Sansk
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Les suplico un poco de paciencia, algunos que quizá han leido mis ratings saben que me explayo de más a veces, es un defecto el irme por las ramas, intentaré no hacerlo.
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Hoy mientras me fumaba un cigarro frente a la ventana del departamento y veía el movimiento en la Avénida Benavides, recibí un mensaje de texto:
"Te quiero, es tonto lo sé sólo pasamos unos días, espero te des un tiempo y me llames".
Creanlo me dejó mucha nostalgia, y no sabía qué palabras usar para responder el mensaje, lo que pasó había sido algo inesperado, hasta fortuito. No quise hacerle daño y menos enamorarme, pero creo que sólo conseguí lo segundo.
Comenzaré por el principio, el 17 de diciembre recibí la llamada de invitación de mi viejo para pasar las fiestas con la familia en Trujillo. ¡Carajo! y yo que intento evitar estas fiestasnhuachafas de , inventé un viaje a provincia y me excusé.
Con el tema del divorcio tan cerca decidí materializar mi mentira y escogí un destino que hacía tiempo deseaba conocer: San Pedro de Putina Punco, en la selva del departamento de Puno, más allá de Sandia, más allá de San Juan del Oro. Hice mis maletas y el 22 escapé, avión hasta Juliaca, Bus (si a eso se le puede llamar bus) hasta Sandía, Camioneta hasta San Juan del Oro y finalmente furgoneta hasta SP de Putina Punco. Lindos paisajes, silencio, una casera muy amable y sobre todo ser un desconocido.
Me instalé en un segundo piso de adobe y mosquiteros por doquier y bajé a dar una vuelta por el pueblo, la señora me dijo que serviría la cena (eran las 6:30 pm) y le respondí que comería en algún lugar por ahí, que quería caminar. Salí y sentí el aire tibio de la selva, vi el frondoso verde que tapaba los cerros, encendí un cigarro y caminé hasta que dos cuadras después terminó el pueblo. Di vuelta y seguí caminando, la gente me miraba como bicho raro, es un pueblo muy pequeño y todos sabían que yo era el único turista, esa noche fuí la novedad. El olor a comida casera me atrajo a un restaurancito, me senté y bajo la atenta mirada de los comensales pedí un café y empanadas, todo trascurría con el tedio de un pueblo hasta que entró en el restaurante Rosa María (en ese momento no sabía su nombre), la vi alta y flaca, de rostro bastante blanco y cabellos en moño tenía un vestido crema suelto y un sombrero en la mano, me miró y no pudo ocultar su sorpresa, nadie le había coentado del turista. Se acercó a la señora que atendía, le dijo algo y se fue. Hice lo mismo y me fuí a leer a mi cuarto.
Al día siguiente salí temprano, me invitaron a ver las chacras de café, aproveché para comprar café de primera de la Cooperativa San Juan del Oro y hablé con su gerente, era Juliaqueño, me invitó a almorzar en el pueblo. Entramos al Restaurancito y vimos que estaba lleno, en una mesa estaba Rosa María sola, tomando una coca cola y leyendo un diario, el Gerente se le acercó y le dijo: "¿Profesora la podemos acompañar?" ella aceptó, sólo cuando me estaba por sentar se dio cuenta que se sentarían no sólo el gerente sino también el turista. Se sorprendió y se sonrojó, la pude ver mejor. Era bonita y menos blanca de lo que parecia la noche anterior, tenía el cuello muy largo y hablaba pausado. Nos presentaron y de inmediato estábamos conversando. Era de Moquegua, como las paltas, dije yo y ella se rio de mi estúpido chiste. Trabajaba para una ONG que estaba viendo la posibilidad de poner un colegio modelo en la zona. Conversamos y sin darnos cuenta ya eran las 5 de la tarde, ella me dijo que debía recoger una encomienda en el bus (las agencias no existen, si no recoges tu paquete en el bus, mejor olvídate de él), le dije 'te acompaño' se negó amablemente y nos despedimos. Me fuí al cuarto a leer un poco y a revisar Perutops (lo primero que hice fue preparar mi conexión satelital antes de viajar).
Como a las 9 pm me avisaron que me buscaban, bajé y era la profesora, me dijo que si quería dar un paseo por el río, acepté y caminamos, nos sentamos en una piedra al lado del rio, yo encendí un cigarro y le ofrecí uno, no sabía fumar. Eso dio pie a bromas sobre su juventud (nada lejana y muy tonta, según sus propias palabras), hablamos de todo, mi divorcio y su novio en Arequipa, de mi trabajo y el suyo, de los recuerdos de navidad (era 24 en la noche), de la muerte de mi vieja y de su padre con parkinson. Hablamos hasta las 2 dela mañana, de rato en rato pasaba un campesino y la saludaba, todos la conocían, era una buena persona y hasta había atendido un parto. Todo acompañado de cigarros y uno que otro traguito de ron de mi licorera.
Como siempre suele pasar, llegó el silencio incómodo, ambos terminamos de reir y no dijimos nada, ella me miraba, yo la veía por el rabillo del ojo, se acercó, me tomó el rostro con las manos y me besó entre la mejilla y los labios. Era muy tímida eso se notaba, el alcohol hizo su efecto y la noche cómplice le permitió esa licencia. Yo no tenía ganas de que pasara nada así que la abracé por la cintura, apoyé su cabeza en mi hombro y le dije: "pronto recordarás esta navidad y sonreirás", ella se soltó y me volvió a besar pero esta vez en los labios directamente. Yo le dije "¿y tu novio?", no me respondió nada, se encogió de hombros y me volvió a besar. Entonces sí la abracé rodeándola por completo y la besé muy suavemente, le mordí los labios y le besé el cuello. Un campesino nos sorprendió y tuvimos que separarnos.
Le dije es tarde, vamos. Nos levantamos y caminamos abrazados. Pudo jurar hoy que no quería aprovecharme de ella, yo iba con ventaja no sólo por mi vida sino porque en ese momento no quería nada, en cambio ella había tenido una juventud bastante parametrada y extrañaba con todas sus fuerzas un poco de calor junto a ella. Me dijo yo también vivo donde Marcelina (la señora que me alquilaba el cuarto, si van al pueblo hospedense ahí), 'bueno' le dije, 'entonces hoy nos iremos juntos a casa', se pegó a mi y así caminamos de regreso a la pensión.
En la puerta de la pensión le dije, 'sssshhhh deben estar durmiendo todos' (sólo estaban Marcelina y su esposo) ella soltó una risotada y me dijo 'quien todos, son dos gatos, podríamos tirar la casa abajo y ni se darían cuenta', la ignoré para no darle más ideas pero fue inútil, ni bien abrí la cerradura y pude empujar la puerta se abalanzó sobre mi y nos comenzamos a besar, su cuerpo serpenteaba y se contorneaba, no sé cuanto tiempo pasó y le dije 'vamos a acostarnos', frase completamente malinterpretada que recibió por respuesta: 'sí, -un suspiro- hazme tuya', quise reir, porque no escuchaba esa frase desde el colegio creo, y entendí que estaba por aprovecharme de una mujer con mente de niña, la ternura me ganó, sólo dije '¿estás segura?' a lo que respondió suspirando y moviendo la cabeza de arriba a abajo. Me llevó de la mano a su cuarto y abrió, entró y se estiro en la cama. Yo la levanté y le dije "aún no", la besé suave en los labios, casi como un roce, luego en el cuello mientras la desvestía, la apretaba mientras ella se estremecía en mis brazos, la oscuridad apenas dejaba ver algo, se notaba de lejos que jamás le habían dado lo que se llama SU BUENA CACHADA.
Intentaré continuar mañana, hoy me han vencido el humo del cigarro y las ganas de tomarme un buen vinito.
En honor a la correción es San Pedro de Putina Punco.
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Hoy mientras me fumaba un cigarro frente a la ventana del departamento y veía el movimiento en la Avénida Benavides, recibí un mensaje de texto:
"Te quiero, es tonto lo sé sólo pasamos unos días, espero te des un tiempo y me llames".
Creanlo me dejó mucha nostalgia, y no sabía qué palabras usar para responder el mensaje, lo que pasó había sido algo inesperado, hasta fortuito. No quise hacerle daño y menos enamorarme, pero creo que sólo conseguí lo segundo.
Comenzaré por el principio, el 17 de diciembre recibí la llamada de invitación de mi viejo para pasar las fiestas con la familia en Trujillo. ¡Carajo! y yo que intento evitar estas fiestasnhuachafas de , inventé un viaje a provincia y me excusé.
Con el tema del divorcio tan cerca decidí materializar mi mentira y escogí un destino que hacía tiempo deseaba conocer: San Pedro de Putina Punco, en la selva del departamento de Puno, más allá de Sandia, más allá de San Juan del Oro. Hice mis maletas y el 22 escapé, avión hasta Juliaca, Bus (si a eso se le puede llamar bus) hasta Sandía, Camioneta hasta San Juan del Oro y finalmente furgoneta hasta SP de Putina Punco. Lindos paisajes, silencio, una casera muy amable y sobre todo ser un desconocido.
Me instalé en un segundo piso de adobe y mosquiteros por doquier y bajé a dar una vuelta por el pueblo, la señora me dijo que serviría la cena (eran las 6:30 pm) y le respondí que comería en algún lugar por ahí, que quería caminar. Salí y sentí el aire tibio de la selva, vi el frondoso verde que tapaba los cerros, encendí un cigarro y caminé hasta que dos cuadras después terminó el pueblo. Di vuelta y seguí caminando, la gente me miraba como bicho raro, es un pueblo muy pequeño y todos sabían que yo era el único turista, esa noche fuí la novedad. El olor a comida casera me atrajo a un restaurancito, me senté y bajo la atenta mirada de los comensales pedí un café y empanadas, todo trascurría con el tedio de un pueblo hasta que entró en el restaurante Rosa María (en ese momento no sabía su nombre), la vi alta y flaca, de rostro bastante blanco y cabellos en moño tenía un vestido crema suelto y un sombrero en la mano, me miró y no pudo ocultar su sorpresa, nadie le había coentado del turista. Se acercó a la señora que atendía, le dijo algo y se fue. Hice lo mismo y me fuí a leer a mi cuarto.
Al día siguiente salí temprano, me invitaron a ver las chacras de café, aproveché para comprar café de primera de la Cooperativa San Juan del Oro y hablé con su gerente, era Juliaqueño, me invitó a almorzar en el pueblo. Entramos al Restaurancito y vimos que estaba lleno, en una mesa estaba Rosa María sola, tomando una coca cola y leyendo un diario, el Gerente se le acercó y le dijo: "¿Profesora la podemos acompañar?" ella aceptó, sólo cuando me estaba por sentar se dio cuenta que se sentarían no sólo el gerente sino también el turista. Se sorprendió y se sonrojó, la pude ver mejor. Era bonita y menos blanca de lo que parecia la noche anterior, tenía el cuello muy largo y hablaba pausado. Nos presentaron y de inmediato estábamos conversando. Era de Moquegua, como las paltas, dije yo y ella se rio de mi estúpido chiste. Trabajaba para una ONG que estaba viendo la posibilidad de poner un colegio modelo en la zona. Conversamos y sin darnos cuenta ya eran las 5 de la tarde, ella me dijo que debía recoger una encomienda en el bus (las agencias no existen, si no recoges tu paquete en el bus, mejor olvídate de él), le dije 'te acompaño' se negó amablemente y nos despedimos. Me fuí al cuarto a leer un poco y a revisar Perutops (lo primero que hice fue preparar mi conexión satelital antes de viajar).
Como a las 9 pm me avisaron que me buscaban, bajé y era la profesora, me dijo que si quería dar un paseo por el río, acepté y caminamos, nos sentamos en una piedra al lado del rio, yo encendí un cigarro y le ofrecí uno, no sabía fumar. Eso dio pie a bromas sobre su juventud (nada lejana y muy tonta, según sus propias palabras), hablamos de todo, mi divorcio y su novio en Arequipa, de mi trabajo y el suyo, de los recuerdos de navidad (era 24 en la noche), de la muerte de mi vieja y de su padre con parkinson. Hablamos hasta las 2 dela mañana, de rato en rato pasaba un campesino y la saludaba, todos la conocían, era una buena persona y hasta había atendido un parto. Todo acompañado de cigarros y uno que otro traguito de ron de mi licorera.
Como siempre suele pasar, llegó el silencio incómodo, ambos terminamos de reir y no dijimos nada, ella me miraba, yo la veía por el rabillo del ojo, se acercó, me tomó el rostro con las manos y me besó entre la mejilla y los labios. Era muy tímida eso se notaba, el alcohol hizo su efecto y la noche cómplice le permitió esa licencia. Yo no tenía ganas de que pasara nada así que la abracé por la cintura, apoyé su cabeza en mi hombro y le dije: "pronto recordarás esta navidad y sonreirás", ella se soltó y me volvió a besar pero esta vez en los labios directamente. Yo le dije "¿y tu novio?", no me respondió nada, se encogió de hombros y me volvió a besar. Entonces sí la abracé rodeándola por completo y la besé muy suavemente, le mordí los labios y le besé el cuello. Un campesino nos sorprendió y tuvimos que separarnos.
Le dije es tarde, vamos. Nos levantamos y caminamos abrazados. Pudo jurar hoy que no quería aprovecharme de ella, yo iba con ventaja no sólo por mi vida sino porque en ese momento no quería nada, en cambio ella había tenido una juventud bastante parametrada y extrañaba con todas sus fuerzas un poco de calor junto a ella. Me dijo yo también vivo donde Marcelina (la señora que me alquilaba el cuarto, si van al pueblo hospedense ahí), 'bueno' le dije, 'entonces hoy nos iremos juntos a casa', se pegó a mi y así caminamos de regreso a la pensión.
En la puerta de la pensión le dije, 'sssshhhh deben estar durmiendo todos' (sólo estaban Marcelina y su esposo) ella soltó una risotada y me dijo 'quien todos, son dos gatos, podríamos tirar la casa abajo y ni se darían cuenta', la ignoré para no darle más ideas pero fue inútil, ni bien abrí la cerradura y pude empujar la puerta se abalanzó sobre mi y nos comenzamos a besar, su cuerpo serpenteaba y se contorneaba, no sé cuanto tiempo pasó y le dije 'vamos a acostarnos', frase completamente malinterpretada que recibió por respuesta: 'sí, -un suspiro- hazme tuya', quise reir, porque no escuchaba esa frase desde el colegio creo, y entendí que estaba por aprovecharme de una mujer con mente de niña, la ternura me ganó, sólo dije '¿estás segura?' a lo que respondió suspirando y moviendo la cabeza de arriba a abajo. Me llevó de la mano a su cuarto y abrió, entró y se estiro en la cama. Yo la levanté y le dije "aún no", la besé suave en los labios, casi como un roce, luego en el cuello mientras la desvestía, la apretaba mientras ella se estremecía en mis brazos, la oscuridad apenas dejaba ver algo, se notaba de lejos que jamás le habían dado lo que se llama SU BUENA CACHADA.
Intentaré continuar mañana, hoy me han vencido el humo del cigarro y las ganas de tomarme un buen vinito.
En honor a la correción es San Pedro de Putina Punco.