Pier.2005
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Era el año 2013 aproximadamente, me encontraba trabajando en una ciudad del interior del norte peruano, cuando por azares del destino me trasladaron a otra ciudad en la misma región para la empresa que laboraba.
El área en que trabajaba requería de ciertas entregas y recojo de alguna que otra documentación para otras empresas o instituciones, el asunto estaba a cargo de una compañera pero se le hacía complicado el tema por horarios y porque había bastante chamba, por lo cual pedía apoyo de terceras personas ajenas a la empresa y les daba su propina.
En una de esas un día llegó una señora de unos treintitantos años, trigueña, 1.55 aprox., cabello negro, unos kilos de más tal vez, pero lo que más llamaba la atención es que se manejaba un tremendo rabanal. Mi compañera de trabajo me la presentó ella es la señora S y me va apoyar en el tema...
Aclaro que por mi cabeza no tenía la más mínima intención de tener algo con la susodicha ya que yo la veía una señora seria y además supe que tenía su marido porque la ví un par de veces juntos.
Días van, días vienen... una amiga de ella que llegaba de vez en cuando por la oficina a ver unos temas ya que trabajaba en otra empresa y que habíamos agarrado cierta confianza me comentó que era cumpleaños de la protagonista de esta historia y que lastimosamente no había celebración por cuestiones económicas, y bien lanzada me dice invítale algo, no seas tacaño hombre, y yo le respondo ¿Y por qué yo, si ella no me apoya directamente a mi sino a mi compañera?, Y me dice pero si tú eres el responsable del área, y yo ta mare dije entre mí, estoy en tierra ajena mejor me hago una ahí para que no me tengan como mala persona.
Ya listo le digo, vamos a comer algo en la noche y brindamos.
Ahorita la llamo y le confirmo entonces, me dice, ya que fue idea suya que te dijera. Ya normal, fue mi respuesta ya que no le veía nada extraño al asunto.
Ya en la noche nos encontramos en un lugar céntrico de la ciudad, yo pese a tener algunos meses ya en esos lares no conocía muchos sitios como para la ocasión así que dejé que ellas decidieran.
La cena transcurrió normal ellas eligieron la comida y las bebidas, todo tranquilo entre la señora, su amiga y yo. Conversamos, comentamos algo de nuestras vidas, no hubo excesos de alcohol ni nada parecido, lo único que noté un tanto extraño era que la señora tenía cierta vergüenza en su mirada hacía mi pero no le tomé importancia.
Al momento de retornar acordamos que iríamos dejando a la amiga, luego a ella y ya yo me iría a mi cuarto, y así dejamos a la amiga, ya luego yendo los dos solos en la mototaxi le pregunté el por qué de su mirada y me dijo que era porque no me tenía confianza, quedamos en que nos podíamos tutear para resolver el tema, luego me agradeció que la había pasado bonito y bla bla bla
Llegando a su casa, yo normal le iba a dar su beso en la mejilla de despedida cuando en un acto que me dejó perplejo me estampó un beso en la boca no dejándome atinar a nada ya que se bajó inmediatamente de la mototaxi corriendo prácticamente a su casa.
No me dió opción ni a decirle chau o algo jaja
(Continuará...)
El área en que trabajaba requería de ciertas entregas y recojo de alguna que otra documentación para otras empresas o instituciones, el asunto estaba a cargo de una compañera pero se le hacía complicado el tema por horarios y porque había bastante chamba, por lo cual pedía apoyo de terceras personas ajenas a la empresa y les daba su propina.
En una de esas un día llegó una señora de unos treintitantos años, trigueña, 1.55 aprox., cabello negro, unos kilos de más tal vez, pero lo que más llamaba la atención es que se manejaba un tremendo rabanal. Mi compañera de trabajo me la presentó ella es la señora S y me va apoyar en el tema...
Aclaro que por mi cabeza no tenía la más mínima intención de tener algo con la susodicha ya que yo la veía una señora seria y además supe que tenía su marido porque la ví un par de veces juntos.
Días van, días vienen... una amiga de ella que llegaba de vez en cuando por la oficina a ver unos temas ya que trabajaba en otra empresa y que habíamos agarrado cierta confianza me comentó que era cumpleaños de la protagonista de esta historia y que lastimosamente no había celebración por cuestiones económicas, y bien lanzada me dice invítale algo, no seas tacaño hombre, y yo le respondo ¿Y por qué yo, si ella no me apoya directamente a mi sino a mi compañera?, Y me dice pero si tú eres el responsable del área, y yo ta mare dije entre mí, estoy en tierra ajena mejor me hago una ahí para que no me tengan como mala persona.
Ya listo le digo, vamos a comer algo en la noche y brindamos.
Ahorita la llamo y le confirmo entonces, me dice, ya que fue idea suya que te dijera. Ya normal, fue mi respuesta ya que no le veía nada extraño al asunto.
Ya en la noche nos encontramos en un lugar céntrico de la ciudad, yo pese a tener algunos meses ya en esos lares no conocía muchos sitios como para la ocasión así que dejé que ellas decidieran.
La cena transcurrió normal ellas eligieron la comida y las bebidas, todo tranquilo entre la señora, su amiga y yo. Conversamos, comentamos algo de nuestras vidas, no hubo excesos de alcohol ni nada parecido, lo único que noté un tanto extraño era que la señora tenía cierta vergüenza en su mirada hacía mi pero no le tomé importancia.
Al momento de retornar acordamos que iríamos dejando a la amiga, luego a ella y ya yo me iría a mi cuarto, y así dejamos a la amiga, ya luego yendo los dos solos en la mototaxi le pregunté el por qué de su mirada y me dijo que era porque no me tenía confianza, quedamos en que nos podíamos tutear para resolver el tema, luego me agradeció que la había pasado bonito y bla bla bla
Llegando a su casa, yo normal le iba a dar su beso en la mejilla de despedida cuando en un acto que me dejó perplejo me estampó un beso en la boca no dejándome atinar a nada ya que se bajó inmediatamente de la mototaxi corriendo prácticamente a su casa.
No me dió opción ni a decirle chau o algo jaja
(Continuará...)