Yautja
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Estimados cofrades,
Por esas vicisitudes de la vida, siempre nos topamos con seres despreciables, cuya desaparición simplemente resultaría provechosa para el equilibrio sideral y el consecuente bienestar de las especies que pueblan este planeta. Se trata, en pocas palabras, de gente que merece la muerte. Les propongo hacer un listado personal de quienes ameritan emprender al viaje sin retorno. Cito dos ejemplos:
1. Las kinesiólogas que mienten en sus descripciones en los anuncios o cuando las contactas por teléfono; a la hora de los loros, dan un pésimo servicio y, para contra, se quieren quedar con el vuelto de uno.
2. Esos pendejos que se hacen famosos en los micros, combis y coasters por miseros 20 céntimos. Saben que van hasta el último paradero pero su condición de resentidos los lleva a mecharse con el cobrador de turno cuando les pide 1.20 soles de pasaje. Argumentan tarifas diarias (“A mí me cobran un sol todos los días); apelan al tarifario del vehículo (“Ahí dice un sol; es el costo que haz puesto tú, no yo”
; alegan falsos cargos públicos (“Soy funcionario del Ministerio de Transporte”
y demás cojudeces para ahorrarse dos monedas que bien les sobran en el bolsillo. Ojo que esta situación no conoce distingos de género.
Saludos espermales,
- Y -
Por esas vicisitudes de la vida, siempre nos topamos con seres despreciables, cuya desaparición simplemente resultaría provechosa para el equilibrio sideral y el consecuente bienestar de las especies que pueblan este planeta. Se trata, en pocas palabras, de gente que merece la muerte. Les propongo hacer un listado personal de quienes ameritan emprender al viaje sin retorno. Cito dos ejemplos:
1. Las kinesiólogas que mienten en sus descripciones en los anuncios o cuando las contactas por teléfono; a la hora de los loros, dan un pésimo servicio y, para contra, se quieren quedar con el vuelto de uno.
2. Esos pendejos que se hacen famosos en los micros, combis y coasters por miseros 20 céntimos. Saben que van hasta el último paradero pero su condición de resentidos los lleva a mecharse con el cobrador de turno cuando les pide 1.20 soles de pasaje. Argumentan tarifas diarias (“A mí me cobran un sol todos los días); apelan al tarifario del vehículo (“Ahí dice un sol; es el costo que haz puesto tú, no yo”
Saludos espermales,
- Y -