ScottySinclair
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Hola amigos de perutops.com. Aquí les dejo uno de los nuevos relatos eróticos publicados en mi blog Ratsycon . Les invito a que lo visiten y lean alguna de las nuevas historias que se están publicando estos días.
Un saludo!!
Imagínate que llegas a una tienda a comprarte unos vaqueros. Imagínate que la dependienta tiene una delantera increíble, encerrada en una camisa ajustadísima. No puedes ver nada, pero la tela en tensión lo deja todo claro.
Ella se ríe al darse cuenta que le miras más los pechos que la cara. Babeas y balbuceas, estás muy empalmado y se te nota. Ella tontea un poco, ha estado sola en la tienda toda la tarde y no parece que vayan a venir clientes ya. Ha estado muy aburrida y necesita algo de acción. Se contonea mientras va de un lado a otro del establecimiento, cogiendo pantalones de los estantes para enseñarte. Pasea más de lo necesario aunque a ti no te molesta, estás disfrutando del espectáculo.
Camina pisando fuerte, meneando las caderas, sus pechos dan pequeños saltos dentro de esa camisa totalmente cerrada. Siempre se empeña en buscar cosas en los estantes más bajos, echando su trasero redondo y firme hacia atrás, flexionando un poco las rodillas. Es imposible que esa pose resulte cómoda para eso que está haciendo, pero a ti te encanta lo que ves: unos pantalones tejanos de cintura baja, que marcan un culo perfecto, increíble. La tela parece a punto de explotar. Ella se agacha unos centímetros más y las vistas mejoran. Ahora asoma un tanga rojo que tú miras descaradamente, sin el menor disimulo, mientras de tocas el paquete despacio.
Ella sabe que la estás mirando y sigue revolviendo, fingiendo no encontrar lo que busca, mientras mece su trasero lentamente describiendo pequeños ochos acostados y suelta gemiditos agudos, que intentan parecer signos de frustración e impotencia pero que a ti te hacen pensar en todo menos en impotencia.
Te da una pequeña montaña con tres o cuatro pantalones y unas cuantas indicaciones técnicas: estos marcan muy buen culo, estos hacen buen paquete, estos no aprietan demasiado la entrepierna y van genial si estás bien dotado. Todas las frases acompañadas de caiditas de ojos, miradas y dedos apuntando a tu polla, caricias y apretones en tus biceps. Se humedece los labios con la lengua y juega con su larga melena oscura. Se muerde el labio inferior mientras te indica donde está el probador. Voy a ver si encuentro algo más para ti. Después ya te echo un par de ellos en el probador.
Caminas como puedes, con una erección descomunal en tu entrepierna. La sangre no te llega al cerebro.
Al deshacerte de tus pantalones, compruebas la magnitud del problema. Tus ajustados boxers de licra muestran tu rabo, gordo y enorme, llegándote más allá de la mitad del muslo. No puedes evitarlo, te la sacas allí mismo y empiezas a meneártela un poco. Está durísima.
La cortina del probador se abre sin previo aviso y ella entra de golpe. Le gusta lo que ve. Te acorrala contra la pared. Se ha desecho de su ajustada camisa, pero no de esos sexys y ceñidos vaqueros. Cubre sus pechos con un pequeño y elegante sujetador negro, que los aplasta uno contra el otro y los eleva un poco. Agarra tu cara y la pone sobre esas enormes y firmes tetazas, mientras juguetea con tu pelo. Las besas, las chupas, las muerdes.
Sientes su mano en tu rabo, recorriéndolo rápido. Te encanta como le queda el sostén y los pantalones, pero decides quitárselos a la velocidad del rayo. Las prendas vuelan por el aire, mientras peregrinas por todo su cuerpo con tus manos, tu boca y tu lengua. Su piel es tersa, su carne firme y su mirada, lasciva.
Se arrodilla y te la chupa sin decir nada, mirándote a los ojos. El culo hacia atrás, su espalda arqueada, las piernas abiertas, las rodillas y las nalgas en contacto con el suelo. Una mano en tus caderas, la otra sobre tu polla. Comienza chupando el glande, para pasar a meterse más y más, succionando con fuerza mientras emite un profundo mmmmmm.
Sientes su lengua traviesa, sus labios recorriendo toda tu polla rápidamente. Ahora usa las manos para acariciar tu abdomen y mama alocadamente moviendo su cabeza hacia ti. Rozas la entrada de su garganta una y otra vez. De repente abre la glotis y tu polla pasa a través de su garganta. Ggghhh. La nariz rozando tu ombligo. Sus ojos claros mirando directamente a los tuyos. Tus dedos rozando su pelo sin saber que más hacer. Te encanta.
Poco a poco deja libre tu miembro. Babas y fluidos resbalan por su boca. Sigue mirándote mientras se limpia con el dorso de la mano. Pones tus manos en sus axilas y la ayudas a incorporarse. Ahora la acorralas tú a ella contra la pared y diriges tu polla a su sexo. Te sorprende diciendo: No, no. El coño es sólo para mi novio y se gira echando el culo hacia atrás antes de que tengas tiempo de protestar.
Revuelve entre sus cosas que están por el suelo hasta encontrar un tubito de lubricante. Se aplica un buen chorro sobre su esfínter y observas como juguetea con sus dedos. Primero lo masajea en círculos, sin llegar a introducir el dedo. Poco a poco pasa a hacer presión y deja que sólo la puntita se cuele en su culo. Sigue masajeando en círculos. Se introduce la punta de otro, ambos hasta la primera falange y los gira.
Tu acaricias su coño chorreante con la palma de tu mano. La masturbas frotándoselo rápidamente. Ella se estremece de placer entre gemiditos y ronroneos de lo más sexy. Ya tiene tres dedos en el culo, y los mueve con intensidad.
Aparta su mano y te invita a acercar tu polla a su estrecho agujero. Te va indicando como meterla y es ella la que controla la presión con la que entras. Está perfectamente lubricada y tu grueso rabo se cuela dentro sin problema. La sacas y la metes un par de veces, antes de pasar a moverte de forma rítmica, embistiendo contra su hermoso y bien formado trasero.
Aprietas sus nalgas con ansia, mientras ella acompaña tus embestidas con movimientos sexys de sus caderas. Acaricias su espalda al tiempo que tu pene hinchado entra y sale con furia y rabia. Agarras sus hombros, tiras de su larga melena. Ella gime y gime. Tonos agudos y rápidos dejan paso a bramidos y bufidos salvajes y a feroces ronquidos salidos de su garganta. Jadea, gime, suspira y ronronea.
Mueve su trasero con rapidez, elevándolo y dejándolo caer. Acercándolo y alejándolo de ti. La azotas y te mira con cara de vicio.
Su respiración cada vez más acelerada. Su cuerpo se tensa. Hace fuerza con sus manos contra la pared y con sus pies contra el suelo. Contiene la respiración. Cierra los ojos con fuerza. Se corre. Se corre. Se corre. Deja salir el aire de sus pulmones entre gritos de placer, aúlla. Enloquece, mientras su cuerpo se relaja. Te corres con ella, llenando su culo de leche caliente y espesa.
Imagínate que hace tres o cuatro interminables minutos que entraste en esa tienda y te quedaste como un pasmarote mirándole las tetas a la dependienta. Imagínate que te mira con cara de mosqueo mientras pregunta por enésima vez: ¿Hola? ¿Se encuentra bien? ¿Desea algo?
- FIN -
Un saludo!!
Sexo anal en un probador
Imagínate que llegas a una tienda a comprarte unos vaqueros. Imagínate que la dependienta tiene una delantera increíble, encerrada en una camisa ajustadísima. No puedes ver nada, pero la tela en tensión lo deja todo claro.
Ella se ríe al darse cuenta que le miras más los pechos que la cara. Babeas y balbuceas, estás muy empalmado y se te nota. Ella tontea un poco, ha estado sola en la tienda toda la tarde y no parece que vayan a venir clientes ya. Ha estado muy aburrida y necesita algo de acción. Se contonea mientras va de un lado a otro del establecimiento, cogiendo pantalones de los estantes para enseñarte. Pasea más de lo necesario aunque a ti no te molesta, estás disfrutando del espectáculo.
Camina pisando fuerte, meneando las caderas, sus pechos dan pequeños saltos dentro de esa camisa totalmente cerrada. Siempre se empeña en buscar cosas en los estantes más bajos, echando su trasero redondo y firme hacia atrás, flexionando un poco las rodillas. Es imposible que esa pose resulte cómoda para eso que está haciendo, pero a ti te encanta lo que ves: unos pantalones tejanos de cintura baja, que marcan un culo perfecto, increíble. La tela parece a punto de explotar. Ella se agacha unos centímetros más y las vistas mejoran. Ahora asoma un tanga rojo que tú miras descaradamente, sin el menor disimulo, mientras de tocas el paquete despacio.
Ella sabe que la estás mirando y sigue revolviendo, fingiendo no encontrar lo que busca, mientras mece su trasero lentamente describiendo pequeños ochos acostados y suelta gemiditos agudos, que intentan parecer signos de frustración e impotencia pero que a ti te hacen pensar en todo menos en impotencia.
Te da una pequeña montaña con tres o cuatro pantalones y unas cuantas indicaciones técnicas: estos marcan muy buen culo, estos hacen buen paquete, estos no aprietan demasiado la entrepierna y van genial si estás bien dotado. Todas las frases acompañadas de caiditas de ojos, miradas y dedos apuntando a tu polla, caricias y apretones en tus biceps. Se humedece los labios con la lengua y juega con su larga melena oscura. Se muerde el labio inferior mientras te indica donde está el probador. Voy a ver si encuentro algo más para ti. Después ya te echo un par de ellos en el probador.
Caminas como puedes, con una erección descomunal en tu entrepierna. La sangre no te llega al cerebro.
Al deshacerte de tus pantalones, compruebas la magnitud del problema. Tus ajustados boxers de licra muestran tu rabo, gordo y enorme, llegándote más allá de la mitad del muslo. No puedes evitarlo, te la sacas allí mismo y empiezas a meneártela un poco. Está durísima.
La cortina del probador se abre sin previo aviso y ella entra de golpe. Le gusta lo que ve. Te acorrala contra la pared. Se ha desecho de su ajustada camisa, pero no de esos sexys y ceñidos vaqueros. Cubre sus pechos con un pequeño y elegante sujetador negro, que los aplasta uno contra el otro y los eleva un poco. Agarra tu cara y la pone sobre esas enormes y firmes tetazas, mientras juguetea con tu pelo. Las besas, las chupas, las muerdes.
Sientes su mano en tu rabo, recorriéndolo rápido. Te encanta como le queda el sostén y los pantalones, pero decides quitárselos a la velocidad del rayo. Las prendas vuelan por el aire, mientras peregrinas por todo su cuerpo con tus manos, tu boca y tu lengua. Su piel es tersa, su carne firme y su mirada, lasciva.
Se arrodilla y te la chupa sin decir nada, mirándote a los ojos. El culo hacia atrás, su espalda arqueada, las piernas abiertas, las rodillas y las nalgas en contacto con el suelo. Una mano en tus caderas, la otra sobre tu polla. Comienza chupando el glande, para pasar a meterse más y más, succionando con fuerza mientras emite un profundo mmmmmm.
Sientes su lengua traviesa, sus labios recorriendo toda tu polla rápidamente. Ahora usa las manos para acariciar tu abdomen y mama alocadamente moviendo su cabeza hacia ti. Rozas la entrada de su garganta una y otra vez. De repente abre la glotis y tu polla pasa a través de su garganta. Ggghhh. La nariz rozando tu ombligo. Sus ojos claros mirando directamente a los tuyos. Tus dedos rozando su pelo sin saber que más hacer. Te encanta.
Poco a poco deja libre tu miembro. Babas y fluidos resbalan por su boca. Sigue mirándote mientras se limpia con el dorso de la mano. Pones tus manos en sus axilas y la ayudas a incorporarse. Ahora la acorralas tú a ella contra la pared y diriges tu polla a su sexo. Te sorprende diciendo: No, no. El coño es sólo para mi novio y se gira echando el culo hacia atrás antes de que tengas tiempo de protestar.
Revuelve entre sus cosas que están por el suelo hasta encontrar un tubito de lubricante. Se aplica un buen chorro sobre su esfínter y observas como juguetea con sus dedos. Primero lo masajea en círculos, sin llegar a introducir el dedo. Poco a poco pasa a hacer presión y deja que sólo la puntita se cuele en su culo. Sigue masajeando en círculos. Se introduce la punta de otro, ambos hasta la primera falange y los gira.
Tu acaricias su coño chorreante con la palma de tu mano. La masturbas frotándoselo rápidamente. Ella se estremece de placer entre gemiditos y ronroneos de lo más sexy. Ya tiene tres dedos en el culo, y los mueve con intensidad.
Aparta su mano y te invita a acercar tu polla a su estrecho agujero. Te va indicando como meterla y es ella la que controla la presión con la que entras. Está perfectamente lubricada y tu grueso rabo se cuela dentro sin problema. La sacas y la metes un par de veces, antes de pasar a moverte de forma rítmica, embistiendo contra su hermoso y bien formado trasero.
Aprietas sus nalgas con ansia, mientras ella acompaña tus embestidas con movimientos sexys de sus caderas. Acaricias su espalda al tiempo que tu pene hinchado entra y sale con furia y rabia. Agarras sus hombros, tiras de su larga melena. Ella gime y gime. Tonos agudos y rápidos dejan paso a bramidos y bufidos salvajes y a feroces ronquidos salidos de su garganta. Jadea, gime, suspira y ronronea.
Mueve su trasero con rapidez, elevándolo y dejándolo caer. Acercándolo y alejándolo de ti. La azotas y te mira con cara de vicio.
Su respiración cada vez más acelerada. Su cuerpo se tensa. Hace fuerza con sus manos contra la pared y con sus pies contra el suelo. Contiene la respiración. Cierra los ojos con fuerza. Se corre. Se corre. Se corre. Deja salir el aire de sus pulmones entre gritos de placer, aúlla. Enloquece, mientras su cuerpo se relaja. Te corres con ella, llenando su culo de leche caliente y espesa.
Imagínate que hace tres o cuatro interminables minutos que entraste en esa tienda y te quedaste como un pasmarote mirándole las tetas a la dependienta. Imagínate que te mira con cara de mosqueo mientras pregunta por enésima vez: ¿Hola? ¿Se encuentra bien? ¿Desea algo?
- FIN -