pasa por alto e incrédulamente dice: “Sin embargo
ha sucedido.”
¿Hasta qué punto parece consistente eso?
Si alguien desea creer en probabilidades de esa clase, esa es su decisión. Pero no puede decir honradamente que el peso de la evidencia (las probabilidades) apoya su caso. A mi entender, eso es religión científica porque necesita fe para creer o tienes que creer por que así sucedió.