Zorrillo
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14 Years of Service
Después de muchas relatos vertidos en esta sección y muy aparte de andar un poco colgado de aventuras sexuales con las féminas, leyendo esta sección me ha hecho recordar con nostalgia algunas de las varias aventuras memorativas que me han pasado en mi vida, dicen que recordar es volver a vivir, puede ser que se tenga razón, así que a partir de ahora empezaré con relatos reales con ciertos cortes a fin de poder sacar lo que uno tiene guardado (puesto que son muy pocas personas, casi nadie, a quien les puedes contar historias personales sin que te mire a los ojos y te juzgue).
Esta historia se remonta a mi pubertad de la cual se ha ido alimentando hasta llegar a mi adolescencia y poder explotar lo que tenía adentro cuando pude cumplirlo.
Era el año 94 en las playas del sur, donde las juergas y el ambiente playero de los 90’s solo se disfrutaba en el Km 43.0, no existía Asia ni los balnearios de moda actuales, No¡¡¡; las juergas de esas épocas eran en San Bartolo, Punta Hermosa y el famoso Km 43.0 y realmente uno disfrutaba de esa época playera, la cual ya no es lo mismo por ahora.
Yo bordeaba los 13-14 años y trabajaba en uno de los restaurantes de la playa El Silencio, rodeado de la libertad, la diversión y el feeling que se tenía con las personas de esa época las cuales eran interesantes y también intensas, el verano siempre llama a la lujuria y la fantasía y las ganas de un púber y adolescente anda a mil por hora y yo no era la excepción.
Durante mis épocas de colegial (aún estaba en el colegio) en esa época de verano, como dije, trabajaba en uno de estos restaurantes el cual era de un familiar y así mismo todos aquellos que trabajaban en el mismo eran familiares directos y amigos muy cercanos.
En esa época conocí a los famosos de la televisión que daban la hora al igual que deportistas que ahora no pintan a nadie, nadie se salvaba de aquellas juergas y libertinaje al extremo, coqueros y coqueras, rucas a montón; personajes que ni pensabas creer eran homosexuales los veías en situaciones muy comprometedoras, muchos de estos personajes fueron amigos de verano que ahora ya no son ni la sombra.
Ya por esa época ya había tenido relaciones sexuales con chicas de mi edad y es en esa época en la que experimento tener sexo con una mujer mayor para mí, edad que me marca y me llena de ganas de tener más sexo con la que se me atreviese en el camino puesto que uno se siente ganador y el ego te sube a mil cuando cumples estas realidades.
En ese verano conocí a una jovencísima tía política (ahora conviviente de mi tío ya por muchos años), una mujer que gustaba de usar minifaldas y/o licras cortas debido al verano, la cual mostraba unas fornidas y torneadas piernas, hermosos muslos y pantorrillas que eran mi deleite, que se acompañaban con un pequeño trasero respingón, una mujer atlética en su contextura que pareciera que era fitness pero era natural, obviamente su rostro no era lo mejor que tenía pero al fin al cabo lo ayudaba con su coquetería y físico.
Como dije su figura era su atracción y ella sabía lo que tenía y más aún gustaba de coquetear con aquellos sobrinos políticos que los veía como pollitos a la brasa, me agradaba puesto que cada vez que me veía se lanzaba en besos y abrazos como si fuese un niño de 7 años, algo que no gustaba a mis otras tías ya mucho mayores. Durante las noches de descanso del trabajo en el restaurant playero, todos íbamos a nuestras casas ubicados en la parte de arriba de la playa, obviamente yo iba a casa de mi abuela donde la mayoría convivía y entre esas personas estaba esta tía.
Durante mis descansos de noche dormitaba en una de las habitaciones de la casa viendo televisión con los únicos canales que había (aun no existía el servicio de cable) y de lo aburrido que estaba iba a la caza de alguna prima para desgastar energía, me masturbaba o salía a tomar con los amigos, en una de estas andanzas esta tía se daba cuenta de estas cosas (especialemnte cuando me iba donde mis primas) para el día siguiente durante la jornada de trabajo me miraba o me lanzaba indirectas subidas de tono por lo que había hecho en las noches poniéndome a veces en aprietos con los demás familiares; claro está cuando venía mi padre o mi madre a la playa, ella se quedaba callada.
A veces (o quizá cada vez que estaba yo) durante las noches durante la cena y en las mañanas a la hora de tomar desayuno, ella salía de su habitación hacia la cocina cubierta solo con una bata de tul transparente que obviamente se le veía hasta el alma, su pequeño calzón de cualquier color que era lo único que la cubría de sus partes íntimas así como los pequeños pezones marrones de sus senos, donde se hacia “la tonta” al cubrirse con la mano para que “no la viera”; estas situaciones hacían que se me calienten la cabeza a mil y ella lo sabía pero nunca me atrevía a lanzarme; estas situaciones eran repetitivas durante varios días de verano, muy aparte de sus posturas en el restaurante.
Muchas de estas posturas eran claro ejemplos de que esta tía le gustaba la pendejada; una de esas situaciones fue cuando en un momento de hueveo que no había nada que hacer en el restaurante (especialmente en días particulares) me iba a correr olas con mis primos pero antes de eso nos cambiábamos en un almacén con los wetsuits o shorts de baño, es en una de esas situaciones que ella a sabiendas que estabamos yo cambiandome ingresa al dichoso almacen para verme desnudo (y nunca fue una solo vez sino varias) y me lanzaba palabras como:
- Uyyyy sobrino, con razón tus primas andan mirandote a cada rato ó
- Pucha sobrino no creo que "eso" crezca más.
- Mmmm, habría que verte en acción.
Y huevadas más que se le venian a la cabeza, obviamente al principio me cohibia pero despues me di cuenta que podia llegar a más pero no me atrevia.
Otra de las situaciones que me sucedió con ella fue la siguiente :
Como todo adolescente gustaba de fisgonear en los techos del restaurant que daba al baño para ganarme con las chicas de turno que iban a los baños, nos turnábamos con mis primos de esa época y nos ganábamos con aquellos monumentos de mujeres; fue en una de estas palomilladas que esta tía me pezca infraganti y yo pensando lo peor iba a aceptar mi jalón de orejas, pero ahí me di cuenta que su atrevimiento era total, en pleno fisgoneada me mira y me dice:
- Qué ves?
Temeroso - Nada tía
- Mentiroso
Y ahí es donde ella se agacha y fisgonea a la mujer que estaba en ese momento en el baño.
- Uyyy¡¡¡, lo tiene peladito - me contesta
Con cara de asombro, lo único que hago es asentir mi cabeza para que ella me vuelva a decir mirándome a los ojos.
- Yo no lo tengo así, mira
Se bajó un poco la licra que llevaba puesto mostrándome en ese momento un vellosidad púbica muy menuda, yo no sabía dónde meter mi cabeza y lo único que hizo ella fue acomodarse la licra y volverse a agachar para seguir mirando, dejándome a libre albedrío su culo respingón; sin chistar lo único que hice en ese momento fue tocarle las nalgas sin obtener ninguna respuesta hasta el momento que escuche la puerta del baño abrirse, obviamente tenía una erección del carajo y eso se notaba en mi short veraniego.
Al retirarse la fémina en cuestión, mi tía se levantó y me dijo:
- Es todo por hoy sobrino, es hora de trabajar...
Nos levantamos del piso y bajamos del cuarto sin nada más que decir, durante los días sucesivos todo era tranquilo pero mi cabeza volaba a mil por hora por lo acontecido, esta pendeja sabia como calentar a alguien y dejarlo como perro aguantado durante varios días, ya no buscaba a mis primas y solo me masturbaba pensando en lo sucedido, y eso lo sabia ella puesto que no abandonaba esos paseos nocturnos o mañaneros con la bendita bata de tul; hasta que en una noche sucedió algo inesperado que me marcó muy bien…
Esta historia se remonta a mi pubertad de la cual se ha ido alimentando hasta llegar a mi adolescencia y poder explotar lo que tenía adentro cuando pude cumplirlo.
Era el año 94 en las playas del sur, donde las juergas y el ambiente playero de los 90’s solo se disfrutaba en el Km 43.0, no existía Asia ni los balnearios de moda actuales, No¡¡¡; las juergas de esas épocas eran en San Bartolo, Punta Hermosa y el famoso Km 43.0 y realmente uno disfrutaba de esa época playera, la cual ya no es lo mismo por ahora.
Yo bordeaba los 13-14 años y trabajaba en uno de los restaurantes de la playa El Silencio, rodeado de la libertad, la diversión y el feeling que se tenía con las personas de esa época las cuales eran interesantes y también intensas, el verano siempre llama a la lujuria y la fantasía y las ganas de un púber y adolescente anda a mil por hora y yo no era la excepción.
Durante mis épocas de colegial (aún estaba en el colegio) en esa época de verano, como dije, trabajaba en uno de estos restaurantes el cual era de un familiar y así mismo todos aquellos que trabajaban en el mismo eran familiares directos y amigos muy cercanos.
En esa época conocí a los famosos de la televisión que daban la hora al igual que deportistas que ahora no pintan a nadie, nadie se salvaba de aquellas juergas y libertinaje al extremo, coqueros y coqueras, rucas a montón; personajes que ni pensabas creer eran homosexuales los veías en situaciones muy comprometedoras, muchos de estos personajes fueron amigos de verano que ahora ya no son ni la sombra.
Ya por esa época ya había tenido relaciones sexuales con chicas de mi edad y es en esa época en la que experimento tener sexo con una mujer mayor para mí, edad que me marca y me llena de ganas de tener más sexo con la que se me atreviese en el camino puesto que uno se siente ganador y el ego te sube a mil cuando cumples estas realidades.
En ese verano conocí a una jovencísima tía política (ahora conviviente de mi tío ya por muchos años), una mujer que gustaba de usar minifaldas y/o licras cortas debido al verano, la cual mostraba unas fornidas y torneadas piernas, hermosos muslos y pantorrillas que eran mi deleite, que se acompañaban con un pequeño trasero respingón, una mujer atlética en su contextura que pareciera que era fitness pero era natural, obviamente su rostro no era lo mejor que tenía pero al fin al cabo lo ayudaba con su coquetería y físico.
Como dije su figura era su atracción y ella sabía lo que tenía y más aún gustaba de coquetear con aquellos sobrinos políticos que los veía como pollitos a la brasa, me agradaba puesto que cada vez que me veía se lanzaba en besos y abrazos como si fuese un niño de 7 años, algo que no gustaba a mis otras tías ya mucho mayores. Durante las noches de descanso del trabajo en el restaurant playero, todos íbamos a nuestras casas ubicados en la parte de arriba de la playa, obviamente yo iba a casa de mi abuela donde la mayoría convivía y entre esas personas estaba esta tía.
Durante mis descansos de noche dormitaba en una de las habitaciones de la casa viendo televisión con los únicos canales que había (aun no existía el servicio de cable) y de lo aburrido que estaba iba a la caza de alguna prima para desgastar energía, me masturbaba o salía a tomar con los amigos, en una de estas andanzas esta tía se daba cuenta de estas cosas (especialemnte cuando me iba donde mis primas) para el día siguiente durante la jornada de trabajo me miraba o me lanzaba indirectas subidas de tono por lo que había hecho en las noches poniéndome a veces en aprietos con los demás familiares; claro está cuando venía mi padre o mi madre a la playa, ella se quedaba callada.
A veces (o quizá cada vez que estaba yo) durante las noches durante la cena y en las mañanas a la hora de tomar desayuno, ella salía de su habitación hacia la cocina cubierta solo con una bata de tul transparente que obviamente se le veía hasta el alma, su pequeño calzón de cualquier color que era lo único que la cubría de sus partes íntimas así como los pequeños pezones marrones de sus senos, donde se hacia “la tonta” al cubrirse con la mano para que “no la viera”; estas situaciones hacían que se me calienten la cabeza a mil y ella lo sabía pero nunca me atrevía a lanzarme; estas situaciones eran repetitivas durante varios días de verano, muy aparte de sus posturas en el restaurante.
Muchas de estas posturas eran claro ejemplos de que esta tía le gustaba la pendejada; una de esas situaciones fue cuando en un momento de hueveo que no había nada que hacer en el restaurante (especialmente en días particulares) me iba a correr olas con mis primos pero antes de eso nos cambiábamos en un almacén con los wetsuits o shorts de baño, es en una de esas situaciones que ella a sabiendas que estabamos yo cambiandome ingresa al dichoso almacen para verme desnudo (y nunca fue una solo vez sino varias) y me lanzaba palabras como:
- Uyyyy sobrino, con razón tus primas andan mirandote a cada rato ó
- Pucha sobrino no creo que "eso" crezca más.
- Mmmm, habría que verte en acción.
Y huevadas más que se le venian a la cabeza, obviamente al principio me cohibia pero despues me di cuenta que podia llegar a más pero no me atrevia.
Otra de las situaciones que me sucedió con ella fue la siguiente :
Como todo adolescente gustaba de fisgonear en los techos del restaurant que daba al baño para ganarme con las chicas de turno que iban a los baños, nos turnábamos con mis primos de esa época y nos ganábamos con aquellos monumentos de mujeres; fue en una de estas palomilladas que esta tía me pezca infraganti y yo pensando lo peor iba a aceptar mi jalón de orejas, pero ahí me di cuenta que su atrevimiento era total, en pleno fisgoneada me mira y me dice:
- Qué ves?
Temeroso - Nada tía
- Mentiroso
Y ahí es donde ella se agacha y fisgonea a la mujer que estaba en ese momento en el baño.
- Uyyy¡¡¡, lo tiene peladito - me contesta
Con cara de asombro, lo único que hago es asentir mi cabeza para que ella me vuelva a decir mirándome a los ojos.
- Yo no lo tengo así, mira
Se bajó un poco la licra que llevaba puesto mostrándome en ese momento un vellosidad púbica muy menuda, yo no sabía dónde meter mi cabeza y lo único que hizo ella fue acomodarse la licra y volverse a agachar para seguir mirando, dejándome a libre albedrío su culo respingón; sin chistar lo único que hice en ese momento fue tocarle las nalgas sin obtener ninguna respuesta hasta el momento que escuche la puerta del baño abrirse, obviamente tenía una erección del carajo y eso se notaba en mi short veraniego.
Al retirarse la fémina en cuestión, mi tía se levantó y me dijo:
- Es todo por hoy sobrino, es hora de trabajar...
Nos levantamos del piso y bajamos del cuarto sin nada más que decir, durante los días sucesivos todo era tranquilo pero mi cabeza volaba a mil por hora por lo acontecido, esta pendeja sabia como calentar a alguien y dejarlo como perro aguantado durante varios días, ya no buscaba a mis primas y solo me masturbaba pensando en lo sucedido, y eso lo sabia ella puesto que no abandonaba esos paseos nocturnos o mañaneros con la bendita bata de tul; hasta que en una noche sucedió algo inesperado que me marcó muy bien…