KurtC
Sargento
19 Years of Service
Esta historia por mas inverosímil que parezca es real, no le sucedió a un amigo de un amigo, me sucedió a mi y todo empezó la noche en la que mi ex termino conmigo para irse con otro pata.
Eran como las 10 de la noche y caminaba yo por lince, fumando un pucho mientras pensaba en los cinco largo años que había desperdiciado con una mujer que a la primera que pudo me dejó por un wewon que ella recién conocía, nunca supe bien la historia y la verdad nunca me preocupe en averiguar que es lo que realmente sucedió solo Salí de su casa, y camine sin rumbo hasta notar que estaba en lince.
Como eran las diez de la noche pude notar a varias rufianas por la zona, al ver tremendos lomos y al estar yo despechado decidí ir al lions spa que estaba a unas cuadras, no es mi lugar favorito, pero allí tendría tiempo para poder relajarme ver flacas y saunear un rato.
Al llegar, lo de siempre, pagué, guardé mi ropa en el casillero, me metí una ducha bien fría y me senté en los sillones a ver tele. Era un día martes y no había buen material así que decidí esperar a ver si alguna kine medianamente buena bajaba y lograba convencer al muchacho, como a las dos horas de estar medio dormido viendo tele en el sillón siento que alguien se sienta a mi costado y me pregunta como me llamo, me saluda amablemente y lo primero que logro notar es sus enormes tetas de color blanco cajamarquino.
No recuerdo bien su nombre empezaba con N creo era Nuria o Nurka o algo así era una chata, chola blanca bien producida con rostro de niña que parecía nueva en el negocio, así que sin pensarlo mucho decidí atenderme con ella.
Al llegar a la habitación me pregunto si quería unos masajes, la verdad es que no tenia ganas de eso y la chata me había arrechado bastante así que sin responderle de frente la sujeté las nalgas y empecé a succionarle las enormes tetas que tenía, -veo que no tienes ganas de un masaje- respondió mientras se terminaba de quitar la bata.
Al verla sin bata, de frente la puse sobre la camilla y sin mencionar palabra alguna empecé a recorrer todo su cuerpo, lentamente y sin apuros, realmente quería disfrutar cada parte de la cajacha y si tenia que pagar extra por mas tiempo estaba decidido a hacerlo, al llegar a sus piernas las levante lentamente y como ella estaba boca arriba las puse en mis hombros, ella se dobló un poco me puso el preservativo y decidí metérsela lentamente. Ella emitió un pequeño gemido, estaba lubricada así que no le dolió nada.
Así fue por un rato, no quería dejar de darle en esa pose ya que me encantaba ver como ella cerraba los ojos y se mordía los labios mientras le daba en el vaivén de metérsela y sacarla de cuando en cuando frotaba mi pene sobre su clítoris haciendo que se retuerza de placer. A los pocos minutos la sujeté de las caderas la levanté de la camilla y la puse en cuatro logrando apreciar de mejor manera sus blancas y grandes nalgas se la metí sin pedir permiso mientras la sujetaba de sus caderas con una mano y con la otra le jalaba el negro y largo pelo que tenía. Puedo jurar que ella lo disfrutaba bastante.
Luego de un rato logre eyacular como en mucho tiempo no lo hacía, ella cansada con sudor y satisfecha -aun tenemos tiempo para unos masajes si quieres- me dijo. Acepté y mientras me hacia los masajes conversamos por un buen tiempo mentiría decir cuanto nos dimos cuenta que ya era hora de bajar -te molesta si me das tu número? - me preguntó un poco arrochada -no para nada- respondí dándole mi numero sin preguntarme por que me lo pedía y sin saber que esa sería una decisión de la cual hasta el día de hoy…
No se si arrepentirme….
Continuará
Eran como las 10 de la noche y caminaba yo por lince, fumando un pucho mientras pensaba en los cinco largo años que había desperdiciado con una mujer que a la primera que pudo me dejó por un wewon que ella recién conocía, nunca supe bien la historia y la verdad nunca me preocupe en averiguar que es lo que realmente sucedió solo Salí de su casa, y camine sin rumbo hasta notar que estaba en lince.
Como eran las diez de la noche pude notar a varias rufianas por la zona, al ver tremendos lomos y al estar yo despechado decidí ir al lions spa que estaba a unas cuadras, no es mi lugar favorito, pero allí tendría tiempo para poder relajarme ver flacas y saunear un rato.
Al llegar, lo de siempre, pagué, guardé mi ropa en el casillero, me metí una ducha bien fría y me senté en los sillones a ver tele. Era un día martes y no había buen material así que decidí esperar a ver si alguna kine medianamente buena bajaba y lograba convencer al muchacho, como a las dos horas de estar medio dormido viendo tele en el sillón siento que alguien se sienta a mi costado y me pregunta como me llamo, me saluda amablemente y lo primero que logro notar es sus enormes tetas de color blanco cajamarquino.
No recuerdo bien su nombre empezaba con N creo era Nuria o Nurka o algo así era una chata, chola blanca bien producida con rostro de niña que parecía nueva en el negocio, así que sin pensarlo mucho decidí atenderme con ella.
Al llegar a la habitación me pregunto si quería unos masajes, la verdad es que no tenia ganas de eso y la chata me había arrechado bastante así que sin responderle de frente la sujeté las nalgas y empecé a succionarle las enormes tetas que tenía, -veo que no tienes ganas de un masaje- respondió mientras se terminaba de quitar la bata.
Al verla sin bata, de frente la puse sobre la camilla y sin mencionar palabra alguna empecé a recorrer todo su cuerpo, lentamente y sin apuros, realmente quería disfrutar cada parte de la cajacha y si tenia que pagar extra por mas tiempo estaba decidido a hacerlo, al llegar a sus piernas las levante lentamente y como ella estaba boca arriba las puse en mis hombros, ella se dobló un poco me puso el preservativo y decidí metérsela lentamente. Ella emitió un pequeño gemido, estaba lubricada así que no le dolió nada.
Así fue por un rato, no quería dejar de darle en esa pose ya que me encantaba ver como ella cerraba los ojos y se mordía los labios mientras le daba en el vaivén de metérsela y sacarla de cuando en cuando frotaba mi pene sobre su clítoris haciendo que se retuerza de placer. A los pocos minutos la sujeté de las caderas la levanté de la camilla y la puse en cuatro logrando apreciar de mejor manera sus blancas y grandes nalgas se la metí sin pedir permiso mientras la sujetaba de sus caderas con una mano y con la otra le jalaba el negro y largo pelo que tenía. Puedo jurar que ella lo disfrutaba bastante.
Luego de un rato logre eyacular como en mucho tiempo no lo hacía, ella cansada con sudor y satisfecha -aun tenemos tiempo para unos masajes si quieres- me dijo. Acepté y mientras me hacia los masajes conversamos por un buen tiempo mentiría decir cuanto nos dimos cuenta que ya era hora de bajar -te molesta si me das tu número? - me preguntó un poco arrochada -no para nada- respondí dándole mi numero sin preguntarme por que me lo pedía y sin saber que esa sería una decisión de la cual hasta el día de hoy…
No se si arrepentirme….
Continuará