Encuentro casual

Parte IV (Final?)

Pasado algunos meses, retorné en enero a Lima a visitar la familia. Eran días tranquilos, e incluso había olvidado por completo a Lorena. Sin embargo, cierta noche de verano me mandó un vídeo sugestivo por WhatsApp. Me picó el bichito de poseerla de nuevo.

Las conversaciones que teníamos en las noches subían la temperatura al muchacho. Y de solo recordar lo ajustado que era estar dentro de esa vagina, me ponía super caliente. Era quincena y se me hacía esquivo reunirme con ella. Hasta que por fin pudimos coincidir. Sería a fines de enero.

Justamente en esos días la marcación estaba encima. Si bien es cierto que era algo más serio... igual, la carne es débil. Tuve que buscarme una gran excusa para evitar sospechas. Felizmente un amigo se prestó para la nota y tuve la coartada perfecta.

Llegado el día me tocó esperar una media hora. Pero valió la pena. Llegó con un blusita suelta y transparente, y un short negro nada escandaloso. Al verme, fue corriendo hacia mi encuentro con un fuerte abrazo pidiendo perdón por la demora. Bueno, aprovechando eso le di una palmada en la nalga y solo atiné a decirle que esa tardanza me la iba a cobrar más adelante, y le susurré al oído que sería su colita la víctima. Ella sonrió pícaramente pero a su vez sonrojada.

Tomamos un taxi para ir a un restaurante que hay en un conocido centro comercial. Almorzamos algo ligero y nos dirigimos a un hotel cercano. Con la llave en mano, nos dirigimos al cuarto. Dejamos nuestras cosas a un lado y dimos rienda suelta a nuestros deseos.

Nos besamos con tanta intensidad, que nuestras manos comenzaron a retirar cada una de nuestras prendas. Tanta fue la vehemencia de ella, que sin darme un respiro cogió mi pene y se lo introdujo dentro de ella. Comenzó a cabalgarme sin cesar. Nuestros cuerpos sudorosos se entremezclaban. No había marcha atrás. Decidí que se recostara sobre mi pecho y desde abajo empecé a taladrarla, lo cual hizo que empezara a gemir sin medirse.

Sin salir de ella, giramos y quedamos en la postura de misionero. Nos mordimos la boca, lengua, todo. Ahí empecé a darle más rápido. Abrí más sus piernas para darle hasta el fondo. Eso incrementó sus gemidos y gritos de placer. Cualquiera pensaría que la estaba matando, lo cual era verdad... pero de darle placer. Tanto fue el ritmo intenso que terminó sin aire. Salí de ella, y la recosté a mi lado mientras me decía lo mucho que me extrañó. Yo, sin llegar pero satisfecho. Dejé que descanse un rato pero no iba a permitir que el tiempo pase sin gozar ese cuerpito. Como estaba dormida de costado, su colita estaba a mi disposición. Abrí esas nalgas, viendo su rajita húmeda, introduje mi miembro y soltó un grito.

Empecé a moverme y a taladrar lento para después ir con rapidez. Sentir como mi pelvis chocaba con esas nalgas carnosas fue delicioso. La puse en cuatro, y a bombear esa perita hasta que se derrumbó sobre la cama. Igual le seguí dando duro y parejo hasta que me cansé. Y sí, seguía sin llegar. Como era verano y hacía tanto calor, nos dirigimos a la ducha a refrescarnos. La bañé acariciando todo su cuerpo. Pedí que me hiciera un oral y vaya que lo hizo bien. Ya había sido bien instruida por mí y su mejora se notaba.

Nos secamos, nos dirigimos a la cama y empecé a hacerle un delicioso oral. Mi lengua y labios besaron su cuello, para ir bajando con calma. Sus pezones exigían una mordida lo cual hice. Me entretuve un buen rato ahí para ir bajando a su vientre. Cerca del paraíso, mi lengua comenzó a recorrer los contornos de sus labios, y eso la ponía a mil. Abrí sus piernas con sutileza e introduje mi lengua como si estuviera penetrándola. Eso la volvió loca.

Pero era solo el inicio. Salí brevemente y empecé a darle lenguetazos a su ano. Sus manos sujetaban mi cabeza como indicando que no pare. Así hice para luego subir a su conchita que estaba llena de jugos. Mientras hundía mi lengua en su interior, mis dedos fueron abriendo paso hasta dejar descubierto su clítoris. Mi lengua subió y empecé a estimularlo. Fui lento, aceleraba, lento, aceleraba hasta que dio un grito y pude notar como sus ojos se volvían blancos de placer y sus piernas temblaban. Había llegado y me sentía satisfecho de esos logros que generaba en esa pequeña delicia.

-Que me haces que generas esas sensaciones en mí
-Nada preciosa... solo déjate llevar.

Acto seguido, introduje mi miembro de nuevo y a darle duro y parejo aprovechando que seguía abierta de piernas. No lo vio venir pero esa mordida de labios que hizo me indicaba que era lo que necesitaba. La puse de nuevo en cuatro y ahí empecé a estimular su colita. Se sorprendió pero no me dijo nada. Sabía que era el dueño de ese agujero y tenía que profanarlo de nuevo como en su primera vez conmigo.

Salí un rato, y en esa pose empecé a untar con lubricante esa entrada y con mi dedo índice empezaba a explorar. Una vez que entró todo era el turno de dos dedos. Ya con el dedo medio iba dilatando esa colita que ya empezaba a desear mi pene. Y eso hice. Lo embarré de lubricante mi pene, eché un poco a la entrada y a darle. Ella ya sabía lo que tenía que hacer. Abrió sus nalgas, y empecé a ingresar suave. Con el glande dentro, el resto sería simple. Igual, esperé unos segundos y poco a poco empecé a bombear.

Una vez que empezó a gemir, decidí hacerlo con más fuerza pero midiendo para no lastimarla. Así estuve buen rato. Saqué mi pene para observar ese agujero que estaba haciendo. Que delicia en verdad. De nuevo lo introduje hasta que no aguanté más. Le pregunté si lo deseaba dentro. Su afirmación no hizo más que terminar lo que no hice al inicio: llenar esa cola con mi lactosa.

Ahí me quedé encima de ella hasta que botara todo. Cuando sentí que estaba flácido, salí y con cuidado nos dirigimos a darnos una ducha. Nos aseamos y ahí nos quedamos buen rato. Pero sentir su piel, sus nalgas tan cerca... despertó mi lujuria de nuevo y me entró ganas de poseerla ahí mismo. Y eso hice. La coloqué contra la pared y zas, entró en toda su conchita.

Ahí estuve dándole de alma casi 30 minutos. Ver como disfrutaba, con el agua corriendo por su cuerpito fue de ensueño. Tanto así que su cabeza fue deslizando por la pared de tanto recibir. En verdad me cansé de estar parado pero valió la pena. Cuando llegamos a la cama, me preguntó porqué me detuve puesto que había sido algo nuevo para ella y quería seguir ahí porque la había vuelto loca. Fue música para mis oídos y otra vez a la ducha y la empecé a reventar.

-Soy el mejor? Dímelo
-Sí, eres el mejor
-Te gusta que te llene con mi leche
-Sí papi, lléname con tu leche.
-Alguien te ha hecho el amor como yo?
-No, solo tú. Eres único mi amor
-Te gusta el sexo anal?
-Sí mi amor.
-Quién es el único que come tu colita?
-Solo tú mi amor
-Cuál es el único pene que chuparás en tu vida?
-Solo el tuyo mi rey

Mientras respondía, le daba nalgadas en ese delicioso culo... tanto que quedaron rojas. Igual, fue un buen espectáculo. Ella se cansó, fuimos a la cama a descansar.

Así estuvimos buen rato, mirando televisión hasta que decidimos seguir follando como locos. Ahí sí terminé dentro de su conchita de tanto insistir en que deseaba sentirme dentro. Ya era las 10 de la noche. Habría deseado seguir pero ver llamadas perdidas de la marcación, tuve que salir.

Quedamos en vernos más adelante. Sin embargo, quería que fuéramos algo serio. No solo amistad y sexo cuando fuera a Lima. Lamentablemente, ya estaba con alguien y decidí dejarlo ahí. Claro está que no fue lo que esperaba pero supo entender. Desde ese entonces, ya no hablamos y ahí quedó.

Pero siempre la recuerdo con cariño por todas las cosas que hicimos y esos momentos que felizmente me dejó grabar para recordar... y volver a vivir. Y ojalá, algún día pueda volver a repetir ese postrecito. Y de ser así, poder contarlo y compartirlo con ustedes.

Pd. Se agradece su lectura. No olviden ser responsables y a cuidarse del corona virus! Buenas vibras a todos
 
Gran final, cofra! Una lástima que haya terminado así, pero en fin.
Lo importante es que se disfrutó bien cuando se pudo. Esperemos hayan quedado en buenos términos y así pueda pasar algo en un futuro no muy lejando.

Saludos
 
Disculparán la demora. A veces la marcación es tenaz y peor con la cuarentena. Ya llegamos al final y espero que sea de su agrado. Se agradece su interés.

Parte III
Capítulo III

Al día siguiente, despertamos acurrucados. Hubiéramos continuado descansando de no ser por otras actividades que tenía que hacer durante el día. Tuvimos un mañanero para calentar motores. Es que nunca te cansas, me preguntó. Soy insaciable respondí. Solo sonrió. Luego desayunamos algo ligero, una ducha rápida y a vestirnos.

Me puse un jogger (tipo buzo), una polera y zapatillas deportivas. Ella, contrario a mí, usó un ligero vestido negro con flores, unas sandalias que hacían juego con su bolso, y unas gafas oscuras. Estaba una delicia. Salimos raudamente y a apoyar en las actividades pendientes del trabajo. Felizmente todo salió bien, y pudimos salir pronto.

Nos dirigimos a un restaurante. Almorzamos plácidamente y me pidió que deseaba un mini tour por la ciudad. Dejamos algunas cosas en la movilidad y a pasear. Fue un paseo ameno, nos reímos por cada ocurrencia suya o mía. En verdad la pasamos genial.

Algunos volteaban a verla y la comían con la mirada. Yo solo sonreía porque sabía que el que se comía ese lomito era este pechito. Después de conocer algunos lugares y tomarse algunas fotos, decidimos regresar a la nave. Ya en el trayecto iba acariciando sus muslos, y un poco más. Ella solo sonreía.

Al llegar a la puerta de la cochera, me empieza a besar de una forma lujuriosa. No daba crédito a lo que estaba pasando. Al morder mi oreja, me susurra que deseaba que le haga el amor en ese instante. Que era una fantasía que tenía en mente y quería hacerlo realidad conmigo. Miré a ambos lados y no había nadie felizmente. Y lo jodido es que no tenía lunas polarizadas. Arriesgar y rogar que nadie apareciera. Nos acomodamos como pudimos.

Al ser una camioneta rave, hay más espacio para maniobrar. Retrocedí el asiento hasta el límite, descubrí un poco mi pene para que me hiciera un oral. Sin dudarlo, empezó a chuparlo con ganas. En tanto, le quite su interior, para luego sentir su aroma de hembra en celo y lo guardé en mi bolsillo, e hice que se subiera encima mío. Ya instalada entre mis piernas, la levanté un poco para descubrir más mi pene. Ella al notarlo erecto, lo tomó entre su mano y lo colocó en la entrada de su húmeda vagina. Empezó a moverse suave y sin esperar más, lo introdujo todo y soltó un grito de dolor mezclado con placer. Se sintió tan rico ese vaivén.

Mientras procuraba mantener levantado su vestido, ella no dejaba de moverse y mandarse unos gemidos arrechantes. Esa escena me hizo recordar la canción de Pedrito y empecé a cantar: mi auto era una rana... ella se mataba de risa sin dejar de moverse. Agarré mi cel y grabé un breve recuerdo de ese momento. Después procedí a deslizar las tiras de su vestido, desabroché el brasier y sus tetas pequeñas quedaron al descubierto. Fueron unos sentones deliciosos hasta que ella llegó y sentí como mis bolas se humedecían. Miré a ambos lados y no había nadie para mi buena suerte.

Le indiqué para continuar adentro. Bajó de la nave prácticamente desnuda. Se subió las tiras. El brasier lo había tirado en la parte posterior. Descendí, subí mi buzo y procedí en abrir la puerta de la cochera. Ingresamos y seguimos tirando en el jardín. Había una silla en la cual me senté y la puse encima para que siga dándome unos sentones riquísimos. Pero los mosquitos jodían y la llevé al dormitorio. Ahí me desgracié, le di de alma en todas las poses habidas y por haber. Le iba a dar otra vez por el anexo pero me dijo que todavía le dolía. Así que, seguí destruyendo su conchita y terminé dentro. Debo indicar que lo hicimos sin condón todas las veces porque nos conocíamos y nunca me pidió preservativos. Ella se cuidaba con el método del ritmo y por lo general siempre procuramos hacerlo en esos días para no llevarnos sorpresa.

Nos duchamos y descansamos. Era su última noche a mi lado así que decidimos dar rienda suelta a nuestros deseos. Devorarnos sin cesar. Toda esa tarde hasta el anochecer me hizo un delicioso oral. Me repetía lo mucho que amaba mi miembro y mis boloñas. Pensar que nunca lo había hecho antes y ya se había vuelto adicta a succionar mi pene.

A la mañana siguiente, seguimos dándole sin parar pero calculando el tiempo. Despues pude ver como se alistaba para su viaje de retorno a Lima (adjuntaré imagen). Ya estaba bañadita y lista para que salgamos. No aguanté más verla así de rica. Me acerqué a ella, la abracé por detrás e hice que se mirara en el espejo mientras se excitaba. Una mano amasaba sus senos encima de su top, y la otra había ingresado debajo de su jean, encima de su trusa sobando ligeramente y pude sentir su humedad. Inmediatamente introduje dos dedos en su vagina y empecé a masturbarla. Para por favor, me decía. Segura? respondí. La tiré sobre la cama, bajé su jean con trusa y todo hasta la altura de su rodilla, la puse en forma de 'L' con su colita al borde de la cama, y como estaba húmeda, empecé a darle embestidas por espacio de 15 minutos. Como gritaba. No pude terminar y tampoco había tiempo. Así que la dejé ahí muerta mientras fui a bañarme.

En eso, al terminar la veo que estaba en la puerta mirándome. Le pedí que me alcanzara la toalla. Lo hizo y pude ver como se mordía los labios. Aprovecha mientras hay tiempo le dije. Ni corta ni perezosa se arrodilló y me hizo un oral mientras me secaba. Después de eso, me alisté y salimos rumbo al terminal.

En ese ínterin, la sentí triste porque no me quería dejar. Quería quedarse pero tenía evaluaciones en la universidad. Le prometí que cuando esté en Lima, nos volveríamos a ver de nuevo. Con esa promesa pendiente, nos despedimos. Pude ver como el bus se alejaba... pero sabía que sí o sí iba a haber repetición.

Y fue así como logré que recorriera medio país para verme y sentirme dentro de ella. Me quedé satisfecho, contento y agradecido por esos días, tardes, noches y madrugadas de placer y lujuria. Y que ricos momentos pasé comiendo ese delicioso cuerpito que me estaba volviendo loco.

Pd. Ya llegamos al desenlace de esa historia con esa pequeña delicia.

To be continued...
Que rica esta la chibolita un culito rico
 
Gran final, cofra! Una lástima que haya terminado así, pero en fin.
Lo importante es que se disfrutó bien cuando se pudo. Esperemos hayan quedado en buenos términos y así pueda pasar algo en un futuro no muy lejando.

Saludos

Eso es lo importante: se gozó y disfrutó! Siempre habrá una posibilidad... queda esperar la oportunidad porque hubo fuego...
 
Que rica esta la chibolita un culito rico

Solo precisar que en ese entonces, no era chiquilla. Tendría unos 30 años aproximadamente... pero de que su cuerpito parece de chibolita, lo parece.
Como anécdota: cuando fuimos a un hospedaje, le pidieron el DNI pensando que era un chibolita. Más palteada no podía estar. Saludos
 
Atrás
Arriba