El regalito me lo llevo yo

LeyStereo

Sargento
Era un viernes, si mal no recuerdo, Verano del 2009.
Había sido invitado al cumpleaños de un amigo, al sur de Lima, tragos, comida, bailetón... todo se prestaba para la ocasión y encima... GRATIS. Cerrado! Nos vamos pal sur.
Llegamos con un puñado de amigos, y apenas ingresamos, nos recibieron con lo de costumbre, una cervecita bien helada. Como es costumbre, se realizaron las respectivas rondas, de hombres, mujeres y de familiares.
Luego de un par de horas, el tonito se armó, y aquellas tres rondas, terminaron siendo dos, la de chicos y chicas y la de los familiares del festejado.
La gente bailaba, se mofaba, se divertía... la pasaba genial! y yo también; y entre sacadas para bailar y griteríos conocí a una linda chica, la cual llamaremos Dana.

Dana tenía una linda sonrisa, ojos marrones algo chicos que ocultaba tras sus lentes con montura gruesa, venía con un vestido negro, ceñido al cuerpo y que dejaba al descubierto sus largas y bien formadas piernas. Todo empezó con un simple HOLA!, ella sonrió y bajó la mirada nerviosamente, y en ese preciso momento, yo sabía que ella sería mía.

Comenzaron las típicas preguntas y las bromas que sacaban sonrisas y carcajadas, ella demostraba felicidad, se reía de todo y eso significaba que yo sería feliz... después.
En eso se acerca mi pata, me llama a un costado y me pregunta

- ¿Le quieres caer? - a lo que le respondo
- ¿Tiene gil? - y él dice
- No, pe... -

No dejé que termine de hablar y regresé al costado de ella; pero esta vez, iba con ojos sumamente maliciosos.

El día estaba por empezar, la gente demostraba mucho afecto, el cual solamente se percibe cuando el alcohol ya se encuentra en abundancia en el torrente sanguíneo. Eran casi las 6am, y muchos de nosotros bostezábamos del cansancio producido por el jolgorio del hagazajado. Dana se encontraba exhausta, se notaba, así que aproveche uno de sus bostezos para acercarme hacia ella y decirle.

- Ya me voy a Lima, quieres que te lleve a tu casa? - le pregunto
- Sí por favor - me dice - ¿Podemos llevar a mis dos amigas?
- Claro - le contesté - Me despido de todos y te espero afuera.
- Ok - me dijo - Gracias

Finalmente, regresamos con una amiga, ya que la otra, se encontraba en lenguetazos con un invitado. La chica iba en el asiento posterior, durmiendo... completamente. Así que le pedí a Dana que trate de no dormirse para mantenerme despierto. Me mira fijamente, así que bajo la velocidad y me estaciono en la auxiliar, la veo a los ojos, fijamente, sin parpadear y le sonrío. Enciendo la radio en un movimiento astuto y sintonizo una emisora romántica. Le atino. Ella empieza a tararear varias canciones, así que le sigo la corriente.

Sin pensarlo, llegamos a la casa de su amiga. Se baja y enrumbamos a la casa de Dana; el problema radicaba en que vivía en Los Olivos, un trayecto largo desde Surco, me estacioné un rato, la miro nuevamente a los ojos, ella se ruboriza y sonríe tímidamente, me acerco y la beso; el beso es correspondido, así que empezamos a acariciarnos delicadamente, para no romper el momento... mágico, como dicen las mujeres.

- Vayamos a descansar a otro lugar, tengo sueño - le dije
Ella abrió sus ojos, casi asustada, yo temí que la había jodido.

- Dame un segundo - me dijo
Se bajó del carro, agarró su celular y conversaba con alguien. Yo estaba jodido, sentí que había apresurado todo. Ella abre la puerta, se sienta y me dice.

- Hablé con mi hermana - me dijo - Le dije que llegaría mañana a la casa, así que tenemos todo el día. ¿Qué dices?

Mis ojos se iluminaron, y simplemente atiné a besarla con mucha pasión.

- Busquemos un lugar bonito para descansar - le dije
- Ok, pero primero desayunemos, sí? - me dijo - tengo alguito de hambre.
- Claro - le dije - Lo que tú desees.

Desayunamos chicharroncito en un huequito muy bueno cerca a Lince y nos fuimos rumbo a Miraflores. En esos momentos, el sueño había sido cosa del pasado, mi semblante había cambiado radicalmente. Apagué el celu para que nadie incomode y nos enrumbamos con dirección al matadero.
Ingresamos al lobby, solicité una habitación para todo el día, ingresamos al ascensor y empezamos con las caricias y besos, aún no empezamos las manoseadas, ya que todavía no me aseguraba que ella entre; todo con paciencia.

Ingresamos a la habitación, ella camina rumbo al balcón, mientras yo sigo sus pasos muy lentamente. La sujeto de la espalda y ella coloca su mano en mi rostro, gira su cabeza y nos besamos; la volteo por completo y sujeto con firmeza su cintura. La acerco a la cama y ella me separa delicadamente de sus labios y me dice.

- Quiero darme un baño. ¿Me acompañas?.

Asentí con la cabeza. Tomó mi mano y nos dirigimos a él.
El jugueteo dentro de la ducha fue genial, entre besos, caricias, roses y simulaciones. Yo, tenía el miembro al borde de la explosión y ella tenía una mirada tan arrechante que hacía que mi mente explote en cuestión de segundos.
Salimos de la ducha y nos fuimos empapados a la cama. Empezamos nuevamente los jugueteos y besos acaramelados, y sin darme cuenta, ella se encontraba sobre mí. Me mira a los ojos y empieza a besarme el pecho y bajando lentamente. Automáticamente mi mano va hacia el velador para darle un preservativo, pero ella me detiene y me dice.

- Déjame probarlo así.
- ¿Estás segura? - le dije.
- Sí, quiero saborearlo un rato y de ahí te lo pones - Ella decía mientras mantenía la mirada en mi.

No puedo decir que fue el mejor sexo oral que he recibido, pero llegó a satisfacerme casi en totalidad.
Luego del oral, y yo estando a mil por hora, decidí tomar las riendas del asunto y proceder a colocarme el condón. Ella se recostó en la cama y mirándome a los ojos me simplemente atinó a decir - No tan fuerte, please.
Me pongo a su costado y empiezo a estimular su clítoris con mis dedos. Ella empieza a estremecerse y torcer su cuerpo de manera alocada. Me coloco sobre ella y proceda a metérsela despacio, con delicadeza; ella, da un pequeño gemido de dolor y empieza a besarme el cuello. Los jadeos se hacen más constantes y se logra a distinguir la humedad de las sábanas bajo su cuerpo.
Me detiene y me pide que la coloque boca abajo. Fue realmente espectacular ver su culito quebradito, y abriendo las piernas me pidió que prosiguiera. Ver su rostro con los ojos cerrados y los gemidos dificultando la concentración hicieron que disfrute mucho más de la faena. Luego de unos minutos le pedí que se pusiera en pie, caminamos rumbo al balcón y al percatarse de mis intensiones trató de sobreparar, pero dejó de insistir cuando cerré la puerta de vidrio que daba acceso del balcón a la habitación e hice que pusiera sus manos en la puerta. Fue espectacular. Hacerlo con vista al mar y ella presionando la mampara con sus pechos, el jadeo humedeciendo el vidrio; fue tanta la excitación que terminé botando todo y con el cuerpo empapado de sudor.

Tomamos una ducha breve y nos recostamos en la cama nuevamente. El cansancio fue mutuo, ya que ni bien la abracé, ella y yo nos quedamos profundamente dormidos. Nos quedamos en el hotel hasta el día siguiente, disfrutando de nuestros deseos.
Luego, la dejé en su casa y empezamos a frecuentarnos por un tiempo.

Quedan dos días memorables aún. El día en que lo hicimos en su casa y el día en que nos despedimos.

Prometo escribir estos dos relatos pronto.
 
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