Srdestroyer
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Les traigo unas pequeña historias:
Conocí a mi pareja en el trabajo gracias a un amigo suyo que estaba tras ella. Tuvo la mala idea de presentarnos pensando que le iba a caer bien a ella, y bueno, nos caímos bien y nos enamoramos. El compañero quedó un poco mal, ya que yo pude estar con ella y él no. A pesar de que el otro intentaba estar con ella, mi ahora pareja simplemente no aceptaba porque no le gustaba. Así que cuando comencé a salir con ella, él dejó de frecuentarla por un tiempo. Solo por un tiempo.
Luego de unos meses, el tipo comenzó sus estrategias nuevamente, poco a poco. Cosas muy sutiles como prestar lapiceros o invitar chocolates, yo la veía venir sus intenciones. Un par de veces lo noté mirando de reojo el trasero de mi flaca. Yo conocía sus intenciones y ella también, ya que siempre lo hablábamos juntos, pero aún así. No sentía emociones negativas como querer encararlo, al contrario, me gustaba esa sensación de celos y de que ella a veces se comportaba con actitudes seductoras (no directamente a él, sino a mí o en acciones cualquiera).
No voy a negar que el tipo es feo, además de medio persuasivo. A pesar de eso, parece que sus ganas de conseguir pareja le hace ser una persona muy habladora. A mi flaca no le gustaba físicamente, pero a veces le daba gracia por sus chistes o carisma. Así que un día, hablando de nuestras fantasías con ella, le pedí que sea un poco más seductora para ver hasta dónde llegaba. Aceptó luego de varias charlas e intentos.
Jugando a nuestro pequeño juego, ella ahora se comportaría un poco más sexy en ciertos lugares o tiempos: siempre que esté yo solo y que él pueda observar de reojo, cuando ella esté cerca a él y cuando haya poquísima gente en la oficina. Para eso ella se ponía siempre faldas cortas, a veces con pantimedias de lencería; también podía acercarse a mí y sentarse en mis piernas, por ejemplo. Pero una de las cosas más hot que recuerdo fue lo siguiente: Una tarde me retiré a la cocina pasando por la oficina (estábamos los 3 allí) para servirme un café. Cuando estoy a punto de regresar por la puerta de la cocina hacia la oficina, ella me mira desde su lugar y gira sus piernas hacia mí (también apuntaban hacia él, ya que yo estaba detrás de él) para luego abrirlas sutilmente mostrando su calzoncito blanco. Ella hizo eso mientras hacía que hablaba distraídamente por su celular. Noto que luego la cabeza del compañero gira hacia la puerta de la cocina donde estaba yo y me escondo rápidamente para darle un poco más de tiempo para que la mire.
Luego de un rato yo hago como que salgo de la cocina y me dirijo a ella con el vaso de café. El tipo volteó su mirada muy rápido hacia lo que estaba haciendo, me acerco hacia él y le ofrezco una taza de café amigablemente. Me dijo que por el momento no, así que me fui donde mi flaca y le ofrecí el vaso.
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Luego viene la continuación que es más hot aún. Si tienen historias parecidas, pónganlas por acá para compartir anécdotas.
Conocí a mi pareja en el trabajo gracias a un amigo suyo que estaba tras ella. Tuvo la mala idea de presentarnos pensando que le iba a caer bien a ella, y bueno, nos caímos bien y nos enamoramos. El compañero quedó un poco mal, ya que yo pude estar con ella y él no. A pesar de que el otro intentaba estar con ella, mi ahora pareja simplemente no aceptaba porque no le gustaba. Así que cuando comencé a salir con ella, él dejó de frecuentarla por un tiempo. Solo por un tiempo.
Luego de unos meses, el tipo comenzó sus estrategias nuevamente, poco a poco. Cosas muy sutiles como prestar lapiceros o invitar chocolates, yo la veía venir sus intenciones. Un par de veces lo noté mirando de reojo el trasero de mi flaca. Yo conocía sus intenciones y ella también, ya que siempre lo hablábamos juntos, pero aún así. No sentía emociones negativas como querer encararlo, al contrario, me gustaba esa sensación de celos y de que ella a veces se comportaba con actitudes seductoras (no directamente a él, sino a mí o en acciones cualquiera).
No voy a negar que el tipo es feo, además de medio persuasivo. A pesar de eso, parece que sus ganas de conseguir pareja le hace ser una persona muy habladora. A mi flaca no le gustaba físicamente, pero a veces le daba gracia por sus chistes o carisma. Así que un día, hablando de nuestras fantasías con ella, le pedí que sea un poco más seductora para ver hasta dónde llegaba. Aceptó luego de varias charlas e intentos.
Jugando a nuestro pequeño juego, ella ahora se comportaría un poco más sexy en ciertos lugares o tiempos: siempre que esté yo solo y que él pueda observar de reojo, cuando ella esté cerca a él y cuando haya poquísima gente en la oficina. Para eso ella se ponía siempre faldas cortas, a veces con pantimedias de lencería; también podía acercarse a mí y sentarse en mis piernas, por ejemplo. Pero una de las cosas más hot que recuerdo fue lo siguiente: Una tarde me retiré a la cocina pasando por la oficina (estábamos los 3 allí) para servirme un café. Cuando estoy a punto de regresar por la puerta de la cocina hacia la oficina, ella me mira desde su lugar y gira sus piernas hacia mí (también apuntaban hacia él, ya que yo estaba detrás de él) para luego abrirlas sutilmente mostrando su calzoncito blanco. Ella hizo eso mientras hacía que hablaba distraídamente por su celular. Noto que luego la cabeza del compañero gira hacia la puerta de la cocina donde estaba yo y me escondo rápidamente para darle un poco más de tiempo para que la mire.
Luego de un rato yo hago como que salgo de la cocina y me dirijo a ella con el vaso de café. El tipo volteó su mirada muy rápido hacia lo que estaba haciendo, me acerco hacia él y le ofrezco una taza de café amigablemente. Me dijo que por el momento no, así que me fui donde mi flaca y le ofrecí el vaso.
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Luego viene la continuación que es más hot aún. Si tienen historias parecidas, pónganlas por acá para compartir anécdotas.
erder el trabajo buen relato
