The Narrator
Comandante
Repasando mis años de kineo, me arrepiento de una cosa. No de haber gastado dinero en vano, o experiencias riesgosas. Sino en haber dejado de lado a una kine que se portaba bien conmigo y físicamente era una belleza.
Allá por el 2023 a principios de ese año, conocí en Lince, a una kine llamada "Carolina", era una Venezolana blanca voluptuosa que andaba con su hermana, una mucho más jóven, con pelo castaño claro crespo aleonado, esta chica era "Astrid". En mi opinión, de todas esas callejeras de la época era la más bonita, la tipa era una muñequita, pero mi "sentido kinero" me decía que podía ser problemática, por eso nunca la levanté, nunca me la llevé al hotel. Más aún cuando una noche la vi parada en media pista, frente a un taxi, tratando de impedir que el vehiculo arranque, porque supuestamente el taxista estaba estafando a una mujer. Una mujer que ni siquiera ella conocía, pero estaba ahí dispuesta a pelear y a hacer alboroto por ella. No diré que no me causaba admiración, pero de ahí a tener que lidiar con una forajida, no estaba en mis planes.
Con quien me veía a menudo era con la hermana, por su personalidad y notorías razones. Tenía un culo digno de una estrella porno, y aunque era mayor, casi MILF, era tranquila y sumisa, nunca fallaba, no se quejaba, cumplía como si fuera una profesional. Pero, una noche de esas en Lince, me metí a esa bodega que esta al lado del Astoria. Y entró "Astrid" en ese momento. No sé porque, pero sospechaba que no era casualidad, hasta diría que me estaba siguiendo. Se paró a mi lado y me pidió "20 centimos", dizque para comprar algo. Yo le doy la moneda, y nada más fue la entrada que faltaba para hablarme. Me dice "yo te conozco, siempre te veo, veo que entras con chicas" y sonríe. Le digo, "si a veces vengo" (mentira, iba todas las semanas). Ella tiene una de esas caritas que no puedes ignorar, pero hablando con ella dejó de ser la forajida que pensaba que era. Salimos de la bodega y le digo "¿vamos?", y ella acepta y nos vamos al Astoria. Fue casi como ligar al paso. Pero me estaban ligando a mi. Y no era yo el que se acercaba y preguntaba.
Ya en la habitación, la chica no era como las otras. Se sentó en la mesa, me dijo "sientate". Y procedió a presentarse, como si fuera una entrevista de trabajo. Me vendía la idea de que era la mejor opción que yo tenía. Describiéndose a si misma como una gran persona. Yo ahora después de tanto tiempo, pensaría que estaba buscando a alguien que la mantenga y por comentarios de su hermana, seguro pensaba que yo era ideal para eso. Le conté que conocía a su hermana, y me dijo que ella también le había hablado de mi. Mucho después hablaría con "Carolina" de esto, y me diría que su hermana era una "rata". Pero esa es otra historia.
El asunto es que en esa época tenía tantas opciones, y kines que me daban servicios que otras no daban, que la ignoraba por completo a esta chica. Cuando pasaba por ahí, me llamaba a gritos desde la otra cuadra y venía corriendo. Casi siempre le decía que solo estaba de paso, y le compraba algo en la bodega, unas galletas, waffles, nutella. Con eso se iba. Llegó el Estado de Emergencia de Lince del 2023, todas las kines habían desaparecido, pero me la encontraba aún, y me pedía que vayamos a mi casa inclusive. Y así, ahora que se han ido muchas, que todo cambia, siento que fuí demasiado arrogante y soberbio con ella.
Allá por el 2023 a principios de ese año, conocí en Lince, a una kine llamada "Carolina", era una Venezolana blanca voluptuosa que andaba con su hermana, una mucho más jóven, con pelo castaño claro crespo aleonado, esta chica era "Astrid". En mi opinión, de todas esas callejeras de la época era la más bonita, la tipa era una muñequita, pero mi "sentido kinero" me decía que podía ser problemática, por eso nunca la levanté, nunca me la llevé al hotel. Más aún cuando una noche la vi parada en media pista, frente a un taxi, tratando de impedir que el vehiculo arranque, porque supuestamente el taxista estaba estafando a una mujer. Una mujer que ni siquiera ella conocía, pero estaba ahí dispuesta a pelear y a hacer alboroto por ella. No diré que no me causaba admiración, pero de ahí a tener que lidiar con una forajida, no estaba en mis planes.
Con quien me veía a menudo era con la hermana, por su personalidad y notorías razones. Tenía un culo digno de una estrella porno, y aunque era mayor, casi MILF, era tranquila y sumisa, nunca fallaba, no se quejaba, cumplía como si fuera una profesional. Pero, una noche de esas en Lince, me metí a esa bodega que esta al lado del Astoria. Y entró "Astrid" en ese momento. No sé porque, pero sospechaba que no era casualidad, hasta diría que me estaba siguiendo. Se paró a mi lado y me pidió "20 centimos", dizque para comprar algo. Yo le doy la moneda, y nada más fue la entrada que faltaba para hablarme. Me dice "yo te conozco, siempre te veo, veo que entras con chicas" y sonríe. Le digo, "si a veces vengo" (mentira, iba todas las semanas). Ella tiene una de esas caritas que no puedes ignorar, pero hablando con ella dejó de ser la forajida que pensaba que era. Salimos de la bodega y le digo "¿vamos?", y ella acepta y nos vamos al Astoria. Fue casi como ligar al paso. Pero me estaban ligando a mi. Y no era yo el que se acercaba y preguntaba.
Ya en la habitación, la chica no era como las otras. Se sentó en la mesa, me dijo "sientate". Y procedió a presentarse, como si fuera una entrevista de trabajo. Me vendía la idea de que era la mejor opción que yo tenía. Describiéndose a si misma como una gran persona. Yo ahora después de tanto tiempo, pensaría que estaba buscando a alguien que la mantenga y por comentarios de su hermana, seguro pensaba que yo era ideal para eso. Le conté que conocía a su hermana, y me dijo que ella también le había hablado de mi. Mucho después hablaría con "Carolina" de esto, y me diría que su hermana era una "rata". Pero esa es otra historia.
El asunto es que en esa época tenía tantas opciones, y kines que me daban servicios que otras no daban, que la ignoraba por completo a esta chica. Cuando pasaba por ahí, me llamaba a gritos desde la otra cuadra y venía corriendo. Casi siempre le decía que solo estaba de paso, y le compraba algo en la bodega, unas galletas, waffles, nutella. Con eso se iba. Llegó el Estado de Emergencia de Lince del 2023, todas las kines habían desaparecido, pero me la encontraba aún, y me pedía que vayamos a mi casa inclusive. Y así, ahora que se han ido muchas, que todo cambia, siento que fuí demasiado arrogante y soberbio con ella.