Cuando la codicia y la angurria nos gana, todos somos proclives a cometer los más grandes errores que después, lamentablemente (y muy tarde, a veces) nos arrepentimos.
Al respecto, les cuento algo. Eran los últimos años del primer gobierno de caballo loco (1,988 o 1,989). Yo era en ese tiempo (al margen de mi labor principal), tesorero y responsable de unos fondos (tipo cooperativo) de los 2,000 empleados de mi chamba.
El Presidente de mi institución me llevó (como de casualidad) a la Av. La Colmena, donde funcionaba el primer local de CLAE. Paralelamente y de manera insistente trataba de convencerme de la necesidad de poner nuestros fondos en aquél sitio. Escuché al sectorista de CLAE (yo, con calculadora financiera en mano), las bondades de confiar nuestros cuantiosos fondos en esa desconocida financiera. Terminada la concienzuda explicación, nos retiramos para evaluar esa posibilidad.
-¿Que dices?- me pregunta presuroso y con su mejor sonrisa el presidente.
-No pasa nada, tío- contesté firme. Esta es otra Refisa más (una precursora de CLAE, que estafó también) si quieres arriesgar algo, pon tu plata, porque si ganamos, nadie nos los va a agradecer, pero si perdemos, nos vamos de la manito a Luri,- concluí.
¿Que había sucedido? Le expliqué (al presidente), que no me había gustado la manera casi clandestina de su atención (a puerta cerrada). Pero lo que mas me hizo sospechar, era el desconocimiento total del manejo de las tasas de interés. Eran tan rudimentarios, que la renta mensual nominal (intereses ganados) de un depósito a 6 meses, -si bien es cierto-, era mayor a los intereses nominales mensuales de un depósito a tres meses (la mitad del tiempo de la inversión), eran menores, (los depósitos a 6 meses) cuando se comparaba ambos intereses efectivos. Esa es una aberración, pues a mayor tiempo de inversión, debe redituar mayores intereses efectivos.
En aquellos momentos estaban aún frescos mis conocimientos, respecto al manejo de tasas de interés, debido a que estaba recién egresadito de la U. Lo paradójico (y lo risible) del asunto, viene a continuación.
Pasaron varios años que resistí de manera estoica, a la mitad de Lima que invertía afanosamente donde ese viejo cabro. Todos hablaban maravillas. La gente vendía sus propiedades, otros hipotecaban sus casas, vendían hasta su alma para obtener la codiciada letra de CLAE.
Entonces me sucedió. Mandé al tacho mis lecturas de los libros de finanzas. Me olvidé que había hecho un trabajo de investigación del gran André Kostolany y su excelente obra
El fabuloso mundo del dinero y la bolsa. Me ahuevé totalmente y metí 10 lucas gringas (la mitad en soles, el resto en cocos, para diversificar). Por espacio de 5 meses de manera religiosa canjeaba mis letras, hasta que reventó el chupo. Lo intervinieron, y a llorar al rio.
Pero albricias, la reabrieron (para luego), 2 días después volverlo a cerrar definitivamente. El primer día me acerqué a las 8.00 am. Era recontra tarde y había una cola que volteaba la manzana del local de la primera cuadra de la Arequipa. Al día siguiente, salí de mi casa (con mi recién desposada brujita), a las 5.00 de la mañana y después de 15 minutos que demoré en llegar, también ya era tarde. No importa dije, y a hacer colita.
Hicimos nuestro ingreso alrededor de las 4.30 pm. Estando adentro, mientras buscaba desesperadamente la ventanilla donde me iban a devolver mis ansiados depósitos, nos enteramos las reglas que había adoptado la casa. Solamente podían efectivizarse las letras vencidas. Eso implicaba que la letra que correspondía a la inversión, quedaba pendiente para más adelante
.. chessss
.. bye 10 mil coquitos. Pero al margen de la noticia, también divisé a quien andaba buscando afanosamente, a un ex compañero de facultad (no era lo que podría catalogarse como mi amigo, pero algo es algo). Esbocé mi mejor sonrisa, lo saludé como si fuese mi mejor pata y le solicité que me hiciera la gauchada de canjearme mis letras (le contrabandié la del capital). Le ofrecí el 10%. Me dijo que dependía de su jefe, pero que le iba a consultar. Regresó y me contesta que no hay problema con las letras vencidas, por la del capital, es el 40%. Le ofrecí el 30%. Me shoteó y se fue. Cuando lo busqué y lo encontré, atraqué, pese a la protesta de mi dama.
Mientras recibía mi mochado capital, me reprochaba que webas fui por no hacerle caso a un amigo y colega, que en ese momento trabajaba en la SBS, quien me dijo 3 meses antes, que se cocinaba la intervención a CLAE. Esa vez lo miré como si me hubiese mentado la madre y le dije que estaba loco. El tiempo le dio la razón, el loco y webon, fui yo.Diablito
Por eso ahora estoy curado de los charlatanes. Como dice el dicho, una sola vez capan al gato. Ya no le creo ni al mismísimo thechinopp, así me ofreciese gratis a su musa de los días Lunes.
