La historia comienza después de la epidemia de SARS de 2003, cuando los chinos intentan desarrollar vacunas para combatir la enfermedad mortal. El Dr. Shi Zhengli, sobre quien he escrito anteriormente, estaba a cargo del programa en el Instituto de Virología de Wuhan.
En el desarrollo de vacunas, la genética inversa se usa para crear cepas virales que tienen una patogenicidad reducida pero a las que el sistema inmunológico responde creando anticuerpos contra el virus. Pero la genética inversa también se puede utilizar para crear cepas virales que tienen mayor patogenicidad. Eso es en lo que la Dra. Shi, alentada por los expertos en armas biológicas de PLA, comenzó a enfocar cada vez más su investigación, según la profesora Tritto.
La Dra. Shi primero solicitó ayuda al gobierno francés, que construyó el laboratorio P4, y al instituto Pasteur del país, que le mostró cómo manipular los genomas del VIH. El método de inserción de genes utilizado se llama "sistema de genética inversa 2". Usando este método, insertó un segmento de VIH en un coronavirus descubierto en murciélagos en herradura para hacerlo más infeccioso y letal.
Estados Unidos también participó, en particular el profesor Ralph S. Baric, de la Universidad de Carolina del Norte, que recibió importantes subvenciones del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. Esta es, por supuesto, la tienda del Dr. Anthony Fauci. Fauci fue un gran defensor de la investigación de "ganancia de función", y cuando esto fue prohibido en el laboratorio de Baric porque se consideró demasiado peligroso, la investigación se trasladó a China.
El profesor Tritto cree que, si bien la investigación del Dr. Shi comenzó como un esfuerzo por desarrollar una vacuna contra el SARS, gradualmente se transformó en un esfuerzo por utilizar la "genética inversa" para construir armas biológicas letales. Esta fue la razón por la que el laboratorio de Wuhan se convirtió en el principal centro de investigación virológica de China en los últimos años, atrayendo una importante financiación y apoyo del gobierno central.
Agregaría que la regla en la China controlada por los comunistas es "dejar que los civiles apoyen a los militares", lo que significa que tan pronto como la investigación del Dr. Shi mostrara cualquier uso militar potencial, el EPL habría comenzado a ejercer el control de la investigación. Esto salió a la luz con el brote, cuando el principal experto de China en armas biológicas, el general de división del Ejército Popular de Liberación Chen Wei, fue puesto inmediatamente a cargo del Instituto de Virología de Wuhan. En cuanto a la Dra. Shi Zheng-Li, parece haber desaparecido.
Como explicó el Dr. Tritto en una entrevista con medios italianos:
En 2005, después de la epidemia de SARS, nació el Instituto de Virología de Wuhan, dirigido por el Dr. Shi Zheng-Li, quien recolecta coronavirus de ciertas especies de murciélagos y los recombina con otros componentes virales para crear vacunas. En 2010 entró en contacto con investigadores estadounidenses dirigidos por el profesor Ralph Baric, quien a su vez trabaja con virus recombinantes basados en coronavirus. Gracias a los virus de matriz proporcionados por Shi, Baric creó en 2015 una quimera del virus Sars de ratón, que tiene un efecto patógeno en las células humanas analizadas in vitro.
En ese momento, la colaboración entre China y Estados Unidos se convierte en competencia. Shi quiere trabajar en un virus más potente para hacer una vacuna más potente: combina un virus de murciélago con un virus de pangolín in vitro y en 2017 publica los resultados de esta investigación en algunos artículos científicos.
Su investigación atrae el interés del sector militar y médico-biológico chino que se ocupa de las armas biológicas utilizadas como disuasivo con fines defensivos y ofensivos. Así, a Shi se suman médicos y biólogos pertenecientes al ámbito político-militar, como Guo Deyin, estudioso de las vacunas anti-SIDA y anti-hepatitis viral y experto en técnicas de recombinación genética. La introducción de los nuevos insertos diseñados en el genoma del virus es el resultado de la colaboración entre el equipo de Shi y el de Guo Deyin. La realización de esta nueva quimera, desde un punto de vista científico, es un éxito. Tanto es así que, una vez que ha estallado la epidemia, los dos investigadores le piden a la OMS que lo registre como un nuevo virus, H-nCoV-19 (Covid 19 humano nuevo), y no como otro virus derivado del SARS. Es razonable pensar que Shi actuó únicamente desde el punto de vista del prestigio científico, pero sin tener en cuenta los riesgos en materia de seguridad y los intereses político-militares que habría suscitado su investigación.
Cuando se le preguntó por qué China se ha negado a proporcionar el genoma completo del virus de China a la OMS oa otros países, el Dr. Tritto explicó que “proporcionar la matriz [fuente] del virus habría significado admitir que el SARS-CoV-2 [virus de China] fue creado en el laboratorio. De hecho, el genoma incompleto puesto a disposición por China carece de algunos insertos de aminoácidos del SIDA, lo que en sí mismo es una prueba irrefutable ".
La pregunta clave, para aquellos de nosotros que estamos viviendo la pandemia, tiene que ver con el desarrollo de una vacuna. En este sentido, el profesor Tritto no es optimista:
Dadas las muchas mutaciones del SARS-CoV-2, es muy poco probable que se encuentre una sola vacuna que bloquee el virus. Por el momento se han identificado 11 cepas diferentes: la línea genética A2a que se desarrolló en Europa y la línea genética B1 que echó raíces en América del Norte son más contagiosas que la cepa 0 originaria de Wuhan. Por tanto, creo que, a lo sumo, una vacuna multivalente puede resultar eficaz en 4 o 5 cepas y, por tanto, puede cubrir entre el 70 y el 75% de la población mundial.
En otras palabras, al ocultar al mundo el código genético original del virus de China que creó, el Partido Comunista de China se asegura de que Occidente nunca desarrollará una vacuna completamente eficaz.
En otras palabras, China sigue mintiendo y la gente sigue muriendo.
