SEGUNDA PARTE
Mi amorcito, relájate, abre tus piernas. Me levanté con brusquedad y Peter me mira con frustración. Me da un beso en la mejilla y se deja caer a mi costado. Lo abracé muy fuerte, con ternura por lo que me había hecho gozar. Seguí besando su rostro, cuello, mientras mis manos acariciaban su cabello. Yo estaba temblando, él estaba tenso, frustrado. No había sido completamente suya, no había redondeado su tarde.
Respondió a mis besos acariciando mi espalda con fuerza como descargando su frustración. Era la primera vez que estábamos totalmente desnudos, nuevo para mí. Sentía pudor, sus fuertes caricias cambiaron a ser suaves y delicados círculos. Lo besaba con mucha fuerza mostrándole que me agradaba. Peter hace un movimiento intencionado para que su pene rose con mis piernas. Lo sentí caliente, duro, tenía vida propia.
Me dio miedo, empecé a arrepentirme y quise levantarme. Peter me abrazo inmovilizándome, me quedé pegada en la cama y escuché: Déjame hacerte mujer, ¡Mi mujer!. Sentí su voz temblorosa. Me dio tranquilidad, los dos estábamos nerviosos. Lo besé, empezó a besar mi cuello, me di vuelta para que besara mi espalda y lo hizo con mucha delicadeza. Luego me volteo y fue a mis senos. Me encantaba, estaba totalmente desnuda y era todita suya. Mientras él me mordía suavemente mis senos, sus manos fueron a mis glúteos, sus dedos eran muy traviesos. Sentía su fuerza, sus manos no se detenían, acariciaban mis piernas hasta llegar a mis pantorrillas, me excitaba ver a Peter muy fogoso.
Llegó a mi vagina, reaccioné con un brinco. Sentí ganas de irme. Me sujetó con el brazo izquierdo, me besó con mucha pasión. Su mano derecha prosiguió acariciando mi cuerpo, cada vez era más rico. Sentía que su pene rosaba mi cuerpo. Peter hacia lo que quería conmigo, ya nada podía evitar. Empezó a besar mi plana barriga hasta llegar a mis pies y allí se quedó por buen rato. Me relajó, pensé que mi amado iba guardar mi virginidad.
Estaba equivocada, nada lo detendría. Continuó besándome en dirección a mi cabeza deteniéndose en mi vagina, eso me quitó las neuronas. Ohh... que rico se sentía abajo. Sus manos estrujaban mis pechos mientras Peter subía encima mio, su dura cosa rosaba mi abdomen, luego se acombada en mí entrepiernas. Casi instintivamente abrí mis piernas. Con la ayuda de sus manos empezó a rosar mi vagina con su pene. Me decía cosas muy rojas. Sentía la piel como de gallina. Peter acomodaba su pene en la entrada de mi vagina. El miedo se apoderó de mí, temblaba, mi amado también. Cerré los ojos y sentí que eso duro empezaba a entrar en mi virgen y angosta vagina. Grite fuerte, Ay
y me zafé, pero choque con el cuerpo de Peter. Me dijo: Tranquila, compláceme. Volvió a acomodar su pene, cada vez mas duro. Me besaba como buscando un efecto de anestesia. Sentí que su cuerpo empezaba a reposar sobre el mio y que su miembro entraba. Grite:Oh
Ahhh
ayayay
Se detuvo, empujé su pecho con rechazo, mis ojos estaban con lágrimas. Pero siguió entrando el pene descomunalmente abriendo su paso. Grite mas fuerte y se detuvo un instante. Me partía, me provocó un ardor, era interminable. En eso sentí algo caliente que quemaba dentro de mi vagina. Peter se desmayaba dejando caer su cuerpo sobre el mio. Después comprendí que había eyaculado. Pensé que iba a seguir, pero se retiró. Ahh
que alivio. Fuimos al baño y nos duchamos. El agua me dolía. No dejé que me tocara. Tenía vergüenza y cólera.
Avergonzados y envueltos en las toallas fuimos a mi cama. Lo veía feliz, triunfador, yo estaba confundida. Él me besaba todo. Decía que me amaba y todas esas cosas cursis. Yo no decía nada. Por dentro de mi, me decía mejor era lo que hacíamos antes, era placer sin dolor.
Eran mas de las siete. Revisé mi celular, tenia varias llamados de mi madre, no las había sentido por razones obvias. De inmediato y con temor la llamé. Pensé, ¿Sabrá algo? Me respondió con voz muy amable: ¿Puedes venir a la oficina a las 10:00 a recogerme?. Si. Respondí.
Le comente a Peter y muy feliz dijo: Tenemos tres horas mas. Al instante me tumbó a la cama, me sacó la toalla que me cubría. Nuevamente estaba totalmente desnuda para él, empecé a besar su cuello y sus fuertes pechos. Por primera vez los mordía, seguí hasta llegar a su barriga. Sus manos llevan mi cabeza a su pene, reaccioné negativamente. Me trajo a su pecho y empezó a besarme. Que rico era eso. Me acomodo para volver a penetrarme. Subió, se ayudó con sus manos. Otra vez su cosa empezó partirme. Grité más que la primera vez, fue directo y tosco. Cuando entro toda esa cosota, sentí nuevamente eso caliente, quemante que me ardía. Peter de nuevo se desmayó. Claro esta que era su eyaculación. Eso caliente tenía cierto gusto.
Fuimos al baño. Tenía sentimientos encontrados, me sentía sucia. Eso caliente era feo sacarlo. Quería llorar. Sentía enojo, rechazo no por Peter sino al sexo. No hice notar nada. Él preparó el jacuzzi, entramos. Tenía menos vergüenza. Por primera vez miraba la desnudes de Peter, me gustó ver sus glúteos, eran hermosos. Sentí excitación verlo desnudo, tenia los brazos muy fuertes, pechos marcados, una espalda formada, buen abdomen. Estaba goloso, no lo calmaba nada. Me acariciaba más y más. Me excité tanto que perdí toda la vergüenza y le agarre con fuerza su pene. Lo miré por primera vez y me dije con razón duele, la vi grande, gruesa y en mi mano se puso mas dura.
Peter me hablo diciéndome que era exclusiva para mí. Se acomodó frente a mí. Empecé a sentir su pene entre mis piernas, lo sentía rico. Por primera vez lo quería dentro. Me elevé, me apoyé encima. Sentí tremendo fierro y me faltó valor. Quise escaparme pero no pude. Continúe sentarme de a poquitos. Sentía que me partía, gritaba fuerte mientras entraba, pero yo controlaba el ingreso, pero no terminaba. Peter gritaba pero de felicidad. Me di cuenta que todo había entrado. Uhh
que alivio, nos quedamos quietos. No tenía visión de esa escena, quería ver, pero la espuma tapaba todo.
Estaba sentada en la base del pene de Peter, sentía una mezcla de dolor y placer. Sentí un dolor muy fuerte, pero la cara de felicidad de Peter me calmaba. A pedido de Peter empecé a mover lentamente mi trasero. Sentí gusto y seguí. Peter me decíaAsí, no te detengas y empezó a moverse. Me sentí su mujer. Comencé a dar gritos pero ya no solo de dolor, era un mix de cosas difícil de explicar. Peter se volvió tosco, me asustó ver sus fuertes brazos que levantaban mi frágil cuerpo. Su pene estaba mas duro, entraba y salía de mi vagina, estaba salvaje. Paradojicamente descubrí que eso me gustaba y dije ¡Mátame! Aceleró sus movimientos que me provocaba un dolor muy fuerte que era eclipsado por el placer. Lo hizo más intenso y yo gritaba más. Escuché a Peter decir incoherencias. Yo ya no podía moverme, la vida se me iba y sentí todo el líquido de Peter nuevamente dentro de mi vagina. Que placer tan rico, valía la pena. Era más rico que solo las caricias. Que relajamiento sentí. Comprendí que ese dolor abría la puerta del placer. Nos quedamos rendidos, abrazados, yo bien penetrada no se por cuanto tiempo.
Me había convertido en una mujer sin inocencia. Reaccioné y recordé que Peter había eyaculado tres veces dentro de mí. La pasión había eclipsado mi conocimiento, habíamos actuado como ignorantes. Peter, solo atinó a asustarse y a huir de la situación. Era mi primera vez, el riesgo del embarazo estaba presente y al parecer estaria sola en eso.