Cooper
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15 Years of Service
Esto sucedió hace varios años, quizás hace una década. Tenía una amiga que se recurseaba como fotógrafa. Desde chambas profesionales hasta hueveras. En una ocasión, una amiga suya le pidió que tomara fotos de un festival de música para una web de noticias. Ella aceptó y uno de los organizadores le apuntó la placa (reconocido por promocionar a artistas).
Conversaron y éste patita le ofreció dos chambas a mi amiga: la primera, que tome fotos de sus eventos para sus medios; y, la segunda, que tome fotos para la empresa que ponía las cervezas, porque ellos piden pruebas como auspiciadores que su marca esté bien posicionada y otros requisitos ¿En qué momento salgo a colación? En que un día mi amiga resaca me llama y me pide que le cubra un evento, que está cerca de mi casa.
Es una gran amiga, pero le dije en un inicio que si bien tenía una cámara profesional misia, no le iba hacer una buena chamba. Encima, que estos eventos duran miles de horas y no iba a quedarme tanto. Ella me dice: “Porfa, solo toma fotos a los stands de cerveza y toma fotos a unos cuantos grupos. Al tío le floreo con lo de su evento, pero lo otro es algo que me ha conseguido y ahí sí no le puedo fallar”. Ok, está a 20 minutos de mi casa. Lo haré.
Mi amiga hizo las coordinaciones para que pueda entrar. Me dieron una credencial para que me la cuelgue y listo. Habían 200 personas a lo sumo, en un pampón donde calculo entrarían 3 mil. Recién había pasado la hora del almuerzo, se presentaba uno de esos artistas que se ponen para iniciar el cartel. Mi idea fue: Tomar las fotos de las chelas, a unas 3 o 4 artistas en el escenario y quitarme.
Sube al escenario Milena Zárate. Rica, pero quien me jaló vista fue una de sus bailarinas. Una chibola de piel blanca, cara de sabida y se movía rico. Sí, era Greissy. En ese momento, una desconocida porque no había salido el escándalo con Edwin. Ahí me dije: Aprovecharé la credencial y pedí subir al escenario. Le tomé fotos y al bajar, le dije para tomarle otras fotos. Terrible botadera la Greissy, pensé que aceptaría con gracia, pero ni posó y se quitó.
Yo estaba a espaldas del escenario, donde llegaban los músicos con sus transportes, se arreglaban ahí mismo, subían a cantar, terminaban y se iban. Tomé fotos a unos 4 artistas y dije: Cumplí, me quito. Estaba por pedirle al de seguridad para salir, cuando una flaca arreglada y con cierta talla me dice: “Oye! Tómame fotos con el público”. Ni sé si la conocían, presumo que no, pero era tan pilas, que hizo que la gentita ahí saliera con cara de fans.
“Ahora ven para tomarnos con las chicas”, casi me ordena. Ni sabía cómo decirle que ya me iba, y es más difícil cuando te señala una van llena de piernonas y con sus putitrajes a punto de salir al escenario. Era un grupo de féminas que en unos pocos años se volverían famosas. Les tomé las fotos y sentí que una de ellas me miraba con intensidad. Me pide que me acerque, y me comienza hacer el habla y se me pegaba. Estaba con aliento a licor y me dice: “Subes con nosotras, vas a estar a mi lado” y me pesa.
Como decía, ellas aún no eran reconocidas. Así que eran ellas y dos más. El fercho que dobleteaba de seguridad y otra flaca. Esta especie de asistente se ganó con toda la jugada. En realidad, todas lo vieron, pero se hicieron las desatendidas. Me lanzaba una mirada terrible y yo como si nada pasara. Tomé las fotos en el escenario y esta morocha me seguía comiendo con la mirada. Soy el primero en admitir que soy un tipo promedio, pero quizás el contraste de piel le llamaba (o quizás solo estaba ebria jeje).
Bajando del escenario, me da un pico con sabor a ron y mentol y me ordena: Nos acompañas a nuestro próximo concierto. Y yo dije: A la , ya cumplí con mi amiga, acá sigo a ver qué me depara la aventura. Cuando estaban subiendo, la asistente me dice que no hay sitio, que me vaya. No le contesto, así que me cierra el paso y me dice de qué medio soy, que quién me creo. Obvio, yo no pisaba el palito y le contestaba con evasivas. Al final, la morocha le dice que no joda, que entrábamos todos...
FIN DE LA PRIMERA PARTE...
Conversaron y éste patita le ofreció dos chambas a mi amiga: la primera, que tome fotos de sus eventos para sus medios; y, la segunda, que tome fotos para la empresa que ponía las cervezas, porque ellos piden pruebas como auspiciadores que su marca esté bien posicionada y otros requisitos ¿En qué momento salgo a colación? En que un día mi amiga resaca me llama y me pide que le cubra un evento, que está cerca de mi casa.
Es una gran amiga, pero le dije en un inicio que si bien tenía una cámara profesional misia, no le iba hacer una buena chamba. Encima, que estos eventos duran miles de horas y no iba a quedarme tanto. Ella me dice: “Porfa, solo toma fotos a los stands de cerveza y toma fotos a unos cuantos grupos. Al tío le floreo con lo de su evento, pero lo otro es algo que me ha conseguido y ahí sí no le puedo fallar”. Ok, está a 20 minutos de mi casa. Lo haré.
Mi amiga hizo las coordinaciones para que pueda entrar. Me dieron una credencial para que me la cuelgue y listo. Habían 200 personas a lo sumo, en un pampón donde calculo entrarían 3 mil. Recién había pasado la hora del almuerzo, se presentaba uno de esos artistas que se ponen para iniciar el cartel. Mi idea fue: Tomar las fotos de las chelas, a unas 3 o 4 artistas en el escenario y quitarme.
Sube al escenario Milena Zárate. Rica, pero quien me jaló vista fue una de sus bailarinas. Una chibola de piel blanca, cara de sabida y se movía rico. Sí, era Greissy. En ese momento, una desconocida porque no había salido el escándalo con Edwin. Ahí me dije: Aprovecharé la credencial y pedí subir al escenario. Le tomé fotos y al bajar, le dije para tomarle otras fotos. Terrible botadera la Greissy, pensé que aceptaría con gracia, pero ni posó y se quitó.
Yo estaba a espaldas del escenario, donde llegaban los músicos con sus transportes, se arreglaban ahí mismo, subían a cantar, terminaban y se iban. Tomé fotos a unos 4 artistas y dije: Cumplí, me quito. Estaba por pedirle al de seguridad para salir, cuando una flaca arreglada y con cierta talla me dice: “Oye! Tómame fotos con el público”. Ni sé si la conocían, presumo que no, pero era tan pilas, que hizo que la gentita ahí saliera con cara de fans.
“Ahora ven para tomarnos con las chicas”, casi me ordena. Ni sabía cómo decirle que ya me iba, y es más difícil cuando te señala una van llena de piernonas y con sus putitrajes a punto de salir al escenario. Era un grupo de féminas que en unos pocos años se volverían famosas. Les tomé las fotos y sentí que una de ellas me miraba con intensidad. Me pide que me acerque, y me comienza hacer el habla y se me pegaba. Estaba con aliento a licor y me dice: “Subes con nosotras, vas a estar a mi lado” y me pesa.
Como decía, ellas aún no eran reconocidas. Así que eran ellas y dos más. El fercho que dobleteaba de seguridad y otra flaca. Esta especie de asistente se ganó con toda la jugada. En realidad, todas lo vieron, pero se hicieron las desatendidas. Me lanzaba una mirada terrible y yo como si nada pasara. Tomé las fotos en el escenario y esta morocha me seguía comiendo con la mirada. Soy el primero en admitir que soy un tipo promedio, pero quizás el contraste de piel le llamaba (o quizás solo estaba ebria jeje).
Bajando del escenario, me da un pico con sabor a ron y mentol y me ordena: Nos acompañas a nuestro próximo concierto. Y yo dije: A la , ya cumplí con mi amiga, acá sigo a ver qué me depara la aventura. Cuando estaban subiendo, la asistente me dice que no hay sitio, que me vaya. No le contesto, así que me cierra el paso y me dice de qué medio soy, que quién me creo. Obvio, yo no pisaba el palito y le contestaba con evasivas. Al final, la morocha le dice que no joda, que entrábamos todos...
FIN DE LA PRIMERA PARTE...