Bueno, su fiesta fue del 31 para el primero y ya fui para quedarme de amén vida, por el toque de queda y toda la vaina, eramos pocos, algo de 20 personas, sus amigos de la chamba, los amigos de su marido y yo. Hizo pollito a la plancha con papas doradas, como cena, porque para que cocina rico la negrita. Bueno estuvimos cenando, bailando y así se nos fue el tiempo, la gente se empezó a ir, ya quedábamos algo de 8 personas y le dije. Chau negrita, gracias por todo, la pase super, ya me voy a dormir, serían las 5 de la mañana y algo más, ya estaba amaneciendo. Y ella me dijo, te acompaño para que tomes tu carro, - Para tomar el metropolitano. Y bueno empezamos a caminar, su marido estaba huasca, jateando. Ella se agarró de mi brazo. Estaba con su vestidito amarillo y sus tacazos de plataforma. Así que empezamos a caminar y a conversar así para hacer hora, hasta llegar a la estación del metropolitano y en eso yo le robé un beso y ella me dijo, aquí no, tonto, todos me conocen. Bien loco eres, no. - Perdón, es que me gustas, pues negrita, le dije. - Pero aquí no pues, gordito, chá que la cagas toda, me dijo. Y bueno más allá, había una casa en construcción así tapada con costales. Ven le dije, y levanté le costal y nos metimos y adentro me la besé bien rico, manoseando su culito, por el vestido y ella me abrazaba, me rodeaba con sus manos, me metía la lengua, y yo igual, porque estábamos picados, y yo le decía negrita, me gustas mucho, estás riquísima. Y me saque el bulto del pantalón y ella me la empezó a pajear con sus manitos chiquitas, así diciéndome, que rica pinga tienes, está gruesota, mmm, es el doble que la de mi marido. - Y todita para ti mi amor, me la chupas? . SI, ME DIJO, Y se le metió toda a la boca y me hizo un rico oral, arrodilladita. Y ya había amanecido, y nosotros estábamos adentro de la construcción. Se podía ver qué la gente empezaba a caminar a esa hora, por un huequito del costal y ella, en plena mamada. Y mirandome, diciéndome si me gustaba. -Yo encantado. Le quité su calzon y me lo puse en el bolsillo de mi casaca, y me baje el pantalón por completo y se la metí por atrás con fuerza, le baje las tiras de su vestido y le saque las tetas al aire para manosearselas rico. Mmm que rico fue eso, se la metía levantándome su vestido. Y diciéndole que rica eres Jackie. Te gusta mi amor? Que te meta la pinga así, que yo sea tu marido? - Si, me encanta mi amor me decía, mientras yo le apretaba sus tetas y la pegaba hacia mí, besándole su cuellito. Cuando te dejas violar, Calatita mami? Le decía, cuando mi amor? , como esa vez? Te acuerdas, que te viole en mi casa? Cómo gozaste? -Ay si, mi amor. Pronto mi gordito me decía mientras me rodeaba con sus brazos y nos besábamos. De ahí le puse mi casaca y la arrimé contra la pared levantándole la pierna, para que no se ensucie su vestido. Y la besaba, mientras le entraba todo mi plátano pelado a su conchita peladita. Y en eso pasó un patrullero de serenazgo y ella se asustó, y me dijo, cállate, cállate, gordito no hagas bulla, que si nos pescan, nos vamos a la mrd, y se empezó a vestir. Mirando al patrullero que iba lento, se acomodo su vestido, sus tetas y me pidió su calzóncito, pero no sé lo di. Y ella miraba al patrullero, mientras yo sé empuje de nuevo, tapándole la boca, eso me excitó mucho, cállate negrita, le decía y se la seguía metiendo. Tapándole la boca con mi mano, y ella cerraba sus ojos y lo estaba gozando. Se fue el patrullero del serenazgo. Y me dijo, esto es una locura. Vámonos. -Por qué mi amor? No lo has gozado? acaso. - Si, pero, así no es gordito, me dijo. Ya dame mi calzon, porfa. Y yo le dije, ya, pero yo te lo pongo. Y en vez de eso, le metí el dedito y la masturbe y su conchita estaba bien mojadita. Oye ya basta, me decía, basta, pero me dejaba sacarle de nuevo las tetas, y chuparselas y apretarselas. - Chúpamela negrita linda y tomate mi lechita, le dije. Y ella obediente me dijo, ya, pero te vienes y nos vamos, ok? Bueno, yo si me voy, mucha vaina. - Ya, le dije. Y me la chupó, hasta venirme en su boquita, fue muy rico. Le di su calzoncito y se lo puso se acomodó las tetas y su vestido y yo me subí el lompa, me puse mi casaca, vimos que no hubiera nadie y salimos, ella se fue para su casa, diciéndome: Ya me voy, está cerca la estación, sobrado llegas. - Pero cuando te veo, de nuevo negrita? Le dije. Ya pronto, nos vemos me dijo, Chau y se fue, apuradita. La noté con un poquito de culpa y medio palteada. Pero sé que lo disfrutó, tanto como yo. Y lo recordará, porque esas cosas no se olvidan. Al menos yo me pongo como fierro, cuando recuerdo, lo que hicimos en esa construcción.
