Charlie20
Sargento
Hola amigos foristas, les cuento algo que me pasó hace varios años con una chica de la universidad.
Yo acababa de terminar la universidad y empecé a trabajar como jefe de prácticas, de esta manera podía tener tiempo y recursos para terminar mi tesis al mismo tiempo que seguía en el mundo académico.
Así es como conocí a Lucero, una chica simpática de rostro, no muy alta, de piel blanca y ojos claros, ni muy delgada ni muy llenita, digamos que estaba en su punto, pero que llamaba la atención de varios chicos. Como decía uno de mis mejores amigos, se le veía mucho mejor cuando se despedía que cuando la saludabas (si me entienden no?).
Yo llevaba la jefatura de prácticas de un curso complicado y era muy cercano al profesor, a tal punto que durante las prácticas, solía dejarme a cargo de la clase, casi todo el tiempo solo. Los alumnos de ese salón me respetaban y admiraban porque también acostumbraba dar clases particulares a los que tenían problemas con sus notas. Ese era el caso de Lucero, la chica se esforzaba, pero lamentablemente los números no eran para ella.
Eso me había dado la oportunidad para acercarme a ella, primero sin otras intenciones, pero luego sí con algo de malicia. Trataba de acomodar mis horarios para que las clases particulares con ella sean exclusivas y así poder conocerla un poco más, poco a poco fuimos más amigos, pero siempre me mantuve muy profesional en mi rol de jefatura de prácticas. Ella sabía que me gustaba, por ese entonces yo salía con una chica de mi edad aunque no por mucho tiempo y ella había terminado con su enamorado después de 2 años de relación, en varias ocasiones la veía triste, sabía que esa ruptura la había destruido, además porque su ex estaba ahora saliendo con una anterior ex a quien ella odiaba.
Recuerdo que en el final del curso ella debía sacarse 13 para pasarlo y no tener que ir a susti, tenía problemas para resolver una de las preguntas y me llamó como para preguntar algo del enunciado; cuando me acerqué vi en su expresión que estaba en problemas, se le veían los ojos llorozos, la cara colorada por la presión de no saber cómo responder y la voz temblorosa; me hizo una pregunta tonta del enunciado pero lo dijo tan despacio que tuve que acercarme a ella y pedir que lo repitiera, cuando lo hice me miró a los ojos y sólo movió los labios pidiendo mi ayuda, recuerdo que en ese momento la vi demasiado vulnerable, quería un salvavidas, se veía en desesperación y sabía que sólo yo podía ayudarla. Hice como que le respondía a su duda, salí del salón un momento como para ir al baño y luego escribí una nota con pistas para la respuesta en un pedazo de papel que tenía en la billetera. Volví al salón, ella levantó la mano nuevamente y cuando me acerqué volvió a repetir su pedido de ayuda, sin dejarla terminar deslicé el papelito debajo de su hoja del examen, le dije cualquier cosa y regresé al frente del salón. El examen terminó y me quedé recogiendo los papeles, la calificación la haría el profesor.
En esos días no había whatsapp, así que sólo recibí un sms en el que me agradecía enormemente por la ayuda, ella sabía que estaba en una deuda demasiado grade conmigo, sabía que yo era muy ético y profesional con mi trabajo y que por ayudarla había roto alguna reglas muy personales. Terminó el ciclo y dejamos de vernos, un par de semanas después los chicos volvieron para verificar sus notas, ella había pasado con 16, salvó el curso y el ciclo. Yo seguía en la universidad avanzando mi tesis, un día mientras estaba en la biblioteca ella se acercó para saludarme, me pidió que vayamos a la cafetería a conversar y me agradeció mucho por la ayuda. Le explique que había sido cosa de una vez en la vida y que me la jugué por ella y porque me preocupaba mucho su bienestar, para agradecerme ella me invitó a la fiesta de fin de ciclo, yo conocí a varios de los chicos y chicas así que acepté.
Yo vivía en un depa alquilado cerca de la universidad, con mi hermano, pero él había viajado a visitar a mis padres así que tenía el depa solo para mí ese verano. Llegado el día de la fiesta, desde la mañana tenía unas ganas tremendas de que pasar algo más con Lucero, sabía que ella estaba muy sensible por lo de su relación anterior, pero no podía negar las ganas que tenía de estar con ella. Me preparé bien para la noche, un hepabionta para proteger el higado del alcohol, hice algo de ejercicios, me bañé y cambié para estar más que presentable.
Quedamos en encontrarnos en la discoteca directamente así que así fue, cuando llegué ella estaba espectacular, una blusa ligera de tiras, claramente llevaba un brasier que hacía que sus pechos se vieran más grandes de lo que yo intuía que eran, un pantalón de tela blanco súper apretado, que marcaba demasiado sus curvas, una caderas prominentes y un culo realmente firme y levantado, sus nalgas y piernas ponían a prueba la resistencia de la tela al estirarla al límite, unos zapatos de tacos cómodos que la hacían ver más alta pero aún no de mi tamaño.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y un abrazo y nos fuimos a la barra a buscar a unos amigos. Pedimos unos chilcanos y estuvimos conversando mientras tomábamos, podía ver cómo los chicos que estaban cerca la veían como lobos estudiando a su preza, la barrian con la mirada y admiraban el rabaso que se marcaba cada vez que caminaba o bailábamos. No lo supe hasta ese momento pero ella no era mucho de tomar, así que bastaron 2 vasos para que esté bastante deshinibida, era la primera vez que bailábamos y ya estábamos bastante cerca, bailabamos pegado y yo trataba de ganar terreno cada vez más, tocando su cintura y apretándola cada vez que podía, ella no ponía resistencia así que en la siguiente pieza bajé a la cadera, la apretaba y notaba que ella no decía nada, sólo me miraba, sonreía y seguía bailando. En un descanso fuimos a la barra y pedí un par de shots de tequila, este fue el fulminante que la encendió. Luego de brindar por su nota y tomarlo seco y volteado, fuimos a la pista de baile y al rato ya era otra, me agarraba de la cintura y me acercaba a ella, yo no perdía el tiempo y le tocaba la espalda, recorría desde la mitad de su espalda hasta el inicio de sus abultados gluteos. No importaba que sonara reggeaton, la tenía bailando como si fuera una balada, yo cogiendo sus caderas y parte de sus nalgas y ella de mi cintura. Me decidí a bajar las manos un poco más y fui a dar con esas montañas de carne, ese par de nalgas que parecían dos pelotas firmes y duras, bajé hasta cubrir con mis manos toda su nalga y apreté con fuerza, fue tanto así que ella dio un pequeño salto. Entonces me miró a los ojos y nos besamos, el primer beso fue con desconfianza, suave, como para que nuestras bocas se vayan conociendo. Un apretón de nalgas más bastó para que los besos también subieran de tono, nuestras lenguas se buscaban con frenesí, me metía la lengua hasta el fondo y me mordía los labios. Sinceramente me sorprendió esa actitud, no la imaginaba tan caliente. Lo que hizo después me volvió loco, claramente mi cuerpo no podía resistir tal excitación, tenía el miembro completamente erecto dentro del pantalón, apuntando hacia abajo mientras podía, atrapado en el boxer que no lo dejaba levantarse y que evitaba mi evidente placer, mientras nos besábamos, tocábamos y movíamos al ritmo de la música, sentí que una de sus rodillas subía por mi pierna, pegada a mi pantalón, hasta encontrarse con mi glande, completamente duro, lo hizo dos veces más hasta que no aguanté más y le dije al oído que nos debíamos ir.
Salimos del local muy rápido, ella me tomaba del brazo, pero no dijimos nada. Chapé un taxi a mi depa y una vez sentados en los asientos posteriores, nos empezamos a besar con lujuria, los besos eran cada vez más tórridos, yo seguía con una erección increíble, ella me dijo al oído que estaba demasiado ebria y excitada, que quería quedarse toda la noche conmigo.
Llegamos a mi depa, tuve que agarrarla para subir las escaleras de lo ebria que estaba. Luego de cerrar la puerta, nos besamos con locura. Sabía que quería hacerla mía y que ella no pondrá resistencia a nada, me había demostrado lo morbosa que podía ser y yo quería más. Mis besos bajaron por su cuello y luego atacaron la parte posterior de su oreja, eso la volvió loca, le quite la blusa y seguí besando su cuello mientras amasaba esas tetas sobre el brasier. Ella se separó un poco para quitárselo mientras yo me desvestía de arriba y el pantalón. Cuando nos volvimos juntar ataqué su pecho, besaba sus tetas alternadamente, eran pequeñas pero tenía las areolas rosadas completamente hinchadas y sus pezones parecía que iban a explotar, gemía cada vez que le besaba las tetas y le encantaba que succionara sus pezones.
La giré para que me diera la espalda, retomé los besos en su nuca y bajé poco a poco besándole toda la espalda, mientras me aferraba a ese par te tetas firmes y duras, mis manos bajaron al cierre y botón de su pantalón, lo desabroché mientras seguía besando sus caderas, con dificultad tiré del pantalón para abajo, con esas caderas y rabazo que tenía era una tarea muy difícil, pero el premio lo valía, ante mí se mostró el culo más parado, redondo, firme y carnoso que había visto jamás. Como sabiendo lo que tenía ella volteó para mirarme hacia abajo y preguntó si me gustaba, sólo atiné a decir "uuuuuffffff que rabazo!", ella se dio una nalgada y terminó de sacarse los zapatos, las medias y el pantalón. Yo me desnudé de la forma más rápida que jamás habia hecho y nos volvimos a besar. Mi pene totalmente duro, parado y húmedo ahora estaba entre nuestros vientres, ella lo notó porque se sobresaltó, pero ni hizo nada más, seguimos besándonos y nos fuimos así caminando y rebotando en las paredes hasta mi cuarto.
Cuando llegamos, la eché sobre la cama y seguimos besándonos, ella me agarró los testículos con una mano mientras que con la otra recorría el tronco de mi abultado y endurecido pene. Sus besos eran demasiado húmedos, yo quería besarla toda, así que volvía a bajar con mis besos por todo su torso, primero sus tetas y repasé cada una de ellas con dedicación, jalé, mordí y succioné sus pezones mientras la oía gemir una y otra vez, mientras lo hacía ella se acomodaba y me abrazaba intentando jalarme para que se la clavara....pero yo tenía otros planes. Le besé el vientre, el ombligo y fui bajando hasta encontrarme con sus vellos púbicos, recortados como a mí me gustan, mis manos fueron a sus tetas y apretaban con fuerza con queriendo ordeñarlas, mientras mis besos atacaban su pelvis y sus piernas. Ella entendió lo que quería y flexionó y abrió las piernas para darme espacio, con delicadeza besé sus labios mayores, cada beso era acompañado de sus gemidos. Lamía la parte externa de su vagina, de arriba abajo y de lado a lado, besaba sus labios con lengua como si fuera su boca, eso la volvía loca, yo lo notaba porque sus gemidos iban en aumento. Mi lengua agarraba valor y por ratos se introducía en su vagina, su sabor y olor eran exquisitos, Lucero estaba demasiado mojada, era un charco de flujos vaginales que yo sorbía y lamía para saborear. En medio de su desesperación, con la respiración entrecortada al compás de mis lamidas me pidió que por favor la penetre: "métemela yaaaa!", "la necesito adentro!", "quiero sentirte dentro de mí!", "quiero que me metas pinga ahora!" es lo que repetía entre jadeos y gemidos. No le dí ese placer e introduje dos dedos en su concha, totalmente dilatada y empapada de mi saliva y sus flujos, fui en busca de su punto G mientras mis besos subían hacia su clítoris, mis besos cambiaron a succiones cuando llegué a su diminuto clítorís, que sabía que debía ser muy sensible, y mis dedos voltearon hacia abajo para cogerla como si la estuviera cachando....entonces empecé a chuparle el clítoris mientras la penetraba profundo y con fuerza con mis dedos, ella me cogió de los cabellos y presionada mi cabeza contra su clítoris cada vez más fuerte, sus gemidos se convirtieron en gritos de placer, me decía "...que me haces?", "ay no, ay no, que me pasa?", "!, me voyyyyyyyy a veniiiiiiir", "sigue! sigue! por favoooor!", ella controlaba ahora el movimiento de mi succión, no sé cuanto tiempo más pasó hasta que empezó a mover las caderas de arriba a abajo mientras seguía sosteniéndome y sus gemidos eran demasiado fuertes, levanté la mirada y pude ver sus tetas totalmente duras, paradas, su piel terza y brillante, aprisionadas por sus brazos; sus piernas me apretaban las orejas así que a lo lejos oía que gritaba que se venía, un "miiiiieeeeeerdaaaaa me veeeeennngoooooooooo" y sus manos jalando de mis cabellos al mismo tiempo que la pelvis le temblaba, me hicieron saber que había llegado al orgasmo.
Me soltó del cabello y sus piernas se cayeron sobre la cama agotadas, aún respiraba muy fuerte y jadeante, con la voz entrecortada sólo pudo decir...."fue demasiado". Sabía que jamás había tenido un orgasmo así, no sabía si éste habría sido su primer oral o no, lo único que tenía claro era que ya iban dos favores y yo estaba dispuesto a cobrármelos el resto de la noche.
........continuará.
Yo acababa de terminar la universidad y empecé a trabajar como jefe de prácticas, de esta manera podía tener tiempo y recursos para terminar mi tesis al mismo tiempo que seguía en el mundo académico.
Así es como conocí a Lucero, una chica simpática de rostro, no muy alta, de piel blanca y ojos claros, ni muy delgada ni muy llenita, digamos que estaba en su punto, pero que llamaba la atención de varios chicos. Como decía uno de mis mejores amigos, se le veía mucho mejor cuando se despedía que cuando la saludabas (si me entienden no?).
Yo llevaba la jefatura de prácticas de un curso complicado y era muy cercano al profesor, a tal punto que durante las prácticas, solía dejarme a cargo de la clase, casi todo el tiempo solo. Los alumnos de ese salón me respetaban y admiraban porque también acostumbraba dar clases particulares a los que tenían problemas con sus notas. Ese era el caso de Lucero, la chica se esforzaba, pero lamentablemente los números no eran para ella.
Eso me había dado la oportunidad para acercarme a ella, primero sin otras intenciones, pero luego sí con algo de malicia. Trataba de acomodar mis horarios para que las clases particulares con ella sean exclusivas y así poder conocerla un poco más, poco a poco fuimos más amigos, pero siempre me mantuve muy profesional en mi rol de jefatura de prácticas. Ella sabía que me gustaba, por ese entonces yo salía con una chica de mi edad aunque no por mucho tiempo y ella había terminado con su enamorado después de 2 años de relación, en varias ocasiones la veía triste, sabía que esa ruptura la había destruido, además porque su ex estaba ahora saliendo con una anterior ex a quien ella odiaba.
Recuerdo que en el final del curso ella debía sacarse 13 para pasarlo y no tener que ir a susti, tenía problemas para resolver una de las preguntas y me llamó como para preguntar algo del enunciado; cuando me acerqué vi en su expresión que estaba en problemas, se le veían los ojos llorozos, la cara colorada por la presión de no saber cómo responder y la voz temblorosa; me hizo una pregunta tonta del enunciado pero lo dijo tan despacio que tuve que acercarme a ella y pedir que lo repitiera, cuando lo hice me miró a los ojos y sólo movió los labios pidiendo mi ayuda, recuerdo que en ese momento la vi demasiado vulnerable, quería un salvavidas, se veía en desesperación y sabía que sólo yo podía ayudarla. Hice como que le respondía a su duda, salí del salón un momento como para ir al baño y luego escribí una nota con pistas para la respuesta en un pedazo de papel que tenía en la billetera. Volví al salón, ella levantó la mano nuevamente y cuando me acerqué volvió a repetir su pedido de ayuda, sin dejarla terminar deslicé el papelito debajo de su hoja del examen, le dije cualquier cosa y regresé al frente del salón. El examen terminó y me quedé recogiendo los papeles, la calificación la haría el profesor.
En esos días no había whatsapp, así que sólo recibí un sms en el que me agradecía enormemente por la ayuda, ella sabía que estaba en una deuda demasiado grade conmigo, sabía que yo era muy ético y profesional con mi trabajo y que por ayudarla había roto alguna reglas muy personales. Terminó el ciclo y dejamos de vernos, un par de semanas después los chicos volvieron para verificar sus notas, ella había pasado con 16, salvó el curso y el ciclo. Yo seguía en la universidad avanzando mi tesis, un día mientras estaba en la biblioteca ella se acercó para saludarme, me pidió que vayamos a la cafetería a conversar y me agradeció mucho por la ayuda. Le explique que había sido cosa de una vez en la vida y que me la jugué por ella y porque me preocupaba mucho su bienestar, para agradecerme ella me invitó a la fiesta de fin de ciclo, yo conocí a varios de los chicos y chicas así que acepté.
Yo vivía en un depa alquilado cerca de la universidad, con mi hermano, pero él había viajado a visitar a mis padres así que tenía el depa solo para mí ese verano. Llegado el día de la fiesta, desde la mañana tenía unas ganas tremendas de que pasar algo más con Lucero, sabía que ella estaba muy sensible por lo de su relación anterior, pero no podía negar las ganas que tenía de estar con ella. Me preparé bien para la noche, un hepabionta para proteger el higado del alcohol, hice algo de ejercicios, me bañé y cambié para estar más que presentable.
Quedamos en encontrarnos en la discoteca directamente así que así fue, cuando llegué ella estaba espectacular, una blusa ligera de tiras, claramente llevaba un brasier que hacía que sus pechos se vieran más grandes de lo que yo intuía que eran, un pantalón de tela blanco súper apretado, que marcaba demasiado sus curvas, una caderas prominentes y un culo realmente firme y levantado, sus nalgas y piernas ponían a prueba la resistencia de la tela al estirarla al límite, unos zapatos de tacos cómodos que la hacían ver más alta pero aún no de mi tamaño.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y un abrazo y nos fuimos a la barra a buscar a unos amigos. Pedimos unos chilcanos y estuvimos conversando mientras tomábamos, podía ver cómo los chicos que estaban cerca la veían como lobos estudiando a su preza, la barrian con la mirada y admiraban el rabaso que se marcaba cada vez que caminaba o bailábamos. No lo supe hasta ese momento pero ella no era mucho de tomar, así que bastaron 2 vasos para que esté bastante deshinibida, era la primera vez que bailábamos y ya estábamos bastante cerca, bailabamos pegado y yo trataba de ganar terreno cada vez más, tocando su cintura y apretándola cada vez que podía, ella no ponía resistencia así que en la siguiente pieza bajé a la cadera, la apretaba y notaba que ella no decía nada, sólo me miraba, sonreía y seguía bailando. En un descanso fuimos a la barra y pedí un par de shots de tequila, este fue el fulminante que la encendió. Luego de brindar por su nota y tomarlo seco y volteado, fuimos a la pista de baile y al rato ya era otra, me agarraba de la cintura y me acercaba a ella, yo no perdía el tiempo y le tocaba la espalda, recorría desde la mitad de su espalda hasta el inicio de sus abultados gluteos. No importaba que sonara reggeaton, la tenía bailando como si fuera una balada, yo cogiendo sus caderas y parte de sus nalgas y ella de mi cintura. Me decidí a bajar las manos un poco más y fui a dar con esas montañas de carne, ese par de nalgas que parecían dos pelotas firmes y duras, bajé hasta cubrir con mis manos toda su nalga y apreté con fuerza, fue tanto así que ella dio un pequeño salto. Entonces me miró a los ojos y nos besamos, el primer beso fue con desconfianza, suave, como para que nuestras bocas se vayan conociendo. Un apretón de nalgas más bastó para que los besos también subieran de tono, nuestras lenguas se buscaban con frenesí, me metía la lengua hasta el fondo y me mordía los labios. Sinceramente me sorprendió esa actitud, no la imaginaba tan caliente. Lo que hizo después me volvió loco, claramente mi cuerpo no podía resistir tal excitación, tenía el miembro completamente erecto dentro del pantalón, apuntando hacia abajo mientras podía, atrapado en el boxer que no lo dejaba levantarse y que evitaba mi evidente placer, mientras nos besábamos, tocábamos y movíamos al ritmo de la música, sentí que una de sus rodillas subía por mi pierna, pegada a mi pantalón, hasta encontrarse con mi glande, completamente duro, lo hizo dos veces más hasta que no aguanté más y le dije al oído que nos debíamos ir.
Salimos del local muy rápido, ella me tomaba del brazo, pero no dijimos nada. Chapé un taxi a mi depa y una vez sentados en los asientos posteriores, nos empezamos a besar con lujuria, los besos eran cada vez más tórridos, yo seguía con una erección increíble, ella me dijo al oído que estaba demasiado ebria y excitada, que quería quedarse toda la noche conmigo.
Llegamos a mi depa, tuve que agarrarla para subir las escaleras de lo ebria que estaba. Luego de cerrar la puerta, nos besamos con locura. Sabía que quería hacerla mía y que ella no pondrá resistencia a nada, me había demostrado lo morbosa que podía ser y yo quería más. Mis besos bajaron por su cuello y luego atacaron la parte posterior de su oreja, eso la volvió loca, le quite la blusa y seguí besando su cuello mientras amasaba esas tetas sobre el brasier. Ella se separó un poco para quitárselo mientras yo me desvestía de arriba y el pantalón. Cuando nos volvimos juntar ataqué su pecho, besaba sus tetas alternadamente, eran pequeñas pero tenía las areolas rosadas completamente hinchadas y sus pezones parecía que iban a explotar, gemía cada vez que le besaba las tetas y le encantaba que succionara sus pezones.
La giré para que me diera la espalda, retomé los besos en su nuca y bajé poco a poco besándole toda la espalda, mientras me aferraba a ese par te tetas firmes y duras, mis manos bajaron al cierre y botón de su pantalón, lo desabroché mientras seguía besando sus caderas, con dificultad tiré del pantalón para abajo, con esas caderas y rabazo que tenía era una tarea muy difícil, pero el premio lo valía, ante mí se mostró el culo más parado, redondo, firme y carnoso que había visto jamás. Como sabiendo lo que tenía ella volteó para mirarme hacia abajo y preguntó si me gustaba, sólo atiné a decir "uuuuuffffff que rabazo!", ella se dio una nalgada y terminó de sacarse los zapatos, las medias y el pantalón. Yo me desnudé de la forma más rápida que jamás habia hecho y nos volvimos a besar. Mi pene totalmente duro, parado y húmedo ahora estaba entre nuestros vientres, ella lo notó porque se sobresaltó, pero ni hizo nada más, seguimos besándonos y nos fuimos así caminando y rebotando en las paredes hasta mi cuarto.
Cuando llegamos, la eché sobre la cama y seguimos besándonos, ella me agarró los testículos con una mano mientras que con la otra recorría el tronco de mi abultado y endurecido pene. Sus besos eran demasiado húmedos, yo quería besarla toda, así que volvía a bajar con mis besos por todo su torso, primero sus tetas y repasé cada una de ellas con dedicación, jalé, mordí y succioné sus pezones mientras la oía gemir una y otra vez, mientras lo hacía ella se acomodaba y me abrazaba intentando jalarme para que se la clavara....pero yo tenía otros planes. Le besé el vientre, el ombligo y fui bajando hasta encontrarme con sus vellos púbicos, recortados como a mí me gustan, mis manos fueron a sus tetas y apretaban con fuerza con queriendo ordeñarlas, mientras mis besos atacaban su pelvis y sus piernas. Ella entendió lo que quería y flexionó y abrió las piernas para darme espacio, con delicadeza besé sus labios mayores, cada beso era acompañado de sus gemidos. Lamía la parte externa de su vagina, de arriba abajo y de lado a lado, besaba sus labios con lengua como si fuera su boca, eso la volvía loca, yo lo notaba porque sus gemidos iban en aumento. Mi lengua agarraba valor y por ratos se introducía en su vagina, su sabor y olor eran exquisitos, Lucero estaba demasiado mojada, era un charco de flujos vaginales que yo sorbía y lamía para saborear. En medio de su desesperación, con la respiración entrecortada al compás de mis lamidas me pidió que por favor la penetre: "métemela yaaaa!", "la necesito adentro!", "quiero sentirte dentro de mí!", "quiero que me metas pinga ahora!" es lo que repetía entre jadeos y gemidos. No le dí ese placer e introduje dos dedos en su concha, totalmente dilatada y empapada de mi saliva y sus flujos, fui en busca de su punto G mientras mis besos subían hacia su clítoris, mis besos cambiaron a succiones cuando llegué a su diminuto clítorís, que sabía que debía ser muy sensible, y mis dedos voltearon hacia abajo para cogerla como si la estuviera cachando....entonces empecé a chuparle el clítoris mientras la penetraba profundo y con fuerza con mis dedos, ella me cogió de los cabellos y presionada mi cabeza contra su clítoris cada vez más fuerte, sus gemidos se convirtieron en gritos de placer, me decía "...que me haces?", "ay no, ay no, que me pasa?", "!, me voyyyyyyyy a veniiiiiiir", "sigue! sigue! por favoooor!", ella controlaba ahora el movimiento de mi succión, no sé cuanto tiempo más pasó hasta que empezó a mover las caderas de arriba a abajo mientras seguía sosteniéndome y sus gemidos eran demasiado fuertes, levanté la mirada y pude ver sus tetas totalmente duras, paradas, su piel terza y brillante, aprisionadas por sus brazos; sus piernas me apretaban las orejas así que a lo lejos oía que gritaba que se venía, un "miiiiieeeeeerdaaaaa me veeeeennngoooooooooo" y sus manos jalando de mis cabellos al mismo tiempo que la pelvis le temblaba, me hicieron saber que había llegado al orgasmo.
Me soltó del cabello y sus piernas se cayeron sobre la cama agotadas, aún respiraba muy fuerte y jadeante, con la voz entrecortada sólo pudo decir...."fue demasiado". Sabía que jamás había tenido un orgasmo así, no sabía si éste habría sido su primer oral o no, lo único que tenía claro era que ya iban dos favores y yo estaba dispuesto a cobrármelos el resto de la noche.
........continuará.