Una buena radiografia del tema.-
Juan José Garrido: (In)Eficiencia nacionalista
Hace pocos días, el Foro Económico Mundial publicó, en su blog Agenda, un índice de los gobiernos más (y menos) eficientes del mundo. La relación, creada a partir de indicadores de gestión gubernamental del índice de competitividad del foro, identifica qué tipos de entornos –buenos o malos– han producido desde la perspectiva de la gestión pública. Si preguntan a cualquier experto en crecimiento y desarrollo, por no señalar a un politólogo, es una clave importantísima de desempeño gubernamental, una manera más objetiva de medir la actuación de determinado partido político durante el plazo de su mandato.
Tomando como indicadores la calidad del gasto público, la carga regulatoria y la transparencia de las políticas públicas, el FEM identifica a los países con mejor y peor gestión: exceso de burocracia y regulaciones, falta de transparencia y marcos legales inadecuados, como dice el organismo, “imponen altos costos a las empresas e impiden su expansión”.
Entre los países más eficientes encontramos, en primer lugar, a Qatar (no obstante, se encuentra en el puesto 16 sobre 144 en el índice general), segundo a Singapur (segundo en el índice general) y a Finlandia en tercer lugar (cuarto en el índice general). Al otro lado del ránking, se encuentra Venezuela con la peor gestión gubernamental (no obstante, está en el puesto 131 del IG) e Italia (puesto 49 del IG) y Argentina (puesto 104 del IG) en el penúltimo y antepenúltimo lugar. Salvo por el marcado caso de Italia, existe una correlación importante entre el índice de eficiencia gubernamental y el índice general.
Lamentablemente, el FEM solo publicó los diez mejores y los diez peores países, con lo cual no tenemos idea de qué pasa (y pasó) en el caso peruano. Por ello, decidimos hacer nuestra propia medición: a partir del IG para los 144 países, y tomando como referencia las tres variables utilizadas por el FEM, creamos nuestra propia tabla de referencia. Los resultados no son exactos (usamos un promedio simple, imaginamos que el FEM utiliza uno ponderado), pero los resultados son muy parecidos: cambian un poco las posiciones, pero no los países que aparecen entre los diez más eficientes y los diez menos eficientes.
Con 2.96 de valor, el Perú aparece en el puesto 120 sobre 144 economías en el año 2015. Un desastre por donde se vea. Explica, por otro lado, la situación actual del país: una economía desacelerada (la variable “peso regulatorio” tiene, intuyo, mucho que ver en esto), inseguridad jurídica y falta de transparencia en las decisiones del gobierno nacionalista.
En el promedio latinoamericano, no aparecemos al fondo de la tabla porque, bueno, con Venezuela y Argentina haciéndolo peor que el resto del mundo es difícil competir. Pero sí muy lejos de Chile, Uruguay e, incluso, Ecuador (muy llamativo, por cierto).
Revisamos el ejercicio para el periodo 2007-2014 creyendo que encontraríamos una tendencia histórica de baja eficiencia gubernamental, pero no fue así. Entre el 2007 y 2012, inclusive, la tendencia fue a mejorar: pasamos del puesto 95 en el 2007 al 64 en el 2011 y al 63 en el 2012; sin embargo, desde ahí, todo fue para peor: una drástica caída en el 2013 al puesto 90 y al 99 en el 2014 para llegar al mencionado 120 en el 2015.
En el subíndice, es en la carga regulatoria donde tenemos el peor desempeño, aspecto crucial de un modelo de desarrollo que se encuentra, dicho sea de paso, en la jurisdicción del gobierno de turno. El margen de maniobra del presidente Humala hará difícil realizar reformas importantes en estos planos, pero deberían servirnos de cara a las elecciones generales del 2016 cuando pensemos en nuestro voto.