8 de marzo: Día de lucha, no de falsas celebraciones
Lorena Aguilar Aguilar
Para mi mamá
Como cada año por estas fechas es común que me lleguen un sin fin de felicitaciones e invitaciones a celebrar el Día Internacional de la Mujer. Compañeros de escuela, trabajo, amigos, primos, hermanos, en fin, todos llenándose la boca con un: felicidades mujer por tu día.
Año con año, el 8 de marzo, celebramos a la mujer con spots publicitarios, mensajes de políticos, desayunos en los centros de trabajo y algunas cadenas de restaurantes hasta tienen promociones especiales para las mujeres.
Sin embargo, esto no más que un simple discurso vacío, el cuales utilizado con el objetivo de tapar el hecho de que miles de mujeres día a día, sufren de violencia (en cualquiera de sus variantes) por parte de sus parejas, jefes, compañeros de escuela, trabajo, hermanos por el simple hecho de ser mujeres.
Por una parte nos invitan a celebrar a las mujeres y por otra, nos golpean, nos humillan, nos discriminan o simplemente nos ignoran por pertenecer al género femenino, esta es una de las tantas contradicciones que vivimos el día de hoy.
Muchas veces me ha parecido que es una burla cuando en las escuelas y centros de trabajo nos regalan flores y nos felicitan por nuestro día, cuando al mismo tiempo nos dan un tratamiento de inferioridad frente a nuestros compañeros, nos han asumido como seres incapaces de competir con el género masculino.
Más que un día para que se celebre, el 8 de marzo, debe ser visto como un día en el que se recuerden y se reivindiquen las luchas diarias de millones de mujeres por sacar adelante sus hogares, enfrentándose a la discriminación laborar y de sus esposos e hijos. En este día, y los otros 364 también, debemos alzar la voz y tomar acciones para acabar con la violencia, tanto física como sicológica y verbal, en contra de las mujeres. Es un día para recordar que vivimos en una sociedad patriarcal y machista que se ha negado a reconocer a la mujer el papel principal que ha jugado en el desarrollo de las sociedades, que nos ha relegado a un papel secundario y que se ha acostumbrado a que la violencia de género sea el pan de cada día en nuestro país.
Se ha vuelto costumbre asumir como algo normal el hecho de que todos los días miles de mujeres hemos vivido en carne propia lo que es ser golpeada, humillada y en los casos más graves, algunas han sido asesinadas sin que nadie haga nada al respecto.
Con la militarización que se esta viviendo el día de hoy en México, las mujeres, sobre todo las indígenas, han sido una de las principales víctimas de estas medidas políticas; han sido violadas y asesinadas por miembros del ejercito mexicano y estos, lejos de ser castigados han permanecido en la impunidad.
Y por supuesto no podemos olvidar el caso de las mujeres de Cd. Juárez que continúan siendo secuestradas, torturadas y asesinadas. Desde el año de 1993 aproximadamente 420 mujeres han sido asesinadas en dicha región y en lo que va del año 14 mujeres han sido víctimas de feminicidios, todas ellas con evidencias de haber sido torturadas y brutalmente violadas, esto sin que las autoridades hayan mostrado si quiera el interés de poner fin a esta grave situación de violencia de género.
Las celebraciones comerciales y oficiales por el Día Internacional de la Mujer, han funcionado como meros distractores para hacernos olvidar cual es el verdadero espíritu de este día. El 8 de marzo es un día de lucha, es un día en que conmemoramos a las mujeres que han peleado por un trato equitativo dentro de la sociedad, por el derecho a una vida sin violencia, por ganar espacios que antes estaban reservados únicamente a los hombres.
En lo personal, creo que este es un buen día para recordar quehoy mujeres como Patricia Troncoso, América del Valle y otras grandes compañeras, están peleando y dejándose la vida por sus pueblos, por su gente, por sus tierras, por sus derechos. Creo que la mejor forma en que podemos celebrar es continuar con estas luchas diarias, pero sobre todo dejar de asumirnos e impedir que los demás nos asuman como miembros secundarios dentro de la sociedad, es momento de asumirnos como artífices de la historia y agentes activos dentro del cambio social.
Esta lucha no es en contra de los hombres, como muchas veces se ha tergiversado, es en contra del machismo y de las sociedades patriarcales que nos han cerrado espacios y nos han violentado todo nuestros derechos. Para finalizar, envió un gran abrazo a todas mis compañeras de género que día a día luchamos por ser escuchadas, por derribar las barreras que nos ha impuesto el machismo; pero sobre todo por las grandes mujeres que se han roto el alma por sus hogares sacando adelante a sus familias.