blackbird1234
Recluta
Esto ocurrió cuando tenía 19 años aproximadamente. Era estudiante de universidad y trabajaba medio tiempo para pagar mis pasajes y salidas. No voy a dármelas de cheroca ni nada eso. Siempre fui un tipo bastante normal, del promedio si se puede decir así. En esos años, por el estudio y el trabajo, no tenía tiempo ni para conocer chicas. Lo que me llevó a que anduviera con ganas todo el tiempo. Me bajaba la calentura con pajas antes de dormir. En fin, cosa de jovencitos y muchos de ustedes también habrán pasado por lo mismo.
En ese entonces mi trabajo quedaba lejos de mi casa haciendo que regresara a mi hogar muy tarde. Esto perjudicaba más mi sueño. No descansaba bien y andaba algo ansioso por el estrés. Esto llevó a que mis padres conversaran con una tía, prima de mi papá, que sí vivía cerca de mi trabajo para que de vez en cuando pueda quedarme en su casa para poder descansar mejor. Además, ya no sería tan peligroso para mí el regreso a mi casa.
Ella no tuvo ningún problema en aceptar. Como ya me conocía pues no se hizo problemas. Así que cada vez que se me hacía tarde llamaba a mi tía para avisarle que iba para su casa. Recuerdo que siempre andaba precavido; en mi mochila siempre cargaba mi cepillo de dientes y demás artículos de aseo. Además, cargaba mi vieja laptop para avanzar mis trabajos en su casa. ¡Ya se imaginarán lo pesado que era mi mochila!
Por esos años ella tenía cuarenta y pocos años, estatura mediana, senos grandes y caídos (de señora), no tenía mucho culo y tenía rollitos. No voy a mentirles diciendoles
En ese entonces mi trabajo quedaba lejos de mi casa haciendo que regresara a mi hogar muy tarde. Esto perjudicaba más mi sueño. No descansaba bien y andaba algo ansioso por el estrés. Esto llevó a que mis padres conversaran con una tía, prima de mi papá, que sí vivía cerca de mi trabajo para que de vez en cuando pueda quedarme en su casa para poder descansar mejor. Además, ya no sería tan peligroso para mí el regreso a mi casa.
Ella no tuvo ningún problema en aceptar. Como ya me conocía pues no se hizo problemas. Así que cada vez que se me hacía tarde llamaba a mi tía para avisarle que iba para su casa. Recuerdo que siempre andaba precavido; en mi mochila siempre cargaba mi cepillo de dientes y demás artículos de aseo. Además, cargaba mi vieja laptop para avanzar mis trabajos en su casa. ¡Ya se imaginarán lo pesado que era mi mochila!
Por esos años ella tenía cuarenta y pocos años, estatura mediana, senos grandes y caídos (de señora), no tenía mucho culo y tenía rollitos. No voy a mentirles diciendoles