Nunca como en esta semana que está terminando, caí tantas veces por aquí, aunque a decir verdad, mis incursiones de mitad de semana fueron más un saludo a la bandera que una estadía prolongada, sin embargo, me gané un pequeño elogio de una de mis engreídas. «Tú si que eres bravo Amadito -me dijo-, ayer y ahora también vienes» refiriéndose a mis incursiones de media semana.
Pero fue el día de ayer sábado, que llegué dispuesto a quedarme hasta el amanecer y más allá.
Antes de llegar, había estado por la Gruta Azul, departiendo con grandes amigos, celebrando flamantes ascensos y cargos de confianza bien merecidos, ahí donde mis ojos instintivamente buscan y rebuscan a una fichera de estatura inconmensurable, que dejó en este teniente una ferviente admiración. Y después en el Palmeras, en donde el sueño me vencía y creo que mis amigos pueden dar más fe que yo de que efectivamente estuve por ahí, porqué la verdad no estoy muy seguro. Ese fue el preámbulo de mi visita oficial al Safari.
Al llegar me encontré, con un par de amigos, uno, fiel escudero y soldado divino, y el otro, un verdadero maestro. Mala idea la mia querer seguir la fiesta, cuando el asunto aquí, como bien lo dice el filósofo palmeriano, Kraken: aquí la gente viene a fichar como Dios manda.
Así pues, creo (porqué a estas alturas me basta con saber que estoy aquí escribiendo este post) que me trajeron a Alexa, quién me estuvo mirando un tanto sorprendida por mi estado, y es que este teniente es un tanto reacio a (citando las palabras de un Patán muy original) "chupar". Baila para mi Alexa, le decía, y ella, no puedo bailar sola, mejor bailo con... Y la veía bailar, y al verla mis sentidos regresaban a mi, el sueño se desvanecía y me me volvía la lúcidez. Efectivamente, debo decir que es un placer a los ojos, ver la figura y el bello rostro de esta princesa, y eso sin contar su desenvolvimiento en el privado que personalmente puedo dar fe que es muy reconfortante; entonces, ¿que hace que Alexa, en mis preferencias no esté en primer plano?
Después, cuando estuve sólo, y por esas cosas del destino, apareció Lucía, y lo digo, porqué después de varias lunas, ¿otra vez ese nombre? ¡Demonios! En realidad después de varias semanas (así está mejor), la pude ver desocupada. «¿tú me llamaste o el mozo me trajo?» me pregunta. Las dos cosas le digo y comienza la terapia, que en verdad yo necesitaba, a estas alturas, el genio de Waycolandia me ha concedido el deseo de convertir la personal de cerveza, en una refrescante agua mineral sin gas, pero eso si, la más cara del continente.
Lucía me pregunta y yo le contesto, yo le pregunto y ella me contesta y jugamos con las manos. Es humillante perder en juego de manos, le digo, y más aún con una mujer. Y nos miramos frente a frente, y nos reimos y sobretodo nos escuchamos, aunque ese nos suena a mucha gente, en realidad ella me escucha. No se si disfruta al hacerlo, o es una profesional en asuntos de hipocresía o es una verdadera amiga en todo el sentido de la palabra, me inclino por lo segundo.
A ella no le pido que baile, no porqué no quiera verla bailar, sino porqué creo que no es su fuerte.
Y como siempre, estando con ella, los minutos y las horas avanzan sinpiedad, y el sueño se apodera de mi, ahora lo que me nubla no es el alcohol, es el sueño.
Procedo a retirarme, ¿cuando volveré dices? la verdad nunca sé si voy a volver, sólo vuelvo y empieza todo de nuevo. Ah, no quise decir 7.8, quise decir. 7.999999.
Después de eso, trato de venir a casa, pero la luz del sol me asusta, así que me refugio en el Tropical, ahí es de noche aún y la fiesta se puede prolongar un poco más. Los mozos, que son bien serviles, me dicen que descance en uno de los privados, despierto y no estoy sólo.
Al salir de ahí, caminando por uno de los eternos senderos, nuevamente oigo una voz que trae el viento y que a manera de pregunta dice: El Teniente de la luz camina sólo. Y otra voz de timbre no muy agudo responde: Sólo no. Pero esa historia, ya no le pertenece a Amadito.
Saludos cofrades.