"Hay más alegría en un cementerio que en este local" pensé en voz alta, refiriéndome a mi efímera y aburrida estadía en la Gruta Azul, aquellas primeras horas del 28 de Julio.
Caminé por Rufino Torrico hasta llegar a Colmena. Crucé y opté por entrar al Tropical. Hubo un tiempo en que solía quedarme muchas horas de horas por aquí. Aún quedan rezagos de un tiempo perdido donde la niña mala estuvo a punto de hacer de las suyas conmigo en este lugar. Victor, testigo de aquellas lejanas noches, me invita y me instala en una meza.
Mientras tomo mi cerveza, no puedo evitar hacer lo que siempre hago cuando vengo aquí: Recordar.
El estar aquí es sólo un preámbulo antes de llegar al lugar a donde me dirijo.
Una vez más aquí, en el Safari. Urbano, muy servicial, me lleva y me instala. No tengo que hacer mucho esfuerzo para verla. Ahí está, Hermosa, radiante, la luz que irradia hoy es diferente: Está sumamente alegre, sonrisa e collar y el brillo de sus ojos parece iluminar todo el salón principal. Baila con alguien a quién no le cuesta mucho trabajo seguirle el paso. Ella baila muy bien, es un espectáculo verla.
Me quedo mirándola, mejor aún, admirándola. El novilunio nuevamente pasa desapercibido ante mis ojos. Ella sigue sonriendo. ¿A que se debe tanta alegría me pregunto? ¿Acaso la niña mala también está haciendo sus travesuras en su corazón?
El verla ahí, tan cerca y no poder tenerla junto a mí, hacen insoportable mi espera, así que me retiro.
En algún otro local, me encuentro a unos escolares (Sorry naranjitas), me alegro de verlos, son mis hermanitos menores, brindo con ellos. Saludos Gatito, saludos bubis. Pero este laberinto no es mi ambiente, así que no duro mucho por aquí. Regreso y vuelvo otra vez a la espera.
En menos de media hora, la veo venir. Ojalá se quede conmigo, pienso. Así es, ahora ella está conmigo. ¿Porqué tan feliz señorita Lucía? Le hubiera preguntado.
Cómo dije, es muy linda, encantadora, inteligente y bonita, capáz de cautivar sin proponérselo. Dios bendiga a aquellos que han visto la luz de sus ojos y la luz de su hermosura, porqué mientras más cautivados queden por ella, más fácil presa serán de la niña mala. Esta última no distingue entre reyes ni vasallos, como yo, a todos los trata por igual.
El cielo es el límite hoy, me digo. Ahora estamos más cerca de él. Y me quedo ahí con ella, esperando mi oportunidad para besarla en los labios, para acariciarla, para tenerla como nunca la he tenido. La amistad quedó atraz, ahora deseo todo eso.
Saludos a todos.
Amado García Guerrrero
Pd: Hoy es 28 de Julio, hoy, la fiesta tiene que continuar.