¡Ja ja ja!!!! Una gran verdad y una gran mentira ¡Ja ja ja ja ja!!! En mi experiencia, por lo general las mujeres sí se enamoran de tu personalidad, de hecho es de eso de lo que se enamoran cuando se enamoran de verdad... pero en lo que sí tienes razón es que ya no se enamoran por tu buen floro. ¡Es que las mujeres son más inteligentes que nosotros! Son más difíciles de engañar, nosotros somos fáciles. Lo que ocurre aquí es un condicionamiento biológico que cualquier forista antropólogo podrá confirmar. Los hombres y las mujeres respondemos a instintos diferentes a la hora de buscar pareja.
Los hombres, al igual que los machos de todas las especies monógamas, buscamos instintivamente la mujer con mejores posibilidades de gestar, parir y criar, no importa si queremos procrear o no, el instinto es el instinto; por eso nos sentimos instintivamente atraídos por todos los indicadores de buena salud reproductiva: Una piel limpia y sana, una mirada clara, ausencia de malos olores, buenas tetas y, al margen de si la mujer es flaca o es llenita, unas caderas que tengan 50% más de perímetro que la cintura (de ahí las medidas "ideales" 90-60-90) ya que la proporción entre cadera y cintura depende de la forma en que se distribuye la grasa corporal y esa proporción en particular, como lo confirmará cualquier forista endocrinólogo, responde al perfecto balance hormonal de una mujer con buena salud reproductiva. Es claro que estamos condicionados por la cultura, la sociedad y la moda, además de que la idea de "saludable" ha cambiado con el tiempo; en la antigüedad la gordura era sinónimo de buena salud, por eso las gordas calatas en las pinturas antiguas, en cambio un vientre plano y una musculatura firme se acercan más al concepto actual de buena salud y eso se refleja en nuestros gustos instintivos.
Las mujeres, en cambio, al igual que todas las hembras de todas las especies animales, lo que buscan instintivamente son los mejores genes para su cría. En algunos animales, como los ciervos, los machos luchan entre sí en le época de apareamiento para demostrar quién es el mejor; en otras, como la mayoría de las aves, los machos tienen un plumaje más vistoso y exhiben habilidades acrobáticas para demostrar sus buenos genes y atraer a las hembras. Y la consecuencia es biológicamente obvia, a una hembra humana le toma casi un año producir una sola cría, instintivamente no quiere desperciciar su embarazo en unos genes de segunda clase, por eso y al margen que quiera procrear o no, se siente instintivamente atraída por el macho que se muestre más exitoso en comparación con los otros machos. Al igual que los nuestros, los instintos sexuales femeninos también están fuertemente influidos por la cultura la sociedad y la moda pero, al igual que en nosotros, los instintos están ahí. El dinero es la expresión actual de éxito pero no lo es todo, la fama y el poder lo son aún más. Las mujeres no entienden a los hombres (como los hombres tampoco entendemos a las mujeres) así que se guían por indicadores. El dinero y la fama son buenos indicadores, el poder es un indicador más fuerte aún; pero el indicador más fuerte de todos es la actitud de los demás hombres. Las mujeres, instintivamente, se sienten más atraídas hacia los hombres que gozan del respeto y, más aún, de la admiración de otros hombres. Y la buena labia... está muy desprestigiada, la mayoría de las mujeres de hoy, especialmente las más cultas, aunque aprecian la buena labia en cuanto refleja cultura y la cultura representa potencial de éxito, también recelan de ella porque les sabe a estafa. Al final, felizmente, no todas pueden casarse con el "macho alfa" del grupo así que la mayoría tiene que conformarse con lo mejor que pueda conseguir. Menos mal, así para todos hay
Gran verdad. Y es que el cliché de que
"los más feos se levantan a las más ricas" sólo responde a una realidad: A los hombres nos atrae la belleza de las mujeres, pero a las mujeres les interesa muy poco la belleza de los hombres. Es la naturaleza, biológicamente inescapable, de las diferencias en nuestro respectivo instinto sexual.
Diablito