Recuerdo que hasta hace poco trataba de ser fuerte, de no expresar mis emociones, las ilusiones acabaron por destruir aquel escudo; hoy sufro, tiemblo, me alegro, se aceleran mis latidos, eso lo aprendí a percibir debido a una fichera en especial. En la actualidad sigo comprobando aquello, es de noche y una vez más confluyen todos esos sentimientos tal vez no por verla, sino que fui condicionado por un hecho que más adelante narrare. Sabemos que todo esto es efímero, pero a su vez estamos seguros de que los hechos se repetirán, es imposible aprender de los errores, cuando lo pasional encadena a la razón y nos lleva por los senderos más oscuros de la noche, es en ese contexto que nos encontramos varios amigos en una mesa, como tantas noches, esperando que el cielo se apiade de nosotros y deje caer a varias de sus estrellas.
Las escenas se repiten aparece Selene en el escenario con un baile monótono y a la vez cautivador; seguimos esperando y aparece Brisa la cual roba las miradas de muchos; es el turno de Francis buenos movimientos se gana la aceptación de muchos; ahora es el turno de Michelle, una chica muy bonita, que emociona verla en el escenario. Llegó el momento que esperaban muchos, anuncian a Thais, las emociones aumentan, el tiempo se detiene, instantes de luz en el escenario, el sólo brillo de sus ojos roba los corazones de los presentes, aquella delgada figura digna de los más elaborados elogios es capaz de dar vida, de dar ilusión; la historia le pertenece a ella, la cual escribe los capítulos actuales de esta historia.
Se escucha la canción, la nostalgia me invade, los recuerdos se hacen cada vez más cercanos, por que es cruel el destino de hacerme escuchar una vez más esa canción, acaso ella no sabía los efectos que eso podía causarme?, aún me parece poder verla, sentir sus caricias y sus labios tan cerca de mi, pero eso se acaba con el fin de la canción y sí, la canción tiene razón: “morí el día en que te fuiste … camino por las calles sin pensar, oigo sin escuchar, abrazo sin sentir, soy el único muerto que puede caminar” , mi alma llora desconsolada al saber que ella no esta a mi lado, se cierra un capítulo de esta historia. Esa misma canción que en el pasado me causaba alegrías, hoy me invoca al pasado, a pensar en ella, que paradoja la mía.
Dejando de lado mis conflictos emocionales pude observar por los alrededores la figura blanca y celestial de Anita, la expresión traviesa de Malena, la juventud de Keidy (que ya se robó el corazón de uno de mis amigos), las gemelas Sara y Tamara (las culpables del desequilibrio de muchos, de las fantasías de otros y de la realidad de uno solo), como siempre Jimena jugando por los alrededores con su inseparable amiga Brigitte, también observo la preciosa figura de Salome, la cual rompe el corazón de muchos, Lucero (siempre tan inevitablemente ocupada en los privados), Camila, Jazmín, etc.
Por otro lado, pude ver una vez más a la reina del Palmeras, tan bella como siempre, aquella figura armoniosa, simétrica, estéticamente casi perfecta, la culpable de muchos actos irracionales y de la mirada de envidia de muchas de sus compañeras, Yuliza la reina sin corona, pues no lo necesita, los que la conocemos sabemos de su categoría, de su entrega en cada uno de sus bailes, ese delgada figura hoy es protagonista de los sueños de muchos y de la razón de visitar el California de algunos cofrades.
En medio de todas estas situaciones me encuentro de forma inevitable con la más bella Luna de la noche, aquella que con su brillo es capaz de borrar todas las sombras de aquel lóbrego recinto, sus ojos despiden calma, sus gestos inspiran ternura y sus caricias son capaces de hacer olvidar todos mis problemas.
En resumen, fue una noche agradable con muchas sorpresas, con muchas emociones y con muchas alegrías.