A lo que me condujo los celos 3 parte
era un nuevo día, había descansado bien después de haber tenido sexo con mi vecino, no me sentía mal de haberle sido infiel a mi esposo, si el podía serlo porque yo no, aunque parezca extraño me sentía bien conmigo misma, mas animosa, mas sensual, vi la hora y me dispuse a prepararme para ir al gym.
para mi atuendo busque un enterizo de lycra color rosa que se ajustaban más a mi figura, en la parte de arriba dejaba lucir parte de mis firmes senos y de abajo se me notaba mi trasero grande, esta vez no me puse ninguna sudadera que tapara mis nalgas, con mi fiel audífono y móvil salió trotando de mi edificio.
Al llegar note que el dueño del gym hablaba con mi instructor y luego cruzarse miradas mientras me registraba como era usual, mando a mi instructor a otra parte, para luego acercarse, ya lo había visto antes era un hombre de 45 años que mantenía un cuerpo atlético, alto y muy guapo, se llamaba Rubén:
-buen día hoy seré su instructor, espero no haya problemas- dijo todo esto con una sexi sonrisa mientras tomaba la tablilla de mis rutinas.
-claro que no hay problemas don Ruben - respondí respetuosamente.
-solo dime Ruben preciosa - yo sonreí algo coqueta, me gustó que me dijera preciosa aunque creo que no debía por norma del local decirme ese tipo de halago.
-Para empezar haremos una rutina de caminata en la caminadora, luego empezará a correr en ella - me graduó la caminadora y empecé a caminar.
Noté que no despegaba su mirada de mis nalgas, ya que a través de un espejo veía su mirada puesta en él, no pensé que el dueño del gimnasio fuera tan descarado para que me viera de esa manera, es más fue mi marido el que eligió el gimnasio por las buenas referencias de sus amigos.
Luego de la caminata configuró la máquina para correr y empecé a hacerlo, creo que elegí un brasier que no me ajustaba mucho mis senos ya que al correr se movían mucho como queriendo salir, se colocó frente a mi y me daba consejos de mi postura al correr pero sabía que lo hacía para ver mis pechos meciéndose, noté que su miembro se le había parado y se podía visualizar un enorme bulto, el sudor del ejercicio corría hacia mis senos y los hacía ver más voluminosos y brillantes, lo cual mi instructor no perdió de vista.
Después hice sesión en la bicicleta estática, el instructor no paraba de mirarme con deseo, eso me empezó a calentar, este hombre con sus músculos y con su 1.80 me hacía ver pequeña, se daba gusto viendo el movimiento de mis nalgas y el de mis senos sudados, creo que si estuviéramos a solas me hacia suya allí mismo, disimuladamente se acomodaba su miembro para que no viera su erección, lo cual me hacía sonreír y noté que él se dio cuenta, me dijo que ahora me tocaba hacer femorales llevándome a la maquina y mientras me recomendaba la adecuada posición tocó mi trasero sin ninguna pena y me dijo: no hay que hacer mucho en esta zona, solo ponerlo más duro, yo me hice la ingenua y continué con mi rutina.
Luego me puso en una máquina en la que debía abrir y cerrar mis piernas (lo siento no se el nombre), vaya que se dio gusto viendo cómo lo hacía, mi licra mostraba la silueta de mis labios vaginales sudados, cosa que él observaba con atención, luego en el banco de pesas, me puse a levantar las pesas con su ayuda, el estaba sujetándola como apoyo y yo empecé a subirla y bajarla, él tenía un amplio ángulo de mis tetas, lo cual le encantó ya que su pene comenzó a crecer por dentro del pantalón deportivo, al punto de conseguir una erección completa, yo me sonreía halagada además al levantar la pesa veía su pene erguido.
Me dio otras pesas de mano y se ubicó detrás de mí para guiarme en los movimientos que debía hacer, al hacerlo me ponía su miembro parado detrás de mis nalgas, causándome una sensación de placer inmenso, yo me recliné un poco hacia atrás y con eso él supo que yo deseaba tener un encuentro más cercano con su pene.
Me dijo reiteradamente que no necesitaba adelgazar, solo tonificar algunas partes de mi cuerpo, yo sonriendo coqueta le dije que si así era entonces que me mostrara el mejor ejercicio para tonificar mi figura para luego muy disimuladamente tocar su miembro por encima de su pantalón, la situación me tenía bastante excitada y por dentro solo quería ponerle unos cuernos grandes a mi esposo.
-Pues si te apetece Jaqui te puedo mostrar en mi oficina una buena rutina de ejercicio- respondió osadamente señalándome su oficina cerca a los vestidores del personal. Yo sonreí coqueta porque ese hombre me atraía bastante y caminé frente a él meneando mis nalgas mientras él me seguía abriendo la puerta de su oficina aprovechando que en ese momento había muy poca gente en esa zona.
Entramos en su oficina prendió las luces y él bajó las persianas, note que el ruido del gimnasio se redujo considerablemente al cerrar la puerta.
-Bueno estimada dama, para empezar su rutina necesito que se incline hacia abajo a modo de sentadilla y se mantenga en esa posición.- yo sonreí y muy suavemente lo hice.
-Así está bien?- respondí con una ligera sonrisa mientras él venía y se paraba frente a mí, desde esa posición podía ver su hinchado miembro.
-para empezar esta rutina debes preparar la herramienta- dijo suavemente mientras descubre un miembro hinchado, este era grueso, venoso y más largo que el de mi esposo y mi vecino, con una cabeza morada.
sonreía coqueta y al tomarla en la mano estaba muy caliente, muy fibrosa latía dando golpecitos en mi mano, le empecé a pasar la lengua, le daba besitos, y al llevarla a mi boca le daba chupetones que terminaban con una suave succión, provocando espasmos en él,
-¿lo hago bien instructor?- pregunte mientras lamia el frenillo sabiendo que eso les gusta a los hombres
-Lo haces excelente, veo que eres una experta en esto- dijo mientras acomodaba mis cabellos moviendo mi cabeza haciendo que se hunda en mi boca llenándome completamente.
-Este ejercicio me encanta instructor, ¿ahora qué hago?-
-Quítese las prendas de arriba y quiero ver si sabe usar bien sus senos- me sentía muy excitada viéndome así en la oficina del dueño del gimnasio, deseaba cumplirle todos los caprichos a ese atractivo hombre maduro.
-Está bien instructor.- respondí mientras le daba un besito a su enorme pene mientras me quitaba la parte superior de mi atuendo mostrándole mis senos enormes bien sudadas, él no se aguantó las ganas y empezó a abrazarme y chupármelas, me las mordía provocando que me mojara toda, nos besamos con deseo, metiendo nuestras lenguas en la boca del otro, él me manoseaba mis nalgas y me las apretaba duro, me agaché y puse su verga entre mis pechos y empecé a masturbarlo en ellas, su pene entraba y salía de mis senos y se iba directo a mi boca, él se movía como si me estuviera penetrando con fuerza sobre mis tetas.
-tiene un tremendo pene instructor- decía mientras la besaba cada vez que me llegaba a los labios
-pene?. no mi putita, lo llamó por su nombre, se llama verga- dijo mientras acariciaba mi rostro.
-tiene una tremenda verga instructor- volví a decir ahora chupándola con más deseo mientras la seguía frotando entre mis hinchados senos.
-Eres tremenda chupa verga, con la carita de santa que ponías al lado del cornudo de tu marido y mírate como te gustan chupar.-
-Huy qué rico me hablas, ponme a hacer otro ejercicio más fuerte.- dije mientras me pasaba su pene por la cara y me ponía de pie para volvernos a besar. ni siquiera me respondió me giro y de un tirón me bajó el pantalón junto con mi ropa interior, mostrándole mis nalgas arrancándome un gemido de sorpresa y deseo.
-Este ejercicio te va a gustar, Jaqui ya verás- dijo mientras me empujaba sobre su escritorio y separándome las piernas me penetró de una vez, sin protección, sintiendo que me abría toda, lanzando un gemido de sorpresa y diciendo -ah qué rico!!!!-
-Hay instructor qué rico ejercicio, me va a poner duras mis nalgas, uff siii, húndamela toda, así, no pares- respondí muy excitada se escuchaba fuerte el choque de su verga contra mis nalgas, pero no nos importaba, la forma que me penetraba estaba deliciosa, me estaba haciendo disfrutar como nunca lo había hecho mi esposo, solo quería mas, mas duro mas fuerte.
-Desde que llegaste se notaba que venías buscando un macho que te diera duro por detrás, y yo me voy a coronar entre tus nalgas - dijo mientras que usando sus manos abrió mis nalgas, me escupió en mi agujero cosa que en otro momento me hubiera dado asco, sin embargo ahora le aceptaba todo, hundió un dedo penetrando hasta el fondo para luego moverlo suavemente, seguido me hundió dos dedos hasta dejarme bien lubricada, me sentía tan sucia por todo lo que me hacia y a la vez me sentía tan caliente, puso su hirviente verga en la entrada de mi ano y empezó a hacer fuerza tratando de como él dijo “coronarse entre mis nalgas”.
Grite, llore, gemí no se por cuánto tiempo mientras sentía esa verga entrar poco a poco en mi, sintiendo como entraba dentro mi, al sentir su cabeza dentro de mi ano lance un gemido mas de dolor que de placer, mi instructor busco mi ropa interior y me la hundió en mi boca mientras hacía más presión, lo único que atine a ser fue a dejarme caer sobre su escritorio, respirar hondo y tratar de calmarme buscado aflojar los músculos haciendo más fácil su labor. Al notar mi colaboración empezó a moverse suavemente mientras enterraba cada vez más su verga en mi ano llegando a enterrarla hasta el fondo donde ambos lanzamos un alarido el de placer y yo de dolor.
-ufff, te lo dije, me voy a coronar en tu culo Jaqui, me voy a coronar- luego de unos minutos donde ninguno se movió, empezó a moverse muy suave, en círculos , tomándose su tiempo haciendo suyo mi agujerito. a los pocos minutos yo también me movía suavemente, el dolor había disminuido, mi instructor al notar eso me quitó la prenda de la boca y gimiendo le dije:
-Ohh, qué delicia, me estás partiendo en dos, no pares, mmm….
-Estás tan rica, ese marido tuyo no sabe cómo satisfacer a una mujer como tu, pero no te preocupes de ahora en adelante yo me ocuparé de ti- me agarró el cabello y me lo jalaba como si estuviera montado a una yegua, yo me sentía bien sometida y me vine deliciosamente. Mi orgasmo provocó que contrajera mi ano provocando que él también se viniera mientras se aferraba a mis nalgas clavándome sus uñas.
Nuestros cuerpos estaban bañados en sudor, nos quedamos así unos minutos más mientras me acurrucaba sintiendo como su pene reducía su tamaño hasta que salió de mi interior, yo como pude me gire y nos dimos un ardiente beso.
-Si deseas puedo ir a entrenarte a tu casa. - dijo sonriente mientras no vestíamos, a lo que asentí coqueta mientras me acomodaba mi desordenado cabello en una coleta, antes de salir de su oficina nos volvimos a besar con apretón en mi adolorida nalga mientras anotaba mi numero para hacer realidad es entrenamiento particular.
Al salir del gym vi a un amigo de mi esposo que conversaba con el recepcionista, debió verme toda acalorada y algo agitada por el “ejercicio” realizado.
-Hola Jaqui, veo que la rutina ha estado buena- me dijo mientras miraba descaradamente mis pezones que aun se veían pronunciados debajo de mi top.
-Huy si, estuvo buenísima Elmer, estoy molida pero me encanto- dije suelta de huesos, -mi instructor me la ha dado con todo- respondí aun agitada mientras mis senos subían y bajaban, pase la toalla entre mis senos secando mi sudor y sonriendo porque había notado lo descarado de su mirada.
-Bueno Jaqui tal vez para la próxima podamos entrenar tu y yo, salúdame a tu esposo- le haré presente Elmer, le di un beso cerca a sus labios y me despedí moviendo algo exagerada mis caderas. al subir a mi auto (me dolía al sentarme no se porque) pensé en Elmer, pero lo deseche, debía buscar alguien con quien hacer cornudo a mi marido y que le afecte a la puta de mi ex amiga, sonreí mientras ajustaba el espejo retrovisor.
-ya tengo en mente quién será el siguiente-
continuara....