lunatacas
Comandante
Atendiendo a mi comadre Daniela
Conocí a Daniela por medio mi mejor amigo, hace ya más de 20 años, eran compañeros de universidad ya que estudiaban la misma carrera y la integro al grupo de amigos de entonces. Tiempo después fuimos amigos con derechos y ella se convirtió en mi mejor amiga; por ende conoce a mi ex esposa Patty.
Daniela es la madrina de bautizo de mi segundo hijo, 1.58 m de estatura, tez blanca, achinada de ojos vivarachos, cabello lacio oscuro, quebradita, poco busto y de nalgas normales, la falta de cuerpo lo compensa con su sensualidad y buen carácter. De cariño le digo chata y ella me dice gordo.
Daniela convivió con el padre de su hija mucho tiempo, se separaron y después tuvo otra relación que terminó mal, hasta que conoció a su actual pareja, Francisco, quien es médico y con quien convive, después de muchos intentos y tratamientos salió embarazada de su segundo hijo, la primera le lleva 19 años.
Siempre converso con ella, nos contamos todo y sabemos nuestras bondades y defectos, el tema sexual no es ajeno en nuestras conversas; nos tenemos mucha confianza y hablamos abiertamente; siempre me he sentido atraído por su forma de ser.
En una conversación que tuvimos salió el tema de lo desatendida que la tenía su marido, Francisco, no la tocaba desde el cuarto mes de embarazo y el niño ya tenía 5 meses.
En ese entonces yo trabajaba para una contratista en un Proyecto minero en el centro del país; la llame a su celular; Chata ¿Cómo estás? ¿Qué te cuentas? ¿Qué dice tu marinovio? ¿Ya te vacuno o todavía sigues en nada?
Hay gordo, nada de nada, ya no sé qué hacer, no sé qué tiene.
Chata, déjate de tonterías voy para tu casa, te pongo al día y me regreso a trabajar.
¿Dónde estás gordo?
En la mina, chata tú dirás bajo te pongo al día y me regreso.
¡Ya! ¡Gordo vente ahorita!, me baño y ¡te espero calatita!
Jajajaja, si serás, sabes muy bien que no puedo y te prestas para la cochinada – le reclame, ella se reía también.
Nuestras conversaciones siempre eran picantes y lo sexual no era tabú, con mi propuesta y su negativa; bromeábamos seguido en mutua provocación, terminábamos riéndonos a carcajadas haciendo placentera nuestras conversas.
Terminado el proyecto, me cambiaron a otro en la sierra de Trujillo, tenía poco más de dos meses x allá, recibo una llamada de Daniela.
¡Aló! ¿Lunatacas dónde estás? ¿Vas a estar el próximo viernes? – hablaba Daniela; no tengo nada chata ¿por qué? – le conteste.
Voy a celebrar el cumpleaños de mi enano a ver si te vienes con los chicos o si no estás dile a Patty para que los traiga, de paso que veo a mi ahijado.
Chata no hay problema, estoy en la mina, le digo a Patty para que los lleve.
¡Excelente! Quedamos entonces, te dejo gordo porque tengo que seguir con las invitaciones, un beso, chau.
Llame a Patty para que lleve a mis hijos al cumpleaños; pero me corto en una al indicarme de mala manera que no tenía tiempo, terminamos peleando.
La vida a veces te da oportunidades únicas y no debes desaprovecharlas, en el transcurso de la mañana recibí una llamada de mi gerente corporativo, indicándome que tenía que estar en Lima a primera hora, porque participaría en un kickoff meeting de un nuevo proyecto.
Una vez en Lima, llegando a casa a eso de las 1:00 am; sorpresa grande la mía, cuando Yahaira salió de la cocina (ella es mi vecina) quien cuida a mis hijos cuando salimos, le pregunté por Patty y me dijo que no estaba. Llame a Patty para hacerle la bronca, me recordó que tenía un evento en su trabajo, y que ya estaba de regreso a casa; sorprendida por mi presencia en Lima.
A primera hora fui a la reunión, el cliente pidió que me quede en Lima hasta entregar la documentación solicitada y que mi relevo cubra mi plaza en el proyecto. Almorzamos con la plana mayor y me retire de la oficina, todos entendían que estaba cansado por el viaje y la mala noche.
Manejaba de lo más tranquilo rumbo a casa, en eso, sonó mi celular, era Daniela:
¡Aló! Gordo, ¿tienes tiempo? ¿puedes hablar?
Claro chata, por si acaso Patty no puede llevar a los chicos el viernes.
Mongo, no es este viernes, es el próximo viernes.
PTM me pelee por la puras, si es para el próximo viernes no hay problema yo los llevo al cumpleaños de tu hijo.
Ya está bien gordo, pero no quiero hablar de eso en estos momentos.
Ah verdad, dime que necesitas.
Pucha gordo ya no sé qué más hacer, no sé qué tiene Francisco, ayer me he puesto un babydoll rojo, me he depilado mi cuquita, le metí una pastilla en la cena y nada de nada, él huevas me dio la espalda y se quedó dormido.
Hummmmm, ¿chata mezclaste viagra con alcohol?
Sí, ¿tiene algo de malo?
Claro que sí, lo colgaste al hombre esa mezcla no es buena, además tu marinovio ya es caso perdido, a mi te me pones así y te doy vuelta en una.
Jajajaja, míralo a este, dime que puedo hacer, aconséjame compadre.
Chata la verdad, no sé qué decirte lo único que se me viene a la mente es que tienes la papita depilada, como en los viejos tiempos y ya me cagaste el cerebro.
Oeeeee, estoy hablando en serio.
Yo también, chata en serio, compadre que no se come a su comadre no es un buen compadre.
Hummmmm, está bien, vente al toque y soy tuya, ¡te doy lo que quieras!
¿Chata en serio?
Claro, me voy a bañar y te espero con mi babydoll rojo.
¡Ok! Pero no me vengas después que era broma y que no pasa nada.
No, gordo si vienes soy tuya.
Corto la llamada, mi corazón latía a mil por hora, trace la ruta más rápida para ir a su departamento, a esa hora el tráfico no es pesado y llegue en 15 minutos, estacione en el parque y me dirigí a la puerta del edificio, para mi suerte salían los vecinos del 4B, que me conocen y me dejaron pasar, salude al portero y subía las escaleras.
En la puerta me tranquilice un poco y la llame.
¡Álo! Gordo
¿Chata ya te bañaste? Le pregunté
Sí, papacito estoy bañadita, con mi bata y no me he puesto el calzón todavía.
¿Estás sola? ¿no?
Como crees, estoy con el bebé, a esta hora duerme.
Bacán, al mismo tiempo tocaba el timbre de su departamento.
Gordo espérame y no me cuelgues que llaman a la puerta.
Daniela abrió la puerta, no le di tiempo a reaccionar la hice entrar y cerré la puerta, atrayéndola hacia mí para besarla, le quite el celular, ella sorprendida trataba de esbozar palabras, pero no la deje, mi lengua ya estaba en su interior, la levante en peso para sentarla sobre la mesa de comedor, abrí su bata para atrapar sus pequeñas tetitas blancas, coronadas por una diminuta aureola y un pezón hinchado, todo en versión marrón que contrasta con su blanca piel, la frescura de su piel fue lo primero que sentí, mi mano bajo a su vulva para comprobar que estaba depilada totalmente, hundiendo mis dedos en sus labios mayores, Daniela me agarraba por los cabellos y me decía: ¿Qué haces Lunatacas? ¡No hagas eso! ¡Se supone que estabas en la mina! ¡No sigas, por favor!, hice caso omiso a sus palabras, me dediqué un rato a sus tetitas, con mucho cuidado de no succionar demasiado, ya que aún da de lactar, y no me gusta para nada la leche materna, mis dedos entraban con facilidad en su vulva, la misma que estaba ya toda encharcada, recorrí con mi lengua su torso entreteniéndome en su ombligo, llegando a su pubis me hundí en su vulva, mis dedos abrieron sus labios mayores y busque su clítoris, succionándolo suavemente, ahhhhhh, ¡Lo encontraste!, ahhhhhh, sí, ahhhhhh, chúpalo, ahhhhhh – gemía Daniela.
Succionaba su clítoris, mordía sus labios mayores, metía mi lengua en su vulva, lamía el perineo y su marrón ano, con cada beso negro que le daba la hacía temblar, jugaba con mis dedos en su botón, Daniela simplemente se dejaba, por momentos balbuceaba cosas que no entendía sin dejar de halarme de los cabellos, jadeaba y movía sus caderas.
No podía dejar de probar el sexo de Daniela, fresco por la reciente bañada que se había dado, por mi intromisión y caricias la presencia de jugos vaginales eran la muestra elocuente que ya estaba listo para que reciba lo que ansias anhelaba por la desatención que tenía.
Me incorporé para volverla a besar, esta vez Daniela con sus manos jalo mi rostro para meter su lengua en mi boca y besarnos apasionadamente, liberé mi verga y deje caer mis pantalones, acomode a Daniela como pude y hundí mi verga en el interior de su vulva. Auchhhh, ¡qué haces!, auchhhh, ¡no hagas eso!, auchhhh, ¡por favor!, auchhhh – se quejaba Daniela cerrando los ojos y clavando sus uñas en mi espalda. Su interior era cálido ofreciendo un poco de resistencia una embestida más y termine por encajarla en su interior, ahhhhhh, ¡no!, ahhhhhh, ¡No gordo!, ahhhhhh, ¡no me hagas esto!, ahhhhhh – gemía Daniela para comenzar a moverse como sólo ella lo hace, me atrapo con sus piernas para no permitir que me salga.
Incremente la fuerza y velocidad de mis embestidas, a tal punto que mis muslos golpeaban la mesa, causándome malestar, ella ahora me agarraba de los brazos, en esta posición ambos nos propinábamos mucho placer.
Daniela se acomodó en la mesa, aproveche para levantar sus piernas y halarla por sus muslos, la altura de la mesa la dejaba en una posición exacta y precisa para que la penetre sin problemas, a excepción del golpeteo de mis muslos, la hale un poco más dejando la mitad de sus nalgas al aire me resulto mejor. Mmmmm, sigue, mmmmm, que rico, mmmmm, gordo, mmmmm, hazme sentir mujer, mmmmm, hace tiempo que no me tenían así, mmmmm – gemía Daniela.
Luego de un bombeo constante, me salí, tome a Daniela por la cintura y la acomode mirando a la mesa, levantando su trasero, embarre mis dedos con sus jugos vaginales y los introduje en su arrugado ano, para luego poner mi glande y pujar un poco; ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, ten cuidado, ahhhhhh, hace tiempo que no lo hago por ahí, auchhhh, duele – se quejaba Daniela; al sentir la profanación de su ano, empecé a bombear lentamente, dejando que su esfínter se acostumbre al invasor, incrementando las penetraciones poco a poco; ¡no seas tosco!, ay, ay, ¡eres un bruto!, ay, ay, ¡despacio!, ay, ay, despacio que me duele, ay, ay, gordo, ay, ay, despacio – exclamaba Daniela, empinando más el trasero para que la profanación sea más profunda.
Disfrutaba de su ano, en cada embestida Daniela apretaba las nalgas, uff, que delicia, uff, que bien se siente, después de muchos años volver a gozar de ella, nos acompasamos con ritmo, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, sigue así, ahhhhhh, no te detengas, ahhhhhh, hazme sentir mujer, ahhhhhh – gemía Daniela.
Comenzaba a sentir las descargas que bajaban por mi médula y antes que ocurra lo inevitable saque la verga del ano de Daniela, ¿qué haces? ¿por qué lo sacas? – me pregunto Daniela; no quiero venirme aun – le conteste.
Daniela entendió y me brindo una coqueta sonrisa, me señaló el sofá, la cargue hacia el mismo y me senté, ella se arrodillo y con su toalla limpio mi verga para luego metérsela en la boca y comenzar a darme una apetecible mamada, uff, sí que le puso esmero, lo dejo completamente ensalivado, luego horcajadas sobre mí con su mano dirigió mi verga a la entrada de su ano para empalarse sola, mmmmm, sí, mmmmm, gordo, mmmmm, si, mmmmm, que rica pinga tienes, mmmmm – exclamaba Daniela, una vez que llego hasta la raíz de mi verga comenzó una feroz cabalgata, uff, sentía mi verga dura aprisionada por su esfínter, uff, ¡Vamos!, mmmmm, gordo, mmmmm, muévete, mmmmm, hazme llegar, mmmmm, Daniela tiene una licuadora de 8 velocidades y no demoro en hacerme llegar, mis espasmos eran notorios, la descarga inminente, en un gran clímax llene su ano con mi semen, uff, Daniela no dejo de moverse, sí, sí, siiiiiiiii, mmmmm, mmmmm, sí, mmmmm, sí, mmmmm, me vengo, ¡me vengoooooo! – Daniela había alcanzado su primer orgasmo.
Daniela aun tenia los espasmos del intenso orgasmo que había alcanzado, la levante en peso y la lleve hacia su cama, me temblaban las piernas, pero hice un gran esfuerzo, ya echados me pidió que no se la saque del ano, hacia un movimiento que parecería que quería dejarme la verga totalmente seca, me besaba y acariciaba el cabello; mi verga poco a poco perdió su rigidez.
Uff, gordo, me hacía falta esto, me has agarrado de sorpresa, te has aprovechado de mí. No se supone que estabas en la mina.
Pues, comadre ya no, me hicieron venir ayer en la noche para una reunión.
Chata sabes que te tengo ganas desde hace tiempo y me diste por dónde, así que no iba a desaprovechar esta oportunidad.
Esteee, gordo, aunque te parezca mentira me había hecho ilusiones de que llegabas y me hacías tuya, ya había perdido la esperanza de que lo harías, regalándome una sonrisa.
Dicho esto, me beso y deslizo su mano para pajearme, luego se acomodó atrapando mi glande con sus labios, dejándome la verga limpia y lustrosa, no le importo donde había estado, uff, ya estaba listo para el segundo round.
Daniela miraba mi verga y estaba lista para la batalla, con sus uñas rasgaba suavemente mi pecho, sonreía lascivamente, se acomodó en cuatro patas, con su mirada me dio a entender que estaba lista, la tome por la cintura, mi verga entro sin problemas en su vulva, mmmmm, sí, mmmmm, vamos, mmmmm, muévete, mmmmm, gordo – gemía Daniela, mientras meneaba sus caderas y pegaba sus blancas nalgas a mi pelvis creando el sonido característico del choque entre ambas, mis embestidas eran cada vez más fuertes. Estuvimos un buen rato así, luego mis dedos embarrados de sus jugos volvieron a profanar su arrugado hueco, coloque mi glande en su entrada, presione e ingreso con cierta dificultad, empecé el bombeo, mi verga ya dentro se deslizaba a placer, Daniela meneaba sus caderas y hacia su clásico movimiento que me vuelve loco, uff, el goce era indescriptible, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, eres un tramposo, ahhhhhh, te aprovechas de mí, ahhhhhh – exclamaba Daniela.
Estábamos en lo mejor, cuando una llamada de Patty a mi celular nos interrumpió, ¡NO contestes! – me dijo Daniela; pero tenía que hacerlo, luego de hablar con Patty y explicarle que “aún continuaba en la oficina” termine la llamada.
CONTINUARA
Conocí a Daniela por medio mi mejor amigo, hace ya más de 20 años, eran compañeros de universidad ya que estudiaban la misma carrera y la integro al grupo de amigos de entonces. Tiempo después fuimos amigos con derechos y ella se convirtió en mi mejor amiga; por ende conoce a mi ex esposa Patty.
Daniela es la madrina de bautizo de mi segundo hijo, 1.58 m de estatura, tez blanca, achinada de ojos vivarachos, cabello lacio oscuro, quebradita, poco busto y de nalgas normales, la falta de cuerpo lo compensa con su sensualidad y buen carácter. De cariño le digo chata y ella me dice gordo.
Daniela convivió con el padre de su hija mucho tiempo, se separaron y después tuvo otra relación que terminó mal, hasta que conoció a su actual pareja, Francisco, quien es médico y con quien convive, después de muchos intentos y tratamientos salió embarazada de su segundo hijo, la primera le lleva 19 años.
Siempre converso con ella, nos contamos todo y sabemos nuestras bondades y defectos, el tema sexual no es ajeno en nuestras conversas; nos tenemos mucha confianza y hablamos abiertamente; siempre me he sentido atraído por su forma de ser.
En una conversación que tuvimos salió el tema de lo desatendida que la tenía su marido, Francisco, no la tocaba desde el cuarto mes de embarazo y el niño ya tenía 5 meses.
En ese entonces yo trabajaba para una contratista en un Proyecto minero en el centro del país; la llame a su celular; Chata ¿Cómo estás? ¿Qué te cuentas? ¿Qué dice tu marinovio? ¿Ya te vacuno o todavía sigues en nada?
Hay gordo, nada de nada, ya no sé qué hacer, no sé qué tiene.
Chata, déjate de tonterías voy para tu casa, te pongo al día y me regreso a trabajar.
¿Dónde estás gordo?
En la mina, chata tú dirás bajo te pongo al día y me regreso.
¡Ya! ¡Gordo vente ahorita!, me baño y ¡te espero calatita!
Jajajaja, si serás, sabes muy bien que no puedo y te prestas para la cochinada – le reclame, ella se reía también.
Nuestras conversaciones siempre eran picantes y lo sexual no era tabú, con mi propuesta y su negativa; bromeábamos seguido en mutua provocación, terminábamos riéndonos a carcajadas haciendo placentera nuestras conversas.
Terminado el proyecto, me cambiaron a otro en la sierra de Trujillo, tenía poco más de dos meses x allá, recibo una llamada de Daniela.
¡Aló! ¿Lunatacas dónde estás? ¿Vas a estar el próximo viernes? – hablaba Daniela; no tengo nada chata ¿por qué? – le conteste.
Voy a celebrar el cumpleaños de mi enano a ver si te vienes con los chicos o si no estás dile a Patty para que los traiga, de paso que veo a mi ahijado.
Chata no hay problema, estoy en la mina, le digo a Patty para que los lleve.
¡Excelente! Quedamos entonces, te dejo gordo porque tengo que seguir con las invitaciones, un beso, chau.
Llame a Patty para que lleve a mis hijos al cumpleaños; pero me corto en una al indicarme de mala manera que no tenía tiempo, terminamos peleando.
La vida a veces te da oportunidades únicas y no debes desaprovecharlas, en el transcurso de la mañana recibí una llamada de mi gerente corporativo, indicándome que tenía que estar en Lima a primera hora, porque participaría en un kickoff meeting de un nuevo proyecto.
Una vez en Lima, llegando a casa a eso de las 1:00 am; sorpresa grande la mía, cuando Yahaira salió de la cocina (ella es mi vecina) quien cuida a mis hijos cuando salimos, le pregunté por Patty y me dijo que no estaba. Llame a Patty para hacerle la bronca, me recordó que tenía un evento en su trabajo, y que ya estaba de regreso a casa; sorprendida por mi presencia en Lima.
A primera hora fui a la reunión, el cliente pidió que me quede en Lima hasta entregar la documentación solicitada y que mi relevo cubra mi plaza en el proyecto. Almorzamos con la plana mayor y me retire de la oficina, todos entendían que estaba cansado por el viaje y la mala noche.
Manejaba de lo más tranquilo rumbo a casa, en eso, sonó mi celular, era Daniela:
¡Aló! Gordo, ¿tienes tiempo? ¿puedes hablar?
Claro chata, por si acaso Patty no puede llevar a los chicos el viernes.
Mongo, no es este viernes, es el próximo viernes.
PTM me pelee por la puras, si es para el próximo viernes no hay problema yo los llevo al cumpleaños de tu hijo.
Ya está bien gordo, pero no quiero hablar de eso en estos momentos.
Ah verdad, dime que necesitas.
Pucha gordo ya no sé qué más hacer, no sé qué tiene Francisco, ayer me he puesto un babydoll rojo, me he depilado mi cuquita, le metí una pastilla en la cena y nada de nada, él huevas me dio la espalda y se quedó dormido.
Hummmmm, ¿chata mezclaste viagra con alcohol?
Sí, ¿tiene algo de malo?
Claro que sí, lo colgaste al hombre esa mezcla no es buena, además tu marinovio ya es caso perdido, a mi te me pones así y te doy vuelta en una.
Jajajaja, míralo a este, dime que puedo hacer, aconséjame compadre.
Chata la verdad, no sé qué decirte lo único que se me viene a la mente es que tienes la papita depilada, como en los viejos tiempos y ya me cagaste el cerebro.
Oeeeee, estoy hablando en serio.
Yo también, chata en serio, compadre que no se come a su comadre no es un buen compadre.
Hummmmm, está bien, vente al toque y soy tuya, ¡te doy lo que quieras!
¿Chata en serio?
Claro, me voy a bañar y te espero con mi babydoll rojo.
¡Ok! Pero no me vengas después que era broma y que no pasa nada.
No, gordo si vienes soy tuya.
Corto la llamada, mi corazón latía a mil por hora, trace la ruta más rápida para ir a su departamento, a esa hora el tráfico no es pesado y llegue en 15 minutos, estacione en el parque y me dirigí a la puerta del edificio, para mi suerte salían los vecinos del 4B, que me conocen y me dejaron pasar, salude al portero y subía las escaleras.
En la puerta me tranquilice un poco y la llame.
¡Álo! Gordo
¿Chata ya te bañaste? Le pregunté
Sí, papacito estoy bañadita, con mi bata y no me he puesto el calzón todavía.
¿Estás sola? ¿no?
Como crees, estoy con el bebé, a esta hora duerme.
Bacán, al mismo tiempo tocaba el timbre de su departamento.
Gordo espérame y no me cuelgues que llaman a la puerta.
Daniela abrió la puerta, no le di tiempo a reaccionar la hice entrar y cerré la puerta, atrayéndola hacia mí para besarla, le quite el celular, ella sorprendida trataba de esbozar palabras, pero no la deje, mi lengua ya estaba en su interior, la levante en peso para sentarla sobre la mesa de comedor, abrí su bata para atrapar sus pequeñas tetitas blancas, coronadas por una diminuta aureola y un pezón hinchado, todo en versión marrón que contrasta con su blanca piel, la frescura de su piel fue lo primero que sentí, mi mano bajo a su vulva para comprobar que estaba depilada totalmente, hundiendo mis dedos en sus labios mayores, Daniela me agarraba por los cabellos y me decía: ¿Qué haces Lunatacas? ¡No hagas eso! ¡Se supone que estabas en la mina! ¡No sigas, por favor!, hice caso omiso a sus palabras, me dediqué un rato a sus tetitas, con mucho cuidado de no succionar demasiado, ya que aún da de lactar, y no me gusta para nada la leche materna, mis dedos entraban con facilidad en su vulva, la misma que estaba ya toda encharcada, recorrí con mi lengua su torso entreteniéndome en su ombligo, llegando a su pubis me hundí en su vulva, mis dedos abrieron sus labios mayores y busque su clítoris, succionándolo suavemente, ahhhhhh, ¡Lo encontraste!, ahhhhhh, sí, ahhhhhh, chúpalo, ahhhhhh – gemía Daniela.
Succionaba su clítoris, mordía sus labios mayores, metía mi lengua en su vulva, lamía el perineo y su marrón ano, con cada beso negro que le daba la hacía temblar, jugaba con mis dedos en su botón, Daniela simplemente se dejaba, por momentos balbuceaba cosas que no entendía sin dejar de halarme de los cabellos, jadeaba y movía sus caderas.
No podía dejar de probar el sexo de Daniela, fresco por la reciente bañada que se había dado, por mi intromisión y caricias la presencia de jugos vaginales eran la muestra elocuente que ya estaba listo para que reciba lo que ansias anhelaba por la desatención que tenía.
Me incorporé para volverla a besar, esta vez Daniela con sus manos jalo mi rostro para meter su lengua en mi boca y besarnos apasionadamente, liberé mi verga y deje caer mis pantalones, acomode a Daniela como pude y hundí mi verga en el interior de su vulva. Auchhhh, ¡qué haces!, auchhhh, ¡no hagas eso!, auchhhh, ¡por favor!, auchhhh – se quejaba Daniela cerrando los ojos y clavando sus uñas en mi espalda. Su interior era cálido ofreciendo un poco de resistencia una embestida más y termine por encajarla en su interior, ahhhhhh, ¡no!, ahhhhhh, ¡No gordo!, ahhhhhh, ¡no me hagas esto!, ahhhhhh – gemía Daniela para comenzar a moverse como sólo ella lo hace, me atrapo con sus piernas para no permitir que me salga.
Incremente la fuerza y velocidad de mis embestidas, a tal punto que mis muslos golpeaban la mesa, causándome malestar, ella ahora me agarraba de los brazos, en esta posición ambos nos propinábamos mucho placer.
Daniela se acomodó en la mesa, aproveche para levantar sus piernas y halarla por sus muslos, la altura de la mesa la dejaba en una posición exacta y precisa para que la penetre sin problemas, a excepción del golpeteo de mis muslos, la hale un poco más dejando la mitad de sus nalgas al aire me resulto mejor. Mmmmm, sigue, mmmmm, que rico, mmmmm, gordo, mmmmm, hazme sentir mujer, mmmmm, hace tiempo que no me tenían así, mmmmm – gemía Daniela.
Luego de un bombeo constante, me salí, tome a Daniela por la cintura y la acomode mirando a la mesa, levantando su trasero, embarre mis dedos con sus jugos vaginales y los introduje en su arrugado ano, para luego poner mi glande y pujar un poco; ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, ten cuidado, ahhhhhh, hace tiempo que no lo hago por ahí, auchhhh, duele – se quejaba Daniela; al sentir la profanación de su ano, empecé a bombear lentamente, dejando que su esfínter se acostumbre al invasor, incrementando las penetraciones poco a poco; ¡no seas tosco!, ay, ay, ¡eres un bruto!, ay, ay, ¡despacio!, ay, ay, despacio que me duele, ay, ay, gordo, ay, ay, despacio – exclamaba Daniela, empinando más el trasero para que la profanación sea más profunda.
Disfrutaba de su ano, en cada embestida Daniela apretaba las nalgas, uff, que delicia, uff, que bien se siente, después de muchos años volver a gozar de ella, nos acompasamos con ritmo, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, sigue así, ahhhhhh, no te detengas, ahhhhhh, hazme sentir mujer, ahhhhhh – gemía Daniela.
Comenzaba a sentir las descargas que bajaban por mi médula y antes que ocurra lo inevitable saque la verga del ano de Daniela, ¿qué haces? ¿por qué lo sacas? – me pregunto Daniela; no quiero venirme aun – le conteste.
Daniela entendió y me brindo una coqueta sonrisa, me señaló el sofá, la cargue hacia el mismo y me senté, ella se arrodillo y con su toalla limpio mi verga para luego metérsela en la boca y comenzar a darme una apetecible mamada, uff, sí que le puso esmero, lo dejo completamente ensalivado, luego horcajadas sobre mí con su mano dirigió mi verga a la entrada de su ano para empalarse sola, mmmmm, sí, mmmmm, gordo, mmmmm, si, mmmmm, que rica pinga tienes, mmmmm – exclamaba Daniela, una vez que llego hasta la raíz de mi verga comenzó una feroz cabalgata, uff, sentía mi verga dura aprisionada por su esfínter, uff, ¡Vamos!, mmmmm, gordo, mmmmm, muévete, mmmmm, hazme llegar, mmmmm, Daniela tiene una licuadora de 8 velocidades y no demoro en hacerme llegar, mis espasmos eran notorios, la descarga inminente, en un gran clímax llene su ano con mi semen, uff, Daniela no dejo de moverse, sí, sí, siiiiiiiii, mmmmm, mmmmm, sí, mmmmm, sí, mmmmm, me vengo, ¡me vengoooooo! – Daniela había alcanzado su primer orgasmo.
Daniela aun tenia los espasmos del intenso orgasmo que había alcanzado, la levante en peso y la lleve hacia su cama, me temblaban las piernas, pero hice un gran esfuerzo, ya echados me pidió que no se la saque del ano, hacia un movimiento que parecería que quería dejarme la verga totalmente seca, me besaba y acariciaba el cabello; mi verga poco a poco perdió su rigidez.
Uff, gordo, me hacía falta esto, me has agarrado de sorpresa, te has aprovechado de mí. No se supone que estabas en la mina.
Pues, comadre ya no, me hicieron venir ayer en la noche para una reunión.
Chata sabes que te tengo ganas desde hace tiempo y me diste por dónde, así que no iba a desaprovechar esta oportunidad.
Esteee, gordo, aunque te parezca mentira me había hecho ilusiones de que llegabas y me hacías tuya, ya había perdido la esperanza de que lo harías, regalándome una sonrisa.
Dicho esto, me beso y deslizo su mano para pajearme, luego se acomodó atrapando mi glande con sus labios, dejándome la verga limpia y lustrosa, no le importo donde había estado, uff, ya estaba listo para el segundo round.
Daniela miraba mi verga y estaba lista para la batalla, con sus uñas rasgaba suavemente mi pecho, sonreía lascivamente, se acomodó en cuatro patas, con su mirada me dio a entender que estaba lista, la tome por la cintura, mi verga entro sin problemas en su vulva, mmmmm, sí, mmmmm, vamos, mmmmm, muévete, mmmmm, gordo – gemía Daniela, mientras meneaba sus caderas y pegaba sus blancas nalgas a mi pelvis creando el sonido característico del choque entre ambas, mis embestidas eran cada vez más fuertes. Estuvimos un buen rato así, luego mis dedos embarrados de sus jugos volvieron a profanar su arrugado hueco, coloque mi glande en su entrada, presione e ingreso con cierta dificultad, empecé el bombeo, mi verga ya dentro se deslizaba a placer, Daniela meneaba sus caderas y hacia su clásico movimiento que me vuelve loco, uff, el goce era indescriptible, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, eres un tramposo, ahhhhhh, te aprovechas de mí, ahhhhhh – exclamaba Daniela.
Estábamos en lo mejor, cuando una llamada de Patty a mi celular nos interrumpió, ¡NO contestes! – me dijo Daniela; pero tenía que hacerlo, luego de hablar con Patty y explicarle que “aún continuaba en la oficina” termine la llamada.
CONTINUARA