“Cofrade me soltó y me empujó suavemente de los hombros hacia abajo, yo no atine a nada más que dejarme caer de rodillas. Era incapaz de frenarlo, vi como Cofrade lentamente desabrochaba sus pantalones y mostraba ante mí un enorme pene aún sin estar empalmado.
- Vamos golosisima, seguro que sabes bien lo que tienes que hacer.
Tímidamente cogí ese monstruo en mis manos y lo miré impresionada. Podía notar cómo reaccionaba al contacto, como sus venas se remarcaban poco a poco y, mientras comenzaba un ligero movimiento de vaivén, note como empezaba a ponerse más y más dura.
Usaba las dos manos y aun así no podía agarrarla entera. En unos pocos segundos tenía su enorme verga apuntando a mi cara en toda su extensión.
"¿Mi madre se tragó esto entero?" Fue lo único que pasaba por mi cabeza una y otra vez. Mire hacia arriba, cofrade me miraba sonriendo y me hizo un gesto; solo atiné a bajar mi mirada, acercar mi cabeza lentamente mientras podía notar el olor de su pene, saque mi lengua y lamí ligeramente el glande una vez y luego otra, humedeciéndolo con mi saliva, viendo cómo relucía debido a ello.
Tenía un sabor parecido al de mi enamorado y a la vez distinto, no sabría explicarlo. Miré a Cofrade a los ojos mientras lamía y vi la sonrisa de satisfacción en su boca. No podía apartar mi vista de su mirada...
Era una mirada de superioridad, como sabiendo que la chica que tenía ante él estaba a su merced. Era su nueva zorrita.”
Me estremecí de solo pensarlo, comencé a introducirlo poco a poco en mi boca. Comenzando con un rítmico movimiento de cuello, intentando tragar cada vez un poco más, sentía que iba a ahogarme si lo continuaba introduciendo en mi garganta, pero no deseaba parar.
Pero esto era imposible, ya no podía tragarla más, así que utilice mis manos para que me ayudaran masturbandolo mientras tragaba con más fuerza. Aumente la velocidad, veía cómo me miraba Cofrade y eso me calentaba todavía más. Me sentía sometida, era su zorrita y me gustaba.
- Eres una chupa penes de primera, igual que tu madre. - Dijo Cofrade agarrándome de la nuca y acompañando mis movimientos. - No te preocupes, poco a poco acostumbrarás la garganta hasta que te la puedas tragar toda como la zorrita de tu madre. Vas a disfrutar notando mis huevos rebotar en tu barbilla.
Quise replicarle, pedirle que no mencionara a mi madre, pero cerré mis ojos y empecé a lamer el tronco llegando a sus testículos para ponerme a chupar uno a uno aspirando su olor a macho, cofrade empezó a reír y me dijo:
- Eso es, eso es. Siempre he sabido que detrás de esa actitud de se escondía una zorrita en potencia. Lo llevas en la sangre... No pares ahora - las manos de Cofrade se aferraron con fuerza a mi nuca y tras un bufido, explotó en mi boca, yo me retire y su semen caía sobre mi rostro produciéndome sentimientos encontrados, mezcla de vergüenza, morbo y placer. Lo único que atiné a hacer fue tragar el semen que aún tenía en mi boca, mientras disfrutaba de las sensaciones; cuando me di cuenta cofrade estaba con su celular grabando con los ojos extasiados.
Me levanté como pude, muerta de vergüenza me fui al baño a recomponerme y no salí de ahí, no sé por cuánto tiempo estuve dentro, pero escuché a mi madre tocar la puerta y decirme que bajara a almorzar, cofrade ya se había ido y me agradecía porque la persiana había quedado muy bien…si supiera.
Cuando al fin pude recomponerme baje a almorzar no tenía cara para poder ver a mi madre al rostro, noté que se había cambiado y le pregunté:
- ¿Vas a salir?
- Si cofrade ha olvidado su billetera y de ahi me ire a hacer unos recados, no me esperes para cenar - ya me imaginaba que tipo de recados iría a hacer con cofrade, al despedirse mama me sentí un poco incomoda, es decir acaso no había tenido suficiente???
Pase la tarde leyendo y escribiéndome con mi novio cuando un mensaje me llegó de un número desconocido, en ella había una foto donde se me veía de rodillas con los ojos cerrados, la cara con chorros de semen y el pene de cofrade muy cerca de mi boca, grande e imponente, lo que más me dolió fue ver mi rostro con una ligera satisfacción; di un grito de molestia, arroje mi móvil, me tire en la cama y me puse a llorar indignada.
Luego de unos minutos me llegó nuevamente otro mensaje, una mezcla de vergüenza, curiosidad y morbo me invadió, cogí mi celular era el mismo número y esta vez la foto me dejó pálida: era mi madre, en la misma posición, sólo que mi madre estaba completamente desnuda. Su boca y rostro estaba lleno de semen y el pene de cofrade ante su boca. Su mirada denotaba mucho placer y lujuria.
- Son como dos gotas de agua. - Escribió Cofrade; Mis ojos se llenaron de lágrimas y lo único que atiné a escribir fue:
- Cabrón. ¿No has tenido suficiente esta mañana? -
- No te preocupes, hay pene para las dos. Y además, tú sólo me la has mamado. A tu madre la he estado cabalgando, además, le encanta tener el rostro lleno de semen como la puedes ver…
- Eres un cerdo
- No te pongas celosa, que ya te llegará el turno...
Tiré el móvil a un lado y me eché a llorar nuevamente.
Pase los siguientes días evitándola, no podía verla a los ojos. El pensamiento de que habíamos compartido al mismo hombre me hacía sentir de lo peor, ¿Debería hablar con ella? No, eso no... No sabía ni cómo decírselo, además, no estaba segura de lo que sentía... ¿Estaba enfadada conmigo misma? ¿Con mi madre? ¿Con Cofrade? O tal vez estaba... ¿Celosa?
Lo que sí se convirtió en rutina fueron las visitas al departamento de mi enamorado pero cada vez me satisfacía menos, terminábamos nuestros encuentros haciéndole sexo oral mientras me imaginaba con el pene de cofrade pero esto no era suficiente, a esto se sumó que cada noche me masturbara con un vibrador y más de una vez mientras lo hacía pensaba en el miembro de cofrade, poco a poco sin evitarlo perdí el interés en mi enamorado y terminamos rompiendo.
Un par de semanas de haber terminado con mi ex enamorado, mientras desayunaba mi madre me dijo:
- Esta tarde va a venir Cofrade a llevarse unos muebles viejos. - asentí con mi rostro y a pesar de que me puse algo nerviosa no me queje y permanecí en silencio.
- ¿No te quejas hija? ¿Ni siquiera una molestia? Debes estar madurando por fin. - Me dijo mi madre con burla.
- No quiero molestarme ni en hablar de él. - Respondí indiferente, no lo había visto desde ese fin de semana donde le hice una mamada y no sabía muy bien cómo reaccionar.
Cuando llegó estaba preparada para contestarle cuando se metiera conmigo, pero al verme me saludo con un simple "Hola". No me hizo demasiado caso en toda la tarde, ni me miraba. En cambio, a mi madre si le prestaba atención.
Los cuchicheos, miradas y risas cómplices se repitieron varias veces, incluso vi como la mano de cofrade se deslizaba por las nalgas de mi madre un par de veces sin que ella hiciera nada por impedirlo.
¿Por qué se estaba comportando así? ¿Había hecho algo mal?
Cuando cofrade se fue, salí detrás, agobiada por la situación, y lo alcancé en la calle.
- ¡Cofrade!
- ¿Qué quieres? - Preguntó indiferente.
- Yo... - No sabía que decir, en ningún momento había pensado en ello. Guarde silencio y no acabe la frase, cofrade se me acercó, y sin inmutarse me arrinconó contra la pared y me besó sin importarle los vecinos, al inicio trate de resistirme, pero termine cediendo y dejándome llevar por ese hombre. Ya era de noche y tomándome de la mano me llevó a una esquina poco iluminada, ahí me puso de rodillas y me ofreció su pene, era lo que buscaba, era lo que necesitaba, si su pene empecé a lamer y chupar. No me importo que estuviéramos en la calle o que algún vecino sacara su cabeza de la ventana y me viera en esa lamentable situación, tal vez haya sido el morbo mezclado con la excitación, pero no duró mucho y terminó nuevamente en mi boca.
- así me gusta zorrita, de ahora en adelante serás mía - me dijo mientras pasaba su dedo recogiendo el semen de mi rostro llevándolo a mis labios.
- sí, seré tu zorrita - alcance a decir con mezcla de vergüenza y emoción.
continuará