Nok Su Kao
PREMIER
Una máquina sudada, mancuernas desordenadas o el presumido que no se separa del espejo, son algunas de las situaciones que podemos encontrarnos en cualquier gimnasio
Cuando vamos al gimnasio tenemos que asumir que cada uno de nosotros tenemos nuestras manías y que no vamos a estar solos en la sala. Sin embargo los hay que se creen los reyes del lugar, los que van a lo suyo sin preocuparse del resto o los que están demasiado pendientes de nosotros. Estas son algunas actitudes o comportamientos que suelen sacar de quicio a más de uno.
1. Máquina sucia
No hay cosa peor que ir a una máquina y encontrarse bien el respaldo bien los agarres totalmente empapados de sudor. Por eso es fundamental que te acuerdes de limpiarla siempre, antes y después de usarla.
2. No usar toalla
A pesar de que normalmente en los gimnasios existen carteles bien grandes obligando al uso de toallas, vemos muchos usuarios que van sin ellas, una muestra de falta de decoro e higiene. Sudes o no, lleva siempre una contigo. Así evitarás no solo manchar el respaldo o sillín sino llevarte contigo los restos de otro que no haya usado toalla y haya dejado allí su huella.
3. Mancuernas desaparecidas
Quieres usar dos mancuernas de 10 kilos pero cuando vas a buscarlas a su lugar o no están o están situadas donde deberían estar las de 30 kilos. Mira que es fácil usar las cosas y dejarlas en su sitio, pues no, algunos o bien las dejan tiradas en el banco donde han estado sentados o se las llevan a la otra punta del gimnasio y allí las dejan... ¡O se van al vestuario y dejan el banco del press de banca con la barra cargada!
4. Mirones
No hay nada peor que sentirse observado, sobre todo si no sabes la razón exacta de ser el centro de las miradas de alguien. ¿Le gustaré? ¿Lo estaré haciendo mal? ¿Pensará que soy un flojucho? ¿O es que llevo la camiseta al revés?
5. Grupos charlando
Al gimnasio se va a trabajar, no a hablar, porque para eso está el vestuario o la cafetería. Pues muchos no lo entienden. Lo peor es que algunos se pegan el madrugón para estar en el gimnasio a las 7 de la mañana y luego se pasan toda la hora charlando con otros usuarios o embobados viendo la televisión. ¿Vale la pena madrugar para eso? Mejor quedarse durmiendo.
6. El del móvil
Otro comportamiento que saca de quicio a mucha gente es el de las personas que no se separan del móvil. Siempre está en medio y enredando con el móvil bien enviando sms o bien seleccionando la canción que quiere. Lo normal sería que si alguien te llama te retires a un lugar apartado, no que te pongas a pegar gritos o a reírte a carcajadas en medio de la sala o, mucho peor, que te pongas a charlar por el móvil sentado en una máquina o en un banco.
7. El acaparador
Mucha gente basa sus rutinas en los circuitos. En vez de realizar varias series seguidas en una misma máquina van de una a otra. Hasta ahí todo correcto. Lo malo es cuando van dejando sus cosas en cada una de ellas: en el banco inclinado dejan una toalla, en la máquina de jalón dorsal dejan otra toalla y en el press de banca la sudadera. Vamos, que marcan su territorio en el gimnasio y si te acercas a usar una de 'sus' máquinas te dicen que la están usando o te miran con mala cara cuando les retiras sus cosas o les tocas su peso.
8. El que está corrigiendo siempre
Siempre se agradece que alguien te corrija, sobre todo en aspectos como el gimnasio ya que un ejercicio mal hecho puede lesionarte o hacerte perder el tiempo y no conseguir tus objetivos. Pero otra cosa es que alguien esté todo el rato corrigiéndote, que vaya detrás de ti diciéndote cómo se hace todo y que encima lo haga delante de todo el mundo y en voz alta.
9. El encantado de haberse conocido
Los espejos están, lógicamente, para mirarse. Es una buena manera de comprobar cómo trabajan nuestros músculos o de corregir una mala postura. Lo malo es cuando el espejo está ocupado por el típico que no para de mirarse los músculos, que pone sus posturitas, que se levanta la camiseta para comprobar que su six-pack sigue allí...
10. El chulito
Siempre le tienes al lado en plan desafiante, cuando pasa por tu lado casi te roza, se pone delante de ti en el espejo. Quiere que le mires para demostrarte que levanta mucho más peso que tú, que tiene más músculos o que su ropa es más fashion. También los hay que creen que tienen más derecho que tú a usar el gimnasio porque te sacan varias tallas. Pasa de ellos.
Cuando vamos al gimnasio tenemos que asumir que cada uno de nosotros tenemos nuestras manías y que no vamos a estar solos en la sala. Sin embargo los hay que se creen los reyes del lugar, los que van a lo suyo sin preocuparse del resto o los que están demasiado pendientes de nosotros. Estas son algunas actitudes o comportamientos que suelen sacar de quicio a más de uno.
1. Máquina sucia

No hay cosa peor que ir a una máquina y encontrarse bien el respaldo bien los agarres totalmente empapados de sudor. Por eso es fundamental que te acuerdes de limpiarla siempre, antes y después de usarla.
2. No usar toalla

A pesar de que normalmente en los gimnasios existen carteles bien grandes obligando al uso de toallas, vemos muchos usuarios que van sin ellas, una muestra de falta de decoro e higiene. Sudes o no, lleva siempre una contigo. Así evitarás no solo manchar el respaldo o sillín sino llevarte contigo los restos de otro que no haya usado toalla y haya dejado allí su huella.
3. Mancuernas desaparecidas

Quieres usar dos mancuernas de 10 kilos pero cuando vas a buscarlas a su lugar o no están o están situadas donde deberían estar las de 30 kilos. Mira que es fácil usar las cosas y dejarlas en su sitio, pues no, algunos o bien las dejan tiradas en el banco donde han estado sentados o se las llevan a la otra punta del gimnasio y allí las dejan... ¡O se van al vestuario y dejan el banco del press de banca con la barra cargada!
4. Mirones

No hay nada peor que sentirse observado, sobre todo si no sabes la razón exacta de ser el centro de las miradas de alguien. ¿Le gustaré? ¿Lo estaré haciendo mal? ¿Pensará que soy un flojucho? ¿O es que llevo la camiseta al revés?
5. Grupos charlando

Al gimnasio se va a trabajar, no a hablar, porque para eso está el vestuario o la cafetería. Pues muchos no lo entienden. Lo peor es que algunos se pegan el madrugón para estar en el gimnasio a las 7 de la mañana y luego se pasan toda la hora charlando con otros usuarios o embobados viendo la televisión. ¿Vale la pena madrugar para eso? Mejor quedarse durmiendo.
6. El del móvil

Otro comportamiento que saca de quicio a mucha gente es el de las personas que no se separan del móvil. Siempre está en medio y enredando con el móvil bien enviando sms o bien seleccionando la canción que quiere. Lo normal sería que si alguien te llama te retires a un lugar apartado, no que te pongas a pegar gritos o a reírte a carcajadas en medio de la sala o, mucho peor, que te pongas a charlar por el móvil sentado en una máquina o en un banco.
7. El acaparador

Mucha gente basa sus rutinas en los circuitos. En vez de realizar varias series seguidas en una misma máquina van de una a otra. Hasta ahí todo correcto. Lo malo es cuando van dejando sus cosas en cada una de ellas: en el banco inclinado dejan una toalla, en la máquina de jalón dorsal dejan otra toalla y en el press de banca la sudadera. Vamos, que marcan su territorio en el gimnasio y si te acercas a usar una de 'sus' máquinas te dicen que la están usando o te miran con mala cara cuando les retiras sus cosas o les tocas su peso.
8. El que está corrigiendo siempre

Siempre se agradece que alguien te corrija, sobre todo en aspectos como el gimnasio ya que un ejercicio mal hecho puede lesionarte o hacerte perder el tiempo y no conseguir tus objetivos. Pero otra cosa es que alguien esté todo el rato corrigiéndote, que vaya detrás de ti diciéndote cómo se hace todo y que encima lo haga delante de todo el mundo y en voz alta.
9. El encantado de haberse conocido

Los espejos están, lógicamente, para mirarse. Es una buena manera de comprobar cómo trabajan nuestros músculos o de corregir una mala postura. Lo malo es cuando el espejo está ocupado por el típico que no para de mirarse los músculos, que pone sus posturitas, que se levanta la camiseta para comprobar que su six-pack sigue allí...
10. El chulito

Siempre le tienes al lado en plan desafiante, cuando pasa por tu lado casi te roza, se pone delante de ti en el espejo. Quiere que le mires para demostrarte que levanta mucho más peso que tú, que tiene más músculos o que su ropa es más fashion. También los hay que creen que tienen más derecho que tú a usar el gimnasio porque te sacan varias tallas. Pasa de ellos.