El Old Canadian es parte importante de mis recuerdos de mi desordenada y despreocupada vida nocturna de entre los años 2015 al 2018, en la cual derroché y (también) perdí mucho dinero pero adquirí una experiencia decisiva para formar mi carácter y saber qué cosa es lo que quiero y lo que no quiero para mi vida.
Recuerdo que le cogí mucho cariño al local, quizás buscando consuelo a la terrible y decepcionante vida amorosa que llevaba en ese entonces. Comencé yendo con amigos (de la universidad, del trabajo, de la vida), deleitando la vista como previa para otros sitios, normalmente para pedir algunos whiskys en algún local de la Calle de las Pizzas o directamente para Las Cucardas. Como alguien con formación kinera, nunca me convenció el formato de pagar solo para un bailecito o para soportar el sangrado desesperante de algunas mujeres, pero el local tenía no se qué, un ambiente medio extraño de sentarte en las mesas junto a la ventana y ver el Parque Kennedy con sus actividades de acuerdo a cómo avanzaba la noche (llegaba 6-7 pm), luego regresas la vista y te ves en un cuarto oscuro con luces de discoteca, y ves llegando una a una a las chicas (con ropa de calle) y del segundo piso las ves bajando con ropas diminutas; esa sensación era algo que no pude encontrar en ningún otro sitio. Pero bueno, al principio con amigos para un rato, los veranos arrasando con todas las cervezas de la promo 2x20 (tomábamos 2 a 3 cajas entre 4) hasta que llegué a ir solo. Todas estas oportunidades me hizo conocer a varias chicas, de las cuales las más importantes fueron Surana H., Karla B., Lucero A., Nila C., Elvira P., Ushiell S., Jaki U., Samantha (una blancona flaquita), entre otras cuyo nombre ya no recuerdo. Inclusive en un par de ocasiones tomé con Kari Mari pero eso es otra historia. Como varios ya lo han dicho, la clave siempre fue tratarlas como personas y no como putas (aunque algunas sí lo fueran jajaja).
Tuve aciertos y tropiezos. Nunca llegué a ser marido de ninguna de las chicas a pesar de haber tenido algunas que sí se interesaron por mí (en base a algunas acciones las cuales hoy solo son una anécdota), quizás por el recuerdo de las mujeres que de verdad me interesaban y cuya historia terminó conmigo siendo no correspondido o simplemente me abandonaron; pero a la fecha de hoy diría que fue para mejor, porque todas llevan un karma interno. No digo que todas sean una carga (a pesar de que se siguen equivocando o buscan sacarse la lotería encontrando a alguien que las mantenga) porque existen un par que hasta negocio tienen y me alegro por ellas, porque que una mujer salga adelante por sí sola en un Perú machista es algo que cautiva muchísimo.
Por los motivos expuestos es que este local siempre permanecerá en mis recuerdos.