drais
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Estimados cofrades:
Aquí les envío una nueva colaboración que espero sea de su interés. Este es el primer capítulo de lo que he llamado "Breve Historia de la Prostitución".
Saludos
Drais
Breve historia de la Prostitución
El mundo antiguo
Mesopotamia y Egipto: la prostitución sagrada
La historia de la prostitución corre paralela a la de la civilización. Así, pues, debemos a los antiguos pueblos mesopotámicos y a Egipto la forma de organización de esta actividad: la prostitución sagrada. El historiador griego Heródoto dejó testimonio de esta primera etapa organizacional de la prostitución en su relato de viajes por las capitales del mundo antiguo. Así, pues, en la última etapa de la milenaria historia mesopotámica todas las mujeres, sin importar su clase social, debían congregarse en el templo y ofrecerse, una vez en su vida, a un desconocido. Ninguna de ellas podía dejar el templo hasta haber cumplido con este singular deber religioso y dejar una moneda de plata como óbolo al templo. Algo parecido ocurría en Egipto, donde las festividades religiosas iban acompañadas de festivales sexuales que tenían lugar en inmensos campamentos a las afueras de las ciudades y pueblos.
Grecia clásica: la estatización de la prostitución
Como muchas ciencias y artes, fueron los griegos quienes dieron un nuevo giro a la prostitución. Así, pues, a ellos corresponde el mérito de haber secularizado la prostitución. En la Grecia clásica los burdeles eran propiedad del Estado, reservándose éste los ingresos que producían los porniketelos, el nombre que recibían los burdeles en esta época. De entre todas las ciudades griegas Corinto fue la que sacó mayor provecho de la prostitución, a tal punto que el nombre del segundo puerto griego se convirtió en sinónimo del oficio más antiguo del mundo.
Roma reglamenta la prostitución
Roma fue la sucesora del mundo helénico y, por lo tanto, la manera en que reglamentó la prostitución aún tiene influencia en nuestros días. Así, pues, Roma toleraba la prostitución y el rol de la iniciativa privada en ésta. A cambio, el Estado romano ejercía una férrea supervisión. La pauta de esta política la dio Catón el Viejo, quien escribió: Es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vengan a los burdeles en vez de molestar a las esposas de otros hombres.
Los burdeles romanos eran llamados lupanares, en honor a la loba que, según la leyenda de la fundación de la ciudad, amamantó a los gemelos Rómulo y Remo. Estos locales eran propiedad privada, pero sometidos a la supervisión del Estado que prohibía, por ejemplo, que en aquellos lugares se encontraran mujeres de condición noble y vírgenes vestales. No obstante, muchas chicas ejercían el oficio por propia iniciativa en los lugares públicos de la ciudad, tales como tabernas, hospedajes y, especialmente, bajo los arcos del gran Coliseo, el lugar de encuentro más importante de Roma. La profesión también se ejercía clandestinamente en los baños públicos, pues eran un lugar vedado según la ley.
La variedad y calidad de la prostitución sorprende a cualquiera. Roma fue, sin duda alguna, la capital del sexo del mundo antiguo. Así, por ejemplo, las lupanarias eran las chicas que trabajaban en los lupanares (burdeles), las fornices (fornicadoras) quienes buscaban clientes en el Circo Máximo y los teatros, las stabalae (tarberneras) quienes trabajaban en los lugares de descanso y hospedaje, las casuarias (hoteleras) las chicas del equivalente romano a los hostales y moteles de nuestros días, etc.
Somos, en gran medida, herederos de las leyes y costumbres romanas sobre y en torno a la prostitución. Los faroles rojos de los prostibulos de comienzos del siglo pasado no son otra cosa que una púdica versión de los falos e imágenes pornográficas que decoraban Roma y las capitales de provincias. La expansión del Imperio implicó la difusión de éstas. De esta forma llegó la prostitución a la Galia (la moderna Francia) y Britania (Inglaterra y Gales), donde no existía y la mujer gozaba de completa igualdad con el varón. Esto escandalizaba a los romanos, quienes creían firmemente que la prostitución era parte inherente de la civilización.
En nuestro vocabulario diario es fácil encontrar la impronta romana. Por ejemplo, la meretriz era en Roma la honorable profesional que ejercía el oficio según las normas establecidas, es decir, de noche y utilizando ropa y una peluca que indicaran su oficio. Otro personaje ya desaparecido de nuestra vida cotidiana era la plañidera, quien en Roma ejercía la prostitución en los cementerios y complementaban sus ingresos vendiendo sus lágrimas en los cortejos fúnebres.
Otro aspecto importante en Roma es el gigantismo arquitectónico de los burdeles. Aún se conservan los restos del mayor prostibulo militar romano, situado en la que fue la base naval de Mesina. No obstante, las ciudades de Pompeya y Herculano son las que nos dan una idea del local promedio. Este tenía entre seis y doce habitaciones con camas de piedra, decorados con imágenes pornográficas y graffitis de los clientes expresando su preferencia por una u otra profesional del sexo.
Finalmente, a Roma le debemos la palabra más común en nuestro foro: puta. La palabra puta es de origen latino y hace referencia a las prisioneras de guerra que eran utilizadas en los burdeles militares. Puta significa letrina, lo cual nos da una idea muy clara de la calidad de vida de aquellas desdichadas.
Aquí les envío una nueva colaboración que espero sea de su interés. Este es el primer capítulo de lo que he llamado "Breve Historia de la Prostitución".
Saludos
Drais
Breve historia de la Prostitución
El mundo antiguo
Mesopotamia y Egipto: la prostitución sagrada
La historia de la prostitución corre paralela a la de la civilización. Así, pues, debemos a los antiguos pueblos mesopotámicos y a Egipto la forma de organización de esta actividad: la prostitución sagrada. El historiador griego Heródoto dejó testimonio de esta primera etapa organizacional de la prostitución en su relato de viajes por las capitales del mundo antiguo. Así, pues, en la última etapa de la milenaria historia mesopotámica todas las mujeres, sin importar su clase social, debían congregarse en el templo y ofrecerse, una vez en su vida, a un desconocido. Ninguna de ellas podía dejar el templo hasta haber cumplido con este singular deber religioso y dejar una moneda de plata como óbolo al templo. Algo parecido ocurría en Egipto, donde las festividades religiosas iban acompañadas de festivales sexuales que tenían lugar en inmensos campamentos a las afueras de las ciudades y pueblos.
Grecia clásica: la estatización de la prostitución
Como muchas ciencias y artes, fueron los griegos quienes dieron un nuevo giro a la prostitución. Así, pues, a ellos corresponde el mérito de haber secularizado la prostitución. En la Grecia clásica los burdeles eran propiedad del Estado, reservándose éste los ingresos que producían los porniketelos, el nombre que recibían los burdeles en esta época. De entre todas las ciudades griegas Corinto fue la que sacó mayor provecho de la prostitución, a tal punto que el nombre del segundo puerto griego se convirtió en sinónimo del oficio más antiguo del mundo.
Roma reglamenta la prostitución
Roma fue la sucesora del mundo helénico y, por lo tanto, la manera en que reglamentó la prostitución aún tiene influencia en nuestros días. Así, pues, Roma toleraba la prostitución y el rol de la iniciativa privada en ésta. A cambio, el Estado romano ejercía una férrea supervisión. La pauta de esta política la dio Catón el Viejo, quien escribió: Es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vengan a los burdeles en vez de molestar a las esposas de otros hombres.
Los burdeles romanos eran llamados lupanares, en honor a la loba que, según la leyenda de la fundación de la ciudad, amamantó a los gemelos Rómulo y Remo. Estos locales eran propiedad privada, pero sometidos a la supervisión del Estado que prohibía, por ejemplo, que en aquellos lugares se encontraran mujeres de condición noble y vírgenes vestales. No obstante, muchas chicas ejercían el oficio por propia iniciativa en los lugares públicos de la ciudad, tales como tabernas, hospedajes y, especialmente, bajo los arcos del gran Coliseo, el lugar de encuentro más importante de Roma. La profesión también se ejercía clandestinamente en los baños públicos, pues eran un lugar vedado según la ley.
La variedad y calidad de la prostitución sorprende a cualquiera. Roma fue, sin duda alguna, la capital del sexo del mundo antiguo. Así, por ejemplo, las lupanarias eran las chicas que trabajaban en los lupanares (burdeles), las fornices (fornicadoras) quienes buscaban clientes en el Circo Máximo y los teatros, las stabalae (tarberneras) quienes trabajaban en los lugares de descanso y hospedaje, las casuarias (hoteleras) las chicas del equivalente romano a los hostales y moteles de nuestros días, etc.
Somos, en gran medida, herederos de las leyes y costumbres romanas sobre y en torno a la prostitución. Los faroles rojos de los prostibulos de comienzos del siglo pasado no son otra cosa que una púdica versión de los falos e imágenes pornográficas que decoraban Roma y las capitales de provincias. La expansión del Imperio implicó la difusión de éstas. De esta forma llegó la prostitución a la Galia (la moderna Francia) y Britania (Inglaterra y Gales), donde no existía y la mujer gozaba de completa igualdad con el varón. Esto escandalizaba a los romanos, quienes creían firmemente que la prostitución era parte inherente de la civilización.
En nuestro vocabulario diario es fácil encontrar la impronta romana. Por ejemplo, la meretriz era en Roma la honorable profesional que ejercía el oficio según las normas establecidas, es decir, de noche y utilizando ropa y una peluca que indicaran su oficio. Otro personaje ya desaparecido de nuestra vida cotidiana era la plañidera, quien en Roma ejercía la prostitución en los cementerios y complementaban sus ingresos vendiendo sus lágrimas en los cortejos fúnebres.
Otro aspecto importante en Roma es el gigantismo arquitectónico de los burdeles. Aún se conservan los restos del mayor prostibulo militar romano, situado en la que fue la base naval de Mesina. No obstante, las ciudades de Pompeya y Herculano son las que nos dan una idea del local promedio. Este tenía entre seis y doce habitaciones con camas de piedra, decorados con imágenes pornográficas y graffitis de los clientes expresando su preferencia por una u otra profesional del sexo.
Finalmente, a Roma le debemos la palabra más común en nuestro foro: puta. La palabra puta es de origen latino y hace referencia a las prisioneras de guerra que eran utilizadas en los burdeles militares. Puta significa letrina, lo cual nos da una idea muy clara de la calidad de vida de aquellas desdichadas.