El primer automóvil peruano
Existe una especie de resignación, por parte de la mayoría de peruanos, frente al marasmo en el que nos encontramos como país y, por eso, considero que es necesario tratar propuestas distintas a las que hasta ahora se han aplicado. Tenemos una imagen terrible de nosotros mismos, sólo nos salva la culinaria en el presente y Machu picchu. Tenemos una imagen grandilocuente de nuestra historia
saturada de héroes derrotados, de presidentes notables por su corrupción, de movimientos populares que no han producido líderes políticos realmente distintos, de símbolos que no hacen temblar nuestras emociones (Venturo, 2001).
En el Perú no existe conciencia de la importancia del desarrollo endógeno en ciencia y tecnología. Como un ejemplo que caracteriza perfectamente a nuestro país, se presenta el siguiente extracto de la biografía de Juan Alberto Grieve, insigne inventor peruano de comienzos del siglo XX:
(..)Entusiasmado el ingeniero por esta nueva actividad, y siendo él la más grande autoridad en motores en el Perú, decidió, en 1907, construirse un automóvil. Grieve pasaba todos sus momentos libres en su taller, ubicado en el jirón Washington 117. Allí, con la ayuda de algunos operarios inició el desafío. A sus 30 años, joven para iniciar tamaña empresa, se convirtió en el pionero de la industria automovilística. Los coches que recorrían Lima a inicios del silgo, europeos en su mayoría, tenían entre seis y ocho caballos de fuerza (HP), ya que se pensaba que un carro de pequeña potencia era lo que la ciudad necesitaba.
Pero la falta de caminos y carreteras en las afueras de la ciudad y las dificultades que eso producía a la circulación de autos es lo que llevó a Grieve a diseñar un motor de 20HP, para vencer la falta de buenos caminos. Así su automóvil podría también ser un vehículo de turismo, que pudiera recorrer las periferias de Lima.
Todos los componentes mecánicos del automóvil fueron diseñados en el taller con planos hechos por grieve: motor, chasis, transmisión y diferencial. Todo esto en la Lima de 1908. los únicos elementos que se importaron fueron las llantas Michellín (francia), el encendido Bosch (Alemania), y el carburador.
El automóvil tenía cinco asientos para paseos fuera de la ciudad, dos adelante y tres atrás. Estos últimos podían retirarse, quedando un coche de dos asientos con un amplio espacio atrás.
A fines de 1908 estaba listo el primer automóvil diseñado y construido en América del Sur, que en su época fue descrito como una "joya de precisión mecánica". Su performance fue comparada con la de un Renault o un Brassiere, considerado los mejores coches a principios del silgo XX.
El costo total del automóvil fue de 300 libras, la mitad de lo que costaba un carro europeo de igual potencia. "Grieve" fue el nombre de la patente que le dio el constructor y su idea era comercializar una flota de alrededor de veinte autos. Esta idea fue apoyada e incentivada desde el principio por su cercano amigo, Octavio Espinoza, inquieto periodista de la época y su director de la revista CINEMA, en cuyas páginas descubrió el automóvil de la siguiente manera:
Los cuatro cilindros, conforme a las exigencias de la construcción moderna, están desaxiados a 18 m/m. El motor da, con estas características, una potencia, al freno, de 20 h.p., con 1800 revoluciones por minuto, pudiendo éstas reducirse, merced a la maravillosa elasticidad del motor, a 200 revoluciones.
El señor Grieve no ha seguido la moda de las válvulas mandadas, y emplea en sus cilindros las automáticas. El encendido es doble, por magneto Sims Bosch, de alta tensión con una sola bobina; embragerocono de cuero; cambio de velocidades progresivo, tres velocidades adelante y marcha atrás, con un solo balador; ruedas iguales 815x105 m/m; neumáticos Michelin; radiador nido de abejas"
(..)Jorge Grieve Madge contó que su padre (Juan Alberto Grieve) se decidió hablar con el Presidente Leguía para, con auspicio del gobierno, construir tres vehículos para la Dirección de Correos y otros tres para la Prefectura. La respuesta que dio el Presidente fue: "Nosotros necesitamos de los productos de países avanzados y no experiencias con productos peruanos". (Increíble!!!)
Al no encontrar incentivos del gobierno, lo que pudo haberse convertido en una floreciente industria no prosperó. A pesar que el GRIEVE, nombre con el cual patentó su vehículo, había demostrado ser un potente auto de ciudad que podía circular sin problemas en caminos difíciles, y a bajo costo, muchas personas prefirieron los precios de los Ford que empezaban a llegar. Los autos americanos no eran muy apreciados en ese momento, ya que su calidad era incomparable con la de un auto europeo.
Es difícil leer esta historia sin sentir una fuerte desazón. No me queda la menor duda que, con el emprendimiento (ingenio) "peruano" que nos caracteriza, este proyecto del Sr. Grieve hubiera llegado lejos. El Perú tendría ahora una empresa automovilística multinacional, posiblemente no como los pesos pesados (General Motors, GRupo Wolkswgen, Grupo FIAT, etc) pero si una como Daewoo, KIA, Hyundai (que se desarrollaros en países emergentes, pero q ahora son "new industrial countries"). Así como le ocurrió al "adelantado a su tiempo" Sr. Grieve, otros peruanos , ilustres y desconocidos, se han topado con dos paredes infranqueables. Poe un lado, un gobierno que no está interesado en "hacer experiencias con productos peruanos porque hacen las cosas supuestamente mejor" y, por otro, unos consumidores que prefieren comprar productos extranjeros, incluso a pesar de que sean más costosos o de inferior calidad.
Sin embargo, no debemos caer en el pantano de las lamentaciones por "la historia que pudo ser y que no fue" (como la medalla de oro que hubiéramos ganando en Berlín 36 si es que Hitler...). Esto solo haría crecer más este "pesimismo nacional" que aqueja a nuestro país. Han pasado 100 años ya desde el proyecto del Sr. Grieve, y estoy seguro de que en la actualidad existen miles de "jóvenes Grieve" dispuestos a dar ese paso adelante.
Es necesaria una voluntad creativa que produzca nuevas interpretaciones del pasado, una actitud responsablemente irrespetuosa hacia nuestra historia, una avidez por la invención que dé lugar a salidas eficaces para nuestros viejo y tercos problemas (Venturo, 2001).
fuente:
El primer automóvil peruano