La C93 mantiene el mecanismo de reforma constitucional de la C79. En consecuencia, cualquier cambio debe pasar por dos legislaturas. Considerando que el gobierno Vizcarra solo tiene dos años efectivos de ejercicio del poder, el tiempo corre en contra para cualquier propuesta de modificación constitucional. Es ahora o el nunca jamás.
Por otro lado, cualquier intento de reforma debe sustentarse en un consenso político a nivel del Congreso y el Poder Ejecutivo. Vizcarra se está tomando demasiado tiempo anunciando diálogo con los partidos en julio y agosto. Ojalá ya esté adelantando la tarea, porque el tiempo corre en contra de cualquier iniciativa. Obviamente tiene razón al no adelantarse más de lo estrictamente necesario debido a las elecciones municipales y regionales de octubre, pero haciendo abstracción de ellas ya se pueden hacer los lineamientos para la propuesta de reforma pasados los comicios.