Samy-Samantha
Cabo
3 Years of Service
Hola a todos, antes que nada le hago llegar mis saludos a todos los lectores de este foro. Bueno me presento mi nombre es Samantha pero también me dicen y me pueden llamar Samy. Muchos se preguntaran que lleva a una mujer a escribir en este foro, pues lo mismo por lo que lo hace un hombre. Ganas de compartir ciertas cosas que en tu vida cotidiana no puedes hacerlo ni siquiera con tus amistades más cercanas. También por crear morbo y sentir que lo que viviste fue algo muy inusual, especial y sobretodo excitante que vale la pena compartirlo. Mi historia se centra en los meses antes y posterior a mi celebración de mis bodas de plata. Sin más preámbulo empiezo.
Soy una mujer de base cuatro cerca de la base cinco. Tez trigueña, soy bajita (entre 1.55 a 1.57), pelo negro largo. Ya que en estos últimos años se puso de moda la vida sana y el gimnasio, como mujer moderna que soy lo llevo haciendo desde hace bastante tiempo. Esto me ha ayudado a estar muy segura de mi misma y orgullosa de lo que tengo, sobretodo de mis duras y bien firmes piernas y mis llamativas caderas, que llaman la atención use la ropa que use. Mi cintura es pequeña, me esfuerzo por mantenerla así, ya que una cintura pequeña no te hace ver tan baja y te saca un cuerpo más estilizado. Mis pechos son mis otras armas para llamar la atención, que casi siempre lo luzco con llamativo escotes. Se puede decir y me gusta decirlo que soy una chola power. Y no lo digo solo por el físico, sino por la vida en general. En mi vida profesional me ha ido bien gracias a mi propio esfuerzo, nadie me regalo nada.
Soy casada ya hace 25 años, tengo hijos (ya jóvenes) y a diferencia de otras mujeres que han escrito en este foro, soy felizmente casada con un esposo maravilloso. Mi esposo tiene mi misma edad, es de llevar una vida sana al igual que yo y también ha logrado sus propios éxitos profesionales pero sobretodo me hace feliz y a diferencia de otras mujeres que han escrito en este foro, me satisface sexualmente, nos satisfacemos sexualmente, no nos limitamos en nada y ahí es cuando cuestiono algunas situaciones sobre la infidelidad. A veces las infidelidades no se producen por carencia de algo, sino que son situaciones que se dan. Estas en el momento y lugar equivocado o correcto, como quieran verlo. Y eso me pasó a mí.
Esto sucedió este año, hace unos meses, en antesala a mis bodas de plata. Como cualquier día cotidiano me levante y me aliste como siempre para salir a trabajar. A mi trabajo me traslado tomando un taxi o bien mi esposo me lleva al trabajo. Ese día el salió temprano así que abrí una de estas app de taxi. A los minutos me llamaban diciendo que ya estaban fuera de mi casa. Salí veo el auto, identifico la placa pero está vacío, no hay chofer. Levanto mi cabeza y veo que un chico me hace una seña levantando la mano. Era el chofer. Está lindo el chico pensé. Era alto, 1.85 aproximado, delgado, musculoso, blanco, pelo negro y corto y tenía una ligera barba. Bueno el chico salió de su auto para ayudar a un abuelito que se había caído de su bicicleta, nada grave felizmente. Vivo en una zona tranquila donde hay un parque y mucha gente a esa hora de la mañana sale a correr o manejar bicicleta. Me pareció un gesto noble, que le sumo a su atractivo. Normalmente cuando tomo taxi, me siento en la parte trasera pero esta vez dije, no, quiero ver de cerca y me senté adelante, de copiloto. Se preguntaran como para que, pues para coquetearle un rato.
Como les conté soy una mujer felizmente casada y además nunca le he sido infiel a mi esposo, pero me encanta coquetear. Siempre lo hago con quien me parezca atractivo, con vendedores, fontaneros, obreros, chicos del cable y hasta policías, más aun si me van a poner una papeleta (a veces manejo). Pero tampoco no soy tonta, se con quién lo hago, coqueteo con tipos que sé, que después, no voy a volver a ver en mi vida y eso queda ahí en coqueteos, nunca pasa nada más.
Después de ayudar al abuelito el chico se subió al auto, me saludo amablemente y le respondí de igual forma lanzándole una ligera sonrisa. Mientras iba conduciendo me comenzó hablar y preguntar por diferentes cosas y yo hice lo mismo y la verdad que iniciamos una inmediata conversación. Para eso ya me había dado cuenta por su forma de hablar que el chico era venezolano. Se llama Javier. Tenía un año viviendo en el país. Me comenzó a contar de su periplo, de cómo llego al país, bla, bla, bla. Cuando ya se comenzó a dar cuenta que lo estaba coqueteando y pensando que podía tener alguna oportunidad, me comenzó a llenar de piropos. Yo le respondía con un sonrisa y un gracias. Cuando había semáforo en rojo empecé a pasarme el labial de forma muy sexi y cuando la luz se ponía en verde me ponía el labial entre mis pechos. Él me decía que lo distraía mucho, y yo le decía con cuidado no vayas a chocar. Me comencé a poner polvo en lo pechos y me clavo la mirada en mi escote, que le tuve que decir que mirara al frente, que iba a chocar. Me decía: es que mami usted está muy rica y me distrae mucho. Le pregunte su edad y me dijo que tenía 27 años, yo le dije mi edad y él se sorprendió: Mami tienes un cuerpazo, no aparentas tu edad. Yo le dije que pensara su novia, que no le gustaría enterarse que coquetea con sus pasajeras y me dijo que estaba soltero. Me reí y le dije: eso no te creo. Y así estuvimos todo el viaje en full coqueteos.
Llegamos a mi trabajo y antes de bajar me dijo que si me podía llamar para salir alguno de estos días y yo le respondió con un amable no, que a mi esposo no le gustaría eso. Que disfrute el viaje pero que ahí quedaba todo y que estoy felizmente casada. Él dijo que suerte tiene su esposo pero que estaba seguro que me volvería a ver. Arranco y yo entre a mi trabajo. Un flirteo más en mi larga lista, pero al parecer, no sería la última vez que iba a ver a Javier.
Soy una mujer de base cuatro cerca de la base cinco. Tez trigueña, soy bajita (entre 1.55 a 1.57), pelo negro largo. Ya que en estos últimos años se puso de moda la vida sana y el gimnasio, como mujer moderna que soy lo llevo haciendo desde hace bastante tiempo. Esto me ha ayudado a estar muy segura de mi misma y orgullosa de lo que tengo, sobretodo de mis duras y bien firmes piernas y mis llamativas caderas, que llaman la atención use la ropa que use. Mi cintura es pequeña, me esfuerzo por mantenerla así, ya que una cintura pequeña no te hace ver tan baja y te saca un cuerpo más estilizado. Mis pechos son mis otras armas para llamar la atención, que casi siempre lo luzco con llamativo escotes. Se puede decir y me gusta decirlo que soy una chola power. Y no lo digo solo por el físico, sino por la vida en general. En mi vida profesional me ha ido bien gracias a mi propio esfuerzo, nadie me regalo nada.
Soy casada ya hace 25 años, tengo hijos (ya jóvenes) y a diferencia de otras mujeres que han escrito en este foro, soy felizmente casada con un esposo maravilloso. Mi esposo tiene mi misma edad, es de llevar una vida sana al igual que yo y también ha logrado sus propios éxitos profesionales pero sobretodo me hace feliz y a diferencia de otras mujeres que han escrito en este foro, me satisface sexualmente, nos satisfacemos sexualmente, no nos limitamos en nada y ahí es cuando cuestiono algunas situaciones sobre la infidelidad. A veces las infidelidades no se producen por carencia de algo, sino que son situaciones que se dan. Estas en el momento y lugar equivocado o correcto, como quieran verlo. Y eso me pasó a mí.
Esto sucedió este año, hace unos meses, en antesala a mis bodas de plata. Como cualquier día cotidiano me levante y me aliste como siempre para salir a trabajar. A mi trabajo me traslado tomando un taxi o bien mi esposo me lleva al trabajo. Ese día el salió temprano así que abrí una de estas app de taxi. A los minutos me llamaban diciendo que ya estaban fuera de mi casa. Salí veo el auto, identifico la placa pero está vacío, no hay chofer. Levanto mi cabeza y veo que un chico me hace una seña levantando la mano. Era el chofer. Está lindo el chico pensé. Era alto, 1.85 aproximado, delgado, musculoso, blanco, pelo negro y corto y tenía una ligera barba. Bueno el chico salió de su auto para ayudar a un abuelito que se había caído de su bicicleta, nada grave felizmente. Vivo en una zona tranquila donde hay un parque y mucha gente a esa hora de la mañana sale a correr o manejar bicicleta. Me pareció un gesto noble, que le sumo a su atractivo. Normalmente cuando tomo taxi, me siento en la parte trasera pero esta vez dije, no, quiero ver de cerca y me senté adelante, de copiloto. Se preguntaran como para que, pues para coquetearle un rato.
Como les conté soy una mujer felizmente casada y además nunca le he sido infiel a mi esposo, pero me encanta coquetear. Siempre lo hago con quien me parezca atractivo, con vendedores, fontaneros, obreros, chicos del cable y hasta policías, más aun si me van a poner una papeleta (a veces manejo). Pero tampoco no soy tonta, se con quién lo hago, coqueteo con tipos que sé, que después, no voy a volver a ver en mi vida y eso queda ahí en coqueteos, nunca pasa nada más.
Después de ayudar al abuelito el chico se subió al auto, me saludo amablemente y le respondí de igual forma lanzándole una ligera sonrisa. Mientras iba conduciendo me comenzó hablar y preguntar por diferentes cosas y yo hice lo mismo y la verdad que iniciamos una inmediata conversación. Para eso ya me había dado cuenta por su forma de hablar que el chico era venezolano. Se llama Javier. Tenía un año viviendo en el país. Me comenzó a contar de su periplo, de cómo llego al país, bla, bla, bla. Cuando ya se comenzó a dar cuenta que lo estaba coqueteando y pensando que podía tener alguna oportunidad, me comenzó a llenar de piropos. Yo le respondía con un sonrisa y un gracias. Cuando había semáforo en rojo empecé a pasarme el labial de forma muy sexi y cuando la luz se ponía en verde me ponía el labial entre mis pechos. Él me decía que lo distraía mucho, y yo le decía con cuidado no vayas a chocar. Me comencé a poner polvo en lo pechos y me clavo la mirada en mi escote, que le tuve que decir que mirara al frente, que iba a chocar. Me decía: es que mami usted está muy rica y me distrae mucho. Le pregunte su edad y me dijo que tenía 27 años, yo le dije mi edad y él se sorprendió: Mami tienes un cuerpazo, no aparentas tu edad. Yo le dije que pensara su novia, que no le gustaría enterarse que coquetea con sus pasajeras y me dijo que estaba soltero. Me reí y le dije: eso no te creo. Y así estuvimos todo el viaje en full coqueteos.
Llegamos a mi trabajo y antes de bajar me dijo que si me podía llamar para salir alguno de estos días y yo le respondió con un amable no, que a mi esposo no le gustaría eso. Que disfrute el viaje pero que ahí quedaba todo y que estoy felizmente casada. Él dijo que suerte tiene su esposo pero que estaba seguro que me volvería a ver. Arranco y yo entre a mi trabajo. Un flirteo más en mi larga lista, pero al parecer, no sería la última vez que iba a ver a Javier.
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